martes, 23 de febrero de 2016

Si lo sé... no vengo


"Un concurso de locos". Toda una declaración de principios desde los títulos de crédito iniciales. "Si lo sé... no vengo" comenzó como la alternativa catalana a los grandes concursos de plató realizados desde Prado del Rey en los ochenta. Era como el primo modesto del "Un, dos, tres" pero tenía tanta personalidad que enseguida se hizo un hueco entre las preferencias de los espectadores. No es de extrañar ese cariño porque este formato dirigido por Sergio Gil y realizado por Sergi Schaaff era un alarde de ritmo. Aquí las pruebas físicas, las mentales y las intelectuales se mezclaban en un totum revolutum que no concedía descanso al concursante ni al televidente. Jordi Hurtado, "el enterao" según los créditos, coordinaba el concurso y la actriz Virginia Mataix, "la vecinita de enfrente", presentaba el programa y hacía recuento de puntuaciones al tiempo que valoraba con el participante sus resultados. Pero no eran los únicos miembros del reparto fijo: los forzudos González y González, Damiá Barbany (el inevitable del ascensor decían, en realidad un actor que tan pronto ayudaba como molestaba), Rafael Blanch al piano y las azafatas Janine, Jair y Elena en la primera temporada ayudaban a liar al osado concursante. Ah... y el hombre invisible de "Saber y ganar" ya estaba ahí también, Juanjo Cardenal formulaba las preguntas culturales en el momento más inoportuno.


Y es que este frenético formato fue el inicio de muchas cosas para el equipo de entretenimiento de Sant Cugat, el centro de producción de TVE en Cataluña. Con "Si lo sé... no vengo" comenzó (y no de manera premeditada) una nueva etapa de oro que recuperaba aquella que se había vivido casi veinte años antes en Miramar, el anterior cuartel general de la Casa en Barcelona. Schaaff, un veterano realizador bregado en mil géneros, le cogió gustillo a los concursos y después alumbraría otra joya: "El tiempo es oro" y a ese diamante podemos añadir otra piedra preciosa de la parrilla ochentera, "3x4". Y parte del elenco de esos programas había comenzado a trabajar en el concurso que hoy nos ocupa. A saber: Jordi Hurtado sería el primer presentador del espacio que encumbraría a Julia Otero pero él lo había testado antes sólo para el circuito catalán. Romero sería presentador suplente de la Otero en el verano de la primera temporada. El decorador Luis Gracia se encargaría de la escenografía de todos ellos. Janine también fue la famosa azafata del dedito en la enciclopedia del concurso del tiempo dorado. Y para redondear todo: "Saber y ganar" está dirigido por Schaaff, presentado por Hurtado, con la voz de Cardenal y la colaboración de Pilar Vázquez, coordinadora de "Si lo sé... no vengo". Ah... estos sólo son los más conocidos, claro, en el equipo de producción, guión y la parte técnica hay muchas más coincidencias.


Este concurso se emitió entre 1985 y 1988, primero los jueves por la noche y poco después los domingos por tarde, entre las dos pelis de Sesión de Tarde. Fue en ese horario donde realmente se asentó, era una hora de auténtica locura en un día televisivo dedicado al rélax. ¿Y por qué funcionó tan bien en su segunda ubicación? Muy sencillo: era un formato familiar que enganchaba a los niños. Ellos eran los que realmente tiraban del resto de la parentela para ver el programa. Para ellos no era sólo una gymkana frenética sino que cada uno de los miembros del reparto tenía un personaje muy bien definido que ayudaba a identificarlos claramente. A lo largo de sus temporadas en antena se realizaron varios especiales con premios para la beneficiencia y durante un verano se emitió desde decorados naturales de las Canarias.


El programa tenía otra característica diferencial, se puntuaba con kilómetros. Cada una de las pruebas físicas que transcurrían en el "Laboratorio" y que el concursante tenía que ir sorteando de forma alternativa mientras Juanjo Cardenal pronunciaba preguntas intermitentemente, tenía un valor en esa medida que se iba sumando hasta que el final se canjeaba por un viaje tan lejos donde se pudiera llegar con esa puntuación. Las preguntas acertadas se premiaban con 10.000 pesetas. Recordado es ese mapamundi transparente en el que, con ayuda de un cuadrante, Hurtado informaba de los posibles destinos. Cada emisión finalizaba con todo el equipo artístico brindando con cava, una celebración más de la catalanidad de aquel formato propio que debería ser recuperado. 



