domingo, 13 de octubre de 2024

Ella Fitzgerald y Duke Ellington en el Estudio 1

Ella Fitzgerald con el saxofonista Johnny Hodges de la orquesta de Duke Ellington en el Estudio 1

"Noche del sábado" era una continua sorpresa para el espectador de TVE en 1966. Aunque seguía la estela del mítico "Gran Parada" con actuaciones musicales de grandes artistas y algo de humor la gran diferencia es que la llegada del Videotape permitía su grabación y eso implicaba que en un mismo programa se pudiera ver a varias estrellas internacionales imposibles de tener a la vez en una emisión en directo. La grabación en días distintos, como se hace ahora con las Galas de Nochevieja por ejemplo, era una de las ventajas y en la emisión del 12 de marzo de aquel año se produjo un gran acontecimiento para la entonces pequeña historia de nuestra televisión que fue ampliamente anunciado en prensa: la actuación estelar de Duke Ellington y su orquesta con Ella Fitzgerald y el trío Jimmy Jones. 

Duke Ellington dando las últimas instrucciones antes de la grabación para "Noche del Sábado"

En realidad esa noche se emitiría sólo una parte de la grabación realizada a finales de marzo en el Estudio 1 de Prado del Rey. Más adelante se emitiría el resto en semanas siguientes e, incluso, en otros espacios de TVE para aprovechar al máximo el interés generado y, para qué negarlo, para rentabilizar el contrato que, según se comentaba, era uno de los más altos cachés pagados hasta la fecha. Primero se registró la parte de Duke y su orquesta formada por algunos de los más finos músicos del jazz: los trompetistas Cootie Williams y Cat Anderson, los saxofonistas Johnny Hodges, Harry Carney y Paul Gonsalves y el trombonista Lawrence Brown. Unos cuarenta minutos de puro virtuosismo según la crónica de Luis de Tordehumos para "Tele Radio", sospecho que tras ese nombre se ocultaba el periodista, realizador y director Luis Tomás Melgar puesto que Tordehumos era su pueblo de nacimiento. 

Ella Fitzgerald esperando la señal del regidor

Tras un pequeño descanso, Ella Fitgerald y el trío Jimmy Jones con la orquesta de Duke, es decir, el academicismo (algunos decían que su tecnicismo podía resultar frío) de Ellington al servicio del dominio absoluto de la técnica de Ella que le permitía improvisar y saltarse las reglas como pocas eran capaces de hacer. Puro oro televisivo que, según me cuentan, no se conserva desgraciadamente. Ni los "brutos" de la grabación ni el programa "Noche del sábado" ni ninguno de los fragmentos emitidos en otras emisiones, por ejemplo la del 26 de marzo. Queda la esperanza de que algún día aparezca en el proceso continuo de digitalización de todas las cintas pero, de momento, nos tenemos que conformar con las fotos de Calderón para la revista "Tele Radio" y la crónica de Luis de Tordehumos. 

Duke Ellington tocando el piano en TVE

Gracias a ese reportaje sabemos que se construyeron dos decorados de estilo cubista en el plató más grande de Prado del Rey y que en un lateral se colocaron gradas con más de quinientas sillas que fueron ocupadas por personal de la Casa y familiares a los que había que sumar otro centenar que curioseaba entre las cámaras. Nadie quería perderse el evento y según el periodista estamos "ante la mayor expectación registrada hasta ahora en los estudios de TVE". Ramón Díez realizaba, Ricardo Arias dirigía y el chileno Raúl Matas presentaba. Aquella noche, por cierto, también actuaba otra gran estrella internacional, el francés Johnny Hallyday. Por la parte patria el Tablao Flamenco de Las Brujas y la chica yeyé de moda, Rosalía. El programa comenzaba a las 22.30 h, tras la "Pequeña Comedia" de Pedro Amalio López con guión de Víctor Ruiz Iriarte. A su término, sobre las 23.45 h, una serie para adultos, la famosa "Los Intocables". Una noche de aúpa para la audiencia de la época. 

domingo, 6 de octubre de 2024

"La televisión en España (1990-2022)", una reflexión

"¿Quién sabe dónde?", un reality de éxito en los noventa 

Las tres décadas y dos años que van desde 1990 a 2022 han transcurrido como un suspiro televisivamente y, al mismo tiempo, ha habido temporadas de un estancamiento en la programación que recordaban a las arenas movedizas de la novelas de aventuras de nuestros padres y abuelos. El nacimiento de la competencia para la tele pública, el asentamiento de la imagen de las primeras cadenas privadas y autonómicas, la llegada de más canales y de la TDT, las plataformas... Hemos pasado del retorno exitoso del clásico "Un, dos, tres" al fenómeno sociológico de "Operación Triunfo", del prestigio de series como "La Regenta" a la internacionalización de "La casa de papel". Todo lo que sucede hoy no sería comprensible sin los pasos previos, incluidos (sobre todo) los grandes errores y abusos de géneros como el reality o los programas de corazón más descarnados. 

La portada del libro de Palacio

Manuel Palacio ha analizado ese tiempo de cambios en su último libro publicado en la colección Signo e Imagen de la editorial Cátedra, "La televisión en España (1990-2022)". El Catedrático de Comunicación Audiovisual y Publicidad en la Universidad Carlos III de Madrid es, entre otras cosas, un experto en historia de nuestra tele y al hilo de esta publicación hemos podido reflexionar con él sobre esta etapa reciente. 


