sábado, 25 de marzo de 2023

El regreso de Mari Carmen García Vela a "Informe Semanal"

Mari Carmen García Vela con José Carlos Gallardo, director de "Informe Semanal", en el Círculo de Bellas Artes de Madrid minutos antes de la entrevista para el especial del 50º Aniversario

Hace 26 años que Mari Carmen García Vela presentó por última vez "Informe Semanal". En 1997 el programa estaba totalmente consolidado entre la crítica y la audiencia con una media superior a los tres millones de espectadores cada sábado. El romance entre presentadora y formato se había iniciado en 1982 y, entre idas y vueltas, se mantuvo unos catorce años poniendo cara al resumen semanal más veterano de nuestra televisión. Su salida del informativo sorprendió no sólo al público, también a ella. Durante varios años siguió apareciendo en la lista de las periodistas con mayor credibilidad a pesar de su ausencia de la pantalla nacional. Su huella había sido demasiado fuerte y todavía ostenta el récord de la presentadora más años al frente del programa.

El 31 de marzo "IS" cumplirá 50 años y para conmemorar tan insólito aniversario (caso inédito en España y único en su género con esa longevidad en Europa) se ha preparado un especial que se emitirá el próximo sábado 1 de abril. La lista de figuras periodísticas de renombre relacionadas de manera directa o indirecta con el espacio que intervedrá es enorme: Carmen Sarmiento, Rosa María Calaf, Mercedes y Lorenzo Milá, Diego Carcedo, Alfredo Amestoy, Baltasar Magro... y Mari Carmen García Vela. Esta presencia, que parece obvia, es noticia porque la admirada comunicadora lleva años retirada y su aversión a las entrevistas y a los eventos es bien conocida en el sector. De hecho, no estaba muy por la labor de aparecer en el programa de celebración pero, finalmente, regresará a "Informe Semanal" y esta vez como testimonio, no como presentadora. Hemos tenido la oportunidad de charlar con ella de este retorno y de su larga relación con el informativo semanal más reconocido (y reconocible) de la televisión española. 

Una imagen clásica de Mari Carmen García Vela a mediados de los noventa

- Tu primera vez en "Informe" fue como sustituta de Adela Cantalapiedra pero inmediatamente te ofrecieron ser la presentadora oficial, ¿por qué no aceptaste entonces?

¡Pero esto cómo lo sabes! Es cierto, me llamaron un verano para sustituir a Adela en agosto y a mí casi me da un ataque al corazón porque yo tenía en mente la imagen de un Informe que había visto de toda la vida pero, sobre todo, en esos tiempos memorables de J.A. Silva, Rosa María Mateo… en fin… que a mí me parecía aquello… jamás pensé que podría estar ahí también. Era una oportunidad preciosa, sin más. Sustituí a Adela ese mes y cuando terminó bajó el realizador al estudio a decirme que quería que lo presentara yo y me resultó algo casi violento porque no dejaba de ser una sustitución a una compañera y de una forma muy provisional. Me recordó a aquello del colegio de “quien fue a Sevilla perdió su silla”. Además, creo que era una cosa del realizador, que decidió ofrecérmelo pero no fue algo oficial ni muchísimo menos.

En la Primera Edición del Telediario en 1982. Durante los ochenta combinó ambos espacios.

- El primer "regreso" al programa es cuando te vuelven a proponer ser la cara del programa, de nuevo como algo provisional.

Fue en el año 82 y también a final del verano. Venía de presentar durante tres años “El canto de un duro”, un programa de divulgación con Rafa de la Torre y Luis Montilla, ellos me habían "captado" en la cafetería de Prado del Rey, no me conocían de nada. Ahí fue donde me debió de ver Ramón Colom y se me acercó, también en el comedor de Prado, con Jesús Ortiz para preguntarme si quería presentar el programa. ¡Calcula la pregunta y la respuesta! Inmediatamente dije que sí, claro. Me advirtió de que se trataba de algo provisional porque querían reestructurar el programa. Respondí que lo que fuera, una semana, cuatro… Empecé a presentarlo y ahí sí que eso se prolongó más de lo que me habían propuesto y de lo que yo había pensado. Estuve tres años y medio o cuatro. Después me anunciaron que podía terminar mi actividad en el programa porque lo iba a presentar Rosa María Mateo o Ramón Colom, no me acuerdo, ¡qué curioso! Pasé a un telediario matinal, “Buenos días”, que también me pareció estupendo. Esta es una profesión y un medio de cambios. Y allí estuve un año y pico o algo así y, nuevamente, alguien que no me conocía en persona (que eso es lo que más me gusta de las ofertas que me han hecho a lo largo de mi carrera) me ofreció volver al programa. Era María Antonia Iglesias, que la habían nombrado directora de I.S. La razón por la que había pensado en mí es porque le había gustado cómo había presentado un par de reportajes suyos en mi etapa anterior. Por eso quería que fuera yo la presentadora. A mí aquello me resultó un privilegio y volví. Ahí sí que estuve hasta el final, 1997.

Mari Carmen al principio de su larguísima etapa en "Informe", aún con el logo setentero

- A lo largo de tu larga estadía en el programa hubo algunas idas y venidas, entre ellas para presentar el "Buenos días". ¿Era difícil adaptarse a proyectos tan distintos en fondo y forma tras haber pasado varias temporadas en Informe?

Yo creo que te adaptas. Además hay algo que tiene esta profesión y, en concreto, la televisión: la cámara. Es algo curioso y hay que sentirlo para entenderlo. Puedes llegar hecho polvo y ajeno a lo que vas a hacer y fuera de lo que es ese ambiente, te sientas ante la cámara y, oye, de repente eres ESO que tienes que ser. Tienes que contar, tienes que comunicar, tienes que enganchar con tu información al que está al otro lado de la cámara. Te voy a hacer una confidencia, soy una persona tremendamente insegura y tímida, hablar ante el público me cuesta sudores y, sin embargo, ¿cómo es posible? La cámara no me cuesta, a ver, te cuesta como a todo el mundo, la responsabilidad, la sensación… pero puedo sentirme feliz y ante la gente… es que no puedo.

En la Gala del XX Aniversario realizada en directo desde el Palacio de Deportes de Madrid

- ¿Y entonces cómo te las apañaste para presentar la gala del XX aniversario ante cientos de personas en el Palacio de los Deportes de Madrid?

Ya… Pues no lo sé porque créeme que fue una experiencia demasiado improvisada, se preparó muy poco, casi ni se ensayó y, además, tenía una lumbalgia de mucho cuidado, me tuvieron que inyectar. Aparte de eso, tuve polio cuando era pequeña y en ese momento hacer un espectáculo de ese calibre… "Informe Semanal", aniversario, políticos… pues era algo un poco cortante. Pero al final a mí eso no me preocupaba, lo que quería es que aquello saliera adelante porque no teníamos ni idea. Este medio es así, a veces lo improvisado sale mejor.

