miércoles, 27 de mayo de 2020

Today in Paris

Dave Garroway, Jacqueline Joubert y Jack Lescoulie, presentadores e invitada, con la Torre Eiffel de fondo

El día en que el "Today Show" de la NBC trasladó a París un equipo para grabar una semana de emisiones se hizo historia de la televisión. Sería la primera vez que un programa regular (en este caso diario) de la televisión estadounidense se emitiría desde un país europeo. Aunque no fuera en directo por cuestiones de técnica y de cambio horario, no importaba. La sensación que percibiría la audiencia es que aquello estaba pasando y podría ver a sus presentadores favoritos de la mañana desde la Torre Eiffel o paseando en carruaje por los Campos Elíseos.

La unidad móvil provista de sistema de grabación frente al Arco de Triunfo

Entre el 27 de abril y el 1 de mayo de 1959 una unidad móvil provista de sistema de grabación (toda una innovación técnica) se movió por los lugares más turísticos de la capital francesa para ofrecer a los espectadores americanos una serie de "postales vivientes", una especie de guía para saber qué era lo que uno no debía perderse si viajaba allí. Pero el "Today" no era un programa de viajes, era el primer informativo matinal de la televisión, llevaba desde 1952 rompiendo todas las barreras posibles en un medio que evolucionaba rápidamente pero que a veces se veía constreñido por las estrechas mentes de los anunciantes que eran los que decidían a través de su patrocinio si la inversión merecía la pena o no. La NBC tenía un presidente que veía más allá y se arriesgaba a montar una parrilla rompedora aunque la cadena tuviera que sufragar algunos de sus espacios, algo muy poco común en la época. Su nombre era Pat Weaver y su hija es Sigourney Weaver. 

Jacqueline Joubert, pionera de la televisión francesa, anfitriona de Dave Garroway

Durante esos días de grabaciones el presentador Dave Garroway y su segundo de a bordo, Jack Lescoulie, también mostrarían a sus compatriotas lo que estaba detrás de esa imagen típica. Entrevistaron a artistas, a clientes habituales del Paris Cafe, un chef cocinó pato prensado, se asistió a un desfile de la Guardia de Honor de la República ante la Tumba al Soldado Desconocido, se habló con los jóvenes aspirantes a artistas que frecuentaban Le Deux Magots en Saint-Germain-des-Prés y el colaborador Charles Van Doren, profesor universitario y escritor, explicó la importancia de París en la cultura en general y la literatura en particular. Van Doren, por cierto, comenzó a colaborar en este programa gracias a su éxito como concursante en "Twenty-One", el quiz show que desencadenó el escándalo de los concursos amañados (historia que ya hemos contado aquí). 

Garroway retransmite el paseo en carruaje junto a Claudine Auger, Miss Francia

Gracias a que la unidad móvil podía llevar en su techo dos videocámaras el programa no fue estático. El paseo en carruaje tirado por caballos acompañado de Miss Francia, Claudine Auger (años más tarde chica Bond en "Operación Trueno") fue un ejemplo de una producción excelente y de los límites que siempre estaba dispuesto a romper este pionero del "infotainment" (mezcla entre information y entertainment, información y entretenimiento). Claudine fue "Girl of the Day", la adaptación de la "Today Girl", la chica del programa que ayudaba a los presentadores oficiales en secciones más ligeras. También ejercieron ese papel durante este viaje la actriz Brigitte Bardot y Jacqueline Joubert, la primera locutora de la televisión francesa. Fueron anfitrionas, entrevistadas y además guías por ese París fascinante de finales de la década. 

Garroway en el Paris Cafe

El éxito de aquellos programas fue tal que al año siguiente repitieron operación en Roma y desde ese momento "Today" fue uno de los espacios más viajeros de EE.UU. Combinando esos segmentos grabados con los directos para ofrecer boletines informativos (a cargo de Frank Blair desde el plató de Nueva York) se consiguió un producto vivo, diferente a cualquier cosa que se pudiera ver en la tele por las mañanas y además se lograba algo muy importante en este medio: la sensación de acontecimiento, de estar viendo algo que no se va a repetir, algo que se sale de la fórmula habitual. 

domingo, 24 de mayo de 2020

El arte de vivir


"La cultura es el arte de vivir" dijo el Ministro francés de Cultura en 1981 cuando el Gobierno del que formaba parte duplicó el presupuesto para estos asuntos. Haciendo suya la frase, TVE presentó un nuevo programa divulgativo en febrero de 1982 los jueves a eso de las 20 H con el título "El arte de vivir". Miguel Ángel Gozalo, veterano de los informativos de la Casa y responsable, entre otras cosas, del rompedor "Redacción Noche" en 1976, dirigió durante los primeros meses ese programa que contaba con la realización de Luis Calvo Teixeira y que llegó a los cinco años de emisión.