- En primer lugar quizás conviene aclarar que el lector no se va a encontrar aquí una relación de programas, presentadores y series de ese período que abarca 32 años sino un estudio concienzudo sobre los cambios que ha experimentado el medio y su representación en la sociedad y viceversa. ¿Cuál ha sido su objetivo al escribirlo? ¿A quién va dirigido este libro?

Me viene bien mirar atrás, mis primeros escritos sobre la televisión en España son de finales de los años ochenta y mi primer libro de 1991. Entonces tu pregunta tenía fácil solución: se enmarcaba en la trasmisión de conocimiento académico tal como, mal que bien, se había producido durante siglo y medio. Escribías para tus pares universitarios para con ello, y con ellos, si el libro se ajustaba a las necesidades docentes, poder establecer una cadena de conocimiento de una disciplina o un saber. En este caso la televisión en España. Pero ahora ha cambiado todo, las cosas no funcionan así. Ni hay pares, ni hay cadena de conocimiento en una materia ni hay necesidad de retroalimentar ese conocimiento. Los editores de Cátedra, justamente una editorial basada en ese modelo desde hace décadas, lo saben bien. Es decir conocen que, al fallar que los profesores compren libros, es difícil saber a quiénes va dirigidos. A mí, no obstante, me gusta, supongo que por narcisismo, que de vez en cuando un estudiante me diga que le ha gustado un libro mío. No me sorprende, y me apena, que los profesionales del medio parecen vivir en un mundo propio.

Joaquín Prat en "El precio justo", un programa de premios millonarios en la tele pública

- Este ensayo comienza, aparentemente, con el lanzamiento de las cadenas privadas pero en realidad se retrotrae más atrás para crear un contexto. ¿Cómo era esa televisión previa a las privadas? ¿Se preparó realmente TVE para ese cambio tan importante?

La importancia del cambio la hemos visto posteriormente. En aquellos años se pensaba que la llegada de las privadas iba a seguir un camino similar al de otros países europeos, con un campo público y un campo privado bien delimitados y, desde luego, con lógicas diversas. Hubo cambios, claro, y cuento, por ejemplo, en el libro como en TVE programaron "El precio justo" por vez primera en Europa en una cadena pública. Pero la verdad es que no se preparó el cambio de paradigma. Yo digo que el modelo televisivo español siempre, desde el franquismo, ha sido un modelo publicitario comercial tanto en las emisoras públicas como en las privadas y eso no cambió. Innegablemente no se quiso buscar un papel diverso para la presencia de lo público en el sector televisivo. El caso de TV3, la autonómica catalana, también es modélico: deciden priorizar la normalización lingüística frente a otras posibilidades y por ello compran y exhiben la serie "Dallas" y la emiten en catalán.

"Farmacia de guardia", la primera serie de gran éxito de Antena 3

- Algo que llama poderosamente la atención es la falta de una regulación específica y realista para la televisión. A lo largo de este volumen detalla todos los intentos y también las trabas para reglamentar la tele en nuestro país. ¿Cuál es su conclusión? ¿Por qué ha habido tan poco interés de la clase política en “arreglar” esto? 

Cuando ha pasado casi medio siglo desde las primeras reglamentaciones jurídicas democráticas en el sector televisivo y ha habido, por supuesto, gobiernos socialistas, populares, de partidos autonómicos y todo sigue igual que en 1980, sólo cabe pensar que la clase política en su conjunto desea el modelo televisivo que tenemos. No se me ocurre otra respuesta.

- La televisión, al igual que la literatura o el cine, son muestras de la sociedad de la época. A alguien que no viviera en los 90 quizás le sorprenda ver lo que reflejan aquellos programas. ¿Cuál es la reacción de sus alumnos cuando les descubre lo que triunfaba en los primeros años de competitividad entre distintas cadenas?

Eres muy optimista. Tu pregunta revela que existe un pálpito histórico en los alumnos pero sinceramente no lo creo. No ocurre en televisión, pero tampoco en cine o en literatura. No creo que hoy sepan de las novelas españolas de los noventa. No es culpa de ellos, por supuesto, sino de nosotros. Sin embargo, el observar un fenómeno súper interesante que está ocurriendo ahora me llama mucho la atención a pesar de que tan sólo lleva a comentarios intrascendentes. Las series firmadas por los hermanos Caballero siguen funcionando veinte años después de su estreno. El mismísimo extraordinario futbolista Lamine Yamal dice que la serie que más le gusta es "La que se avecina" y no "Los Soprano" o "The Wire". Alguien debía financiar el pensamiento de los jóvenes sobre las series españolas.

El logotipo de Canal +, una cadena privada que buscaba la diferenciación

- En los inicios de los 90 la imagen de las tres cadenas privadas existentes entonces estaba muy marcada pero ¿qué pasaba con las públicas? ¿Supieron enfrentarse a la llegada de otras “miradas”?

Bueno ya he dicho que no existía lindes muy diferenciados entre un modelo u otro. Y un buen ejemplo es que los profesionales podían intercambiarse y también los formatos o ficciones. En suma no supieron (o no les dejaron) establecer un modelo en que se diferenciara o coordinara el conjunto de la oferta televisiva.

"Médico de familia", uno de los grandes éxitos de la ficción en Tele 5

- En este libro establece una Edad de Oro de la TV que quizás despierte polémica. ¿Por qué considera que entre 1996 y 2008 se vivió una etapa que podamos denominar así?

