martes, 25 de marzo de 2025

El año en que nacimos

Hace 40 años, en 1985, TVE pensó que con la Democracia ya asentada (eso creíamos entonces) era momento de mirar atrás con otros ojos, no con una serie documental como la que ya se estaba preparando y que se estrenaría un par de años más tarde, "España en guerra", u otras similares sino a través de un programa de entretenimiento. "El año en que nacimos" fue un concurso de la Segunda Cadena con dirección y realización Josep M. Vidal del que hoy apenas queda rastro, ni siquiera en la Wikipedia o en la poderosa base de datos audiovisual IMDB. 

Decorado sencillo para un concurso modesto. A la izquierda el presentador, a la derecha la concursante

La idea estaba clara, cada semana se recordaría un año y todas las preguntas del juego versarían sobre lo sucedido en esos 365 días del pasado reciente. Los concursantes tenían que haber nacido ese año en concreto, era una condición sine qua non. Hay que tener en cuenta que por entonces la única forma de documentarse era a través de enciclopedias, libros o, si había suerte en tu ciudad, en hemerotecas. Por supuesto también estaba la memoria viva, la que correspondía a la tradición oral, lo que contaban padres y abuelos. 

Los rótulos electrónicos parecen hoy simplones pero en 1985 eran una innovación técnica

Dos guionistas se encargaban de un guión en el que las doce preguntas sobre el periodo al que dedicaban cada emisión servían de excusa para recordarlo, por eso las materias eran muy variadas: política, economía, deportes, moda, ciencia, arte, cultura... Cada incógnita iba acompañada de material gráfico y sonoro proveniente del archivo de RNE, TVE y NODO. Antes de comenzar el concurso propiamente dicho se emitía un reportaje de unos cinco minutos que resumía, brevemente, el año. En realidad, el concurso era una excusa para ir tejiendo un hilo que recorría lo más destacado de ese intervalo de tiempo. Cada acierto suponía 25.000 pesetazas o sea que si acertaban todas se llevaban 300.000 del ala. Además, gracias a la colaboración de la revista "Tele Radio", podían llevarse una estancia de fin de semana en un Parador Nacional. 

La orquesta del programa

Otra parte especialmente interesante era la de los testimonios, protagonistas de la noticia del ayer que acudían al plató o bien expertos en el asunto a tratar y que aportaban una visión mas cercana al asunto. Por ejemplo, para hablar del nacimiento de la propia tele en 1956 acudió al plató la locutora pionera Blanca Álvarez. La música de aquellos momentos pretéritos también estaba presente a través del archivo o con una orquesta en directo. De vez en cuando se incluían otras soluciones estéticas para ilustrar los temas en cuestión, como un desfile de modas. 

Jordi Dauder en la portada de "TP"

Para presentarlo no se optó por un profesional del género concursero, ni siquiera por un presentador o presentadora.  El elegido fue el actor Jordi Dauder, prácticamente desconocido a nivel nacional pero que en Cataluña tenía un nombre como actor de teatro y, sobre todo, por ser fundador de la librería Leviatán, coordinador de la revista literaria "Quimera" y por su actividad política en la Liga Comunista Revolucionaria. No sería hasta el año siguiente que comenzaríamos a escuchar su portentosa voz en el doblaje de personajes secundarios de la serie "Se ha escrito un crimen". En esa tarea fue adquiriendo reputación al mismo tiempo que en el teatro y, más adelante, en cine y TV. Su papel en "Nissaga de poder" en TV3 le convirtió en un personaje tremendamente popular en Cataluña y poco a poco llegaron roles más destacados y premios como el Goya en 2008 por "Camino" o el Gaudí de Honor dos años más tarde. Con este programa consiguió ser portada de la revista "TP", un gran honor en esa época. Dauder falleció prematuramente en 2011. 

Jordi Dauder en su única incursión como presentador en TVE

"El año en que nacimos" nació con una caducidad marcada. Si a su corta andadura (aunque estuviera prevista), añadimos su difusión en la Segunda Cadena (con bastante menos calado que su hermana mayor) quizás entendamos que haya quedado arrinconado en el recuerdo, algo tristemente irónico para un programa que, precisamente, se dedicaba a recuperar del olvido tiempos pasados. 

domingo, 9 de marzo de 2025

Gente menuda

El Capitán ajusta los esquíes a uno de los niños de "Gente menuda"

 A finales del verano de 1959, apenas un mes después del inicio de las emisiones desde los estudios de Miramar en Barcelona, comienza "Gente menuda", el primer programa infantil de los domingos realizado desde allí para toda España, inaugurando una franja que continuaría con firma catalana varias temporadas. Sería este un comienzo tímido, siguiendo el canon iniciado en el Paseo de la Habana con Boliche y Chapinete unos años antes, dos actores interpretaban a unos personajes que eran amigos de las criaturas que visitaban el plató. El Capitán comandaba este espacio, un marinero retirado con largas patillas, gorra y pipa que cumplía con el estereotipo del oficio en los tebeos y el cine y que, unos años más adelante, perpetuaría Jacques Cousteau con sus documentales submarinos (aunque él en vez de gorra de plato llevara gorro de lana rojo). El Capitán (en mayúsculas porque así era conocido, no tenía nombre ni apellido) era secundado por su fiel Cachalote "quien, habiendo servido durante años a su superior, al retirarse éste del servicio activo decidió acompañarle en el definitivo barco carenado en Miramar" (revista Tele Radio nº 107). 

Demostración de armónica en "Gente menuda" en 1960

Al principio se realizó en los jardines de los estudios de Miramar aprovechando su magnífica ubicación con vistas al Mediterráneo (aunque aquellas vetustas cámaras apenas podían captar algo más que una insinuación de ese magnífico decorado natural) pero con la llegada del otoño se trasladó a un pequeño plató. El programa era, ¡cómo no!, bastante divulgativo. El Capitán, gracias a su experiencia como viajero, les daba lecciones sobre geografía, mecánica, deportes y hasta de teatro o historia. El buen hombre sabía de todo y estaba al día de la última tecnología, tanto como para hacer una demostración práctica del funcionamiento del Sputnik con un juguete de propulsión manual. También incluía las aventuras de Pepito Plumilla, "el príncipe salvador", representadas en un pequeño guiñol, nada que ver con la perfección técnica que después demostraría la gran Herta Frankel en los mismos estudios. Además, los niños que acudían al programa podían mostrar sus talentos: desde pequeñas bailarinas, a jovencísimos músicos. Me atrevo a aventurar que, posiblemente, la parte preferida de la audiencia desde casa era la serie norteamericana Rin Tin Tin (patrocinada por Nestlé, otro clásico) que formaba parte del programa. Comenzaba el reinado infantil de este avispado perro que vivía junto al niño Rusty en un puesto de la Caballería de EE.UU durante los tiempos del Lejano Oeste.

"Gente menuda" se mantuvo en antena hasta febrero de 1960, cuando fue relevada por "Tío Vivo" (que tuvo como primera estrella a Carpanta en su traslación de los tebeos a la pantalla, serie de la que hemos hablado aquí). En 1985 TVE retomó el título para otro programa infantil que tampoco tuvo larga vida. No obstante, el primer "Gente menuda" ostenta el honor de ser pionero y eso no es poca cosa, oigan.