Victoria Prego sería su primera presentadora y también subdirectora. Otra cara habitual de los informativos desde mediados de los setenta. "El arte de vivir" le permitía hablar con cierta profundidad de temas como literatura, música, pintura, arquitectura... en definitiva todo lo que tenía que ver con la cultura, en ocasiones desde la actualidad y en otras desde el recuerdo con la excusa de una efeméride. Sin pretender ser erudito y ubicado en un horario privilegiado consiguió, por ejemplo, acercar la figura de Machado a una audiencia que casi lo había olvidado por culpa de la censura franquista, explicar las originales estructuras ideadas por Ricardo Bofill, informar de la destacada presencia de los escritores sudamericanos en el Festival de Berlín, a reivindicar el papel de la mujer en la cultura o a disfrutar de un especial musical de la televisión francesa con actuaciones de Gilbert Bécaud y Dalida en el Pompidou de París. 


A finales de aquel año Luis Calvo Teixeira ya era el director del programa y en 1983 se hizo cargo también de la presentación además de mantenerse en la realización. Pasó a ser desde ese momento casi un programa de autor aunque mantuviera el espíritu inicial de Gozalo de ser un programa no docto pero tampoco superficial. El propio Luis decía que su pretensión era "reflejar los acontecimientos que pueden enriquecer el espíritu y la vida del hombre" (Anuario TVE 1986). En definitiva, y como se reflejaba en el Anuario 1982-83, analizaba "la proyección nacional e internacional de hechos culturales concretos ligados en la medida de lo posible a la actualidad." Sus títulos nos dan una idea bien clara de los contenidos: "Ortega y Gasset, un siglo de pensamiento", "Arte instantáneo, la fotografía", "Pompeya, un silencio que habla", "Ternura y fuerza de Miguel Mihura", "Baleares, realidad y sueño"o "Flamenco Jazz. Lamentos" por citar algunos de los casi 200 programas emitidos hasta que en octubre de 1987 acabó su larga singladura. 

En la web de RTVE hay casi una treintena de episodios colgados pero no permiten su embebido así que os recomiendo que vayáis directamente a este enlace:
https://www.rtve.es/alacarta/videos/el-arte-de-vivir/


miércoles, 20 de mayo de 2020

El decorado gigante del Telediario de 1970


En 1970 un importante cambio estético se produjo en los informativos de TVE, también intentó ser una revolución en contenidos pero esa es otra historia. Acostumbrados a decorados pequeños o casi inexistentes, con una realización basada en el plano medio o incluso el primer plano, de repente y sin previo aviso (en aquel  momento no se promocionaban mucho estas cosas), el Telediario vive una pequeña revolución de la que lo más evidente a primera vista era un enorme decorado con dos pantallas gigantes y muuuchos presentadores. 


Fondo de madera, dos pantallas (una ligeramente más grande), una pequeña mesa central, ocupada por el presentador oficial, otras dos del mismo tamaño a su derecha (izquierda en pantalla) con sendos locutores y una más grande, con espacio para otros tres locutores y una gran pastilla en el suelo del plató (sospecho que ocultando monitores) eran los elementos de aquella escenografía. Los informativos habían llegado a Prado del Rey poco más de un año antes, hasta entonces se seguían realizando en el pequeño plató del Paseo de la Habana y parece que de esta forma querían mostrar poderío y aprovechar las posibilidades escénicas para informar con mayor claridad visual.
   Más cambios: la primera edición pasaba a denominarse "Noticias a las 15", la segunda mantenía el nombre de "Telediario" y se emitía a las 21.30 H y la tercera recibiría el título "24 horas", se eliminaba el informativo matinal que había comenzado la temporada anterior y que no había conseguido gran éxito. 

