miércoles, 25 de noviembre de 2015

Festival de la OTI 1977


El 12 de noviembre de 1977 se celebró la VI edición del festival de la OTI (Organización de Televisiones Iberoamericanas), nacido a imagen y semejanza del de Eurovisión, al igual que la propia unión de distintas emisoras televisivas, un sistema de intercambio de noticias y programas. Este encuentro musical era simplemente uno más de aquellos programas aunque, posiblemente, fue el que más fama alcanzó durante sus primeros años. En 1977 todavía estaban en pleno apogeo los festivales en toda España y parece que los espectadores no sólo los aceptaban de buen grado si no que incluso los demandaban. El de la OTI nació ya con un grave problema: el de intentar unir culturas totalmente distintas, sólo afines en cuanto a la lengua. Y otro incoveniente (puramente televisivo éste): el horario. El prime-time de aquí era el day-time de allá. A pesar de todo esto, aquel encuentro del 77 venía precedido de cierta expectación en nuestro país, el año anterior lo había ganado María Ostiz con su "Canta, cigarra" y, siguiendo las normas, el anfitrión sería el ganador, es decir, España.

El lugar elegido como escenario sería el Centro Cultural de la Villa de Madrid, a todas luces insuficiente ya entonces para albergar un certamen de este tipo. Durante una semana el equipo de TVE intentó acomodar sus equipos lo mejor posible y preparar una escenografía sencilla en la que la orquesta estaba sobre el escenario y servía de fondo continuo a los intérpretes. Los presentadores eran dos de las estrellas de la Casa, Mari Cruz Soriano y Miguel de los Santos. La primera había ascendido del Centro Territorial del País Vasco a Prado del Rey para sustituir a Isabel Tenaille en "Gente". Ese programa le dio una tremenda popularidad y hasta finales de esa década sería la "chica para todo". Unas semnas antes del evento fue portada de varias revistas anunciándolo, lo que da una idea del interés de la audiencia por la OTI. De los Santos era uno de los profesionales más bregados en festivales musicales, tanto en radio como TV de la época. Además había presentado programas de éxito como "La gran oportunidad", dirigido por él mismo y retransmitiría el de Eurovisión unas cuantas veces.


La orquesta estaba dirigida por el maestro Rafael Ibarbia, otro icono audiovisual de los 60-70. Había sido el director de la agrupación de "Galas del Sábado" entre 1968-70 y posteriormente también se encargaría de la del ómnibus "Todo es posible en domingo" y la de "Gente Joven". Era junto a Augusto Algueró y Waldo de los Ríos, un  fijo de la Casa en estos menesteres aunque los otros dos fueran también reputados compositores y arreglistas. Ibarbia sonreía continuamente y parecía estar siempre disponible para llevar la batuta en cualquier programa.


Por España participó el grupo Trigo Limpio con la canción "Rómpeme, mátame" compuesta por Juan Carlos Calderón del que no hace falta resumir su brillante trayectoria aunque desde luego esta canción no forma parte de lo mejor de su repertorio. El título ya augura lo que dice la letra y como el romanticismo (afortunadamente) ha cambiado bastante no hagamos leña del árbol caído. El trío estaba formado por Amaya Saizar que con tan sólo 19 años tenía gran aplomo sobre las tablas porque tenía experiencia como cantante desde sus tiempos de bachillerato (una cosa que existía hace años, amiguitos, y que no era mucho peor que B.U.P. o E.S.O.), Carlos Gil e Iñaki de Pablo. Sus preferencias estaban muy claras: John Denver, Linda Rondstadt, Neil Diamond... era uno de aquellos grupos españoles que hacían folk patrio aprovechando unas perfectas armonías vocales para interpretar piezas muy acordes con la Transición. Se deshizo poco después, Amaya paticipó en Eurovisión con Bravo y Trigo Limpio también pero con otra cantante, Patricia. Hoy todavía siguen litigando por el nombre original en distintos países. En esta OTI consiguieron un magnífico tecer puesto. Y menos mal que no ganaron porque teniendo en cuenta la pobreza y la desgana latentes en la organización de ese año no parece que TVE tuviera ganas de comerse el marrón una vez más.   

Aquel 1977 el Centro Cultural de la Villa albergó (como pudo) a los representantes de 21 países y junto a los clásicos de este concurso como Portugal, Argentina, Brasil, Colombia, Costa Rica, Chile, República Dominicana, Ecuador, El Salvador, Nicaragua, Guatemala, Honduras, México, Panamá, Perú, Puerto Rico, Uruguay y Venezuela (prácticamente fijos) nos encontramos otras naciones que sorprenden en la lista, por ejemplo, Antillas Holandesas. Ced Ride (en la foto) participó con la canción "Gente eres tú", un título típico de la OTI, unión de los pueblos, qué bonito es nuestro mundo, la lengua es común, bla bla bla... Vale, todo eso está muy bien pero repito: Antillas Holandesas. Ahí queda el dato. Ah,  consiguió un solo voto, más de lo que obtuvieron Guatemala, Honduras, Brasil y México.