Es muy simple: son los años en los que el dinero de la publicidad llega a espuertas y parece que todo es posible. También era posible, lo supimos luego, la burbuja inmobiliaria y los pocos controles a las cajas de ahorro. Con más dinero que nunca se podía pensar en un ‘edad de oro’.

- Presta especial atención al desarrollo de la ficción televisiva desde los 90 y deja patente que aunque en nuestro país se produce más que en otros europeos, se hace con mucho menos dinero. Con estos mimbres, ¿por qué se caracterizan las series españolas con respecto a las de nuestros vecinos?

Las series españolas son de bajo coste, tanto lo que cobran los trabajadores como los dineros con los que cuenta la producción: decorados en interiores, con pocos personajes y tiros de cámara cortos que no obligan a mucha iluminación. En Europa las series españolas siempre parecen telenovelas, que es muy digno pero es lo que es.

Los concursantes de la primera edición de "Operación Triunfo"

- También analiza el caso de “Operación Triunfo”, ¿qué aportó su estreno en la televisión del momento con una TVE perdiendo preponderancia entre el público?

"Operación Triunfo" fue un gran programa. En cierto sentido estableció sinergias entre los profesionales de la empresa privada y los provenientes del sector público. Y desde luego, la llegada de concursantes de muchos lugares del Estado ayudó favorablemente.

- En España la relación entre política y TV ha sido evidente (e inevitable) desde sus inicios. ¿Cómo ha evolucionado en estos 32 años? ¿Se vislumbra un cambio hacia la independencia de las públicas?

Por supuesto que no se vislumbra ningún cambio, a veces se hace un poco mejor y en otras ocasiones un poco peor, pero siempre bajo la égida defensiva de los políticos. Mira este ejemplo: ¿Por qué no existen apenas libros de memorias de los que han detentado mando en las emisoras públicas? ¿No te extraña? No ocurre así ni en Francia, ni en el Reino Unido, ni en Italia. ¿Y porqué en España pasa? Y fíjate que tenemos varias décadas de emisoras públicas democráticas.

Broncano en el estreno de "La Revuelta" en TVE

- ¿Qué les podemos decir a aquellos que desprecian la TV como medio y que consideran que su influencia en la sociedad es nula o sólo negativa? ¿Cuál es su opinión después de años de estudio y análisis profesional?

Pues no sé, que piensen en Yamal, que juega muy bien y le gusta la TV o, que al margen de la polarización política y los (justos) intereses económicos, el ‘combate’ en septiembre de 2024 entre Pablo Motos y Broncano nos está hablando de la España contemporánea más que otras cosas que se nos puedan ocurrir que están pasando. A mí eso me interesa.

viernes, 27 de septiembre de 2024

Todo lo inventó Steve Allen

 

El 27 de septiembre de 1954 se estrena a nivel nacional el "Tonight Show" en la NBC. Se cumplen, por tanto, 70 años del inicio de un programa que hizo (y sigue haciendo) historia en la televisión mundial. Fue Pat Weaver, padre de Sigourney, quien inventó esa franja, el late night, después de haber inventado también la matinal con "Today Show" un par de años antes pero fue Steve Allen quien marcó las bases del género. De hecho, todo lo que hoy vemos en este tipo de programas lo probó antes Steve, fue él y su equipo quien puso en marcha una forma de hacer tele que en nuestro país hoy podemos ver en un access prime time alargado hasta el punto de que ya no hay prime time tal y como lo conocíamos. Esa "guerra abierta" entre el veterano "El Hormiguero" y el recién llegado a la palestra de la tele abierta "La Revuelta" (espoleada fundamentalmente por los medios) nos sirve para comprobar que Allen fue el pionero.


Si os cuesta creer que un señor podía ser tan trasgresor hace siete décadas como Broncano hoy o tan creativo como Motos en sus mejores tiempos, agárrame el cubata (a mí en realidad esta expresión no me encaja porque soy abstemio). Aclaremos antes que Steve Allen había iniciado el programa en 1953 pero sólo para Nueva York y que se mantuvo en el "Tonight" hasta enero del 57 pero después volvería al formato una y otra vez en otras cadenas y en sindicación con el título de "The Steve Allen Show" y algún añadido puntual del patrocinador de turno, además combinaba sus espacios diarios con otros semanales de gran formato. Pues bien, él ya  llegaba en ciclomotor (sin casco entonces) en una de las cabeceras de sus programas tal y como después lo hizo Carlos Herrera en Canal Sur y La Uno o como hace Broncano ahora pero corriendo o en bici. 


El saludo inicial, el baile mientras suena la orquesta, los gestos a la audiencia en casa... todo esa liturgia no la inventó Allen pero sí que la enriqueció y estableció como norma para los late del futuro. Su patada a cámara fue uno de sus sellos. Hablando de orquestas, eso de convertir al director de la suya en un personaje más y hacer de la música parte indispensable del show sí que tiene su firma. Si bien es cierto que todos los programas tenían orquesta, orquestina, cuarteto o trío, no es casual que Steve fuera él mismo un prolífico compositor y un consumado pianista. Ante cualquier eventualidad, ausencia de un invitado o, simplemente, porque le apetecía Steve se acercaba al piano y era capaz de improvisar con sus músicos una canción ad hoc. 


