El 27 de abril de 1995 Julia Otero compareció ante los espectadores de la Primera para presentar un nuevo programa, era su vuelta a la tele pública y lo hacía con un espacio de entrevistas que ya se había emitido en TV3 dirigido y presentado por Joaquín María Punyal que ahora ejercía de productor ejecutivo de la versión nacional. Sergi Schaff era el realizador, el hombre con quien la Otero había dado sus primeros pasos televisivos. El filósofo Gustavo Bueno el primer invitado.
El formato recordaba un poco al mítico "Ésta es su vida", de hecho, la productora original americana demandó al programa por plagio aunque finalmente aquello quedó en nada. Se trataba de entrevistar a un invitado y al mismo tiempo recordar su contexto histórico. Para ello se valían de todas las armas televisivas: sorpresas en plató, reportajes, imágenes de archivo, conexiones... El resultado era excelente y por eso los invitados, como Ana Belén, solían emocionarse al final.
La conversación transcurría en un decorado que representaba una cafetería de nombre "El Club", un ambiente perfectamente recreado por Lluis Gràcia. Tan sólo 14 entregas fueron preparadas por el equipo de Punyal, no sé si esperaban renovación o si ya sólo contaban con una temporada desdel el principio. Lo cierto es que nos dejó momentos inolvidables como cuando le ofrecieron a Luis de Vilallonga la oportunidad de dirigir una orquesta, la radionovela interpretada por Luis del Olmo, Iñaki Gabilondo y Julia o la reunión de Martes y 13 y Tricicle demostrando su admiración.
El programa tenía su punto, aunque pecó de ser un poco "más de lo mismo" porque como bien apuntas ya había habido otros programas del estilo y el toque Otero también se basó en otros programas previos suyos. Y ome quedo con La Luna y con La Ronda si hablamos de Otero.
ResponderEliminarLos tres eran programas de entrevistas pero cada uno tenía su propio estilo, en La Luna se trataba de conocer más a la persona fuera del personaje, en La Ronda todo venía dado por la actualidad, no eran entrevistas en profundidad y en este Paseo era un recorrido por su vida con la aportación de los testimonios de quienes compartieron momentos importantes. Yo no elijo, me quedo con los tres y, desde luego, la elegancia formal del último era impecable.
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