Otro país que rechina un poco entre los participantes (año 77, insisto): Estados Unidos. Lissette Álvarez (en la foto) con "Si hay amor... volverá" (tócate las narices, encima tengo que esperar a que esté de mejor humor para demostrar su amor) fue la representante norteamericana en una época en la que Don Francisco todavía no emitía desde Miami y, por lo tanto, el concepto de "latinos, sed bienvenidos... y vuestros votos más" no estaba vigente. Pero era una época de ilusiones, de hermandad y U.S.A. se apuntaba a todo. Lissette tenía orígenes cubanos y porto-riqueños y en la siguiente década ganaría cierta fama con su versión de "Eclipse total de amor". En la OTI quedaría en segundo lugar empatando con República Dominicana con Fernando Casado y su "Al nacer cada enero". Destacan, entre el resto de concursantes, la canción peruana "Lando" compuesta por Chabuca Grande e interpretada por Cecilia Bracamonte y el portugués Paulo de Carvalho que había presentado a su país en Eurovisión tres años antes.


El ganador fue Eduardo González (más adelante conocido como Guayo González) de Nicaragua con la canción "Quincho Barrilete" compuesta, atención, por Carlos Mejía Godoy (el de los de Palacagüina, o sea, el que alucinaba con tus perjúmenes, mujer) que, por cierto, en el 80 participaría también como cantante. Este tema es, aparentemente, infantil y musicalmente no es gran cosa pero... en realidad  esconde una crítica a la penosa situación de su país en la que los hermanos mayores tenían que trabajar para ayudar a la economía familiar. Quizás gracias a esa supuesta inocencia que destilaba la sencilla tonadilla consiguió pasar la censura del dictador Anastasio Somoza y los votos, posiblemente, premiaran su valentía. 






martes, 24 de noviembre de 2015

Recuperando "Plinio", una serie maltratada


En marzo de 1972 comenzaba la emisión de una de las grandes apuestas en ficción de la TVE de la época, "Plinio". Basada en las populares novelas de Francisco García Pavón, relataba las investigaciones de un policía municipal de Tomelloso, un hombre de edad rayana en la jubilación, gesto adusto, pocas palabras, mirada inquisitiva y maneras antiguas pero un auténtico lince en el comportamiento humano que le permitía resolver crímenes no sólo de su zona sino también de la capital de la provincia, requerido por sus jefes, muy conscientes de su buen hacer.

El autor junto al protagonista durante el rodaje en Tomelloso
El personaje había aparecido por primera vez en 1953 en un relato de la revista "Ateneo". Su autor, García Pavón, no era consciente entonces del juego que le iba a dar y, de hecho, tardaría 12 años en retomarlo en la novela corta "Los carros vacíos". En esa década de los sesenta es cuando desarrolla el carácter de este policía en distintos relatos y novelas cortas hasta que en 1968 la crítica se rinde a sus esfuerzos y queda finalista del Premio Nadal con su primera novela larga de Plinio, "El reino de Witiza". Será sólo el comienzo, al año siguiente consigue el Premio de la Crítica de Narrativa por "El rapto de las sabinas" y el Nadal por "Las hermanas Coloradas". Y todo con unos textos de género policíaco, algo muy poco habitual, lo que confirmaba que aquellas historias de Tomelloso eran mucho más que eso. 


Giménez Rico dirige a sus actores protagonistas

No es por lo tanto extraño que TVE eligiera estas aventuras para realizar su primera serie rodada en cine, en 35mm ¡y en color! Aunque ya había habido varios experimentos probando distintos sistemas de color, sobre todo destinados a concursos internacionales o a emisiones para toda Europa (como el festival de Eurovisión del 69) en nuestro país no se abandonaría totalmente la producción en blanco y negro hasta finales de los setenta y en muchas casas no llegarían los primeros receptores "a colorines" hasta la siguiente década. Lo que parecía un privilegio para esta serie se convertiría en un regalo envenenado, y no sólo por la lucha interna de sistema elegido (PAL o SECAM) sino por cuestiones mucho más prácticas para la audiencia. El director de cine Antonio Giménez-Rico adaptaría visualmente las historias de García Pavón y él mismo escribiría el guión junto a José Luis Garci.