Steve era, ante todo, humorista. Así comenzó su carrera en la radio y ese fue siempre el pilar sobre el que asentó sus proyectos, incluso los divulgativos (como "Meeting of Minds" en la pública PBS). Fue un absoluto genio de la improvisación aunque llegara a su vida de forma absolutamente casual. El día que Doris Day no pudo acudir a su programa de radio fue un momento decisivo. Tenía que cubrir aquella hora en directo como fuera y se acercó a la gente presente en el auditorio (la mayoría de los programas de radio se hacían cara al público) y jugar con ella. Así nació una nueva forma de humor que trasladó al "Tonight" llevándolo incluso más allá, saliendo a la calle con una cámara ligera (una auténtica innovación) para hacer lo que hoy hace Jorge Ponce, jugar con el ciudadano, conseguir la risa cómplice a través de conversaciones en las que se roza la vergüenza de la víctima pero sin escarnio. 

El humor impregnaba el programa desde el principio, Steve formó su propia troupe de actores que interpretaba sketches en directo y si algo fallaba se incorporaba a la acción, un bigote que se despega, un forillo que se cae, un artilugio que deja de funcionar... la improvisación se unía al guión y surgía la magia. Prácticamente todos los actores de esa pequeña compañía continuaron su carrera en cine, televisión y teatro y es que Steve tenía un excelente ojo para sus colaboradores. Eso sí, cada vez que el "jefe" volvía a la tele con un proyecto, volvían a unirse, habían creado una auténtica amistad.

Esa capacidad para encontrar gente con talento la extendía a los invitados. No sólo acudían a su llamada las grandes estrellas del espectáculo, él invitaba a artistas de la disidencia y la contracultura. Era tan valiente como para llevar al estudio a Jack Kerouac, máximo representante de la Beat Generation, a leer su obra, a Bob Dylan a cantar en directo o a Frank Zappa (años antes de The Mothers of Invention) a "tocar la bicicleta". Además sabía ver qué famosos eran buenos "contadores de anécdotas" y los invitaba periódicamente para regocijo de la audiencia. Fue, por tanto, el primero en tener famosos como colaboradores al estilo Antonio Resines con Broncano o Motos. Esas charlas eran pura irreverencia, no había nada preestablecido y las respuestas, a veces, sorprendían al propio invitado por su audacia, Steve era capaz de sacar lo mejor de ellos. 

Por último, los experimentos. Steve incorporó la locura visual a los platós o a sus exteriores, desde sumergirse en un tanque de gelatina, convertirse en una bolsa de té humana con ayuda de una grúa que lo suspendía en el aire, luchar en barro con una campeona nacional o colocar una cámara oculta para conocer la reacción de gente de la calle ante situaciones inesperadas. En ocasiones conseguía la risa histérica del público de forma mucho más modesta: telefoneaba en directo al azar y llevaba al límite a quien respondiera con una conversación surrealista... Además siempre tenía en cuenta cómo veía el espectador el programa en su casa y usaba la técnica en su provecho: chroma-key, retroproyecciones, espejos en el frontal del teclado del piano para favorecer que el realizador captara sus manos tocando... Fue un innovador en fondo y forma.

Estos son sólo algunos ejemplos. Teniendo en cuenta que hasta finales de los ochenta seguía teniendo programas diarios en radio y que se mantuvo en activo hasta su muerte en 2000 es fácil comprender que sus aportaciones son tantas como sus años de carrera. En definitiva, lo que hoy se hace en el late en EE.UU y aquí en el access se lo debemos, sin ninguna duda, al primero de todos, al auténtico pionero: Steve Allen. 

jueves, 19 de septiembre de 2024

"59 segundos", el regreso del debate con tiempo limitado

Una de las primeras ediciones de "59 segundos" en el Aula Magna de la Facultad de Derecho de Madrid. Foto Globomedia.

59" para opinar, el límite del minuto para exponer tu criterio, un suspiro para los verborreicos, tiempo suficiente para los que tienen claro qué decir. Con esta idea nacía el 4 de octubre de 2004 el debate "59 segundos" en La 1 de TVE y que hoy, doce años después de su final, regesa a la misma cadena. Esta producción de Globomedia añadía un punto de espectáculo al género y no sólo lo revitalizaba sino que lo "aireaba", le desprendía de su aura formalista. Estaba claro que sus directores no tenían "La clave" de Balbín como referencia sino más bien "Su turno" de Hermida pero con la influencia radiofónica de tener una serie de contertulios fijos. Además de los periodistas y opinólogos de guardia, esta animada tertulia invitaba semanalmente a representantes de los dos principales partidos políticos y eso sí que era novedoso en el horario nocturno de la época. Todos ellos tenían que someterse a la misma limitación de tiempo y si no cumplían, su micrófono se retraía hasta ocultarse en la mesa. Con este simple detalle el programa ya consiguió su propio sello estético, fundamental para llamar la atención de la audiencia y permanecer en el recuerdo. 

Mamen Mendizábal. Foto Globomedia.

El Aula Magna de la Facultad de Derecho acogía inicialmente el programa, con un público atento y participativo, generalmente los propios estudiantes. En las siguientes temporadas los tristementes desaparecidos Estudios Buñuel albergaron este debate. Su primera presentadora era una novata televisiva pero formaba parte del equipo de Gabilondo en el "Hoy por hoy" de la Cadena SER y eso marca. Esta fue su primera gran oportunidad en pantalla y gracias a la visibilidad que le otorgó fue elegida presentadora de la edición nocturna de "La Sexta Noticias" desde los inicios de la cadena, razón por la cual abandonó el programa. No es casual que Globomedia fuera una de las productoras fundadoras del canal. Dato curioso: Mamen sustituyó en "La Ventana" a la que será la nueva conductora de "59 segundos", Gemma Nierga, durante una baja temporal. 