Fotos 1, 2 y 4 cedidas por TVE, la 3 por Gabriel Sendra @arxiusendra. Todos los derechos reservados

miércoles, 17 de febrero de 2016

Teatro Estudio: Esperando a Godot. 1978


Es una de las obras más representativas del teatro del absurdo, posiblemente la más reconocible del genero y, sin duda, la más popular de Samuel Beckett. "Esperando a Godot" es una pieza compleja, que necesita una cierta experiencia como espectador teatral y una mente abierta a la experimentación artística. En la TVE de finales de los setenta los dramáticos eran una constante en la programación y ya no tenían miedo a probar cosas nuevas, por eso el 7 de marzo de 1978 se emitió una nueva adaptación (la tercera hasta el momento) televisiva en la 2 (por entonces más conocida como el Segundo Programa o directamente la UHF). Esta versión dirigida por José Osuna se incluía  dentro del espacio divulgativo literario "Encuentro con las letras" que una vez al mes representaba un texto (aparentemente minoritario) bajo el epígrafe "Teatro Estudio". Antes, se presentaba y se ponía en contexto y después se debatía sobre ella, criticando incluso la adaptación por parte de los profesionales de la propia Casa.


Los actores Juan Llaneras, Ramón Corroto, Emiliano Redondo y Alberto Fernández (siguiendo el orden de la foto de izquierda a derecha) interpretaban respectivamente a Lucky, Vladimir, Estragón y Pozzo. Dos de ellos ya habían interpretado anteriormente sus mismos roles: Corroto 22 años antes, prácticamente al inicio de su carrera, y Redondo 14 años atrás. El primero declaraba a la revista TeleRadio: "La obra trata el problema de la desesperanza. Los dos personajes (Vladimir y Estragón) representan al ser humano. Yo soy la parte pensante y Estragón la material. Además hay otros dos personajes importantes que representan la situación social del ser humano: son el oprimido y el poderoso. Creo que la obra se ha enfocado correctamente por parte del realizador, que está haciendo un gran trabajo".


El propio Osuna reconocía que había apostado por una realización poco convencional, conscientemente sobria, para respetar el texto: "Lo habitual es que cuando se realiza una obra para TV el realizador trate de hacer su propia película, haciendo muchas aportaciones personales, no siempre justificadas, en lugar de tratar de resaltar lo que ya está en la obra. Esperando a Godot, además, no admite planteamientos de este tipo. Hay que respetar su estatismo teatral, que es fundamental para su comprensión". El actor Emiliano Redondo insistía en que no era una obra fácil: "Para mí el problema de la obra es el de la incomunicación. Estos dos personajes se comunican muy de vez en cuando, cada cual tiene su discurso. Es una obra muy difícil, no solamente para el espectador sino que también es muy difícil de estudiar para el actor. No hay un diálogo coherente pero el discurso de cada uno sí lo es".



domingo, 14 de febrero de 2016

Adiós a Concha Goyanes


Pionera de los dramáticos de TVE, Concha Goyanes (durante lustros "Conchita"), falleció el sábado a los 69 años tras una breve lucha contra una enfermedad que había provocado su regreso a Madrid para intentar atajarla. En los últimos años y tras el éxito de la serie de Canal Sur "Arrayán" donde había participado, se reencuentra con sus orígenes malagueños y se asienta de nuevo en su localidad natal, Coín. Su reaparición televisiva con personaje fijo en la serie de Emilio Aragón "Javier ya no vive solo"(2002) había iniciado una nueva etapa de trabajo tras haber permanecido cierto tiempo alejada de la pantalla. En esta recuperación también se incluye su papel en "Herederos", su retorno a TVE, la Casa donde había conseguido realmente su popularidad. Ya en 1963 alcanza la portada de la revista "TeleRadio", indicativo de su enorme fama por sus papeles en la prototelevisión.


Y es que Conchita había debutado prácticamente con el inicio de los dramáticos de la tele. Decía Baget-Herms en su "Historia de la Televisión" que junto a Luisito Varela (ambos en la foto superior) eran los niños prodigio oficiales del Paseo de la Habana. En realidad, ella había debutado sobre las tablas un poco antes en "Fuenteovejuna" y cuando fue contratada por TVE era una de las actrices del cuadro artístico de Radio Nacional. Su primer papel fue en "Un drama sensacional" junto a Jesús Puente por el que cobró nada menos que 500 pesetas. No había cumplido los diez años. Le decía en 1973 a la periodista Camino Ciordia: "Me tenía que llevar el bocadillo de casa porque allí no había un mal bar donde comprarlo. Otras veces nos íbamos a uno cerca de los estudios. A raíz de esta obra empecé a hacer papeles muy variados y me tuvieron que poner un profesor particular para que pudiera seguir con mis estudios. Hice indistintamente de niño o de niña. De Mozart, de niño Jesús, de Pimpinela Escarlata... Y anuncios, también publicidad. Mi primera serie fue "Margarita y Rufinín", dentro de los espacios infantiles, y constaba de 30 ó 40 capítulos".