 

Antonio Casal, un actor de cine de sobradísima experiencia, galán desde finales de los treinta hasta los cincuenta, especializado en comedia pero muy hábil cambiando de registro hacia el drama en una misma escena, sería Plinio. Alfonso del Real, ubícuo en producciones teatrales y televisivas desde los sesenta, Don Lotario, el veterinario del pueblo, fiel amigo del policía y ayudante en sus pesquisas, una suerte de Watson con más sorna y bastante más respetado por su amigo que el doctor británico. 


La serie se rodó en escenarios naturales, principalmente en Tomelloso. Producía José María González Sinde y dirigía la fotografía José Luis Alcaine, un genio de la luz premiado con 5 Goyas y requerido para producciones internacionales. Todo parecía indicar que la serie se convertiría en un éxito y que la decisión de rodarla en cine y en color permitiría que se repusiera constantemente y además facilitara sus ventas al exterior. Pero no fue así, la serie fue considerada un fracaso absoluto y la crítica la masacró. Sirva como resumen lo que dice el gran cronista de nuestra television, Baget-Herms, en su Historia publicada en 1973, todavía reciente la cicatriz: "La expectación que rodea esta adaptación de las novelas de García Pavón se convierte muy pronto en una gran decepción. Carente de todo ritmo cinematográfico, e incluso de interés, las aventuras de Plinio pasan sin el menor éxito por la pantalla y hacen realmente un flavo favor a García Pavón y a la ciudad de Tomelloso. Tampoco se salva la actuación de Antonio Casal, en quien el público no sabe "reconocer" el héroe de estas novelas". El propio director, Giménez Rico, realiza declaraciones a finales de los setenta culpándose por no haber sabido llevar a buen puerto este proyecto. Sin embargo, en 2003, en una entrevista que me concedió durante el rodaje de "Hotel Danubio" me confesaba que, con el paso del tiempo y su emisión en Canal Nostalgia, sentía que quizás habían exagerado con el vapuleo general y que quizás no estaba tan mal como decían en aquella época.


¿Qué pasó realmente? ¿Por qué una serie tan mimada en su concepción desilusionó a tanta gente? La respuesta es muy sencilla: era imposible verla bien. Así de simple. Una serie rodada en color, en cine, con mucho contraste y con multitud de escenas nocturnas no era la adecuada para su emisión en pantallas televisivas en blanco y negro. Lo que el espectador se encontraba en pantalla casi todo el tiempo era una mancha oscura. Afortunadamente hoy podemos hacer justicia a este serie avanzada a su tiempo gracias a la edición en DVD de 39 Escalones (la misma compañía que ha editado otras series históricas de nuestra tele como "Este señor de negro", "El conde Montecristo", "Los tres mosqueteros" o "El quinto jinete"). Remasterizada, "Plinio" es otra cosa. Posiblemente quienes la vieron en su momento no la reconocerían, y para los nuevos espectadores supone una agradable sorpresa. No todos los capítulos son brillantes, ni mucho menos, y el ritmo a veces se nos antoja un poco lento, sí, pero no olvidemos que ha cumplido los 43 años y que ha envejecido mucho mejor de lo esperado teniendo en cuenta su recepción inicial. Merece la pena recuperar la interpretación de Casal, tan criticada en su momento y que hoy se ve muy moderna, contenida y realista. Muy recomendable para curiosos del género policíaco televisivo. 





miércoles, 18 de noviembre de 2015

Del trazo al píxel

 

"Del trazo al píxel" es un gozoso recorrido por la historia de la animación española en su centenario. Este ciclo de proyecciones producido por el Centre de Cultura Contemporània de Barcelona (CCCB) y Acción Cultura Española (ACE) se estrenó en el festival francés de Annecy (el más importante del mundo en cuanto a animación) en junio de este año. En diciembre se proyectará en Barcelona y en febrero en Madrid pero está previsto que recorra los principales museos y festivales próximamente así que os recomiendo que estéis muy atentos por si pronto visita vuestra ciudad. Pero si el ciclo no os pilla cerca se puede disfrutar del pack de DVD que ha editado Cameo que acompaña y completa esta muestra. Una cincuentena de cortos de todas las épocas, desde los inicios a principios del siglo XX hasta la actualidad y además un largometraje rompedor, “Historias de amor y masacre”, todos sometidos a una limpieza que hace que los veamos como nunca. ¿Y por qué hablamos de este proyecto en un blog televisivo? Pues porque sus responsables han tenido la maravillosa idea de recuperar un buen número de los spots creados por los Estudios Moro que no sólo se emitían en los cines sino que desde finales de los 50 estaban pensados especialmente para televisión.