Foto Globomedia

Además de los tertulianos, el programa solía tener una entrevista destacada y ahí no se ajustaba el tiempo de la misma manera. De hecho, en etapas posteriores se realizaba fuera de la mesa de debate. El récord de audiencia de la primera temporada se produjo el 25 de abril con la presencia del presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, entrevista prevista para dos semanas antes pero aplazada porque el PP recurrió ante la Junta Electoral Central quejándose de que interfería en la campaña de las elecciones vascas, lo que nos da una idea de la preponderancia que había alcanzado este programa en el debate público. Más de 2.100.000 espectadores (un 25% de share) siguieron aquella entrega, posiblemente por la polémica. La cuota media de los 36 programas emitidos entre octubre y finales de junio de 2005 se acercó al 19%.

Santiago Segura entre los contertulios. Foto Globomedia.

Precisamente la segunda temporada, se estrenó el mismo día que este "reboot", un 19 de septiembre pero de 2005. Tras las continuas polémicas de la primera, ahora abrían el debate a otros temas que no fueran políticos aunque sin dejar de lado estos. Aseguraban que contarían con el PP pero el partido ya había abandonado el formato en junio del año anterior, entre cosas porque afirmaban que la elección de temas les perjudicaban. Especialmente ofensivo les resultó que se hablara de la tragedia del Yak-42. No obstante, no era el único partido que se quejaba, IU (Izquierda Unida) denunció tendencia al bipartidismo en sus invitados. 

Foto Globomedia

A tenor de estos rifirrafes, estaba cumpliendo su objetivo de plantear temas que interesaran a la audiencia y llevar al plató las discusiones del Congreso pero con la limitación del título. Es más, en cierta ocasión el propio Congreso pidió explicaciones al Ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, tras su intervención en el programa por su acusación directa al Gobierno de Aznar de respaldo al fallido golpe de Estado en Venezuela en 2002 contra Hugo Chávez. 

Ana Pastor entrevistando a Antonio Banderas en 2009. Foto RTVE.

Cuando Mendizábal dejó el programa se escogió, no sé si casualmente, a otra periodista de La SER y, concretamente, del equipo del "Hoy por hoy". Ana Pastor se había criado profesionalmente con Gabilondo y, como Mamen, también se había encargado en la misma emisora radiofónica del programa semanal "Punto de fuga" donde se analizaba la actualidad con más profundidad. Para ambas "59 segundos" fue una gran oportunidad, una plataforma para demostrar su profesionalidad ante las cámaras. Pastor permaneció en él hasta 2009 cuando sucedió a Pepa Bueno en "Los desayunos de TVE".

María Casado en 2009. Foto RTVE.

La siguiente moderadora venía de la Casa. María Casado presentaba el TD Fin de Semana con David Cantero (con el que se reencontrará profesionalmente en la misma franja y tarea pero en Telecinco) pero ya conocía el formato porque desde 2007 se encargaba de la versión para el circuito catalán de TVE, "59 segons". Con su llegada al nacional Cristina Puig se puso al frente. TVE Canarias también tenía su adaptación a la actualidad del archipiélago con Fátima Hernández. Casado compagina el informativo y el debate semanal con otros formatos hasta que en septiembre de 2012 toma el relevo una vez más de Ana Pastor, esta vez en "Los desayunos". En realidad "59 segundos" había finalizado su larga andadura en abril para reconvertirse en abril en "El debate de La 1" también con María al frente. La razón era que TVE había sufrido un importante ajuste presupuestario y tenía que "soltar lastre". El sustituto, de producción propia, heredó un cierto desgaste de su predecesor y no consiguió su audiencia ni relevancia social.

Gemma Nierga ayer en el plató del nuevo "59 segundos". Foto RTVE Catalunya.

Esta noche, después de Broncano, se recupera esta cabecera para iniciar una nueva etapa con Gemma Nierga al frente. Es buena noticia que la tertulia animada (pero no chabacana) vuelva al horario estelar de la tele pública y mejor aún que lo haga con una periodista respetada y muy querida que, además, se encuentra en un momento especialmente dulce de su carrera. Su "Café d'idees" en el circuito catalán de TVE es, posiblemente, el matinal informativo más destacado de la televisión en este momento. Ha conseguido incrementar notablemente la audiencia de Ràdio 4 de RNE y crear una franja nueva en TVE Catalunya en su emisión simultánea. Además, cada día genera titulares con sus entrevistas y recibe periódicamente premios por su labor informativa. 

El decorado de la nueva etapa. Foto RTVE Catalunya.

El nuevo "59 segundos" se realizará en directo desde el Estudio 6 de TVE en Sant Cugat del Vallès. El decorado mantiene la línea de las últimas temporadas pero con varias novedades. La principal es que vuelve a haber grada para el público y que también tendrá la palabra. Eso sí, tendrá casi un minuto para explicarse, después el micrófono se bajará. El uso de este artilugio volverá a dejarnos momentos de gran potencia visual pero, más allá del invento, lo importante es que el programa consiga la pluralidad de opiniones y, ya puestos a pedir, que los invitados se olviden de discursos aprendidos y que los colaboradores no sean los mismos que vemos en todas las tertulias. Ojalá lo consigan. 

domingo, 15 de septiembre de 2024

El ayer y el hoy de los presentadores del Telediario

Jesús Álvarez en el Telediario a principios de los 60. La mujer que le pasa un teletipo es Pilar Miró que en los 80 sería la primera Directora General de RTVE

Cuando TVE comenzó sus emisiones regulares el 28 de octubre de 1956 nadie pensó que fuera necesario tener unos servicios informativos, total, en plena dictadura poco se podía informar. Hablamos de una época en la que todas las cadenas de radio tenían que conectar con “El Parte” de RNE, no se permitían boletines propios. De ahí que vuestros abuelos sigan diciendo eso de “voy a ver qué dice el Parte”, como si de una servicio militar se tratara. Tal día como hoy de 1957 se estrenó la marca Telediario y por eso toca hacer un repaso a lo más "aparente": sus presentadores/as y la forma en la que ese oficio ha ido transformándose. 