La presentadora en el decorado de mediados de los ochenta, con un logotipo efímero

- Creo que no eres consciente de que aquel día fuiste un ejemplo para muchos afectados de la polio y, además, ayudaste a concienciar al público que, en su mayoría, se enteró de tu problema cuando saliste caminando por el escenario.

Pues no lo sé, es posible. He de decir que nunca he jugado con eso, ni siquiera para ayudar a la gente y quizás ha sido una falta mía, un defecto. Hay algo al hilo de esto que me gustaría comentar, cuando me presenté al concurso de locutoras de TVE pasó algo curioso. Fue a través de la revista TeleRadio y tenías que mandar una foto, fui seleccionada y cuando llegué al Paseo de la Habana para hacer la prueba de cámara, un realizador muy destacado me dijo que tenía un problema muy importante para el medio (refiriéndose a la cojera) y yo enseguida le aclaré que quería hacer radio. Sin embargo, me respondió que ya que había llegado hasta la última prueba que la hiciera… ¡y gané! A partir de ahí me quedé y luego me fui a la radio. En definitiva, este problema de la polio ha sido algo de lo que no he sido muy consciente porque como me dio con año y medio, creces con ello. Luego tuve suerte, con novietes, tenía mi palmito y no viví eso como un problema, era algo habitual para mí. A ver, no soy idiota, los defectos nunca son bonitos pero siempre digo que esos “fallos” pueden ser interiores, como el corazón o el hígado, y no se ven. A mí se me ve, ¡qué le vamos a hacer!

Mari Carmen, en el centro, con sus compañeras locutoras en 1964, Isabel Bauzá, Marisa Medina, Carmina Alonso (arriba, de izda. a dcha.) y Pilar Cañada (en el suelo). 

- En aquel momento del debut ya te preguntaban en prensa por ello y demostraste tu firmeza y eso es algo que después te ha caracterizado en Informe: tu seguridad y tu serenidad… y luego me dices que eres insegura. ¿La cámara te ayuda a sentirte cómoda, quizás?

¡Exacto, Alejandro! Eso es, para mí la cámara ha sido algo fácil. Cuando en su día en el informe GECA me ponían al lado de Gabilondo como la profesional más creíble… ¿¡tú te crees que me iba a acordar de la polio!? ¡Pues no! Ni yo ni los espectadores. También te digo, eso de la credibilidad se lo debo a mis equipos. Hay una cosa cierta: el cuerpo de TV es tan grande y tan necesario cada miembro del conjunto, que la importancia que yo pueda haber conseguido como profesional es exclusivamente gracias a ese grupo de gente. Vale que pueda ser natural pero también podría haberme tocado presentar una porquería. Es que había unos reportajes tan fabulosos, tan perfectos, tan interesantes, tan bien tratados en todos los aspectos… que eso es lo que ha dado importancia a mi persona y a mi trabajo.

Mari Carmen mirando a cámara en 1996 en un plano captado desde un lateral en un "making of"

- Tu salida del programa se debe a una combinación de factores, una especie de tormenta perfecta... pero creo que tú no querías irte...

Es verdad que ya llevaba mucho tiempo en el programa y aquí no tenemos la misma cultura que en otros países donde las figuras se consolidan y es casi un orgullo para la cadena pero no fue algo decidido por mí. Surgió una publicidad y llegué a un acuerdo con los directivos de entonces, María Antonia Iglesias y Ramón Colom, para no salir en el programa mientras se emitiera el anuncio. No me habían dejado nunca hacer publicidad y yo lo había aceptado pero esta era demasiado importante económicamente y estaban a punto de llegar las elecciones generales, se lo comenté a ellos pero me dijeron que a mí no movía nadie del programa. Bueno… ya sabes… el caso es que llegamos a ese acuerdo. Terminó la emisión del anuncio y volví y no hubo problema pero en el segundo anuncio, que ya estaba contratado, había otro partido en el Gobierno, que era el PP, y otro director en Informe y, por un lado, parece ser que yo no era persona grata para el partido y, por otro, el director quería presentarlo. Aprovecharon la circunstancia y surgió el cambio, también lo entiendo. Ahí me designaron al TD Internacional a las 2 de la madrugada… y fue muy bonito. Una etapa preciosa con mis compis allí y no sabes qué cartas he recibido de América Latina. Es que lo de la tele es un medio muy mágico, te puedes manifestar y te pueden recibir como alguien importante en sus vidas, es algo magnífico, una suerte.

Con Olga Lambea durante el programa del 40º aniversario

- Hace 10 años aceptaste, tras mucho pensarlo, una colaboración especial por el 40 aniversario pero me temo que no quedaste muy satisfecha…

No, me pareció un horror. Efectivamente, mi profesión me gusta por mi trabajo no por lo que la rodea, la parte más festivalera. Me marché de la tele con uno de los famosos ERE y también aproveché para disfrutar más de mis hijos que estaban a punto de irse de casa ya, por fin podíamos cenar juntos. Además, a mí lo de las entrevistas no me encanta, la verdad. Lo que pasó en ese programa del 40 aniversario es que el director que estaba en ese momento me convenció y accedí. En fin, no me gustó nada cómo trató el programa ni cómo me trató a mí, no porque me prohibiera hablar porque dije lo que quise, sino de imagen y de cuidado del programa conmemorativo. No, no me gustó y dije que no volvería a aparecer. Por eso ahora me resistía cuando me llamó un compañero para decirme que una productora quería mi teléfono. No estaba por la labor pero hablé con José Carlos Gallardo (el actual director de “Informe”) y es otro mundo con respecto a lo que acabo de contar. Es un caballero y además ha conseguido retomar la categoría que tenía el programa. Yo llevaba tiempo sin verlo y ahora lo vuelvo a ver. Todo eso suma, esto es un cuerpo místico y ahora Gallardo lo está haciendo espléndidamente, por eso acudí a su entrevista. Por cierto, Álex Barreiro me encanta como presentador. 
Y con todo esto me estáis obligando a recordar cosas que me gustan. Estando por la calle hace un par de años me paró una mujer joven de treinta y algo, me saluda y me dice que es una admiradora. Resulta que es profesora de la Complutense y me usa para sus clases. Sinceramente, es abrumador… Por cierto, esa profesora es Laia Falcón y, además, tiene una voz de soprano maravillosa. 
La fama de la TV es totalmente desproporcionada con el valor real pero es algo bonito que es muy difícil de rechazar, ni falsa humildad ni narices. Lo que pasa es que cuando leo cosas sobre mí o la gente me dice cosas que son como para morirse… es un poco de mito.

