lunes, 13 de mayo de 2013

Querido Constantino, carta a un maestro


Querido Constantino:
Todavía no me puedo creer que te hayas ido, así, de sorpresa, sin avisar. ¿Es por eso que anunciaste tu retirada hace unos meses? Aquello me pareció raro, todavía estabas en plena forma, para un actor de doblaje retirarse a los 65 es absurdo. En cuanto a tu faceta como presentador y actor de teatro, aún podías aportar mucho a ciertos papeles de edad y lo cierto es que la tele y la radio te echan de menos. En fin, hablar de eso ahora no tiene sentido pero no puedo evitar estas hipótesis, no en vano escribí sobre eso aquí mismo unos meses atrás.
 

No exagero si digo que para toda una generación eres una referencia ineludible. Formas parte de ese grupo privilegiado de comunicadores que aceptamos en un divulgativo y en un gran show. Joaquín Prat era el maestro de todos y trabajaste en varias ocasiones con él, incluso cantasteis juntos en un Telepasión ("C'est magnifique!") y en "Un, dos, tres" (una divertida lucha con Estadella para dilucidar quién de los tres era el mejor).


Muchos te relacionan directamente con "El tiempo es oro", normal, fue tu primer gran programa, tu primer gran éxito televisivo y era un concurso cultural modélico. Pero yo te recuerdo del que fue, en realidad, tu debut en TVE, "Ya sé que tienes novio", un concurso surrealista en el que Carme Conesa hacía de chacha vestida con uniforme y todo. Debía tener yo unos 9 años y no entendía muy bien de qué iba aquello pero me gustaba la forma en la que revestías de dignidad el desaguisado. Supongo que ese fue tu gran secreto, la dignidad. Hiciste buenos programas, sí, pero algunos, reconozcámoslo, no había por dónde cogerlos, aún así tú siempre les aportabas un no sé qué, un cierto halo de respetabilidad que disimulaba el contenido. Eso lo puede hacer muy poca gente, Constantino.


En los 90 eras una de las estrellas de TVE y aparecías en todas partes, en programas de Navidad, en retransmisiones, como invitado especial... Desde "Juego de niños" (en la foto) a "¿Qué apostamos?" pasando por "¡Hola Raffaella!". Bueno, bueno... todavía recuerdo aquella ocasión en la que apareciste ante la italiana con una peluca, como si fuera lo habitual y permaneciste con ella una buena media hora hasta que en un momento en el que ella te preguntaba algo te la quitaste aduciendo que hacía mucho calor. Supongo que era una de aquellas bromas que Japino gastaba a la Carrá pero tú supiste darle el timing adecuado.


Pero no sólo en la tele te seguía. Era un preadolescente cuando te ficharon para llevar las mañanas de Radio 1 de RNE. Aquel magazine me encantaba, no podía escucharlo a diario porque iba al instituto pero la última hora, esa que transcurría mientras yo volvía a casa en el bus para comer procuraba no perdérmela. Siempre me pareció un lujo que un matinal pudiera tener tu voz, esa voz de la que tanto se ha hablado. Todo quisqui recuerda tu Darth Vader que a mí, sin restarle un ápice de su miticismo, me parecía sosete. Prefiero tus trabajos más irónicos, esos en los que tus dotes como actor son más aprovechadas. Pienso, por ejemplo, en tu James Bond, perfecto como un Roger Moore con réplicas siempre aceradas, o también en tu Holmes de aquel divertimento de Billy Wilder, "La vida secreta de Sherlock Holmes".


Y esto me lleva inevitablemente a tu gran amigo de la profesión, Jordi Estadella. Impagable aquel número como los Blues Brothers en Telepasión. Otro que se nos fue prematuramente y que tocaba todos los palos. Ya sé que estudiastes juntos y que os tocaba turnaros en aquel colegio religioso para leer mientras los demás comían. Apenas unos niños y ya os tocaba entretener al resto, seguro que no había orientador profesional en aquel centro pero al cura al que se le ocurrió aquella idea os marcó laboralmente aunque, en vuestro caso, el trabajo era más que eso, desde luego era vocación y, sin dudarlo, pasión.


Por cierto, hablando de Telepasión, tengo un número favorito de los tuyos, aquel en el que emulas al Lee Marvin de "La leyenda de la ciudad sin nombre", peli en la que aparecía Clint Eastwood pero al que todavía no doblabas. Todavía me acuerdo de parte de la letra "Yo nací viendo una luz brillar y esa luz guía mi caminar". Imposible imitar ese tono grave tan tan bajo.


