Entre 1988 y 1989 el escritor más catódico de la España democrática (no en vano había presentado ya programas en el circuito catalán de TVE como "Terenci a la fresca") presentó y dirigió un programa de entrevistas con nombre de resonancias hollywoodenses y decorado ad hoc: Más estrellas que en el cielo.
En claro homenaje al lema de la Metro Goldwyn Mayer de los años 40, Terenci quiso llevar al salón del espectador las palabras de escritores y cineastas, principalmente. El equipo del programa radiofónico de la SER "Lo que yo te diga", comandado entonces por Máximo Pradera, se encargaba de los guiones hasta que el propio Pradera decidió dejarlo por desacuerdos en el criterio de elección de invitados.
En un mismo programa Terencia podía entrevistar desde el suelo al escritor Torrente Ballester y después recibir a Rossy de Palma y Amparo Rivelles.
Pero poco a poco Terenci aprovechó la oportunidad de tener un programa en la Primera y con un presupuesto majo para invitar a algunos de sus mitos cinematográficos, la cosa empezó con Ursula Andress (siempre disponible para hablar de sus 4 pelis sesenteras a un precio módico) y continuó con Joan Fontaine, Lauren Bacall, Cyd Charisse, Esther Williams, Kirk Douglas...
Aquel era un talk show en toda su extensión, hacer un espectáculo de la palabra y con gente que sabía usar el poder del verbo. 18 programas fueron suficientes para que Terenci demostrara su capacidad conversadora pero el experimento tenía caducidad, como tantos otros de aquella época de tele de autor, pero al menos lo permitían...
Ufff, era un programa cojonudo, siempre con pedazo de estrellas internacionales para entrevistar. Definitivamente, hace tiempo que no se hacen programas así.
ResponderEliminarCuánta razón tienes, compañero... se echa de menos un programa de entrevistas a gente con algo que contar y con un entrevistador que sepa crear ese hilo invisible. A ver si es cierto eso de que vuelve Julia Otero.
ResponderEliminaray, sí, de éste me acuerdo yo! aunque reconozco que estaba perdido en los confines de mi memoria y no hubiera podido rescatarlo sola.
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