 

En esta selección nos encontramos con joyas dirigidas por José Luis Moro y por sus “fichajes estrella” Pablo Núñez, Paul Casalini y Francisco Macián, premiados en festivales internacionales y difíciles de ver hoy en día. La comisaria del proyecto, Carolina López, nos explica por qué se incluyen en este recopilatorio: “Encontrar estos spots en cine y poder ofrecerlos en buena calidad fue uno de mis motores para embarcarme en este proyecto. Nunca podré agradecer lo suficiente a Movierecord su generosidad y me alegra enormemente que hayan decidido depositar su archivo en la Filmoteca Española para que pueda estar accesible a todo el mundo. Esos spots son una maravilla de diseño y animación, pero sobretodo son el reflejo de una época muy determinada en una España que dejaba atrás la posguerra y experimentaba un boom económico.”

 

Y es que el propósito de recuperar los cortos y los largometrajes estaba muy claro para Carolina y su equipo: “que la gente pudiese verlos, porque por mucho que se escriba sobre cine, si no se ven las películas, el cine no existe”. Para ella este proceso de recuperación comenzó, en realidad, hace décadas: “La búsqueda podría decir que es un tema que me acompaña desde hace tiempo En 1992 escribí mi tesis (en una escuela inglesa ¡y ganó un premio en Estados Unidos!) sobre animación española. Ya entonces empecé una búsqueda que ha culminado con el trabajo de estos dos últimos años. Hemos echado mano de todo tipo de archivos públicos y privados para la documentación y en cuanto a la restauración, remasterización y digitalización de materiales las filmotecas, sobre todo la de Cataluña y la de Madrid nos han ayudado a recuperar los materiales históricos en la mejor de las condiciones posibles, también ha colaborado alguna empresa privada como 360 BCN. Cada caso ha sido distinto; desde un telecine, al escaneado frame a frame con corrección de color, remasterizaciones de video, audio…”

 

No todo lo que se puede ver en el DVD se proyectará y viceversa: “Hay películas que coinciden en ciclo y DVD (sobre todo las de los primeros tiempos), para el resto, simplemente la consideración de qué podía funcionar mejor en un soporte u otro y en algunos casos contados temas de derechos. De un mismo autor a veces hemos elegido una película para la gran pantalla y otra para la pequeña. En cuanto a los largos, por ejemplo, elegimos “Historias de Amor y Masacre” para el DVD, porque nos parece, además de una obra de gran actualidad, que al haber sido hecha a base de cortos, se podía consultar muy bien en ese formato”. En Annecy, la primera proyección, se reivindicó el primer largometraje de animación europeo en color, realizado en nuestro país. El público del festival pudo descubrir obras totalmente olvidadas y la respuesta ante su ingenio y calidad fue muy positiva: “Creo que ese descubrimiento también se ha dado entre los propios creadores, las nuevas generaciones de animadores han descubierto títulos y nombres de los pioneros que fueron abriendo un camino nada fácil. La reacción ante el programa ha sido de mucha curiosidad y sorpresa al poder ver, por ejemplo "Garbancito de la Mancha", el primer largo a color europeo o el impresionante talento de nuestros jóvenes autores y autoras. Ha sido muy emocionante ver a gente de nacionalidades muy distintas asistir a las sesiones y vibrar e interesarse por nuestra cultura y nuestra animación.”

 

Por qué nuestra televisión tardó tanto en apostar por nuestros artistas es un misterio, teniendo en cuenta que desde los 40 había varias compañías que realizaban cortos para el cine dirigidos por genios como Escobar, Muntañola o Tur y que ya en los 50 se realizaron varios largos (algunos perdidos hoy), sorprende que la primera serie española de dibujos animados para TVE se produjera en 1967, “Molécula” de Cruz Delgado, y además fuera una excepción que no tuvo continuidad. “Imagino que quienes tenían que tomar esas decisiones estaban por otras cosas o no miraban lo que ocurría en otros países más avanzados en este terreno. No obstante, la primera serie de televisión de Japón, Astroboy, no nació hasta 1963 y es un país importante en la producción de series de animación para TV” reflexiona Carolina López.
“Del trazo al píxel” es una oportunidad hasta ahora inédita de estudiar la evolución de nuestra animación y, sobre todo, de disfrutar de ella. Un paseo por distintas épocas, técnicas y sensibilidades que merecía esta reivindicación.

martes, 10 de noviembre de 2015

¿Por qué sigue vigente Hanna-Barbera?