Cuando pasaste a ser imagen de Antena 3 reconozco que te seguí menos. "La parodia nacional" fue un éxito pero yo no le encontraba la gracia, ¿qué le vamos a hacer? Aún así, te veía de vez en cuando. "Alta tensión" no estaba mal pero "Tele-risa" y "Tierra trágame" no iban conmigo, definitivamente. Después de eso una decena de concursos en las autonómicas que tampoco me convencían pero... ahí estabas tú y esa era razón más que suficiente para echarles un vistazo. Precisamente por eso que decía antes, esa pátina de dignidad que aportabas a cualquier cosa. ¡Acabo de recordar que me tragué entera una serie documental aburridísima sólo porque tú la narrabas!
¿Y ahora? Nos quedan tus doblajes, sí, y algunos programas que he conservado pero... ya sabes, te echaremos mucho de menos.

12 comentarios:

  1. Suscribo hasta la última coma, GRANDE, pero que muy GRANDE Constantino Romero.

    No soy mucho de admirar a nadie, sólo a Elvis y a él, el domingo cuando Pepa Fernández puso un corte suyo me temí lo peor y me jodió el desayuno.

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    1. Yo también soy escuchante y también se me amargó el desayuno.

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  2. Se nota en tus palabras que lo admirabas enormemente. Tal vez, esta sea tu entrada más sentida, al menos desde que te vengo siguiendo y recuerde de todas las leidas hasta ahora. Me ha parecido hermoso sobre todo esa admiración le profesabas ya con sólo 9 años. Yo, también lo admiraba pero sobre todo era un gran seguidor de El tiempo es oro, su programa. Cuando se emitía los domingos a última hora de la tarde, recuerdo que llegaba su hora y dejaba a mi grupo de amigos y hermano y volvía corriendo a casa para ver el programa con unas ganas e ilusión tremendas.

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    1. No sé si es la más sentida pero desde luego es muy personal porque me ha indignado el ninguneo.

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  3. Por cierto, me ha gustado mucho recordase aquel número realizó para Telepasión, emulando a Lee Marvin de La leyenda de la ciudad sin nombre, a mi me impresionó mucho y sin duda también es uno de mis favoritos.

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  4. Yo también le conocí en "Ya sé que tienes novio", que iba los sábados por la tarde en la 1. Maravillosos recuerdos de "El tiempo es oro" y "Alta tensión", mis programas favoritos de Constantino.
    Una leyenda de la televisión en España.
    Un maestro.

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  5. Magnífico homenaje si señor... hoy contaba una concursante de "El tiempo es oro" en el Hoy por hoy, como Constantino intentaba ayudarles cuando la dirección del programa no se daba cuenta... je je.

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    1. No lo escuché, qué pena... tendré que buscarlo en la web ;)

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  6. el mejor repaso a su trabajo y el que desprende más admiración y respeto de todos los que he leído estos días

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    1. ¡Muchas gracias! Si he conseguido transmitir mi admiración por él me quedo satisfecho.

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    2. El recuerdo que en su momento hizo Miguel Herrero en su web al maestro
      http://miguelherrero.mybesthost.com/hablemos/personajes/constantino_romero.htm

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  7. Alejandro, te paso otro punto de vista sobre Constantino. El texto que yo publiqué...

    CONSTANTINO

    Antonio / Sempere | Actualizado 18.05.2013


    CONTABA Francis Gallardo en el obituario de estas páginas que Constantino Romero logró al final de su carrera un muy buen contrato con la televisión autonómica de Castilla-La Mancha. Un contrato que duró prácticamente una década. La verdad es que por encima de otras consideraciones acerca de su voz, que ya han sido relatadas hasta la saciedad por los cronistas, de Constantino siempre me llamó la atención su capacidad para hacer caja, para rebañar dinero de aquí y de allá. No es que yo sea descortés ni perverso. Sólo austero. Y es esa austeridad la que me hizo escuchar mentalmente el sonido de caja registradora cada vez que veía su icono, su emblemática efigie.

    Poniendo voz a la publicidad televisiva, money, money. Poniendo voz a los actores más célebres, a tanto el frame, money, money. Poniendo voz a los Juegos Olímpicos, a la radio pública, a la televisión pública, a la televisión privada, a la televisión autonómica, clinc, clinc, clinc. Siendo la voz corporativa de la tele de la tierra que le vio nacer, haciendo caja, siempre haciendo caja (el bueno de Francis Gallardo dijo, eufemísticamente, que con un buen contrato). Pronunciando un par de palabras, tipo "Filmax presenta", a tanto por sesión, que el tiempo es oro.

    Yo también fui uno de los concursantes de Constantino hace veinticinco años. Hago cuentas, y los números no fallan. Entonces él tenía 40. Esos 40 años cuyo Rubicón crucé yo hace más de diez, como tantos compañeros de viaje (me acuerdo ahora de los directores de largo operaprimistas que han competido en Málaga, algunos con los 40 en los talones, y todavía en precario). Constantino pertenecía a la bohemia, como a mí me gusta llamar al artisteo. Pero a una bohemia Vip. Qué sabría él a los 40 de pisos patera compartidos por seis actores, de áticos cochambrosos tras 85 escalones sin ascensor, de las estrecheces de la bohemia y del pueblo que ahora le aplaude.

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