domingo, 26 de febrero de 2017

La unión hace la fuerza


"La unión hace la fuerza" fue el primer gran concurso de TVE. Ocho años se cumplían desde el inicio de la tele en nuestro país y los espectadores se habían cansado ya de juegos culturales donde había que demostrar un conocimiento exhaustivo de la historia, la naturaleza, la geografía o la actualidad. Amén de algunas excepciones en las que se jugaba al azar o usando el ingenio, la retentiva o la mímica, los concursos en nuestro país eran bastante simplones. Por eso, en octubre de 1964 y oteando los espectaculares programas de países vecinos, TVE realiza un ímprobo esfuerzo para adaptar un gran éxito francés, "La tête et les jambes" y añadirle un elemento del italiano "Campanile Sera". Del primero se utilizaba la fórmula básica: un equipo respondía a preguntas y cuando fallaba era auxiliado por un deportista, es decir la fuerza ("les jambes", las piernas) ayudaba a la cabeza ("la tête") y sólo su unión podría llevarles al triunfo. Eso sí, cada vez que se acudía al deporte, se exigía un esfuerzo superior con lo que el cansancio acumulado podía ser enorme, de ahí que a las semanas del comienzo, los deportes elegidos por los participantes requirieran menor desgaste, como el tiro con arco. Del formato italiano se usó la idea de enfrentar a dos poblaciones que, en el caso español, representaban a su provincia y no sólo a su pueblo. El concurso, pues, se dividía en dos partes, la intelectual se realizaba desde un plató y la física desde un estadio donde se ubicaba una unidad móvil, todo un alarde técnico para una tele todavía muy modesta. 


El programa comenzó con Alberto Oliveras de presentador, popularísimo por su radiofónico "Ustedes son formidables" pero novato ante las cámaras. Teniendo en cuenta la dificultad de este programa, con continuas conexiones con el exterior y sus correspondientes retardos, la elección de alguien sin experiencia televisiva sonaba arriesgada. Si a eso añadimos la pasión de los equipos que, ante cualquier fallo, se despertaba furibunda y susceptible, tenemos el cocktail perfecto para enervar al pobre Oliveras y así sucedió enseguida, con una reclamación en directo del representante valenciano, según cuentan las crónicas "extemporánea y fuera de tono". Otras discusiones y protestas se sucedieron y antes de cumplir el mes en antena, el comunicador dimitió de su cometido. Le sustituyó Mario Beut (en la imagen superior) demostrando una templanza inaudita. Su serenidad y diplomacia ayudaron a que el concurso continuará hasta su final casi dos años después con enorme éxito pero con las mismas dificultades.  Antolín García se encargaba de las pruebas en exteriores.


Uno de los momentos más emocionantes se produjo en los cuartos de final que enfrentaron a Mallorca y Navarra representados en la parte física por un ciclista, Guillermo Timoner, y un aizkolari, Patxi Astibia. El ciclista superó al cortador de troncos aunque a la final llegarían A Coruña, con el nadador Carlos Bremón, y Zaragoza con el piragüista Martín Martín que se llevaría el gran premio. 
   "La unión hace la fuerza" fue seguido con emoción por la audiencia pero el enorme gasto y las complicaciones técnicas no animaron a la directiva a renovarlo. Tendríamos que esperar hasta 1968 para encontrar otro concurso de igual éxito, "Un millón para el mejor". Como se realizaba en directo y no era habitual guardar copias, no se conservan imágenes o, al menos, no están localizadas. 

miércoles, 15 de febrero de 2017

La Mary Poppins televisiva de 1949


Julie Andrews no fue la primera Mary Poppins de la pantalla aunque sí será la que quede en el recuerdo para siempre (y con méritos más que demostrados). 15 años antes de que se estrenara el famosísimo film producido por Walt Disney que marcó un punto de inflexión en el cine familiar, ya se había emitido en televisión una adaptación de la obra de P.L. Travers. Esto puede sorprender incluso a los más acérrimos fans de la película dirigida por Robert Stevenson porque no es un dato muy divulgado, quizás por los intereses comerciales de la poderosa productora californiana o porque este programa no se conserva. Lo cierto es que ya es hora de otorgar a Mary Wickes el honor de haber sido la primera Poppins que pudieron ver los espectadores.