Pioneros en la programación infantil televisiva, inventores de nuevos conceptos de series de animación, perpetuos vencedores en la batalla de las audiencias, primeros en estrenar dibujos animados en prime-time… y todo eso viniendo del cine donde también habían triunfado. Bill Hanna y Joseph Barbera (o lo que es lo mismo Hanna-Barbera) desarrollaron para la tele personajes que siguen vivos: Los Picapiedra, Scooby-Doo, Yogui, Los Supersónicos, La Hormiga Atómica, Autos Locos… y hasta un canal de televisión que triunfó en los 90, Cartoon Network con series tan rompedoras como Las Supernenas o El Laboratorio de Dexter salidas directamente de la factoría H.B. Un nuevo libro ahonda en la herencia de la productora que cambió la manera de hacer televisión para niños (y también para adultos, ¿por qué no?), “De Tom y Jerry a Las Supernenas” del escritor y periodista mexicano Mauricio-José Schwarz, editado por Dolmen.

- Es curioso comprobar como la marca “Hanna-Barbera” sigue viva y con mucha salud a pesar de que, como tal, su última producción fuera Las Supernenas. ¿Qué es lo que lo que nos ha dejado en el ideario colectivo? ¿Por qué productos de hace más de 40 años siguen gustando?
No pretendo saberlo, pero especulo que se debe sobre todo a que, como toda obra cultural perdurable (y sí, son parte de nuestra cultura), echan mano de universales humanos, de asuntos, situaciones y personalidades con las que todos nos podemos identificar. La grandilocuencia de Pedro Picapiedra la encontramos en gente a nuestro alrededor aunque nuestro entorno no sea el suburbio estadounidense de los 60 idealizado. Nos pasa con la literatura y el cine, también. Lo universal queda y Hanna-Barbera supo llevar muchos de esos universales a la pantalla.


- Últimamente el erial bibliográfico sobre esta productora ha empezado a poblarse. Autores de distintas procedencias, edades y culturas escriben (escribís) sobre el legado de Joseph y Bill. ¿Cuál ha sido tu motivación para lanzar tu libro?
Mi gusto por Hanna-Barbera, sobre todo. Suelo reunirme a comer con Jorge Iván Argiz (editor y crítico de cómic) varias veces al año y en algunas ocasiones comentamos asuntos de dibujos animados. Le relaté mi relación con el doblaje de las series al español, mi conocimiento de los implicados y mi afición por esta forma de entretenimiento. De él vino la idea de hacer el libro y me pareció una forma excelente de contar cosas que me apasionan. Debo reconocer que no sabía si había o no libros en español sobre HB, mi investigación fue exclusivamente en inglés.
- Con los años imagino que tus preferencias hannabarberianas han ido cambiando. ¿Cuáles eran tus personajes preferidos de niño y cuáles te gustan más ahora?
De niño, Los Picapiedra y Don Gato, por supuesto, y en menor medida los personajes relacionados con Juancho el Lagarto y Los autos locos. De adolescente me hice fan de Scooby-Doo, que me sigue pareciendo brillante, y mis últimos amores hannabarberianos fueron, sin duda, El laboratorio de Dexter y Las Supernenas.


- En tu libro explicas detalladamente cómo la poderosa productora nació realmente de la necesidad, con el desmantelamiento de la división de dibujos animados de MGM para la que producían y dirigían los cortos de Tom y Jerry…
Sí, es un punto de inflexión para el cine y una de las grandes revoluciones del entretenimiento y el arte... La televisión marcó finales y principios a nivel de toda la sociedad de un modo que hoy encontramos difícil de valorar. Quizá un paralelismo sería la invención de la imprenta, que igual democratizó la palabra escrita que dejó desempleados a los copistas de toda Europa. La industria del cine se vio obligada a cambiar profundamente para no desmoronarse debido al golpe que representó la televisión. Hanna y Barbera tuvieron que inventarlo todo con base en su experiencia y un capital realmente exiguo.

- Aunque ellos no inventaron la animación limitada sí que fueron los que sacaron más provecho de ella. ¿Cuáles fueron sus claves para sacar partido de “un problema” como era la falta de tiempo y presupuesto en televisión?
Una muy importante quizá fue que descubrieron que el tipo de toma que favorecía la animación limitada se veía mejor en televisión que los fluidos movimientos de la animación fotograma a fotograma. La sencillez –obligatoria- del diseño de fondos y los frecuentes close-ups de los personajes eran magníficos para su animación y para la televisión. Pero tal vez lo determinante, por supuesto, es la habilidad con que dieron el giro de la comedia “física” (Tom y Jerry no hablaban, eran herederos directos del cine mudo) a la comedia verbal, con retruécanos, juegos de palabras, dobles intenciones y una plétora de brillantes actores de la voz impulsados por un equipo de guionistas impresionante que crearon todo un estilo. Si lo piensa uno, el cambio es tan radical que resulta admirable que lo hayan conseguido casi de un día para otro. Ruff and Reddy, por ejemplo, ya tiene diálogos que enganchan y divierten. Y la serie aparece en televisión incluso antes de que se estrene en las salas de cine el último corto de Tom y Jerry.