Alberto Delgado

Los presentadores designados inicialmente iban a ser también los "editores" (concepto que todavía no existía) de su edición pero eso duró  muy poco por distintas razones. En el caso de "Noticias a las 15" el elegido era Jesús Álvarez, pionerísimo de nuestra tele, pero fallecía en marzo a causa de una leucemia así que apenas pudo mantenerse unas semanas en su puesto. "De la segunda se encargó otro baqueteado locutor de amplias experiencias: Eduardo Sancho. Pocos días después de iniciar su tarea por razones nunca suficientemente explicadas, tiró materialmente los papeles por el aire y dejó la edición empantanada" según contaba Pedro Macía en su libro "Televisión Hora Cero" (1981). Poco después se recurrió a Cirilo Rodríguez, corresponsal de RNE en Nueva York y que había narrado la llegada del hombre a la Luna para ser el presentador (como ya hemos contado aquí) acompañado, entre otros, por Alberto Delgado para la información política, Ángel de la Fuente en Nacional, Miguel Sanchís en Internacional y Luis de la Plaza en los Deportes (aunque no eran tan cerradas las secciones y lo importante era la variedad de voces según la necesidad de la escaleta). 

Miguel Sanchís

Hasta ese momento lo habitual (más allá de algunos ensayos de otras fórmulas que apenas duraron) era que apareciera un presentador (hombre) en plano medio y que las noticias se leyeran en directo por otros locutores "en off", es decir que estaban en el propio plató pero no se les veía o bien estaban en un locutorio insonorizado. En esta nueva etapa esos locutores eran visibles y tenían su pequeña parcela de protagonismo. El plano se ampliaba para poder incorporar la pantalla que funcionaba como lo hace hoy en TVE o Antena 3, enmarcando la noticia con una imagen alusiva. 


En la última edición, el "24 horas" Manuel Martín Ferrand usaba otro decorado más modesto y realmente iba por libre, era uno de los primeros informativos de autor españoles. Este formato era el único que se mantenía de la etapa anterior, Ferrand había heredado el puesto de Jesús Hermida que había preferido irse a la corresponsalía televisiva de Nueva York en vez de sufrir en el plató presiones políticas y de sus propios jefes. 
   Esta nueva forma de presentar la información no duró mucho, unos dos años. Aseguraba Macía en el mencionado libro: "Visto con las posibilidades que la distancia ofrece, parece como si el único interés de aquella "renovación" hubiera sido sacarse de en medio los nombres de "telediario", los identificativos del programa y algunos de los que hasta entonces figuraban estrechamente ligados a ellos. Hubo, si acaso, un conato de superación en los "techos" de lo noticiable; pero la tecnocracia imperante los acogotó sin contemplaciones. El hombre había llegado a la Luna, pero el hombre que lo consiguió era norteamericano: en España casi nada había cambiado". La siguiente revolución, comandada por Alfredo Amestoy y que quiso romper con todo lo anterior, aún duró menos, un año. Luego se volvería a los decorados discretos y hasta se pusieron de moda las cortinas, más sencillez imposible.

He aquí uno de los fragmentos conservados de aquella etapa:



sábado, 16 de mayo de 2020

Lola Flores en "Gran Parada"

Lola Flores en el escenario del Teatro del Fomento de las Artes donde se realizaba en directo "Gran Parada"

El domingo 22 de noviembre de 1959 TVE emitía el segundo programa de "Gran Parada", el espacio musical y de variedades que se convertiría en la estrella de la parrilla esa temporada y que se mantendría en antena hasta 1964. La competencia de "Amigos del martes" (después del lunes) realizado desde los estudios de Miramar en Barcelona y un anquilosamiento de la fórmula inicial ya habían dictado su sentencia tiempo antes pero durante esos casi cinco años presentó ante las cámaras lo mejor de lo mejor. Aquel domingo la audiencia privilegiada que entonces tenía un televisor esperaba con ganas que llegaran las 22 H para ver ese nuevo espacio que les había sorprendido siete días antes con las actuaciones de Antonio el Bailarín, la orquesta de Bernard Hilda y sus cuarenta violines y el payaso francés Achille Zavatta entre otros. En esta segunda cita la gran estrella sería Lola Flores, nada más que añadir. 