Durante la entrevista para el especial que se emitirá el 1 de abril

- ¿Estás preparada para el cariño que vas a recibir tras la emisión?

Para estas cosas ahora sí que estás preparada. Me parece maravilloso cómo lo están haciendo. Es muy, muy bonito porque le dan una importancia a este aniversario y a lo que ha supuesto este programa que no es pasajera y eso se debe a que lo llevan dentro. Pertenecer a ese recuerdo vuestro… me parece la leche.

domingo, 19 de marzo de 2023

Laura Valenzuela, la primera estrella de TVE

Su nombre era Rocío y su apellido Espinosa y esa es la mujer que falleció el viernes a los 92 años. Rocío Espinosa tenía un alias que es con el que se hizo popular y se convirtió en una de las presentadoras y actrices más queridas del país, Laura Valenzuela. En realidad ese era su segundo nombre y su tercer apellido así que no había buscado más allá de su libro de familia. Laura, Laurita, no ha muerto porque ya forma parte de nuestro imaginario sentimental y eso no es fácil de alcanzar ni se borra de un día para otro, aunque llevara casi una década sin aparecer por esa pantalla que tanto quiso. Siempre dijo que, a pesar de haber hecho mucho cine, su verdadero amor era la televisión y, desde luego era un amor correspondido porque la cámara la quería. Y la audiencia también. 

Pionerísima de TVE, cuando comenzaron las emisiones regulares el 28 de octubre de 1956 ella ya llevaba allí más de un año presentando "en pruebas" para un público reducidísimo, apenas unos cientos de personas en Madrid... pero unas cuantas de ellas muy poderosas. Su trabajo en televisión fue de ida y vuelta porque ya había debutado en el cine en 1954 y compaginaría su trabajo en ambos medios hasta que abandonó el pequeño plató del Paseo de la Habana para frecuentar otros bastante más grandes y mejor equipados. Fue José Luis Dibildos, guionista y productor cinematográfico, quien la animó a centrarse en el cine y, poco a poco, fue encontrando papeles más sustanciosos, no sólo aquí sino también en otros países europeos gracias a las coproducciones. 

Laura no tenía ni idea de qué era la tele y de cómo se hacía pero es que en los cincuenta en España prácticamente nadie la tenía. Nunca la había visto porque no había tenido la oportunidad de viajar fuera del país así que cuando se presentó por primera vez ante una cámara para presentar algo ni siquiera era consciente de que aquello era en directo y lo estaba viendo gente fuera del estudio. Tiró de sus recursos: naturalidad, simpatía y una elegancia innata que sería su gran arma. Durante los últimos veinte o treinta años ha contado las mismas anécdotas porque siempre le preguntaban lo mismo. Por eso acudo a una de las primeras entrevistas nostálgicas que concedió para encontrar unas palabras menos "memorizadas". Se la hizo Lourdes Mateos para la "Historia de la Televisión" que coordinó Baget Herms y que se publicó en el suplemento Tele-Día en los setenta. Decía entonces: "Me llamaron de Televisión Española. Buscaban gente. Hice una prueba, naturalmente en directo, aprovechando que había que presentar a alguien o anunciar algo. Y me quedé. Esa época ha sido la base de todo lo que he hecho después porque cuando todo está muy naciente todavía, el aprendizaje es mucho mejor. Ahora, si haces un programa puedes ser sólo presentadora,  si no te preocupan otras cosas. Antes, incluso tenías que aderezarte tu propio programa". 

Federico Gallo, Laura Valenzuela y Alberto Closas en el I Festival de la Canción Mediterránea celebrado en 1959.
Ella ya había dejado TVE para dedicarse al cine. Foto cedida por Museo RTVE.

Para ser justos, hay que decir que no sólo había probado el cine y, por lo tanto, ya sabía cómo era el trabajo en un estudio, por muchas diferencias que hubiera entre ambos medios. Además Laurita, como se la conoció durante años y años, había rodado ya unos cuantos anuncios de los que se emitían antes de las películas en las salas de cine y había trabajado como modelo y maniquí (de las que pasean las prendas ante las señoronas que acudían a las importantes casas de modas). Especialmente recordado es el spot de cierto coñac en el que una mujer que sufría malos tratos acude a una vidente para saber qué debe hacer para evitar las bofetadas de su marido. La solución está en emborracharlo. Lo podéis ver aquí (bajo vuestra responsabilidad). 

Con Jesús Álvarez en uno de los primeros concursos para los espectadores de TVE

Sus primeros compañeros en el Paseo de la Habana fueron Paco Valladares, Jesús Álvarez y David Cubedo. Un poco más tarde llegaría Blanquita Álvarez porque sí, en esos días a las mujeres se las trataba con diminutivo. Ambas presentaron juntas de todo, por supuesto en directo: "El peligro, la belleza del directo... Mira, era tener siempre presente que podía pasar algo y que había que improvisar lo que fuera. Decían: 'Cuando llegues aquí, entrará un telecine' y no sabías si aquel telecine entraría del derecho o del revés." Tan pronto tocaba dar paso a una actuación musical que a un pequeño concurso, que hacer una breve entrevista o un anuncio en directo de una fabulosa nevera o de los juguetes que patrocinaban la serie infantil "Diego Valor". 

Blanca Álvarez presenta a las hermanas Fleta mientras Laura sale de plano despiporrada.
Así era la tele de los cincuenta, improvisada. Foto inédita del archivo de la propia Blanca. 

Y claro, si en un lado del plató estaban Laurita y Blanquita contando cualquier cosa, a menos de metro y medio se estaba preparando un cambio de decorado mientras se traía un piano: "Pasaban tantas cosas anecdóticas que ya lo encontrabas lógico. Era normal que un señor pasara con un tablón por delante de la cámara porque no había sitio para pasar por otro lado. Entonces no había cosas importantes. Todo lo era. Se trabajaba algo así como en un quirófano, a vida o muerte. El poder hacer una pequeña cosa y quedara bien ya era un triunfo" (entrevista citada). 

Laura en la época de "Cantamos contigo"

Cuando regresó a TVE diez años más tarde las cosas habían cambiado mucho. Ahora la producción se había trasladado a Prado del Rey, un gigante en comparación con el chalecito donde se había iniciado todo (y que, por cierto, ya no existe). Volvía como figura estelar con un programa que no lo fue tanto: "Cuando dejé La Habana todavía no existía el vídeo. Regresé para un programa en directo, "Cantamos contigo", pero del que se iba a hacer un piloto grabado. Me dio un miedo horroroso. Estaba nerviosa. Cortaban, volvían a empezar. Sólo pensaba: 'Me quiero ir a mi casa'. Pero llegó la revancha en el segundo programa: directo. Estábamos cuatro de la época antigua ¡y tan tranquilos! Es curioso, pero el directo sigue dándome una tranquilidad que nunca he sentido en las grabaciones". 

Joaquín Prat, García de la Vega, Laura y Enrique de las Casas, Director de Programas de TVE

Su siguiente programa sí fue un éxito, uno de los mayores que se recuerda de la historia de nuestra tele, "Galas del sábado". Era grabado pero contó con la complicidad de Joaquín Prat como compañero ante las cámaras y de Fernando García de la Vega (otro pionero) detrás. Allí se formó una de las parejas con más química y carisma de la televisión. Tal era la complicidad que muchos pensaban que eran pareja en la vida real. De aquel programa ya hemos hablado aquí en varias ocasiones así que no me extiendo. No fue el único proyecto de la pareja profesional. También presentaron la preselección Eurovisiva del 70 de la que salió vencedor Julio Iglesias. Además compartieron micrófono en la radio. La amistad perduró para siempre. 

Joaquín y Laura en el primer programa de "Galas del Sábado"

En aquella época Laura volvió a ser pionera. Su seguridad, elegancia y desparpajo no eran las habituales. Otras locutoras de la Casa no podían permitirse el lujo de comportarse con naturalidad, la "fijeza" las obligaba a estar encorsetadas en el guión y a ser muy muy correctas, nada de salirse por la tangente. Pero ella ya no era "de la tele" exactamente. Venía del cine y había compartido pantalla con Sofia Loren (poco) y con Alain Delon (más, en "El Tulipán Negro", ya en los 90 se reencontraría con él en "¿Qué apostamos?") así que era un fichaje estrella y aprovechó las circunstancias. Estéticamente era la más moderna. Llevaba minifaldas antes que las azafatas del "Un, dos, tres" y usaba pelucas sin pudor, una semana aparecía con melena larga oscura y a la siguiente con cabello corto y rubio. Incluso se pintaba pecas décadas antes de que se pusiera de moda un filtro similar en el móvil. 

Una esplendorosa Laura en el Teatro Real de Madrid durante el comienzo del Festival de Eurovisión 69

"Galas del sábado" finalizó en 1970 pero antes había sido la elegida para presentar el primer (y por ahora único) Festival de la Canción de Eurovisión realizado en España. Fue en 1969 en el Teatro Real y demostró su temple, no sólo ante el cuádruple empate. Unos minutos antes la avisaron de una amenaza de bomba que finalmente fue una falsa alarma pero cuando salió al escenario sólo el director, el realizador y ella tenían ese dato. Al resto del equipo no se le comunicó para evitar los nervios... y, desde luego, tampoco a los delegados de la UER y a la prensa extranjera que cubría el evento. Fue el segundo realizado en color para toda Europa y la primera transmisión en este sistema de TVE. Aquí se vio en blanco y negro así que los españoles se perdieron a una Laurita espectacular en tonos menos grises. 

Laura y Tony Leblanc (sin peluquín) en "Canción 71"

En 1971 presentó "Canción 71" junto a su amigo y compañero cinematográfico Tony Leblanc. Abandonó el programa para casarse (así era la cosa entonces) y ese mismo año también dejó el cine pero a lo grande con su magnífico papel en la memorable "Españolas en París". Curiosamente cuando ella se fue Tony quedó en un segundo plano y se formó una nueva pareja: la de su amigo Joaquín Prat con Marisol González. Además de la "imposición" de Dibildos para que abandonara la profesión y su propia decisión de dedicarse por completo a su hija (hay que tener en cuenta que iba a ser madre con cuarenta años en un tiempo en el que eso se consideraba de riesgo) posiblemente pesaran otras cuestiones. Todo había cambiado en la tele y quizás no para mejor: "Aquellos años -decía justo después de su retiro profesional- tenían sus inconvenientes pero una gran ventaja: vivías más todos los problemas. Reconozco que aquella "anarquía organizada" es imposible hoy en Prado del Rey. TVE hoy requiere una organización y con ella viene una frialdad. No es posible tener aquel sistema y va en perjuicio de la antigua camaradería pero es lógico. Yo, acostumbrada a La Habana, tuve que asombrarme muchas cosas por cosas mínimas... Recuerdo que en "Cantamos contigo" a no sé a quién que estaba a mi lado le brillaba la nariz y dijeron: 'que venga la maquilladora'. Yo, como la cosa más natural le tendí mis polvos pero siguió diciendo: 'No, que venga una maquilladora'. Me dejó muy sorprendida. Con la técnica se ha perdido el espíritu de colaboración la humanidad. Allí decían ¿quién sabe tocar el piano? y siempre había una voz que insinuaba el "yo" y ya había uno que había picado: Bueno, pues empuja el piano...". 

Laura entrevista a Chicho durante uno de los especiales por el XXV aniversario de TVE

Abandonó puntualmente su retiro para presentar programas especiales por el XX y el XXV aniversario de TVE y la Gala de Nochebuena de 1980. Estuvo a punto de volver con algo más estable en 1989 para presentar "Waku Waku" pero algo falló entre Chicho y Laura durante las primeras pruebas y su regreso se frustró. Eso sí, más tarde demostró que no había mal rollo entre ellos y acudió como invitada. Posó con Consuelo Berlanga, la conductora finalmente elegida, con una gran sonrisa ante una prensa que buscaba la foto, "esa foto". Pura elegancia. 

Íñigo y Laura en "Las mañanas de Tele 5" en 1993

Es de su poner que aquello despertó de nuevo el gusanillo de la cámara a Laura Valenzuela porque en 1990 aceptó la propuesta de Lazarov para presentar el magazine "Tele 5, ¿dígame?". Después llegarían otros espacios como "Se acabo la siesta", las Campanadas, especiales... En 1993 presentó "Las mañanas de Tele 5" con otro histórico de la tele, José María Íñigo pero el programa no podía competir contra la Campos en La 1 y Pepe Navarro en Antena 3, por eso al año siguiente hubo una remodelación y Laura presentó un espacio efímero, "Mi querida España" (y eso ya lo hemos contado aquí). 

Teresa Viejo, Laura, Tate Montoya y Lara Dibildos en "Mañanas de Primera"

Era cuestión de tiempo, Laura tenía que retornar a su Casa, en la que se inició todo y cuando María Teresa Campos fue fichada por Tele 5 para encargarse de sus mañanas, TVE le devolvió la jugada a la "cadena amiga" robándoles a Valenzuela que había sido también pionera de la privada. 25 años después de su último programa seriado se pondría al frente de "Mañanas de Primera" junto a Tate Montoya, Teresa Viejo y su hija Lara Dibildos. 

Madre e hija en el decorado del efímero "Entre tú y yo"

El programa no tuvo la audiencia esperada pero nos deja para el recuerdo el especial del 40 aniversario de TVE lleno de reencuentros y presentado, precisamente, por su primera locutora. A los pocos meses se dividió la jornada matinal en "Saber vivir", "Así son las cosas" y "Entre tú y yo" en el que Laura hacía amables entrevistas y su hija reportajes, fue visto y no visto. 

Laura se convirtió entonces en la invitada perfecta para cualquier programa pero no volvería a presentar un espacio periódico. Precisamente su último trabajo ante las cámaras fue la Gala del 50 aniversario de TVE. La condujo con Paula Vázquez y Anne Igartiburu. Tras recoger su premio Iris a toda su trayectoria otorgado por la Academia de la Televisión en 2012 decidió desaparecer definitivamente de la tele. Fue una bella despedida. Lo he dicho en twitter y me reafirmo aquí, de Laura Valenzuela me quedo con su elegancia, su sonrisa imperturbable ante las dificultades del directo y su innato talento para mirar a cámara con complicidad. Además, nunca tomó al espectador por tonto y lo trataba de tú a tú, una Escuela que se está perdiendo.

sábado, 18 de marzo de 2023

Omayra, la historia más impactante de "Informe Semanal"

Fue un 13 de noviembre de 1985. A las 21.09 h el volcán colombiano de Nevado del Ruiz entró en erupción. La lava unida a la propia tierra se convertiría en lodo, se fue uniendo a otros escombros hasta que se dividió en varios lahares que fueron arrasando con lo que encontraban a su paso. La población de Armero estaba a unos 30 km en línea recta y de sus 29.000 habitantes fallecieron 20.000. Otras 6.000 personas más (aunque el número varía según la fuente) también murieron a consecuencia del volcán, que llevaba dormido más de un siglo. Entre todas esas víctimas hubo un símbolo, una imagen que en España quedó grabada a fuego debido a un reportaje de "Informe Semanal". La niña Omayra se ha convertido en uno de los testimonios más impactantes emitidos en este programa y su historia ejemplificó la enorme tragedia vivida en esa zona de Colombia.

Tenía tan sólo trece años. Su apellido era Sánchez aunque nadie lo recuerda. Quedó atrapada entre el lodo y lo que quedaba de su propia casa. Las autoridades no habían tomado medidas de precaución a pesar de los avisos que estaba lanzando el volcán y la agonía de Omayra fue la de miles de personas más, la diferencia es que en los tres días que estuvo aguantando la vida estoicamente un cámara francés, Frank Fournier, la retrató. Su foto fue elegida World Press Photo of the Year. Además, y no menos importante, el cámara de TVE Evaristo Canete y el sonidista Norberto Sánchez pudieron adentrarse en la zona para contar la tragedia y se quedaron hasta el final. La periodista Ana Cristina Navarro, corresponsal por entonces en Centro América, fue la que narró una historia que dio la vuelta al mundo. Sin embargo, la madre de la niña, que había viajado el día anterior a Bogotá por trabajo, no vio esas imágenes ni escuchó las palabras de su niña hasta pasadas dos décadas y agradeció a los profesionales de TVE que la acompañaran y animaran en aquellas dramáticas horas.

"Yo vivo porque tengo que vivir y apenas tengo 13 años para morir... es injusto" decía Omayra ante la cámara de Canete. Aquellas palabras desesperadas se unían a otras de ánimo hacia sí misma. Incluso en la misma frase pasaba de la esperanza a la asunción de su realidad: "Mamá, si me escuchas, yo creo que sí, reza para que yo pueda caminar y esta gente me ayude (...) Adiós, madre". Esa despedida final lo dice todo. Y ahí estaba Evaristo para contarlo con imágenes, para que su historia no se perdiera en el barro, para que el mundo supiera lo que había pasado allí, en definitiva, haciendo su trabajo. Este profesional de TVE ha tenido que escuchar durante años la pregunta "¿por qué no dejaste la cámara y ayudaste?". 

El periodista gráfico Evaristo Canete

El propio Canete lo explicaba en el reportaje "En recuerdo de Omayra" emitido en "Informe Semanal" en 2010 y para el que volvió al lugar de los hechos: "Se hizo lo indecible. Yo poco podía ayudar pero la gente que vino, el señor de Defensa Civil que ya llevaba con ella un día, y todo la gente que vino por aquí, médicos incluso, cada uno daba su opinión... La gente que se sumergió para ver si se podía quitar lo que había. Creo que se hizo lo humanamente posible, no era un caso aislado, alrededor había lo que había, están los 26.000 muertos... No se podía hacer más. Si esto ocurre en un suburbio en Nueva York, un desastre de estas características, me parece que Omayra también se habría quedado allí." No hay posible cuestionamiento ético, hoy lo sabemos porque se comprende mejor el trabajo de un periodista gráfico pero entonces había dudas. "No te planteas nada, estás haciendo tu trabajo. Yo estaba con la cámara, los demás estaban trabajando de alguna manera (...) Pienso que yo también ayudé hablando con ella, pero era inconsciente."

Gracias al reportaje de "Informe Semanal" la historia de las víctimas del Nevado del Ruiz llegó a todo el mundo y sigue siendo uno de los trabajos más sobrecogedores emitidos nunca en TVE. Se puede ver aquí

sábado, 11 de marzo de 2023

José Antonio Silva, el primer presentador de "Informe Semanal"

José Antonio Silva en "Semanal Informativo" en 1973

La primera noche es importante. Cuando aquella del 31 de marzo de 1973 se estrena en la pantalla de la Primera Cadena de TVE "Informe Semanal" (aún con el primitivo nombre de "Semanal Informativo") la cara que dio las buenas noches a la audiencia era conocida pero no popular, era respetada pero todavía no había alcanzado un gran prestigio y, a pesar de todo eso, pasaría a la historia como la del  comunicador pionero de uno de los espacios más importantes de la historia de la televisión informativa en Europa. Él era José Antonio Silva y durante tres años fue el rostro del resumen de las noticias más original hasta la fecha. 

En su época de segundo piloto en Aviaco en 1975

Hoy su nombre está casi desterrado de la bibliografía sobre nuestra tele pero desde su ingreso en la Casa en 1966 hasta principios de los ochenta fue una presencia habitual en los noticiarios y, más adelante, en las tertulias más sesudas. No obstante, su figura es bastante más compleja que la de un presentador de una época concreta. Este Químico de formación dividía su tiempo profesionalmente entre los platós y el aire. Durante varias décadas fue piloto de compañías comerciales como Aviaco o Air Europa y acumuló más de quince mil horas de vuelo, curiosamente muchas de ellas para la propia TVE pero eso ya lo contaremos más adelante. En 1975 calculaba que un 90% de su tiempo lo dedicaba a volar y el 10% restante a su trabajo ante las cámaras. 

José Antonio Silva en 1980

La televisión no fue una vocación temprana, en realidad quizás nunca fue una vocación si bien había tenido un primer contacto con la radio a los 7 años en un programa llamado "Emisión escolar". "Luego hice un anuncio de una papelería que para mi vergüenza siguieron transmitiéndolo durante todo el verano. Me engañaron. Me habían dejado elegir entre dinero y un regalo para pagarme el trabajo. Yo, entonces, ¿para qué quería el dinero? así que opté por el regalo, un lapicero que no escribió nunca." Lo contaba en una entrevista muy sincera concedida a Manuel Azcona para la revista "TeleRadio" publicada en su número 1154 de febrero de 1980 y que hoy es todo un documento que nos permite descubrir al primer presentador de "Informe Semanal". En ella confiesa que sus inclinaciones laborales fueron variando con los años: "Primero cura, luego escritor, dibujante, médico y, por fin, me decidí por la aviación". En cuanto a su etapa en el Bachillerato se caracterizó por: "la preponderancia de la iglesia. Lo dominaba todo. Las charlas del cura estaban destinadas a atraer adeptos. Arremetían contra el sexto mandamiento cuando apenas tenía la oportunidad de caer en él. Galicia en este sentido había sido más liberal pero, a pesar de todo, la represión se agrandaba. La represión estaba presente en el colegio, en la familia, en el ambiente. Existía un especial cinismo. Lo importante era aparentar, fueras o no católico tenías que cumplir con la Madre Iglesia. Aquello representaba un acto social. La Iglesia te imbuía de sus teorías y producía en ti una `crisis vocacional´. El que tenía dudas a este respecto era fichable para el Sacerdocio."

Portada de la revista "TeleRadio" en 1979 durante su etapa como presentador de "Tribuna de la historia"

Por supuesto en aquella época y en "provincias" la información que llegaba de lo que pasaba en el país no era muy fiable, posiblemente tampoco lo fuera desde la capital: "La situación real española tan sólo se veía reflejada en los chistes. No sabías con qué carta quedarte. No sabías si los presos políticos estaban o no en la cárcel. Yo sólo tuve información directa sobre los maquis que entonces operaban en los campos gallegos." Justo antes de estudiar la carrera se inicia una de sus grandes pasiones: "Cuando tenía 17 años me entró la afición a volar. Mi primer contacto con una avioneta fue en el aeroclub de Santiago de Compostela, donde vivía. Fue una especie de fiebre que aún hoy conservo. Mi padre quería que fuese universitario y me hizo prometerle que acabaría una carrera para poder seguir con mi deseo de ser piloto de vuelo. De manera que me matriculé en la Facultad de Químicas de Santiago y, al cabo del tiempo, conseguí la licenciatura. ¿Que por qué Ciencias Químicas? Pues porque ello habría de servirme, sin duda, para tener más amplios conocimientos de vuelo" (entrevista a Manuel Martín en el nº 908 de TR, mayo de 1975).

Silva modera un "Tribuna de la historia" especial en verano de 1979 por la emisión de la serie "Holocausto"

A Madrid llegó en 1956 según le contó a M. Azcona: "Soñaba con terminar la carrera, volar y diseñar aviones. Pero la estancia en Madrid fracasó. Sufro una grave crisis, la edad se me echaba encima, había perdido un año (...) La universidad supuso un mal trago, no me queda buen recuerdo de ella. Los profesores eran señores de "horca y cuchillo con derecho de pernada", que enseñaban con un nivel ínfimo. Te encabronaban, se volvían contra ti." Se va a Sevilla a terminar Químicas donde tenía un hermano y después regresa a Santiago donde es jefe de servicio en la radio del SEU (Sindicato Español Universario) pero como simple divertimento.

José Antonio Silva escucha atentamente al director de "Informe Semanal", Pedro Erquicia (a la derecha)

De nuevo en Madrid, con la mili finiquitada, busca trabajo desesperadamente porque necesita dinero para casarse. Da clases particulares y hasta vende enciclopedias a puerta fría. Es en ese momento de angustia vital cuando un amigo le recomienda para un empleo en una compañía aérea y, simultáneamente, surgen unas colaboraciones en el periódico "Arriba". Buscando algo más estable el director, Blanco Tobío, le aconseja que pruebe en radio y televisión y le escribe una carta de recomendación pero, curiosamente, la persona que la recibe piensa que Silva busca un puesto de químico para los laboratorios de revelado cinematográfico de la tele (recordemos que todas las noticias se rodaban en celuloide). Mientras aguardaba su turno para la entrevista, se hace consciente de que, en realidad, le han pasado a una sala donde esperan los candidatos a unas pruebas de cámara para presentadores. "Las hice, no tenía nada que perder. Ya me avisarían. Pero no me avisaron. Entretanto visité a David Cubedo (presentador pionero del Telediario y Jefe de Locutores) y le expuse mi problema: 'Quiero trabajar en televisión como locutor'. Me extendió unas cuartillas que leí. Tenía que corregir algunos defectos de dicción y lo lograría grabando mi voz en un magnetófono. Me agencié el aparato y de vez en cuando iba a David a mostrarle las grabaciones. Tuvo mucha paciencia conmigo". El tiempo pasaba y José Antonio tiene poca paciencia así que: "Di una vuelta por televisión para ver qué había pasado con las pruebas. Ni se acordaban pero me hicieron otras. Debía leer un texto y entrevistar a Federico Gallo. A partir de ahí presenté el Avance del Telediario." Como vemos, las casualidades van conformando su vida periodística. 

Una de las pocas imágenes que se conservan de "Semanal Informativo" en 1974

Sus inicios en la tele coinciden con los de la ley Fraga que, supuestamente, eliminaba la censura previa pero que en la práctica en TVE... "Nosotros éramos una extensión del poder, no teníamos nada que ver con la prensa. Del énfasis en recitar una noticia del Caudillo dependía tu permanencia en el staff. Afectó (la ley) en la medida en que ahora te autocontrolabas, te autocensurabas. Las noticias en TV siempre eran las mismas: inauguración de pantanos, visita al ministro tal al polo de desarrollo cual." Tras cuatro años comienza a ver que "las noticias más inocentes provenientes del extranjero no te dejaban emitirlas, ves la corrupción, las recomendaciones". 

José Antonio Silva y Marisa Medina en "La última moda" de Lazarov, 1969

En cierto momento sufrió una degradación de categoría laboral. "Pepe Casas me dijo un día: Dios no te llamó para el camino de la presentación y me rebajó a regidor, que estaba homologado entonces como la mujer de la limpieza. Como regidor conocí a fondo el medio, los problemas que surgían en un estudio, aprendí a filmar, a montar, como profesional que conocías el medio eras imparable". En realidad fue una gran oportunidad que le permitió comenzar de cero y él mismo se buscaba también sus propias ocasiones: "Siendo director de TVE Luis Ezcurra le propuse crear un servicio aéreo para la propia Televisión. Sugerí que sería interesantísimo tener una avioneta o un helicóptero para cubrir las noticias que se produjeran en los lugares hasta donde no sería factible llegar con la urgencia que requiriese el asunto. Así, por ejemplo, si se produjese un hundimiento en alta mar. El señor Ezcurra aprobó la idea y se llevó a cabo. Con este servicio llegué a hacer unas 700 horas de vuelo por año" (charla con Manuel Martín en TR nº 908). Desde finales de los sesenta y hasta principios de los setenta presentó todos los espacios informativos posibles, fue coordinador entre Guinea y TVE dos años y hasta participó en el especial "La última moda" de Valerio Lazarov introduciendo el programa con Marisa Medina, con gorro de papel y una lata como micrófono. 

Silva en el primer decorado de "Semanal Informativo" en 1973

A comienzos de 1973 había decidido abandonar TVE porque había entrado en las líneas aéreas pero aparece una propuesta que vislumbra como un nuevo horizonte, el nombre del proyecto era "Semanal informativo": "Donde había visos de libertad, de operar más libremente con un equipo de hombres liberales. Ninguno de los que colaborábamos en el programa perdíamos nada, si nos arriesgábamos demasiado, cada uno en su faceta, tenía un puesto de trabajo asegurado fuera de televisión. Operábamos egoístamente. Estábamos dispuestos a protestar en aquello en lo que no estuviéramos de acuerdo." Fue un riesgo pero acertó. Estuvo casi tres años como locutor y redactor de un programa que, poco a poco, iba creciendo en ambición y despertando un interés en la audiencia inesperado para un espacio de este tipo. Su siguiente destino sería otro resumen informativo "Crónica de siete días" y como se transmitía los domingos llegó a compaginarlo en algún momento con "Informe". Mientras tanto: "El proceso de politización crecía. Me di cuenta de ello cuando tras una serie de sucesos universitarios y después de conectar con el cardenal Quiroga Palacios para entrevistarle este me dijo: `Esto no pasaría si Franco viviera´. Entonces me di cuenta de que estábamos asistiendo a la descomposición del régimen. Por esa época había empezado a leer a Valle-Inclán e influenciado por él escribí una serie de artículos describiendo la Galicia tercermundista, visión que Valle había dado de su tierra. Iniciamos un movimiento para resucitar al escritor en la radio del SEU. Nos costó sangre. Y te dabas cuenta de que algo no funcionaba, de que había problemas". 

Durante una de las emisiones de "Tribuna de la historia" a finales de los setenta

Sus continuos viajes como piloto profesional le permitían ser enviado especial en países americanos y africanos e, incluso, fue presentador de un programa titulado "Historia de la aviación". En 1976 se enroló en otro informativo transgresor, "Redacción noche" dirigido por Miguel Ángel Gozalo que era algo así como un magazine en el que se resumía la actualidad, se hacían entrevistas y hasta había actuaciones musicales. A finales de la década espacia sus apariciones televisivas pero inicia una nueva etapa como moderador de debates culturales. "Tribuna de la historia" y "La víspera de nuestro tiempo" (ya en los primeros ochenta) fueron programas de referencia en su momento, que tenían una buena puntuación en el panel de aceptación de la audiencia pero Silva tiene otros intereses en su vida. "Las grandes familias" y presentaciones de películas son sus últimos proyectos en TVE aunque no los últimos ante las cámaras porque también colaboró con la autonómica de su tierra natal, Televisión de Galicia en 1994 con el programa "Galegos do Milenio". 

En una foto promocional de "Galegos do Milenio" de TVG en 1994

José Antonio Silva falleció en 1997. En esa época se pensaba que no quedaban imágenes de su etapa en "Informe Semanal" pero en los últimos años han ido apareciendo fragmentos de la emisión en directo del programa que permiten que sea recordado en el próximo especial del 50º aniversario que se emitirá el 1 de abril. 

sábado, 4 de marzo de 2023

Los primeros años de "Informe Semanal"

El sábado 31 de marzo de 1973 se abre la primera página de un brillante relato de la historia de nuestra televisión. Aquel día, tras la Segunda Edición del Telediario se emite el primer "Semanal Informativo". Quizás este título os suene a algo (es evidente) pero no es el nombre por el que este programa ha pasado a la posteridad televisiva. "Informe Semanal", efectivamente, inició su longeva andadura con otro nombre y es más, ¡no sería el único! El 9 de noviembre de 1974 se presenta ante los espectadores, sólo durante una semana, como "Más allá de la noticia". Siete días más tarde aparece el título definitivo, parece ser que por "indicación" del jefe de los Servicios Informativos de TVE, Juan Luis Cebrián, un par de años antes de fundar y dirigir el diario "El País".

Lo del título no tiene mucha importancia, sólo forma parte del anecdotario de un programa que a pesar de los experimentos iniciales en cuanto a fondo y forma no tardaría mucho en asentarse entre las preferencias de la audiencia, algo no demasiado raro puesto que fue toda una innovación informativa en aquellos procelosos tiempos del tardofranquismo donde la censura seguía imperando. Este "magazine informativo" fue creado y dirigido en su primer lustro de vida por Pedro Erquicia, un periodista "melenudo" que durante su larga trayectoria en TVE tendría tiempo de crear otro formato mítico, "Documentos TV", además de dirigir y presentar programas como "Buenos días" o "48 horas" en distintas etapas y ser corresponsal en Nueva York, precisamente el puesto por el que tuvo que abandonar su criatura en 1978, si bien la dejó en manos de un compañero del equipo inicial, Rafael Martínez-Durbán.

Aquel grupo de gente que se apiñaba en una minúscula redacción de Prado del Rey (aún faltaba casi una década para que se inaugurara Torrespaña) era una curiosa mezcla de periodistas jóvenes y "progres" (había más de un "melenudo", algo en lo que se insistía mucho en la prensa de la época como símbolo de la modernidad de esa cantera) y realizadores que aportarían un plus a la imagen de los reportajes. Allí estaban en esos primerísimos tiempos Pedro Barceló, Javier Basilio, Carmen Sarmiento, Manu Leguineche, José Antonio Silva (el primer presentador), Carmen Hernanz, Aurelio Rodrigo, Miguel Cruz, Agustín E. Monasterio, Luis Leal Soto, Emilio Martínez-Lázaro, Carlos Amann, Enrique Suárez y José Manuel Dueñas. La idea era aparentemente sencilla, resumir la semana en reportajes más elaborados de lo habitual. En aquellos primeros tiempos los reporteros tenían mucha más presencia en pantalla y el número de "informes" variaba, al igual que su duración. Aún se tardaría un tiempo en afianzar la fórmula de cuatro reportajes de unos quince minutos cada uno que se convirtió en sello del programa durante décadas. 

José Antonio Silva fue quien dio la bienvenida a los primeros espectadores de "Semanal Informativo" desde un decorado dominado por el azul y con un gran mapamundi... que la gente veía en blanco y negro en sus casas, pro supuesto. Era un presentador habitual de los noticiarios de la época que combinaba esta actividad con la de piloto aéreo de líneas comerciales. Murió prematuramente a los 58 años. El primer reportaje emitido fue uno sobre el control de la calidad de los alimentos del periodista Agustín E. Monasterio con la locución de Florencio Solchaga. Ya estaba allí también la firma de una periodista mítica de este programa que después nos demostró su maestría como reportera de guerra y experta en periodismo de denuncia, Carmen Sarmiento. En esta primera emisión ofreció un trabajo sobre el ballet Moisseiev, nada que ver con los temas que después serían su sello en Informe y en el resto de su trayectoria. La ofensiva diplomática del general Torrijos para recuperar la soberanía sobre la zona del Canal en Panamá, el aumento de la población mundial y el puente aéreo de Berlín eran otros temas. 

Carmen Sarmiento revisando una de las cintas de los reportajes rodados en cine

El reportero Javier Basilio, por su parte, había preparado otro sobre el atleta Mariano Haro. A finales de los ochenta Basilio, que estaba pasando una mala época, fue "rescatado" de los pasillos por su amigo Jesús Hermida que lo convirtió en una estrella en su "Por la mañana" y antihéroe de los niños con su famoso "Bote de Don Basilio". Una semana más tarde, el 7 de abril, Carmen Sarmiento ofrecía dos trabajos: uno sobre "los fans", para el que había entrevistado a Raphael, y otro, atención, titulado "El aborto en el mundo". Y entramos aquí en una de las curiosidades de la primera época del programa. Recordemos: franquismo, censura vigente, las emisoras de radio aún tenían que conectar cada hora con "El Parte de RNE" y tenían prohibido ofrecer información propia. Este programa nuevo no sería una excepción, tenían que "convivir" con las limitaciones así que el truco era poner el punto de mira en el extranjero para hacer paralelismos con lo que aquí ocurría. Por eso apenas se tocaban temas nacionales de importancia y sí, en cambio, se enviaba a los reporteros a otros países. 

Además, Erquicia había planteado otra gran diferencia con respecto a los Telediarios y otros espacios informativos de la Casa. Fijándose en referentes de EE.UU. como "60 minutes" de la CBS y aportando una visión estética europea dejó claro a su equipo que quería hacer "periodismo audiovisual", la realización era tan importante como la redacción. De ahí que se rodeara de jóvenes creadores que entendían la imagen como algo más que un mero soporte para la palabra. Un ejemplo era Emilio Martínez-Lázaro que más adelante se convertiría en uno de los directores más taquilleros de nuestro cine con ejemplos notorios como "El otro lado de la cama" u "Ocho apellidos vascos" y sus respectivas secuelas. Pocos años después también se uniría a la "troupe" en el puesto de realizador Antonio Gasset al que todos añoramos por su trabajo al frente de "Días de cine". Fue en 1977 cuando se asentó definitivamente el dúo guionista-realizador para los reportajes y ambos firmarían su trabajo conjuntamente, algo inédito en la época (en realidad hoy sigue siendo raro eso en general). 

En 1974, además del título definitivo, llega un nuevo rostro al plató del programa, Rosa María Mateo que se afirmaría poco a poco como una de las comunicadoras más importantes de la época. Hay dos presentadoras que, aún hoy, siguen siendo relacionadas directamente con este formato, la Mateo y Mari Carmen García Vela, que llegaría a Informe en 1983 a instancias de Ramón Colom que era el director (y también presentador) desde principios de la década. Ambas definirían el tono del programa ante la audiencia: sereno, creíble y seguro. Tres características básicas del formato "erquiciano". 

Ana Cristina Navarro recordando uno de sus reportajes en el especial del 30º aniversario

Poco a poco los periodistas consiguen ir abriendo los límites dentro de "Informe Semanal". A los habituales temas internacionales se van añadiendo reportajes sobre temas sociales como los problemas laborales, el hambre en el mundo, cierto interés en el ecologismo y las consecuencias de la contaminación y los derechos de la mujer. Esto último solía llevar la firma de Carmen Sarmiento que sabía cómo colársela a los censores, vistos hoy sus trabajos sorprenden por su audacia. Al equipo se han ido sumando nombres como los de Sol Alameda, Mercedes Milá y Ana Cristina Navarro que nos ofrecería algunos de los reportajes más recordados del programa como el de la niña Omayra (del que hablaremos próximamente) pero que en esos mediados setenta viajaba a Marruecos en plena Marcha Verde para ser testigo de las maniobras del Rey Hassan II para presionar al Régimen sobre el futuro del Sáhara mientras el Dictador era ingresado nuevamente. Y lo contaron, a pesar de los censura. 

La muerte de Franco revuelve todos los estamentos y, oficialmente, la censura es desterrada de las instalaciones de Prado del Rey pero eso no significaba que se pudiera hablar de cualquier cosa inmediatamente. Décadas después el propio Erquicia contaba que esa época de incertidumbre duró unos dos años. La baraja se había roto y hasta finales de los setenta no quedó claro cuáles eran las nuevas cartas. Esto quiere decir que hasta 1978 aún se impidió la emisión de varios reportajes ya terminados por "órdenes de arriba" sin más especificación. Ramón Colom sufrió esta prohibición con sendos trabajos sobre la pena de muerte, tal y como se cuenta en el libro "Informe Semanal. 30 años de historia" (Plaza & Janés, 2003).  

Pedro Erquicia a mediados de los setenta

El 1 de abril de 1978 "Informe Semanal" celebró su primer lustro en antena con un programa especial en el que, además de mostrar cómo se elaboraba, realizaron un ejercicio de libertad y honestidad ante la audiencia presentando algunas imágenes censuradas bajo el título de "El streaking", o sea, desnudándose ante sus espectadores. Entre aquellas imágenes se encontraban las de un reportaje sobre el adulterio y la doble moral que la ley abalaba con grave perjuicio para la mujer. Unos meses más tarde, en octubre, Pedro Erquicia, factótum del invento, se despedía para iniciar una nueva etapa como corresponsal en Nueva York. Ignoro si hubo dudas en TVE sobre si el programa sin él podría sobrevivir. Lo cierto es que tras cinco años se había formado un equipo compacto que sabía lo que tenía que hacer y cómo hacerlo. Los siguientes 45 años lo han demostrado. 


Pinchando en este enlace se pueden ver los reportajes emitidos en el primer programa, el 31 de marzo de 1973. No se conserva la emisión íntegra y parece ser que este montaje no corresponde a la orden real de los "informes" aquel día pero es, sin duda, un gran documento.