David Cubedo a mediados de los 60

Uno de los pioneros de aquella primigenia TVE, David Cubedo, fue el que sugirió que sería importante ofrecer noticias para los televidentes y la cosa se puso en marcha al año siguiente. Primero sería bajo el título de "Últimas noticias" y después con el definitivo de "Telediario", nombre que se reaprovecha de la revista que informaba de la programación y que después cambiaría su cabecera por "Tele Radio". El propio Cubedo sería el presentador de una de las ediciones, las otras dos tenían a Jesús Álvarez y Eduardo Sancho al frente. 

Eduardo Sancho al frente de la tercera edición del Telediario a principios de los 60

Un motorista llevaba los papeles con la información pautada desde RNE hasta el chalecito del Paseo de la Habana donde se encontraba la sede de la tele y los presentadores leían “a pelo” esa información. Poco a poco fueron incorporando fotografías y se suscribieron a los servicios de alguna agencia y también al de la poderosa CBS, cadena estadounidense que era la referencia informativa en aquella época. Eso en cuanto a lo internacional, lo nacional… tardaríamos unos años en mandar reporteros a la calle con cámaras de cine. Eso precisaba un revelado y montaje, así que normalmente no se emitían hasta uno o dos días después de la grabación, es decir, que la noticia se había quedado vieja ya.

Jesús Álvarez en uno de sus últimos especiales informativos

Cuento todo esto porque es necesario para entender lo que vino después  y es que, en realidad, durante décadas no hubo grandes cambios en cuanto a la forma de presentarse ante el espectador. Hasta mediados de los setenta, y salvo honrosas excepciones de las que hablaremos, el locutor de informativos (no necesariamente periodista) era hombre, de voz generalmente grave y rotunda, de dicción perfecta y de edad media. Era rarísimo ver a un locutor joven, aunque los hubo, generalmente sustitutos o como “acompañantes” del presentador principal. En los sesenta y primeros setenta la separación “Informativos vs. Programas” prácticamente no existía y algunos de los locutores más reconocidos de los Telediarios también se encargaban del entretenimiento como el todoterreno Jesús Álvarez. 

Miguel Sanchís y Pedro Macía en un TD de principios de los 70, aún sin autocue

El tele-prompter o autocue, ese aparatito que nos permite leer los textos directamente de la cámara no se incorporó a los estudios de TVE de forma generalizada hasta… ¡mediados de los ochenta! Todos los presentadores utilizaban la técnica que el pionero Eduardo Sancho definía como “el bebe-patos”, es decir, leer del papel directamente y levantar la vista tanto como fuera posible para no perder el contacto visual con el espectador. En esto los había mejores y peores y algunos habían perfeccionado la técnica o bien tenían una extraordinaria memoria que les permitía aprenderse una parte del texto hasta que las “colas” decidían entrar en imagen. 

Julio César Fernández esperando la conexión con un Centro Territorial en los 70

No existían las conexiones en directo y hasta 1966 no se monta una red de corresponsales cuyas crónicas eran en formato cine o bien, para noticias de última hora, telefónicas sobre colas de imagen de alguna agencia, pero no en directo. Eso implicaba que cada vez que el presentador tenía que dar paso a un reportaje o a una crónica tenía que encomendarse a Santa Clara, patrona de TVE, para que no tardara demasiado en entrar. A veces esos segundos se hacían eternos y el pobre locutor aguantaba la espera con resignación. Si hoy nos ponemos nerviosos cuando se retrasa 2 segundos imagina estar en un plató y esperar (fácilmente) 30 segundos. Estaban hechos de otra pasta. 

Es importante recalcar que esa corrección y encorsetamiento eran exigencia de la Casa y que incluso existían multas por “salirse del tiesto”. Si había una equivocación y se consideraba “falta”, multa al canto. No se andaban con chiquitas, de ahí que hoy cuando vemos fragmentos conservados de aquellos telediarios nos parezcan “casi artificiales”. De esa época viene el famoso descalificativo de “bustos parlantes”. 

Blanca Gala

A finales de los 60 se producen tímidos intentos de modernizar todo aquello. En 1968 aparece el primer informativo matinal, “Buenos días”, y por primera vez una mujer aparece presentando noticias. Su nombre: Blanca Gala. Apenas duró una temporada en antena. Se paralizó aquello de la televisión matinal (breve apunte: no había tele por las mañanas, teníamos carta de ajuste, tras este efímero intento no hubo programación matinal hasta 1986, precisamente con otro “Buenos días”). Blanca también presentaría la última edición del Telediario tras esa cancelación. 