Lola, tras cambiarse de vestido, bailando con Faíco mientras El Pescaílla toca la guitarra

Aquel día también intervenían el tenor Alfredo Kraus (que ya había actuado con María Callas por aquel entonces), de nuevo Hilda y su orquesta (un figurón en toda Europa, su fichaje para las primeras emisiones de "Gran Parada" fue muy comentado) y el humor con sketches interpretados por el italiano Gustavo Re (que después acompañaría a Franz Johan en "Amigos del martes") con la colaboración de Irene D'Astrea y Beni Deus. 
   Lola actuó, cómo no, junto a su marido Antonio "El Pescaílla" y en alguno de los temas fue secundada al baile por Faíco. Es difícil saber cuándo apareció por vez primera en nuestra tele la genial artista pero sí que podemos asegurar que esta de "Gran Parada" fue sonada, no sólo por la repercusión del programa en sí sino porque ella lo dio todo.  En ese noviembre de 1959 todavía no se captaba la señal de TVE en todo el país y tener un receptor era un privilegio pero ya se comenzaban a juntar familias y vecinos para ver todos juntos en un abarrotado salón esa débil señal que llegaba a un monitor de pantalla que hoy nos parecería minúscula. Lola se salió de ese margen estrecho del encuadre como haría a partir de entonces miles de veces porque gracias a este invento, Lola pudo llegar a audiencias millonarias. 

miércoles, 13 de mayo de 2020

Mina, Fellini y la tele


Si un espectador de la RAI (la tele pública italiana) se encontraba con Lello Bersani al encender su televisor en 1968 seguramente pensaría que estaba a punto de contar una noticia, posiblemente deportiva (a esas alturas de su carrera) pero en realidad, el día que el conocido periodista apareció de esta guisa estaba en un rodaje. 


Y no un rodaje cualquiera, aquel día la RAI conectaba en directo (o eso decían) con el decorado preparado en Cinecittà para el "Satyricon" de Fellini. Allí se estaba rodando en ese momento la escena del terremoto y se podía ver en multicámara cómo el set se iba derrumbando calculadamente. Cuando todo estaba terminando. este plano tan cinematográfico nos presentaba la sombra del genial director apoyado en unos andamios y megáfono en mano para dirigir la acción. 


Unos aplausos devolvían al espectador despistado al programa que estaba viendo inicialmente, el famosísimo "Canzonissima" que llevaba en antena desde 1958 (había comenzado dos años antes en la radio) y que aquí en España tuvo su desangelada versión en "Canción 71" (del que ya hemos hablado aquí). Aquella combinación de música y lotería fue un exitazo y catapultó no sólo a los cantantes (y sus canciones) que participaban en esa festiva competición sino también a sus presentadores entre los que podemos contar a los actores Ugo Tognazzi y Nino Manfredi, al matrimonio formado por los dramaturgos y actores Dario Fo y Franca Rame o a nuestra siempre querida Raffaella Carrà. En el caso que nos ocupa estamos en la edición de 1968, noche del 14 de diciembre, sábado. Presentan Mina, Walter Chiari (en la foto aplaudiendo desde el plató) y Paolo Panelli; dirige Antonello Falqui, un experto en grandes espectáculos que en 1974 presentará el formato más espectacular nunca ofrecido por la RAI, "Milleluci". 


Y he aquí que viene la sorpresa. Cuando el periodista se acerca a Fellini para hablar de esta escena y de la película que está filmando (y tras la interrupción de uno de los actores que dice que quiere cantar una canción para el programa con el que están conectando) el genial cineasta aprovecha para decir públicamente que le hubiera gustado contar con Mina en esta película. "Es difícil encontrarnos" confesaba Fellini refiriéndose a las apuradas agendas de ambos. Bersani, rápido, responde: "Está allí, en el plató".


"¡Mina! Espero que podamos encontrarnos pronto, al menos hablar por teléfono" se oye al director decir mientras el realizador pincha la señal del estudio y nos encontramos a la aludida sonriendo, casi con timidez y azoramiento, levanta la mano y agacha la cabeza como haciendo una reverencia. 
   En realidad Fellini había confesado varias veces sus ganas de trabajar con la Tigresa de Cremona pero, aunque ella había rodado varios films musicales al principio de su carrera, en este punto en el que ya estaba completamente asentada como cantante y show-woman no quería hacer aquello para lo que se sentía suficientemente preparada "por respeto". 
   Nunca vimos a Mina en una película felliniana aunque sí se conservan dos dibujos que realizó Federico imaginando a la artista en sendos papeles, con un vestuario fastuoso. Eso sí, en cierto modo colaboraron juntos en un mismo proyecto, este "Canzonissima 68" porque él era el presidente del jurado externo. 