Eso sucedió el 19 de diciembre de 1949 en el espacio "Studio One" de la CBS. Referencia indiscutible de nuestro "Estudio 1", este contenedor de adaptaciones de clásicos de la literatura primero y de textos escritos ex profeso para él después, es un clásico de la televisión que durante sus diez años de emisión (1948-1958) congregó millones de espectadores y dio su primera oportunidad a muchos directores que más tarde se convertirían en grandes cineastas y a guionistas que marcarían el devenir de la primera edad de oro del medio. Por supuesto no podemos comparar los medios con los que se realizó esta primera versión de las aventuras de la niñera británica con los que Stevenson contó en los sesenta gracias al entusiasmo de Disney por este proyecto. A pesar de que el programa se emitió en directo, con todos los inconvenientes que eso supone, no se arredraron e incluyeron una escena con el inevitable vuelo de la Poppins. Por supuesto, y a tenor del magnífico testimonio que nos ofrece la foto superior, la cuerda que sujetaba a la actriz fue evidente para la audiencia a pesar de la poca definición que ofrecían los monitores a finales de la década.


La Mary encarnada por Wickes (también Mary) no tenía mucho que ver con la de Andrews (Julie). Estaba mucho más cercana a la de los libros originales de Travers (Pamela), es decir, una niñera estricta, displicente con los adultos, ligeramente cínica y poco empática con los niños... y aún así, entrañable. Sobria pero... encantadora. La versión fílmica dulcificó muchísimo esta imagen y eso fue motivo de discusión entre la escritora y el productor, tal y como se explica en la película "Saving Mr. Banks" con Emma Thompson y Tom Hanks de protagonistas. Allí, por cierto, en las secuencias en las que la autora recuerda su infancia, vemos a la tía que le inspiró el personaje y comprobamos que era mucho más arisca que la niñera prácticamente perfecta que habíamos amado gracias a la interpretación de Julie y, por lo tanto, se asemeja mucho más a la versión primigenia de este "Studio One".

 

A Wickes le acompañaban en el plató E.G. Marshall como el patriarca, posteriormente famoso gracias a la serie "The Defenders", al que muchos recordamos como el Presidente de los EE.UU. de "Superman II" y los más cinéfilos como uno de los jurados de "Doce hombres sin piedad" de Sidney Lumet (adaptación fílmica de otro "Studio One"); Valerie Cossart como su mujer (sin entonar la canción sufragista que sería compuesta por los hermanos Sherman para la película); David Opatoshu como Bert, que en esta ocasión no sería un deshollinador y hombre-orquesta sino un vendedor de cerillas y los niños Iris Mann y Tommy Rettig como Jane y Michael Banks. Tommy sería cinco años más tarde el protagonista de la primera serie de "Lassie". Casualmente el director de esta Mary Poppins se encargaría de la segunda etapa de esa serie canina, la de 1964, ya con otro protagonista. 

   Mary Wickes tuvo una amplísima carrera hasta su muerte, poco después de haber puesto la voz a una de las gárgolas de la versión disneyana de "El jorobado de Notre Dame" y encarnar a la hermana Mary Lazarus en "Sister Act" pero nunca perdonó que Disney no le diera la oportunidad siquiera de hacer una prueba para su película. Ella siempre consideró que tenía derecho a, como mínimo, intentar repetir su papel para la gran pantalla. 

   Como no se conserva esta Poppins del 49, os ofrezco un bonus, la adaptación rusa de 1983. Sí, no me he confundido, versión RUSA y de los ochenta. No hace falta entender el idioma para comprobar que es un sindiós tan bestial que hipnotiza a los espectadores más sensibles a encontrar la belleza entre la mugre: 


lunes, 13 de febrero de 2017

La huella del crimen


"La historia de un país es también la historia de sus crímenes, de aquellos crímenes que dejaron huella" afirmaba rotundamente la imponente voz de Claudio Rodríguez al comienzo de cada capítulo de "La huella del crimen" sobre un fondo negro como un pozo del que poco a poco emergía una huella dactilar ensangrentada. Es curioso que fuera la voz de Willy Fog la que anunciara lo que se nos venía encima el 12 de abril de 1985 tras la emisión del "Un, dos, tres" en la primera cadena. Pasadas las 23 h se abría un tiempo de recuerdos, de malos recuerdos, esos que habían marcado las páginas de sucesos de periódicos como "ABC" a finales del siglo XIX y principios del XX y propiciado la aparición de un diario sensacionalista como "El caso" a mediados de los 50, los asesinatos más sangrientos de la España reciente, aquellos que incluso habían generado coplillas. 