Jesús Hermida en la corresponsalía de Nueva York

Otro intento de evolución: la última edición del Telediario en 1970 pasa a llamarse “24 horas” y se reclama a Jesús Hermida que regrese de la corresponsalía de Nueva York para encargarse de él. Había narrado la llegada del hombre a la Luna unos meses antes, llevaba ya unos años allí y había visto a grandes maestros como Walter Cronkite en la CBS o a la pareja Huntley-Brinkley en la NBC y pensó que le llamaban para hacer algo similar. Esa era la idea inicial pero Don Jesús tenía demasiada personalidad y el techo de “lo noticiable” todavía estaba demasiado bajo. Le sustituyó Manuel Martín Ferrand que también tuvo problemas continuamente. El colmo fue cuando pidió un minuto de silencio por las víctimas de la guerra del Vietnam y eso provocó un conflicto diplomático. Suspensión de empleo y sueldo y poco después cancelación del informativo.

Eduardo Sancho conectando con el Congreso de los Diputados en los 70

Los intentos de cambiar la forma de presentar las noticias que apenas duraban una temporada (con suerte) fueron una constante. La verdadera revolución llegó durante la Transición. En 1976 Rafael Ansón accede a la Dirección General de RTVE y una de sus primeras medidas es cambiar los Telediarios de arriba a abajo. Tres presentadores formarían parte de la operación: Lalo Azcona, Eduardo Sotillos y Pedro Macía. Los dos primeros eran jóvenes, venían de la radio y, por lo tanto, no tenían ningún “vicio” adquirido de la vieja redacción de TVE. El tercero era un pionero que llevaba desde los primeros sesenta y que desde la edición de medianoche serviría de bisagra entre una generación y otra. 

Lalo Azcona

Lalo fue una agradable sorpresa, aparecía con traje de tres piezas, corbata enorme pero no anudada hasta el último botón. No leía, explicaba. Sonreía, hablaba como alguien normal. De repente la audiencia ve que se están contando las noticias de verdad, que hablan de la legalización del Partido Comunista, de protestas en la calle, aparecen líderes que antes estaban vetados en la tele. Fue un intento que debería haberse estabilizado pero dos años después se desmontó aquella redacción, hubo dimisiones de “las caras de la noticia” y se produjo una involución. 

Joaquín Arozamena y Victoria Prego

A principios de los ochenta la campanada la dio un informativo minúsculo que se emitía poco antes de que se cerrara la emisión, por eso recibió el título de “Al cierre”. Lo presentaban Joaquín Arozamena y Victoria Prego. Ambos habían participado en 1974 en “Noticias en la Segunda”, una rebelión en el fondo y forma… por eso se cortó a los pocos meses, todo el mundo empezaba a preferir aquel informativo rompedor y yeyé al que se emitía en La Primera y aquello no se podía permitir. En esa época, la Segunda (lo de “La 2” es de los noventa) no llegaba a todo el territorio nacional así que tenía mérito. La Dictadura estaba muriendo pero los últimos coletazos siempre hacen daño y aquel noticiario era el más moderno de Europa. Joaquín y Victoria venían, por lo tanto, con la lección bien aprendida y su “Al cierre” fue el triunfador de la temporada. La clave estaba en que hacían periodismo interpretativo, contextualizaban, “contaban lo que estaba pasando” y Arozamena no era precisamente un busto parlante, sus manos en continuo movimiento fueron imitadas hasta la saciedad pero tras esas parodias había admiración. ¿Cuánto duró eso? Una temporada, ¡qué sorpresa!

Clara Isabel Francia en los 70

Afortunadamente de todos aquellos intentos se iban quedando algunas cosas. A finales de los 70 la presencia de mujeres en los Telediarios ya no era testimonial: Clara Isabel Francia, Rosa María Mateo, Elena Martí, Marisol González, Cristina García Ramos (la de “Corazón, corazón”, sí) presentaban o copresentaban distintas ediciones de los informativos.

Manuel Campo Vidal y Concha García Campoy a mediados de los 80

A mediados de los ochenta una nueva generación de periodistas llega a los Telediarios y, por primera vez, se destierra casi definitivamente la figura del “locutor”, es decir, un presentador profesional que lee lo que escriben los redactores. Es un primer paso para llegar a la figura del “editor-presentador”. Manuel Campo Vidal, Concha García Campoy, Paco Lobatón, Carlos Herrera (poco tiempo pero estuvo ahí), Ángeles Caso… ¡Y por fin tenían autocue! Eso sí, fallaba tanto que a veces se hacían un informativo completo con el aparato escacharrado.

Ana Blanco y Matías Prats en un Telediario de los 90

En los noventa ya tenemos a Matías Prats asentado en los Telediarios, a Ana Blanco estrenándose en el fin de semana junto a Francine Gálvez, a Pedro Piqueras… parece que nada ha cambiado, ¿verdad? Las privadas llegan y se producen grandes fichajes. Luis Mariñas abandona su TD para dirigir los primeros informativos de Tele 5, llenos de comentaristas como Andrés Aberasturi porque no había dinero para montar una redacción. La fórmula, por diferente, funcionó. Antena 3 unió a veteranos de la radio como Luis Herrero con jóvenes periodistas femeninas pero quién llamó la atención fue José María Carrascal que con su “al filo de la medianoche” consiguió destacar entre la “normalidad” y que las otras cadenas también quisieran su “informativo de autor”. Una pena que eso ya no exista. 