domingo, 10 de mayo de 2020

Miguel Ors, pionero de los deportes en TVE


Miguel Ors fue el primer periodista que supo entender que el deporte en televisión necesitaba algo más que comentarios, noticias y entrevistas. Fue un pionero del periodismo deportivo audiovisual en el más amplio de los sentidos y ese es un mérito que casi se le puede atribuir en solitario. Si bien cuando él llegó a TVE en 1958 ya estaba allí el catedrático de las retransmisiones deportivas Matías Prats, él supo insuflar de vida a través de la imagen a aquellos programas de bustos parlantes. Ors falleció el pasado domingo día 3 de mayo a la edad de 91 años y todavía seguía publicando en el diario "La Razón". Había comenzado su trayectoria en 1952 en "El Alcázar" mientras estudiaba Derecho. Su padre, Fernando Ors, también era periodista y finalmente la pasión pudo más que la búsqueda de una profesión "más seria". Aunque nunca se arrepintió del cambio, sí que lamentaba no haber terminado la carrera de Derecho aunque sólo fuera por aquello de acabar lo que se empieza. En 1954 inició su larga colaboración con "Pueblo" del que fue redactor-jefe y hasta director en los setenta. En 1960, tan sólo dos años después de su entrada en la tele, recibió el premio de la Delegación Nacional de Educación Física y Deportes por su "destacada labor en pro del deporte desde las cámaras de Televisión Española", lo que nos da una idea de la pequeña revolución que había iniciado en el Paseo de la Habana. 


A TVE entró "gracias a mi gran afición de toda la vida a la fotografía y la filmación amateur en 18 mm. Un día del verano de hace dos años en El Escorial un cuñado mío, que es operador cinematográfico profesional, me dijo: "Hombre, tú que eres tan aficionado a todo esto del cine, ¿por qué no piensas un programa deportivo filmado y se lo propones a la Televisión?". Inmediatamente empecé a madurar esta idea y a los quince días me presentaba en TVE a proponer un programa. Se llamaba "Su equipo fuera de casa", tenía por objeto narrar en película las jugadas más importantes del encuentro de fútbol jugado bien por el Real Madrid o bien por el Atlético fuera de su campo respectivo" decía en una entrevista en la revista "TeleRadio" en 1960. En la misma entrevista explicaba cómo era su método de trabajo: "Primero ir personalmente al campo de fútbol y filmar las jugadas más interesantes. Después, ya en Madrid, seleccionar las secuencias más interesantes, ajustando la película a su minutación y, por último, una vez montada esta por el competente equipo de la emisora, narrar en "off" los comentarios". Podríamos asegurar, casi sin ninguna duda, que Ors fue el primer periodista audiovisual completo: filmaba, escribía los guiones, los locutaba y, por supuesto, dirigía el programa. "Debuté con un partido del Real Madrid-Granada filmado en el Estadio Bernabeu. Creo que fue el primer partido filmado que han visto los espectadores de la pequeña pantalla" (TeleRadio nº 256, 1962). Tal fue el éxito de aquel primer espacio que enseguida tuvo que ampliar zona de cobertura y pasó a llamarse "Primera División": "Me obligó a improvisar operadores en las capitales de provincia a quienes adiestré por correspondencia con resultados excelentes." Aquel espacio contaba con la narración de Matías Prats: "Al pretender dar la máxima calidad al espacio se hacía necesario el que fuera narrado por un maestro en esta especialidad y Matías es merecidamente el número en retransmisiones deportivas" (TeleRadio nº 126, 1960). Su debut como presentador se produjo enseguida, en "Reportaje deportivo" (no sólo fútbol) y la sección correspondiente del Telediario Segunda Edición. 


Fue una presencia constante en la tele desde entonces, que alternaba con su trabajo en otros medios: "Pueblo", como ya hemos comentado, y Radio Peninsular. Era habitual que tuviera varios programas en antena, los títulos son interminables: "Pantalla deportiva", "Todos los deportes", "Primera división", "Ayer domingo", "A toda plana deportiva", "Gran Premio"... Siempre con la idea de que la imagen era primordial, tuvo esa visión clara y se esforzó para llevarla a cabo porque era totalmente autodidacta: "En 1958 concebí la idea de ofrecer una información deportiva filmada. Adquirí una cámara "Paillard" y un montón de libros de técnica cinematográfica y me dediqué a estudiar y practicar a fondo. La cámara me costó 28.000 pesetas y los libros 4.000. No tenía dinero y "Pueblo" me adelantó la suma a cuenta de mis sueldos". 