Victoria Abril y José Cerro en "El crimen del capitán Sánchez" dirigido por Vicente Aranda 

El productor, director y guionista Pedro Costa ponía en marcha este proyecto en 1982, aprovechando la victoria del PSOE en las elecciones generales y la entrada de Calviño en la dirección del Ente televisivo. Costa, que había estudiado Dirección en la Escuela Oficial de Cinematografía, se había bregado en el tema de lo sanguinolento en la redacción de "El Caso" a finales de los sesenta y en la revista "Interviú" desde su creación en 1977. Al presentar la idea de esta serie se había asegurado la firma de varios cineastas reconocidos como J.A. Bardem, Vicente Aranda, Ricardo Franco, Angelino Fons y Pedro Olea, que inauguró la serie con "El caso de las envenenadas de Valencia" protagonizada por una descarnada Terele Pávez que regresaba así a la actuación tras uno de sus parones voluntarios. El propio Costa se reservó para sí mismo "El caso del procurador enamorado" con Carlos Larrañaga y Ana Marzoa en los papeles principales aunque la visión global de la serie está impregnada de su espíritu y no sólo porque ejerciera de férreo productor. 

Sancho Gracia como Jarabo

Y es que para Pedro Costa éste era mucho más que un proyecto televisivo, era SU proyecto. Por eso supo lidiar con todos los problemas que surgieron durante el rodaje con mucho entusiasmo. Para empezar, el presupuesto era demasiado bajo para un producto de estas características, poco más de un millón de euros. Para evitar una mala ambientación o tener que prescindir del extraordinario elenco de actores previsto, por no hablar de un solvente equipo técnico, se decide rodar en Súper 16 mm y no en 35 mm, el formato cinematográfico habitual ya por entonces para las grandes series de la época. A pesar de tener que rodar casa episodio en sólo tres semanas, Costa contagia a su gente y con la complicidad del director artístico Wolfang Burmann se consigue una ambientación extraordinaria que es uno de los sellos que refrenda la calidad de esta antología macabra. Con el caso de el "Jarabo" se llega al culmen de esta primera tanda, la dirección de Bardem y la impresionante interpretación de Sancho Gracia consiguen excelente audiencia y mejor crítica, a pesar del excesivo gusto por esa sangre rojo-tomate que fue muy criticada por morbosa y que retrotraía al espectador a aquellas viejas pelis de la Hammer con Peter Cushing y Christopher Lee permanentemente enfrentados, ya fuera con Drácula, Frankestein o la Momia como monstruos en primera línea.

Silvia Tortosa y Sergi Mateu en "El caso de Carmen Broto" de Pedro Costa, perteneciente a la segunda temporada

Pero el del Jarabo era sólo el cuarto capítulo, aún quedaban "El crimen de la calla Fuencarral" con Carmen Maura y "El caso del cadáver descuartizado" con Juan Echanove y José María Pou. Este último incluía una trama homosexual que hizo que inicialmente TVE incluyera un rótulo de disculpas y advertencia para los televidentes "sensibles". Ante el éxito de audiencia y el revuelo provocado  por los 6 episodios, todo hacía suponer que se encargaría inmediatamente una segunda temporada pero no fue así. Costa echó la culpa a Pilar Miró y la acusó públicamente de favorecer a sus amigos a costa de otros profesionales ajenos a su "cuadrilla". Hubo que esperar hasta el 13 de febrero de 1991 para ver más historias de la España negra. Ricardo Franco, Imano Uribe, Rafael Moleón y Antonio Drove dirigieron a actores como Fernando Guillén Cuervo, Aitana Sánchez-Gijón, Juanjo Puigcorbé, Gabino Diego o Emma Penella. Costa se guardó el último capítulo para dirigirlo, "El caso de Carmen Broto" con Silvia Tortosa. Ángel de Andrés y Sergi Mateu de protagonistas. Había otro crimen previsto para esta segunda entrega pero el avispado productor se lo reservó para llevarlo directamente a la gran pantalla con Vicente Aranda de director y Victoria Abril, Jorge Sanz y Maribel Verdú como cabezas de cartel. La película se llamó "Amantes" y fue una de las más exitosas de los primeros noventa. 
   Aún habría una tercera (y breve) temporada entre 2009 y 2010, con crímenes recientes para cerrar esa historia del país a través de sus crímenes. El de los marqueses de Urquijo, Anabel Segura y los asesinatos de Castellón cometidos entre 1995 y 1996 fueron los elegidos para finiquitar una serie que usó lo más canalla de la condición humana para hablar de un país y de sus vaivenes políticos y sociales, bajo una nada disimulada crítica hacia nuestro sistema (cualquiera de ellos) y a nosotros mismos. 

   "La huella del crimen" ha sido editada por primera vez al completo por 39 Escalones con libreto explicativo incorporado y una limpieza de imagen y sonido que es de agradecer. Además, podéis verla en la web de RTVE (no con la misma calidad, obviamente).


martes, 7 de febrero de 2017

Mujeres en la historia


En el verano de 1995 se estrenó, casi de tapadillo, una serie documental que, de forma intermitente, se emitiría en la 2 hasta 2009. Su autora, María Teresa Álvarez, es una de las veteranas de TVE bregada primero en la radio de su tierra, Asturias, y después como pionera del Centro Territorial en su comunidad. Allí fue la primera presentadora de su magazine en los setenta y por su buen hacer fue seleccionada por Maruja Callaved para sustituir a Mari Cruz Soriano en el popular "Gente" en verano de 1979 (tal como contamos aquí). Tendrían que pasar casi 8 años para que Mª Teresa fuera trasladada definitivamente a Torrespaña como subdirectora de Cultura y Sociedad en los Telediarios. Al tiempo comenzó a dirigir documentales para la segunda cadena, siempre desgranando temas históricos quizás poco conocidos o bien pequeños aspectos de la historia con mayúsculas que no habían sido convenientemente divulgados. Con ese espíritu comenzó a pergeñar en 1993 una serie reivindicando el papel de  mujeres fundamentales en nuestro devenir que prácticamente eran anónimas para el gran público. Para dejar bien claro su propósito la primera fue Leonor Plantagenet, hija de los Reyes ingleses Enrique II y Leonor de Aquitania y Reina de Castilla tras su enlace con Alfonso VIII. 


Juana la Beltraneja, María Pacheco, Isabel de Farnesio, Concepción Arenal fueron algunas de esas primeras mujeres homenajeadas en el verano de 1995 hasta completar 9 capítulos. Hubo que esperar hasta junio del 98 para que se reanudara la emisión con algunos episodios que agrupaban varias féminas de las que había menos documentación, como el dedicado a la Ilustración o a las Románticas del siglo XIX. Diez semanas ocupó esta segunda parte en la que la famosa princesa de Éboli se alternó con otras casi ocultas en los papeles como  Rosario de Acuña o Teresa Cabarrús. Y ese fue el gran acierto de la directora, combinar biografías populares con otras que necesitaban salir a la luz después de décadas, o incluso siglos, de ocultamiento. Una tercera temporada entre 2003 y 2004, un único capítulo en 2006 (Victoria Eugenia de Battemberg) y una última (y breve tanda) en 2009 completan este legado televisivo sobre las mujeres que han escrito páginas brillantes en los anales. Combinando grabados, retratos, páginas de la prensa o de escrituras históricas con recreaciones en los edificios reales o en plató y exteriores de las localidades donde vivieron estas valientes, se consiguió un digno producto que hoy ya es un clásico de la 2. 

Aquí tenéis todas sus historias:

http://www.rtve.es/alacarta/videos/mujeres-en-la-historia/

jueves, 2 de febrero de 2017

"Ambó Ató", el programa infantil de 1960


Cada jueves de 1960 a eso de las 17.30 h comenzaba en TVE "Ambó Ató", el programa infantil por excelencia de la temporada, sobre todo si tenemos en cuenta que ese día los niños no tenían cole por la tarde y que todos procuraban reunirse en la casa del vecino para ver el único espacio destinado para ellos hasta el fin de semana: el sábado "Recreo" y al día siguiente "Hoy es domingo" (¡que incluía las fantásticas aventuras del perro "Rintintín"!). Este programa era la secuela del exitoso "A la rueda, rueda" dirigido por el mismo equipo y que el año anterior había logrado el Ondas. La única gran diferencia era el título, ¿por qué cambiar el nombre de algo ya popular? ¡Ahhh... misterios de la tele!


