martes, 30 de septiembre de 2025

"Julia", la serie que cambió todo


La cadena norteamericana NBC hizo historia la noche del 17 de septiembre de 1968 cuando estrenó la sitcom "Julia". Ese día se rompió una barrera racial, por primera vez una serie de prime time estaba protagonizada por una mujer negra y no en un papel de sirvienta, esclava o parodiando los estereotipos negativos que la industria del entretenimiento había asumido como propios de la raza. Diahann Carroll encarnaba a una enfermera viuda de un soldado abatido en la guerra de Vietnam que criaba a su hijo de seis años. Actriz y cantante, Carroll no sólo era conocida en ese entonces por el público sino que además tenía prestigio, había sido la primera afroamericana en conseguir el premio Tony como actriz protagonista de una comedia musical en 1962 por "No Strings". 

Pongámonos en contexto: EEUU vivía en plena lucha racial, el 4 abril de ese mismo año 1968 Martin Luther King había sido asesinado. Además, la población ya comenzaba a mostrar su hartazgo por el conflicto armado con Vietnam y la desconfianzaba hacia su propio gobierno por este asunto (aunque aún tendrían que esperar unos cuantos años para que aquello acabara). En cuanto a lo que se podía ver en TV, de las 56 series que se emitían por la noche, 21 tenían como mínimo un actor negro en el elenco y tres programas de variedades tenían presentadores negros (1). Además, desde 1965 la serie "Yo soy espía" tenía como coprotagonista a Bill Cosby. Es decir, el desarrollo de "Julia" no venía de la nada pero se había recorrido un larguísimo camino desde "Amos 'n' Andy", una comedia que estuvo en antena desde 1951 a 1953 y que en la radio había comenzado a finales de los años 20 (que a su vez se basaba en un cómic) presentando a dos personajes que cumplían todos los "atributos" racistas que uno pueda imaginar. De hecho, el show radiofónico estaba interpretado por dos blancos que "imitaban" el supuesto argot de los negros (pensad en la Mammie de "Lo que el viento se llevó") y cuando fueron trasladados a la tele se plantearon seriamente pintar a los actores originales o, como mínimo, que pusieran las voces porque eran las que conocía el público. Finalmente Amos y Andy fueron encarnados por dos afroamericanos que tuvieron que replicar esa forma de hablar. Absurdo pero... en aquel momento no era raro. Tampoco olvidemos la historia de "The Nat King Cole Show" que ya hemos contado aquí. 

Si bien "Yo soy espía" presenta a un actor racializado como protagonista y no como sirviente, aquello era una fantasía, una comedia con espías, nadie podía aspirar en la vida real a algo así pero Julia era una enfermera, sí que cumplía con eso que hoy llamamos "labor aspiracional". Sin embargo, ni la NBC era una tele pública (así que no tenía realmente ningún compromiso moral) ni la serie fue recibida por todos como un ejemplo a seguir. Muchos activistas criticaron que el aspecto racial estaba completamente ausente de las tramas y que era absolutamente imposible que una enfermera viuda pudiera vivir en un lujoso apartamento y vestir carísimas ropas además de que todo su entorno, tanto laboral como de amistades, era blanco. Diahann Carroll recibía, literalmente, miles de cartas echándole en cara su falta de compromiso con mensajes tan agresivos como "¿No te sientes culpable haciendo este programa?". Daba igual que ella no fuera directora o productora y que no tuviera ningún poder en la cadena. Parecía no importar el avance que aquello suponía en aquel momento y el acoso al que fue sometida en este sentido fue muy difícil de asimilar. 

La serie fue un gran éxito de audiencia, consiguió el puesto nº 7 en su primera temporada y se mantuvo en buenas posiciones en las siguientes. A España llegó en 1970 y su popularidad la llevó a ser portada de la revista "TP". No fue por falta de público cuando "Julia" se despidió en 1971. Fue la propia actriz la que pidió la rescisión de su contrato por agotamiento. En su autobiografía aseguraba que se había sentido aliviada, libre. Había luchado desde dentro por ofrecer una comedia de situación en la que su raza era noticia en el mundo real pero no era "suficientemente visible" en la ficción. La "normalidad" que quería mostrar el creador de la serie, Hal Kanter, al no darle importancia a que Julia fuera negra o blanca fue un arma de doble filo. En el documental de la PBS "Ajuste de color" (emitido en La 2 en 1995) Carroll declaraba: "Se trataba de entretener al público norteamericano y Kanter quería que una mujer negra formara parte de la escena televisiva del momento (...) Creo que Hall hizo un gran trabajo". 

Hoy en día, esta serie se valora por lo que supuso pero no debemos olvidar su contexto y sus críticas en su momento. 


 (1). Dato aparecido en el libro "Prime-Time Hits" de Susan Sackett de 1993. 

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