En aquella época la audiencia de TVE era mínima y se restringía a Madrid y alrededores así que todavía era más famosa por su voz que por su aspecto, las radio-novelas de RNE fueron su primer peldaño a la popularidad. El siguiente fue el cine, sobre todo en las películas de Marisol y Rocío Dúrcal donde era la perpetua amiga de la protagonista. Estos films estaban producidos por su pariente Carlos Goyanes. Y es que Concha provenía de una larga estirpe artística, su abuelo había sido primera figura en la compañía de Margartita Xirgú, su madre era la actriz Mimí Muñoz y sus hermanas Mara y María José también se decantaron por el arte dramático. Sus hijos han continuado la tradición, Rebeca es actriz y Pablo es guionista, como su padre, Juan Tébar.
   A mediados de los 60, Concha (bueno, todavía Conchita en los créditos) alternaba el teatro con el cine y la televisión, tanto trabajo hacía que se espaciaran más sus apariciones en la tele pero algunos fueron muy sonadas. Por ejemplo, era una de las "embrujadas" de la adaptación de Pedro Amalio López de "Las brujas de Salem" (en la foto) de Arthur Miller. Corría 1965 y había participado en varias "Novela", en "Estudio 3" y en "Primera fila". En aquel espacio se incluyó la obra "Plaza de Oriente" y recordaba en la entrevista antes mencionada: "Había veinte decorados, todos en semicírculos concéntricos, y sobre la marcha había que ir montando unos y desmontando los usados. A Emilio, el de atrezzo, siempre le llamaban "protagonista" porque entre unas cosas y otras, siempre salía de rondón en todas las obras".


En mayo de 1966 apareció en un capítulo de la serie más popular de la época, "Historias para no dormir", "El aniversario", junto a a Manuel Galiana, Fernando Delgado y Félix Dafauce. Apenas un mes antes había intervenido en la Novela "Orgullo y prejuicio" y en un "Estudio 1". En agosto regresaría al espacio de Luis de Sosa "Tengo un libro en las manos" donde ya había interpretado a la Isabel II niña a finales de los 50. Finalizaría aquel prolífico año con un rol en la serie rompedora del momento, "Habitación 508" de Adolfo Marsillach.


Más series, películas y mucho teatro durante los setenta pero siempre como secundaria. Fue en 1976 cuando tuvo la oportunidad de ser la estrella de una serie, de nuevo un producto infantil, "Las aventuras del hada Rebeca". Su propio marido, Juan Tébar, realizó los guiones con Lola Salvador y el nombre de la protagonista era el mismo que el de su hija. En principio iba a estar dirigida y realizada por Josefina Molina pero desde el comienzo del proyecto en 1973 hasta su emisión en el 76 cambiaron muchas cosas y finalmente sería Miguel Picazo el director. Con este hada traviesa que no conseguía aprender bien sus hechizos tuvo un gran éxito y alcanzó la portada de la revista TP.


La guionista Lola Salvador le escribiría un bonito papel para otro programa infantil, la primera adaptación nacional de "Barrio Sésamo" en 1979 protagonizada por Emma Cohen como Caponata. Concha sería la propietaria de la mercería, una de esas humanas que ayudaba a los muñecos a entender el mundo de los adultos. Para ella, ya toda una mujer, tampoco estaba siendo fácil entrar en ese mundo: "No me arrepiento de aquella época ni de lo que hice, pero hubiera sido mejor estudiar y divertirme con los juegos de los demás niños. No me gusta nada haber empezado de pequeña. Además, luego me ha marcado mucho el haber sido niña prodigio porque me he quedado de niña de por vida. Y cuesta que la gente cambie de esquemas" decía en 1973. Años más tarde confesaría que había sufrido abusos y maltrato en algunos rodajes. 
   Pero Concha siguió luchando por mantener un puesto en la profesión y alternó papeles serios con los cómicos en teatro y tele. El cine la iba olvidando poco a poco. Entre los 70 y 80 intervino en multitud de series populares como "Crónicas de un pueblo", "Cuentos y leyendas", "Anillos de oro" o "Gatos en el tejado" (con José Sacristán) pero en papeles episódicos. En los noventa desapareció prácticamente de la pantalla y se refugió en el teatro. Su regreso a la tele en esta década fue una agradable sorpresa para muchos espectadores. Era como si una antigua y querida amiga volviera al vecindario. Concha Goyanes se ha ido tras haber disfrutado de una larguísima trayectoria profesional y tener el respeto de sus compañeros y el cariño de la audiencia.

