En 1993 los periódicos anunciaban en sus páginas de televisión el regreso a TVE del presentador Constantino Romero. No era para menos, tras el exitoso "El tiempo es oro" y el fallido "La vida es juego" se esperaba con ganas el retorno de uno de los comunicadores más queridos y respetados. La apuesta era fuerte: un reality-concurso aunque él mismo no se mostraba muy satisfecho con aquella etiqueta. "Valor y coraje" quería contar historias de héroes anónimos que superaban difíciles pruebas que les ponía la vida.
Sergi Schaaff, su director, también había sido el responsable de los dos programas citados en los que Romero había brillado (en uno más que en otro, vale) así que la complicidad entre ambos estaba fuera de cuestión. La pregunta era si ambos conseguirían huir del morbo que solía acompañar a estos espacios. Lo consiguieron pero quizás se quedaron con un producto a medias.Cada semana se contaban tres historias con la intervención de los propios protagonistas, tanto en plató como en reportajes sobre las tragedias que habían sufrido, incluso convirtiéndoles en actores de esas reconstrucciones.
Constantino ejercía de amable anfitrión, nunca escarbaba en el drama y solía centrarse en el final feliz para buscar el lado positivo de cada historia. Pero eso no era todo, en sus emisiones iniciales, miércoles a las 22h en la Primera, había una segunda parte en el programa, un concurso entre dos equipos que superaban pruebas físicas para conseguir un premio para asociaciones benéficas, era una forma de ayudar a través del coraje.
A pesar de que el programa superó los 3 millones de espectadores en su primera ubicación pronto se vió que era preferible eliminar la parte más espectacular y centrarse en los testimonios. Después de unas semanas de ausencia, un remozado "Valor y coraje" se trasladó al domingo antes del TD2 y duró una temporada en antena.