Fue pionero de los programas de resumen de la liga del lunes y eso suponía un esfuerzo brutal: "A veces hay que sacrificar la calidad en favor de la rapidez. Las películas de los partidos llegan a Madrid los lunes por la mañana. Son reveladas velozmente en los laboratorios sin pérdida de un solo minuto en una lucha tenaz contra el tiempo. Hay que ganar la batalla al reloj y, en ocasiones, Matías Prats, en una admirable exhibición de facultades, ha de comentar las imágenes sobre la marcha" contaba en 1962. Diez años después dirigió la primera etapa de "Estudio Estadio" (presentada por Pedro Ruiz que fue quien le dio nombre), una evolución de sus programas de los sesenta y que incorporaba el invento de la moviola para poder analizar las jugadas con un árbitro en plató. Habían pasado catorce años desde su entrada en la Casa y seguía innovando. Tal era su fama por entonces que Lazarov había recurrido a él para un cameo como locutor deportivo en su irreverente "El Irreal Madrid" (1969).
   En la siguiente década se demostró, una vez más, su preocupación por "descentralizar" la información deportiva y nació "Mirador de los deportes": "La verdad es que la televisión tiene el deber de informar de todo y no sólo de fútbol. Por ello y teniendo en cuenta que "Gran Estadio" se dedica exclusivamente a este, nosotros nos hemos planteado que, en un 80%, se informe sobre el resto de deportes. El fútbol saldrá a la luz cuando el tema sea de auténtico interés pero no queremos que sea un programa de fútbol." (TeleRadio nº 1150, 1980).


Cientos de retransmisiones de distintos deportes, Juegos Olímpicos de invierno y verano, Mundiales de fútbol... En el currículum televisivo de Miguel Ors no falta de nada. En el programa "Crónicas" dedicado a los tiempos en que las noticias de televisión se tenían que grabar en cine, Ors se enfrentó en una pantalla a su yo del pasado, imágenes que no había vuelto a ver porque se consideraban perdidas. Con la digitalización y catalogación del Archivo de RTVE están saliendo a la luz estos tesoros que sorprendieron al propio protagonista. "No se pueden comparar aquellos años con los actuales. Había una sola cadena de televisión, era un podio importante de popularidad y se nos daba toda clase de facilidades. Luego ocurría otra cosa, había una especie de entendimiento muy estricto, de respeto entre los periodistas y el mundo del deporte en general" (Crónicas. Los días del celuloide, 12 diciembre 2016). 
   Deportista aficionado (tenis, ping-pong, natación, pesca submarina), reconocía que lo que más le gustaba filmar era el atletismo y no el fútbol. Apasionado del cine y el teatro confesaba ser "un autor malogrado. Raro es el estreno al que no asisto". A principios de los noventa llegó su jubilación de TVE aunque eso no supuso su fin laboral. Personalmente me quedo con su voz grave, de dicción educada y timbre elegante. Su rotunda presencia en pantalla era sólo el escaparate, detrás estaba el inmenso trabajo del que quería controlar todo el producto. 

miércoles, 6 de mayo de 2020

Teatro: El milagro de Ana Sullivan

Nuria Gallardo como Helen Keller

"El milagro de Ana Sullivan" había sido un éxito televisivo primero, teatral después y cinematográfico (con Patty Duke y Anne Bancroft) finalmente cuando fue adaptada por TVE. Su estreno en el espacio "Teatro" el jueves 20 de julio de 1978 en la Primera Cadena fue un éxito que se saldó con una notable puntuación en el panel de aceptación que se publicaba en la revista "TeleRadio"; nada menos que un 8 sobre 10, situándola esa semana en el puesto 7 de las preferencias de los espectadores por encima de la serie "Starsky y Hutch", del musical "Aplauso" y de "Informe Semanal". Esa nota no es un dato baladí, por aquel entonces ya no existía el famoso "Estudio 1", los dramáticos se agrupaban bajo un título genérico y ni siquiera tenían una periodicidad semanal. Eran tiempos de crisis y se ajustaban los presupuestos al límite, producir una obra en el plató suponía un gasto mayor que el de comprar un telefilme americano o repetir una película. Además, en plena Transición se estaban cambiando los contenidos y los nuevos jefes de la tele pensaban que los tele-teatros ya no interesaban a la audiencia. 

Tina Sainz, Estanis González y Nuria Carresi

Cierto es que aquel panel les daba la razón a menudo, una obra de estreno emitida posteriormente, "¿Y quién soy yo?", bajó el "Teatro" al número 17 de la lista. Sin embargo, en el caso que nos ocupa hablamos de un valor seguro. Un texto impecable de William Gibson basado en la historia real de la sordociega Helen Keller que gracias al tesón de su profesora Anne Sullivan llegó a convertirse en una importante escritora y activista política. Aquella lucha educativa con una niña que, por sus especialísimas circunstancias en pleno siglo XIX, era agresiva constituía una excelente base para una obra llena de tensión, lucha y superación. Para defender los principales papeles Pedro Amalio López, el director asignado que realizó la adaptación, eligió a la veterana y siempre solvente Tina Sainz para el rol de la maestra, a Estanis González y Nuria Carresi para encarnar a los padres y a Pedro Mari Sánchez como el hermano. Más complicado fue encontrar a la niña protagonista, responsabilidad que, tras larga búsqueda, recayó en Nuria Gallardo Novillo, de diez años, hija de los también actores María Jesús Lara y Manuel Gallardo. Nuria había interpretado a Neleta niña en "Cañas y barro" pero aquí se le exigía mucho más. Reconocía entonces al periodista J.L. García Montero en la revista "TeleRadio" que lo más difícil era "el tener que hacer de ciega y el pegar a los demás de la obra porque la niña tiene que ser así y romperlo todo". 

Original foto de Manuel Martín que nos muestra parte del decorado 

Tina Sainz, en el mismo reportaje, confesaba: "Mi papel me parece muy bonito y humano pero la dificultad está en el personaje de la niña, que está muy bien en la interpretación de la pequeña Nuria." Antes decía que Pedro Amalio era quien se había encargado de la adaptación de la versión española (obra del famoso guionista López Rubio) pero justo después del ensayo y la planificación fue nombrado junto a Gustavo Pérez Puig adjunto a la subdirección de programas dramáticos con José Luis Colina. Eso trastocó sus planes y finalmente fue Alfredo Castellón, otro veterano, quien con tan sólo cinco días de preparación realizó este teatro.

domingo, 3 de mayo de 2020

"Alfred Hitchcock presenta" en TVE


Alfred Hitchcock fue uno de los primeros directores de cine que supo ver las múltiples posibilidades que ofrecía la televisión y quizás el único que en pleno apogeo de su carrera fílmica aceptó que su ya famosísimo nombre diera título a una serie que además se encargaría de coordinar y, puntualmente, de dirigir algún episodio. Desde octubre de 1955 hasta septiembre de 1965 estaría en antena, todo un récord. Si añadimos que dos cadenas, CBS y NBC, se pelearon continuamente por sus derechos (lo que devino en cambios de canal en sucesivas temporadas), que amplió su duración de media a una hora en 1962, que hubo un revival en 1985 y que la original es continuamente repuesta en canales de medio mundo, podemos decir que es un clásico que nunca muere, como sus mejores películas. 


No hay ninguna duda de que su presencia ante las cámaras, no sólo en la cabecera sino también en las presentaciones y despedidas, fue fundamental para afianzar esta serie ante un espectador ávido de emociones y que sabía que Hitchcock era sinónimo de suspense, de emoción y de humor negro. No podemos decir que también lo era "de calidad" porque en aquella época todavía no habían llegado a EE.UU. los ecos de la reivindicación que se estaba realizando en Europa de su trabajo y hasta 1966 no fue publicado el libro de análisis de su obra que le dedicó otro genio, François Truffaut. La crítica norteamericana despreciaba continuamente sus estrenos, lo consideraba poco más o menos que un buen artesano que sabía utilizar muy bien los trucos que permitía la técnica para realizar películas efectistas para un público poco exigente. ¡Cuán equivocados estaban! 


El maestro británico no decepcionaba a su audiencia y semana a semana sorprendía con historias totalmente originales en aquella pacata televisión, mucha más propensa a las sitcom con familias perfectas que a presentar a perdedores que huían hacia adelante, timadores de tres al cuarto, viejecitas con secretos inconfesables o, simplemente, personas que se encontraban en situaciones sin salida y, generalmente, escogían el peor camino posible para intentar salir de ellas. Es más, era frecuente que en los capítulos el mal saliera vencedor, contraviniendo descaradamente el estricto Código Ético imperante en la televisión de los cincuenta/sesenta. ¿Cómo se las arreglaban para evitar la censura? En la despedida Hitch explicaba que finalmente un tontísimo error o una feliz casualidad había hecho que se pillara al delincuente en el último momento así que el bien triunfaba. Una genial manera de aplicar la ironía y vencer al malo de verdad, el censor. 


En aquellas míticas introducciones el director también aprovechaba para meterse con los anunciantes. El espectador (y también los que pagaban aquel programa) sabía que su frase "And now a word from our sponsor" sería continuada de algún chistecillo que mostraba a las claras su desdén por aquellos señores que se empeñaban en interrumpir el episodio con horribles spots. "Igual que no hay rosa sin espinas tampoco hay programa sin anuncios" dijo en una memorable ocasión y eso resume su filosofía. ¿Y por qué aguantaban las empresas anunciantes tamaño desprecio y seguían pagando la producción de aquella serie? Muy sencillo: tenía un buen rating y eso suponía que millones de espectadores verían su patrocinio así que, a pesar de todo, les resultaba beneficioso. 


Aquellas presentaciones serían imitadas no sólo en su país (Ray Bradbury por poner sólo un ejemplo, seguiría su dinámica pero con un estilo bien diferente en su serie "The Twilight Zone" en 1959) sino también en el nuestro. Chicho Ibáñez Serrador reconocía sin rubor su deuda al Maestro del Suspense (pronunciado en aquella época "suspens" o "suspans", es decir, a la francesa). Pero no podemos limitar la importancia de esta antología (los capítulos eran completamente independientes) a la firma ineludible de su creador. Escritores como Ray Bradbury, James P. Cavanagh (Emmy por el capítulo "Fog Closing in"), Robert Bloch o Charles Beaumont escribieron capítulos o bien permitieron que alguno de sus relatos fuera adaptado y directores como Robert Stevens (Emmy por "The Glass Eye"), Ida Lupino (también actriz y una de las poquísimas directoras de cine de la época), Robert Altman (sorprende, ¿eh?), Robert Stevenson (el de "Mary Poppins") y hasta miembros de lo que después se conocería como "New Hollywood" como William Friedkin tendrían bastante libertad creativa a pesar de la férrea vigilancia del Jefe. El propio Hitch dirigió 17 episodios.
   Entre los actores encontramos muchos de los que formaban parte de su elenco cinematográfico como Joan Fontaine, Vera Miles, Joseph Cotten, Peter Lorre o Jessica Tandy, otros muy famosos pero que sólo trabajaron con él en televisión (Vincent Price) y algunos que eran prácticamente novatos y que después se harían importantísimos (Robert Redford, Steve MacQueen). Su hija Patricia (que ya había intervenido en "Extraños en un tren" y en "Psicosis" más tarde) fue una presencia constante en la serie.


A España la serie llegó muy pronto, en el verano de 1961, cuando aún no se habían cumplido cinco años del comienzo de las emisiones regulares de TVE. Los viernes a las 22.30 H con el patrocinio de Nestlé y hasta finales de septiembre se emitieron doce capítulos precediendo al programa de teatro de referencia de la época, "Fila 1". Un éxito entre la escasa audiencia de la tele patria por aquella época que aumentó cuando volvió en 1963 a la parrilla, una temporada en la que convivía con otras series norteamericanas de gran éxito como "Perry Mason" y los programas "Ésta es su vida" y "Amigos del lunes", es decir, quizás la primera época dorada de la televisión española.  


Tres años más tarde se aprovechó el tirón de esta serie (y de otras) para lanzar la UHF, la nueva cadena que más tarde conoceríamos como "Segundo Programa", "Segunda Cadena" o, simplemente, "La 2". En 1966, cuando se inauguró tras un breve período de pruebas, no llegaba ni a la mitad del territorio nacional y se planteó desde el primer momento como una alternativa a la Primera, mucho más comercial y popular pero con ciertas concesiones como la de la serie que nos ocupa que, por cierto, aquí apocopaba su título para dejarlo en el apellido del director aunque también fue renombrada en ocasiones (y según la revista "TeleRadio" que era la única que anunciaba la programación) como "Sospecha" o "Suspense". 
   A mediados de los ochenta la serie se repuso en TVE y a finales de la década también en las autonómicas. En 1988 se emitió en la Primera el revival con las presentaciones originales coloreadas convirtiendo a Don Alfredo en la primera persona en volver de la muerte (virtualmente) para ser presentador. Su horario, los lunes a las 23.30 H, impedía a niños como este servidor verla, excepto si el martes era festivo y nuestros padres lo suficientemente permisivos.