lunes, 1 de febrero de 2016

Preselección Eurovisiva Española. 1962


El 6 de febrero de 1962 los espectadores de TVE fueron testigos de la preselección que realizaba TVE para el festival de Eurovisión que se celebraría el 18 de marzo, apenas mes y medio más tarde. En aquella época en la que el concurso todavía se conocía con el rimbombante nombre de "Gran Premio de la Canción de la Eurovisión" las cosas se hacían así, in extremis, y parece que a la organización tampoco le importaba mucho que las televisiones participantes informaran de sus candidatos con tan poca antelación.


Unas noventa canciones se presentaron a la convocatoria, dieciséis fueron seleccionadas y diez pasaron a la final que se retransmitió desde los estudios de Miramar aunque el jurado se repartía entre Madrid y Barcelona para hacer más equitativa la cosa (o de eso presumían ellos). El cantante Víctor Balaguer fue el ganador del concurso con la canción "Llámame" compuesta por Sellés y Portolés que ya habían triunfado juntos en el Festival de la Canción de Madrid y en el caso de Mario Sellés también en el de Benidorm. Federico Gallo presentó esta final y Jesús Álvarez moderó desde Madrid las deliberaciones del jurado. Entre los concursantes nos encontramos a José Guardiola (que participaría un año más tarde), Gelu, Lita Torelló (ambas lo intentarían de nuevo en otras preselecciones), Antonio Areta, el dúo Juvents y un tal Rafael que no sé si será Raphael.


Lo más curioso de esta preselección, que tampoco pasaría a la historia por su calidad y por el buen resultado de su apuesta, fue el propio tribunal elegido por TVE. Desde Madrid votaban la directora de cine Ana Mariscal, el torero Antonio Ordóñez y la actriz y presentadora Natalia Figueroa (posteriormente conocida por ser la mujer de Raphael), entre otros. Desde Barcelona Elisenda Nadal (directora de la revista "Fotogramas"), la actriz Carmen Lombart y el periodista Ignacio de Agustí. Había unas cuantas celebridades más (algunas completamente olvidadas hoy) y también se conectaba con otros jurados de las emisoras de Radio Nacional pero hay tres figuras que destacan entre todas las demás por lo curioso de su presencia en este concurso: en primer lugar, la Duquesa de Alba, ¿qué hacía la aristócrata opinando desde el minúsculo plató del Paseo de la Habana? En realidad no era la única noble puesto que en el mismo estudio se encontraba la Condesa de Quintillá. Desde Miramar no hubo ningún votante con título de rancio abolengo. La segunda figura que sorprende en esta final es el celebérrimo futbolista del Real Madrid Alfredo di Estéfano. Y la tercera está directamente relacionada con el delantero... desde Barcelona y para hacer la competencia ¡nada menos que Ladislao Kubala! Esto fue una estratagema de los directivos de la tele en busca del morbo, ya véis que nada es nuevo. Seguro que el duelo dialéctico entre ambos jugadores fue lo más interesante de la Gala. No puedo informaros de si votaron al mismo porque el programa no se conserva.


¿Y qué pasó el 18 de marzo en Luxemburgo? Era la sexta vez que las televisiones de la red europea de intercambio de imágenes y medios organizaba este concurso musical y la segunda que concurría TVE. El año anterior, con Conchita Bautista y su "Estando contigo" (compuesta por Augusto Algueró) se había conseguido un 9º puesto de 16 países (aunque dos empataron en el 15º), un lugar digno para comenzar. Esa dignidad la perdimos enseguida, 0 puntos y último puesto si bien debería servir de consuelo que se empató con Países Bajos y Austria. 

   Así actuó Balaguer en el festival defendiendo esta rumba-rock tal y como la definían sus autores (que hay tener mucha imaginación para pensar que esta canción encaja en esa definición). Ah, atentos a la pronunciación del apellido por parte del comentarista alemán: