viernes, 13 de octubre de 2017

Estudio 1: Todos eran mis hijos. 1973.


La obra de Arthur Miller ha sido frecuentemente usada para dramáticos televisivos y TVE no era ajena a ello. Si la censura no permitía obras que criticaran lo que pasaba aquí, en cambio estaba muy bien visto aquellas que reprobaban los males de la cultura del capitalismo salvaje norteamericano, por ejemplo. Si Pedro Amalio López había adaptado con éxito (y en dos ocasiones) la célebre "Las brujas de Salem" que era una metáfora de la Caza de Brujas instaurada por el Senador McCarthy y aquí nadie se dio por aludido, con "Todos eran mis hijos" la comparación con la coyuntura española era un poco más difícil así que miel sobre hojuelas. Esta pieza teatral está basada en la historia real de un hombre que había vendido piezas defectuosas al ejército estadounidense durante la II Guerra Mundial y que fue denunciado por su propia hija. El estreno original se produjo en 1947 y apenas un año después se estrena su primera adaptación cinematográfica. A España llegó al teatro en 1951 y a la televisión en 1967 dirigida por Gustavo Pérez Puig con José Bódalo, María Luisa Ponte, María Luisa Merlo, Ana María Vida, Álvaro de Luna y Carmen Rossi en el reparto. 


La versión que nos ocupa hoy se estrenó en el espacio "Estudio 1" el 22 de junio de 1973 dirigida por Alberto González Vergel, un teleasta comprometido con el teatro más reivindicativo que se hizo famoso, no sólo por su sensibilidad artística y la elección de obras con enjundia intelectual, sino también por la compañía de actores que se creó dentro de los propios estudios de TVE. Sus repartos solían repetirse constantemente y consiguió aupar a actores de la categoría de José María de Prada, Marisa Paredes, Ana María Vidal o Julián Mateos. En esta ocasión eligió a Narciso Ibáñez Menta como protagonista en un papel muy alejado de los que le habían hecho popular en nuestro país gracias, fundamentalmente, a su hijo, Chicho Ibáñez Serrador. Dejó a un lado su habitual histrionismo (perfecto para los roles de "Historias para no dormir") para mostrar su excepcional versatilidad encarnando a un sexagenario Joe Keller que intenta justificar sus actos en nombre de su familia y que, en realidad, vive agobiado por el peso de la culpa. Le secundan otros actores no menos brillantes: Luisa Sala como su esposa, los ya nombrados Mateos y Paredes (que repiten una vez más con Vergel), Rafael Arcos, Marisol Ayuso, Antonio Durán, Pilar Barrera y Enrique Cerro. Tras "Crónicas de un pueblo", a las 22 h, la audiencia pudo ver por primera vez en la pequeña pantalla, la historia de una familia que se desgaja entre reproches.
   El jueves 17 de agosto de 1978 se repuso dentro de "Teatro Estudio". En aquella época buena parte de la programación era en color ya y su emisión entre la segunda edición del Telediario y "Últimas noticias" en un horario estelar, sorprendía. Pero más sorpresa tuvo que ser para los programadores comprobar unas semanas después que en el panel de aceptación aparecía nada menos que en el 9º puesto (con una puntuación de 7,8 sobre 10) por encima de  programas "Informe Semanal" o "Gente joven" y de las series "Starsky y Hutch" y "Baretta". Estaba claro que el texto de Miller seguía vivo y que las actuaciones de intérpretes tan solventes dirigidos por el habitual pulso de Vergel no habían envejecido... a pesar del blanco y negro. 

1 comentario:

  1. Las actuaciones son estupendas, pero yo diría que el final está algo suavizado: al final de la obra se supone que Joe se suicida de un disparo, y aquí no se escucha ninguna detonación, sino que simplemente se ve apagarse la luz de su cuarto. ¿Sería cosa de la censura?

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