Lorenzo Milá en "La 2 Noticias"

Creo que es justo reconocer que los ensayos para modernizar (y, por lo tanto, mejorar) la anquilosada fórmula del informativo televisivo en nuestro país se produjeron en La 2. Desde el ya mencionado y efímero “Noticias en la Segunda” del 74, a su sucesor “Redacción noche” en el 76, los diferentes títulos que comandó Arozamena o el siempre rompedor “La 2 Noticias” con un Lorenzo Milá en sus primeros años que, literalmente, educó informativamente a toda una generación de estudiantes de Periodismo. Su paso al Telediario de La 1 (corbata sí, corbata no) se saldó con buenas críticas y audiencias y sin perder un ápice de su naturalidad.

Mari Carmen García Vela

Tampoco podemos olvidar que las “noticias” no sólo se cuentan en los diarios, otros formatos como “Informe Semanal” nos  han descubierto a algunos de los mejores comunicadores de este país y es inevitable nombrar a Rosa María Mateo y Mari Carmen García Vela que con su hablar pausado marcaron escuela. 

Marta Jaumandreu en el Informativo Territorial de Madrid que comparté plató y decorado con el Telediario (Foto Alejandro Macías)

¿Ha cambiado radicalmente la forma de presentar las noticias? Se perfecciona la técnica pero desde hace 30 años no hay grandes alteraciones. Los presentadores pueden ser más o menos simpáticos, ahora se ponen de pie y pasean por el plató pero eso ya se había visto antes. Lo que importa es que lo que se cuente sea real y esté contrastado, que la información sea honesta (ya que la objetividad es imposible), que no haya partidismos y que quien comunique tenga credibilidad. ¿Y eso cómo se consigue? Desde luego, no haciendo aspavientos o siendo sensacionalista, la credibilidad es ese ente que se trabaja durante años y que se pierde en un minuto. ¿Todos nuestros presentadores/as la tienen? No, pero muchos han encontrado su nicho de mercado y en estos momentos eso parece importar más. ¿Podría un presentador/a del Telediario de 1980 conducir uno hoy en día? Sí, la técnica le ayudaría a hacer mejor (y más cómodamente) su trabajo. ¿Podría cualquier presentador/a de hoy hacer el viaje inverso? Creo que tardaría más, mucho más, en acostumbrarse. No olvidemos, por tanto, que lo básico no ha mutado: informar (no aleccionar). Da igual que el decorado sea una pantalla de 6 metros o una cortina, la capacidad comunicativa tiene que ver con el talento, sí, pero también con la ética y con la práctica. 


Os recomiendo el especial "La noche del TD" emitido hace diez años La Uno, podéis verlo pinchando aquí

Este artículo fue originalmente una colaboración para el blog de Luis Fraga hace cuatro años. Lo he recuperado y actualizado con motivo del aniversario del Telediario.

domingo, 8 de septiembre de 2024

"Los Bribones", un negocio entre estrellas de Hollywood

Hoy es bastante habitual que las estrellas del cine y la TV tengan su propia productora y que su fama sirva de reclamo para vender sus productos pero en los años 60 eran muy pocos actores los que se atrevían a meterse en estos berenjenales. El importante precedente marcado por Charles Chaplin, Douglas Fairbanks, Mary Pickford y David Wark Griffith en 1919 al fundar su propia compañía, United Artists, quizás inspiró a Dick Powell, David Niven, Charles Boyer y Joel McCrea para fundar Four Star Television en 1952. En realidad estos cuatro actores de renombre estaban más imbuidos del espíritu negociador de Desi Arnaz y Lucille Ball que con su Desiluz Productions alcanzarían éxito y cierta independencia. Fue Desiluz la que lanzó "I Love Lucy", protagonizada por ellos mismos, y "Los intocables", por ejemplo. 

De Four Star surgieron unas cuantas series muy populares en la década de los cincuenta y en varias, como la antología "Four Star Playhouse" sus fundadores también aparecían como actores, generalmente en rotación. Con esa misma idea surgió en 1964 "The Rogues" protagonizada por los socios Charles Boyer y David Niven. Para completar el elenco se recurrió a Gig Young, Gladys Cooper y Robert Coote, estos dos últimos fueron nominados a los premios Emmy. 

Emitida originalmente en la NBC la temporada 1964/65, llegó a TVE unos meses después de su final. Sus 30 capítulos se emitieron los jueves a las 22 h (excepto en fechas señaladas como en Semana Santa) con cierta relevancia a tenor de la hemeroteca. Curiosamente en esa franja sustituía a la serie inglesa "El Santo" con Roger Moore a la que le unía un más que notable parecido en su trama. Si Simon Templar, el Santo, era una mezcla entre detective y ladrón de guante blanco que al estilo de Robin Hood robaba a los ricos para dárselo a los pobres, los Bribones tenían como lema "Honor antes que honestidad". 

Estos personajes eran el resultado de la unión de dos familias de estafadores (por definirlos de alguna manera) de rancio abolengo: los Fleming y los Saint Clair que en cierto momento de la historia unieron su sangre. En los 60 estaban desperdigados por el mundo, robando joyas con tanta clase que daba pena denunciarlos. Como Niven y Boyer estaban a tope de trabajo en Hollywood tenían mucha menos presencia que Gig Young, de hecho en la mayoría de los episodios no compartían pantalla y buena parte de sus intervenciones se rodaban allá donde estuvieran trabajando. 

La serie fue bien recibida en nuestro país, prueba de ello es su privilegiada ubicación en la parrilla pero no consiguió superar la audiencia de su predecesora en ese lugar, entre otras cosas porque su única temporada en antena impedía una fidelización. Aún así no merecía el olvido en la que hoy se encuentra relegada.