- Quizás muchos no recuerden que los cortos de Yogui, por ejemplo, formaban parte de otro show, nos hemos acostumbrado a verlos independientemente y como “relleno” en cientos de canales pero H-B idearon un nuevo concepto de show infantil que se asemejaba a la publicidad por su brevedad y concisión…
En realidad lo que hicieron fue adaptarse a las reglas de la televisión estadounidense, que asigna un tiempo fijo a la publicidad y a la programación. No existe el concepto “25 minutos de publicidad antes de las últimas escenas de la película” que la televisión española ha consagrado como summum del abuso al espectador. Los “actos” de 7 minutos por 3 de publicidad siguen siendo la norma de las grandes cadenas. Y resultó que ese tiempo se adaptaba bien a la capacidad de atención de los niños, así que sus cortos eran historias completas en 7 minutos, presentando 3 en media hora o 6 en una hora.


 
- Los Picapiedra supuso una nueva etapa no sólo para la productora sino para la historia de la televisión…
Sí, porque se hizo para adultos directamente, sin las concesiones habituales para los dibujos animados. Es claro que los cortos animados del cine, de todas las productoras, estaban orientados a niños y adultos... tenían que gustarle a ambos, aunque se escudaran en ser “infantiles”, cosa que además permite al adulto perdonarse por disfrutarlos (“lo veo por los niños”) y andaban siempre en una cuerda floja. Es más notable en la animación hablada como la de Warner Brothers, donde los chistes y las situaciones llegaban a ser realmente picantes y sugerentes. Los Picapiedra ni siquiera intentaron ser infantiles (aunque los veamos así hoy) y demostraron la madurez de los dibujos animados en la televisión y nuevos caminos para la comedia cuando se estaba renovando el concepto de la sitcom o comedia de situaciones.
- Sin embargo sus siguientes apuestas para el prime-time, Don Gato y los Supersónicos, no funcionaron tan bien a pesar de que eran buenos productos, ¿cuál es tu hipótesis al respecto?
No tengo nada sólido. La única especulación que me parece razonable es que se esperó que fueran Los Picapiedra y desanimaron a los anunciantes, que eran quienes controlaban la programación. Don Gato no era familiar y Los Supersónicos se parecía mucho a Los Picapiedra pero no lo suficiente (faltaba el contrapunto, por ejemplo, de la segunda pareja contrastante).


- Jonny Quest también se emitió en prime-time pero forma parte de una nueva “división” dentro de la empresa, las series de aventuras con dibujo más realista. Una revolución que fue un éxito de audiencia pero… que no se renovó…
Jonny Quest fue, como lo cuento en el libro, víctima de sus altos costos de producción y además de organizaciones moralistas que no veían con buenos ojos la violencia de la serie, el que hubiera muertos en las aventuras, por ejemplo, o que el peligro fuera mucho más sólido que los de pega que vivían los personajes infantiles. Sigue siendo una serie ejemplar en muchos sentidos, sin embargo, desde el antirracista hasta el científico.


- Lo cierto es que JQ abrió una nueva ventana para H-B y con la entrada en el estudio del genio Alex Toth se lanzaron nuevas series muy distintas de las que habían hecho a la productora la más poderosa en el terreno infantil televisivo.
Yo pensaría, repito que especulo, que el modelo del animal antropomórfico en situaciones de aventura-comedia llegó a sus límites y el paso a personajes “humanos” o “realistas” con aventuras más tangibles era inevitable en ese momento, resultaba refrescante para público y anunciantes y aprovechaba la capacidad creativa de Toth y del equipo que encabezó. Hay que pensar que por esos mismos años (1960-61) el cómic mismo sufre una revolución en cuanto a su realismo con la aparición de Los Cuatro Fantásticos, los héroes con fallos humanos con los que Stan Lee renovaría el medio. Innovaciones simultáneas que responden también a los cambios del público.
- Hay que valorar la valentía de Joseph y Bill a la hora de innovar, buscar nuevos caminos y atreverse a vender ideas distintas. Si no fuera por el éxito de sus primeros shows las cadenas no hubieran comprado estas “ideas rompedoras”…
Es muy importante, creo yo, anotar que eran artesanos dedicados y enamorados de su artesanía. No se veían como grandes artistas (aunque lo fueran) ni como magnates, sino como tipos que hacían lo que querían y, cuando los echaron, se rebelaron ante la idea de volver a trabajar en un banco o vendiendo autos usados. Su audacia no es sino la lucha por hacer sobrevivir su oficio, y su éxito representó una vida nueva para actores, guionistas, animadores y toda la gente que había trabajado en los departamentos de animación de los grandes estudios.