Manolo Bermúdez, "Boliche", era el comandante de aquel barco auxiliado por "Papá Garzón" y Evaristo López, que hacía de Charlot sin pagar derechos de autor ni nada. Además, la orquesta de Manolo Gracia estaba al quite para amenizar la tarde con música. Era éste el programa de mayor duración de la parrilla, nada menos que hora y media, un cuarto de hora más que "Gran Parada", el célebre show que en aquella temporada se emitía los domingos por la noche. El formato variaba cada semana, sólo unas secciones fijas como "Baile al compás de España", el guiñol de Doña Urraca y Don Benigno, "La pizarra mágica de Summers" (según dos de nuestros lectores era Manuel Summers que luego dirigiría notables películas) o "El personaje famoso" se alternaban con breves concursos en los que participaban decenas de niños cada semana. 


Decía Francisco Garzón, "Papá Garzón", aseguraba en la revista "TeleRadio": "Nuestro propósito siempre ha sido y sigue siendo el de presentar cada semana a los niños un programa nuevo y distinto que reúna las dos condiciones que nos hemos propuesto: la de divertirles y educarles al mismo tiempo. Y estamos, por tanto, contentos ya que hemos comprobado por muchas cartas que un buen número de niños,gracias a nuestras pequeñas reprimendas en broma, han empezado a estudiar más en serio de lo que lo hacían y también vemos cómo ríen los peques que presencian los programas". 
   La popularidad radiofónica de Boliche, junto a Pototo, que incluso se trasladó al cine, se mantuvo intacta en la televisión e incluso llegó a tener su propio cómic, publicado en TeleRadio, dibujando nada menos que por uno de los maestros de "Pulgarcito" y "Tío Vivo", Peñarroya, autor de "Don Pío" y "Pitagorín". "Ambó Ató" se mantuvo en antena hasta el año siguiente pero Manolo Bermúdez no cesó su actividad televisiva, creó dúo junto a Joaquín Portillo, "Chapinete" (y también tuvieron su propia historieta "peñarroyana") y juntos presentaron en la temporada 1962-63 "Silla de Pista". Más adelante pasaron del Teatro del Fomento de las Artes, donde habían realizado sus primeros programas televisivos, a Prado del Rey donde fueron habituales en la programación infantil hasta mediados de los sesenta. 

miércoles, 1 de febrero de 2017

Ángel de Echenique, el primer hombre-concurso

Foto cedida por @ArchivoRTVE

Entre las brumas del pasado televisivo, ése de nuestros pioneros más pretéritos, rescatamos hoy la figura de un presentador que alcanzó enorme popularidad gracias a la radio, medio en el que permanecería hasta su muerte, pero que ayudó a cimentar las bases del entretenimiento en nuestra tele, Ángel de Echenique. Él fue nuestro primero hombre-concurso, a él le cabe el honor de inagurar el género con "Tele-mímica", el primer juego semanal de TVE (más allá de concursitos puntuales y sin título o escenario propios). Incluido en el macro-programa "Festival Marconi", fue el primero concebido específicamente para ser desarrollado ante las cámaras y no era una mera adaptación de las competiciones radiofónicas. Su nombre lo dejaba bien claro, dos equipos se enfrentaban entre sí para conseguir el mayor número de respuestas posibles utilizando la mímica y la complicidad con el compañero. Nada menos que 10.000 pesetas de la España de 1958 era el premio final. Aquel concurso consiguió el 5º puesto en el primer panel de aceptación entre los espectadores realizado en la televisión del país, por encima de otros con mucho más presupuesto como "Teatro Apolo", la novela "Oliverio Twist" u otro concurso más ambicioso "¿Jugamos?". La simpatía de don Ángel fue la clave.  


