La tele vive de la reiteración y no me refiero a la reposición continua, no, sino a que los espectadores necesitamos unas ciertas normas que se repitan para que nos encariñemos con un personaje, una serie o un programa. Mismo día, hora, presentador, sintonía... Hay ciertas cosas que no deben cambiar o así lo parece... En Nochevieja es tradición ver las Campanadas desde la Puerta del Sol.
Y el espectador suele preferir TVE (todavían no hay audiencias de las de anoche, supongo que Tele 5 habrá subido algunos puntos pero no como para igualar a la Uno). Da igual quién las de, Joaquín Prat, Concha Galán y Bermúdez, Cruz y Raya, Anne Igartiburu, Carlos Sobera, Antonio Garrido, Paloma Lago...
Martes y Trece, Ana Obregón, Carmen Maura, Carmen Sevilla, Raffaella Carrá, algún locutor de continuidad o el mítico Ramón García, ausente por primera vez después de 15 años ininterrumpidos.
Y el día de año Nuevo, saltos de esquí y...
¡Concierto de Año Nuevo desde el palacio de la Ópera de Viena! No sólo por el Danubio Azul y la Marcha Radetzky, ¡qué va! la realización es impecable, los ballets espectaculares, la complicidad de la Filarmónica con su director divertida... ¡qué grande Georges Prêtre este año! 85 años y ahí estaba, acariciando la música...
Y la retransmisión del pomposo Pérez de Arteaga, claro. Hoy dijo algo así como "y no ha acabado el concierto, lo sabe todo el mundo, desde los escultores de bustos completos a los cazadores de pavos corruptos"...
¡Feliz Año Nuevo!
será poeta frustado...
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