 
- Con Scooby-Doo se inicia otra tendencia dentro del estudio, son innumerables las series que han imitado esta fórmula y personajes. ¡Y sigue funcionando! ¿Cuál es su secreto?
Obviamente si lo supiera lo repetiría y me llenaría de dinero y admiración. Creo que es, como otros muchos casos, difícil de explicar incluso en retrospectiva. Los principales personajes son un desastre, ni siquiera son los héroes, Shaggy y Scooby. La que resuelve las cosas no es la guapa pelirroja, sino la sosa regordeta de las gafitas (Velma o Vilma, que tiene una base de fans que la consideran la verdadera sex-symbol de la serie y hacen fanart y cosplay con ella, cosa que casi nadie hace con Dafne)... todo parece al revés de lo esperable y sin embargo, efectivamente, funciona.
- Llegados a este punto Bill y Joseph seguían formando un dúo mágico pero no eran amigos (ni tampoco enemigos).
Nunca fueron amigos, fueron buenos compañeros de trabajo que se respetaban pero que mantenían sus diferencias en todo, el descendiente de inmigrantes irlandeses que amaba los scouts y el bosque y el descendiente de inmigrantes italianos que amaba la buena vida y las fiestas de Hollywood... Ésta es una constante que funciona en muchos duetos exitosos. Pienso actualmente en Penn Jilette y Teller, dos magos que revolucionaron su oficio y son de los más exitosos en Estados Unidos. Se estiman, se respetan pero no son amigos y fuera del trabajo tienen vidas muy independientes.


- Y cuando parecía que la productora estaba a la deriva en cuanto a creatividad… aparecen Los Pitufos y se consigue un éxito global difícilmente imaginable (y repetible). Tal fue el éxito que le costó la salud a su creador, Peyo, poco habituado a lidiar en este tipo de negociaciones sobre la esencia de sus personajes…
Y es totalmente inesperado para la propia productora, al ser idea de un ejecutivo de la televisión. Un elemento de márketing (un peluche) lleva al cómic y a la idea de convertirlo en dibujos animados. Lo que me llama la atención es que en general el cómic europeo no ha sido exitoso en Estados Unidos, sus fórmulas no se llevan bien con la visión estadounidense. HB hizo un gran trabajo para traducir culturalmente a los pitufos y reuniversalizarlos al estilo estadounidense.
- En los 90 H-B se reinventa con la aparición de Cartoon Network y de nuevo conquista el mercado internacional con una fórmula novedosa.
Sí, porque es finalmente la marca que representa “dibujos animados” para la generación que hace Cartoon Network, y que es en gran medida la mía. Creciste viendo sus dibujos animados y probablemente ésos te inspiraron para volverte dibujante y animador... es lógico que poder trabajar bajo su escudo, su nombre, sea una fuerte motivación para cualquier creador. Y para un ejecutivo como Fred Seibert que hizo el audaz proyecto “What a Cartoon!” y que es de la misma generación. Los animales son ahora menos ideales, como en “Dos perros tontos” o “Vaca y Pollo”, los gustos y los estilos han cambiado, pero la intención de hacer buenos dibujos animados permanece y continúa.


- En tu libro explicas muy bien los movimientos finales de la productora y cómo se convierte en una marca más dentro de un conglomerado de empresas. ¿Tenemos H-B para rato o ya sólo debemos confiar en que sepan cuidar su legado?
No, creo que la historia de HB está concluida. Ni siquiera hay planes de reanudar la producción bajo su sello. Cuidar su legado y comercializarlo sin desvirtuarlo demasiado sería más que suficiente. Pero no olvidemos que para los dueños de los derechos y los accionistas de las empresas que los administran, el valor sentimental que nosotros le adjudicamos a la marca y sus productos es episódico, quizá respetable pero en modo alguno base para tomar decisiones... lo que les interesa es rentabilizarlos al máximo. Eso puede ser una bendición o una maldición. En todo caso, nadie le puede quitar al estudio y a sus dos creadores su lugar en la historia.

sábado, 7 de noviembre de 2015

El debut de Mari Carmen García Vela


Quizás no la reconozcáis pero la protagonista de esta portada de febrero de 1962 llegaría a ser una figura icónica de los informativos de los ochenta y noventa. Esta jovencita que posaba por primera vez para la revista decana de televisión tras ganar el concurso de noveles "Caras nuevas" de TVE es ni más ni menos que Mari Carmen García, el rostro más emblemático de "Informe Semanal" (con permiso de Rosa María Mateo) y el que más años estuvo al frente del programa.