Dando la alternativa a Isabel Bauzá, que después sería una afamada presentadora en TVE
Y es que este caballero de eterna sonrisa ya conocía muy bien los entresijos de la comunicación porque fue uno de los pioneros de la edad de oro de la radio española. Siguiendo la senda marcada por Bobby Deglané, Echenique supo dar a los oyentes aquello que pedían: escapismo. En los 40-50 fue una de las estrellas más fulgurantes del medio con programas como "Rueda la bola" (cuatro décadas en antena). Fue el primero en conducir un espacio patrocinado en RNE, "Climator", para el que traía semanalmente desde París a Bernard Hilda y toda su orquesta. De allí pasó a la poderosa Radio Madrid (Cadena SER) con "Desfile de Variedades" cara al público desde el cine Proyecciones. Más adelante, "Música para todos" donde dio la primera oportunidad a artistas que después adquirieron gran fama como Nati Mistral y todo eso compaginado con los infantiles, género en el que había comenzado con el personaje de "Esparadrapito" junto a los popularísimos entonces Pototo y Boliche. Se ganó entre la chavalada el apodo del "Tío Cheni". Dejó la SER para inaugurar Radio Intercontinental, en la que seguiría trabajando hasta el final. El micrófono fue su primer amor y al que dedicó prácticamente toda su trayectoria, aunque había comenzado como maestro de escuela y había estudiado Filosofía: "He tenido el placer de ser el primero que ha sacado la radio a la calle. Utilicé el teléfono... toda una serie de cosas hechas en esa época bonita en la que los de la radio teníamos entusiasmo y afición que aún sobreviven en muchos profesionales. La contrapartida está en una cosa que devora las iniciativas en todas las profesiones y en todo. Es cuando surge esa señora gorda y repelente que se llama "Doña Burocracia". ¡Lo estropea todo! Tal vez ahora todo sea más perfecto, más aprovechable, más susceptible de sacarle más jugo pero pierde esa esponteaneidad, ese espíritu necesario. Vamos, es el play-back de la vida moderna. La radio se ha burocratizado. Lógicamente, un minuto vale mucho dinero y todo tiene que llevar un ritmo" se quejaba, no sin razón, ante el periodista Antonio D. Olano en enero de 1976 en la revista "TeleRadio".

Junto a Blanca Álvarez (en el centro) y una concursante en "Hacia la fama". Foto cedida por @ArchivoRTVE

Si bien la radio fue ese amor estable, la televisión fue un romance que duró algo más que un verano para Echenique. Pionero de los concursos de noveles, consiguió no sólo éxito entre la audiencia sino también reconocimiento de la crítica: "Yo soy uno de los fundadores de la TV en España. El primer premio internacional que obtuvo TVE lo gané yo en Roma, en la RAI. Y se llamaba "El primer aplauso", un programa patrocinado por Marconi que duraba una hora. Nosotros ganamos el concurso, trasladando todo el equipo a la RAI, luchando contra todas las televisiones del mundo" decía en la citada entrevista. Reincidió en el género en "Hacia la fama" junto a Blanquita Álvarez (en la foto superior) y en 1960 presentó "La subasta" desde el Paseo de la Habana. En aquel entonces daba las claves de su forma de entender la comunicación: "Estamos atravesando un momento crítico, tanto en la radio como en la televisión. En la actualidad, sin duda por el gran ritmo de vida que tenemos que soportar, el espectador o el oyente no puede aguantar gritos y presentaciones altisonantes y sí, en cambio, acepta con verdadero agrado a la personas que logran hablarle con naturalidad y sencillez, puesto que al hacerlo le ayuda a conseguir esa tranquilidad e intimidad de la vida del hogar, tan necesaria en nuestros días" (TeleRadio nº 150, noviembre de 1960).

Ángel de Echenique en Radio Intercontinental en 1976

Poco a poco las colaboraciones de Echenique se fueron espaciando y de ser una de las estrellas del medio durante su primer lustro, pasó a ser una sombra del pasado. "Entonces no cobrábamos un duro por hacer televisión. Se nos decía que más adelante obtendríamos compensaciones. ¡Algún día! ¡Cumplieron su palabra de darnos puestos preferentes! A todos los que hicimos la televisión nos echaron a la calle. No hice nada por volver porque llevando un montón de años de profesionalidad, creo que son ellos los que tienen que acordarse de uno, sin que uno mendigue nada a nadie" se quejaba en 1976.
   El tío Cheni fue reconocido en 1994, un año antes de morir, con la Antena de Oro. En 1957 había conseguido el Ondas como mejor locutor gracias a su trabajo en Radio Intercontinental, cadena en la que continuó trabajando hasta su fallecimiento. Su último programa fue "Feliz fin de semana" junto a su mujer, la también locutora María Teresa Vico.