Ese concurso servía para buscar nuevos locutores televisivos casi desde los inicios y en su primera edición el ganador había sido Miguel de los Santos (que ante una mejor oferta radiofónica cedió su puesto a José Luis Uribarri). Mari Carmen era una joven de 19 años que tras finalizar el bachillerato universitario estaba cursando el laboral al tiempo que trabajaba en una oficina. Decía de sí misma que era tímida pero que sabía dominarse y que aunque había acudido a las pruebas en el Paseo de la Habana muy nerviosa "cuando estuve antes las cámaras se me quitó el miedo. Me mandaron improvisar y lo hice como Dios me dio a entender, sobre el estudio que los padres deben hacer en la psicología de los hijos. Ya en la calle no terminaba de preguntarme cómo había podido hablar de esto.  Ahora no sería capaz". En la segunda fase tuvo que entrevistar a un compositor argentino y parece que durante un segundo se quedó en blanco: "Se me vino el mundo encima. Miré al papel, no veía las letras, seguí entonces como me pareció. Salí muy disgustada". Esa prueba se realizó en directo ante los espectadores que parece que no notaron esa duda porque de los catorce mil y pico votos que enviaron los lectores de "TeleRadio" (que eran los votantes autorizados), más de la mitad fueron a parar a Mari Carmen. Hubo otras pruebas que no fueron retransmitidas y en una de ellas demostró su seguridad de forma aplastante. García Vela sufrió una lesión infantil que le dejó secuelas, por eso cuando el jefe de realización, José Lombardía, le pidió que anduviera por el plató ella no se amilanó y lo disimuló "con coquetería". Decía el periodista Mariano R. Villén en la revista: "María del Carmen opina justificadamente que ese su leve balanceo al andar en nada puede mermar las facultades de una posible locutora de TV". Y tenía toda la razón. 
   "Academia TV" fue su debut oficial como presentadora de la Casa y desde entonces compaginó tele con radio y con sus estudios. Sería a mediados de los 70 cuando despuntó en programas divulgativos como "El canto de un duro" e informativos. Hoy muchos seguimos echándola de menos en "Informe Semanal". 

domingo, 1 de noviembre de 2015

¿Qué ponen hoy? 1 y 2 de noviembre de 1962


Cada 1 de noviembre Don Juan Tenorio resucita en la escena española, es una tradición centenaria a pesar de que su estreno en mayo de 1844 no fuera precisamente exitoso. TVE adquirió esa costumbre bien pronto, en 1959 y desde entonces y hasta los 80 fue una constante en la programación especial del Día de Difuntos. Sin embargo no siempre se emitía esta obra en la propia jornada de Todos los Santos. Por ejemplo, en 1962 el 1 de noviembre era jueves y no se cambió la parrilla habitual. Aquella noche comenzó con el mini-espacio religioso "La familia por dentro" y continuó con el musical nostálgico "Canciones de sus recuerdos" dirigido por Eugenio Pena y presentado por Jorge Arandes. La gran estrella, no obstante, era el abogado "Perry Mason" interpretado por Raymond Burr, una de las primeras series norteamericanas rotundo triunfo en nuestra tele.


Los programadores... ejem, perdón, en aquella época no existía tal cargo... los directivos pensaron que lo lógico era esperar al día siguiente e incluir la representación del Tenorio en su espacio teatral de los viernes, "Primera fila". No sólo tenía más lógica sino que además se aseguraban de que mucha más audiencia (de la escasa que todavía tenían en aquellos primeros años televisivos) disfrutara de un programa que suponía un esfuerzo técnico (y económico). Don Juan comenzó a las 22.30, tras el programa "Los viernes, concierto", y finalizaría una hora más tarde así que eso obligaba a realizar una adaptación breve, se tenía que suprimir casi una hora de texto.


José María Seoane fue el elegido esta vez para interpretar al veterano y egoísta seductor. Era un clásico de la escena del país de la que había llegado a ser primerísima figura en los años 40. No era la primera vez que encarnaba este papel, de hecho llevaba casi 20 años haciéndolo así que la elección tenía mucho sentido y fue casi un "fichaje estrella". En la foto lo vemos revisando el vestuario unos días antes de la emisión en directo dirigida, adaptada y realizada por Federico Ruíz y producida por Fernando García-Tola, popularísimo en los 80 con su "Si yo fuera presidente". María del Puy (la voz de Carol Burnett) fue Doña Inés, Paco Morán Don Luis, José Luis Coll fue Ciutti y José María Escuer Don Gonzalo entre otros.