viernes, 31 de diciembre de 2021

Navidad con Dean Martin, Sinatra y familia


No es habitual que la reposición de un viejo programa navideño sea noticia, en EE.UU. es frecuente que los especiales se repitan una y otra vez, bien en sus cadenas originales o través de las locales a través del sistema de sindicación pero este año la prensa ha dado cierta relevancia a la recuperación de un clásico de la NBC. "Christmas with The Martins and The Sinatras" fue un episodio emitido el 21 de diciembre de 1967 del exitoso "The Dean Martin Show" y a pesar de que en su momento tuvo una gran audiencia y sus imágenes se han visto mil y una veces a lo largo de estos 54 años nunca se había repuesto al completo. El 29 de octubre (fecha curiosa para un programa de este tipo) la televisión pública estadounidense, la PBS, reemitió el especial precedido de una campaña publicitaria considerable y de unos cuantos artículos en prensa que se felicitaban por la iniciativa. Allí la nostalgia vende y si es de los viejos tiempos en los que el "Sueño Americano" todavía era una fantasía creíble, más. 


Dirigido por Greg Garrison, responsable de toda la serie que se inició en 1965 y finalizó en 1974, era una reunión de las familias del propio Dean Martin y la de su gran amigo Frank Sinatra. Allí estaban la mujer de Dino con sus siete hijos (de dos matrimonios) y los tres de Frankie. A lo largo de la hora de programa Dean y Frank hacen duetos, solos, cuartetos y, finalmente, todos se unen para interpretar una combinación de villancicos clásicos y otros más modernos. Como curiosidad, Nancy Sinatra se lanza con una versión navideña de su popular "These Boots Are Made for Walking". 


El programa era una hábil combinación de música y humor y Garrison tenía un equipo creativo que funcionaba como un reloj. Harry Crane ya había escrito guiones para Laurel y Hardy y Abbott y Costello así que sabía perfectamente cómo encajar diálogos con cierto sarcasmo en la boca de dos amigos. Paul Keyes tenía también mucha experiencia con cómicos y en su currículum encontramos especiales de los mismísimos Lucille Ball y Bob Hope, considerados Reyes de la risa en TV y su firma era visible en "Laugh-In", irreverente y novedoso programa de humor de la misma cadena. Rich Eustis era el más joven de los tres y durante los setenta escribiría para otros variety shows, con la decadencia del género se paso a las series y este mismo año ha escrito guiones para "Head of the Class", reboot de la serie que él mismo creó en 1986. 


Dean Martin era un valor seguro para la NBC y sus especiales navideños acaparaban atención año tras año, incluso cuando el género ya daba sus últimos coletazos. El Rey del Cool todavía resistía ante las cámaras a pesar de que su vida personal se iba desmoronando poco a poco. En su última temporada aún seguía entre los 50 programas más vistos e incluso había subido siete puestos con respecto a la anterior. En este especial todavía su sonrisa triste tenía razones para ser esbozada y nos ofreció una hora de pura magia navideña. 


viernes, 24 de diciembre de 2021

Shirley MacLaine y Miguel Bosé brindan juntos en Navidad


En 1983 el anuncio de Freixenet ya se había convertido en una tradición navideña. Desde que en 1977 una Liza Minnelli en pleno apogeo de fama protagonizara el primer anuncio estelar de la firma de cava catalán, otras grandes estrellas internacionales y patrias habían intervenido en estos fastuosos spots que, en cuanto a televisión se refiere, marcaban el inicio de las fiestas. Aunque en el 78 y 79 fueron las Burbujas, las chicas doradas, las que nos felicitaron (como también sucedió en 2008 y 2009, coincidiendo con la crisis internacional) lo cierto es que los anuncios que daban que hablar eran los de los famosos. ¿Quién será este año? Ah, pues me gustó más el del pasado... Los comentarios de este tono se sucedían a partir de diciembre. Varias fórmulas se utilizaron desde entonces: estrella internacional sola o con acompañante nacional, distintos anuncios en un mismo año con la misma estrella o cuatro anuncios con otros tantos protagonistas. En 1983 se optó por el sistema mixto: una de allá junto a otro de aquí. Los elegidos fueron Shirley MacLaine y Miguel Bosé. 


"Desde Broadway Freixenet presenta el Dorado Show de Carta Nevada" anunciaba un locutor mientras veíamos una botella sobrevolando Nueva York. Se produjeron nada menos que tres carísimas versiones e incluso había alguna más acortando duraciones o alterando ligeramente el montaje. Los tres escenarios principales eran unas larguísimas escaleras de un teatro, un algodonoso cielo sobre el que volaba lentamente un aeroplano de los años treinta y el hangar en el que había aterrizado.


Shirley bajaba la doradísima escalinata rodeada de Burbujas con peinados con ondas típicas de las comedias sofisticadas de, por ejemplo, Lubistch. La banda sonora era la canción "Bye, bye, Love" (fundamental en la película "Empieza el espectáculo") pero con la letra diciendo absolutamente lo contrario: en vez de despedir un amor y dar la bienvenida a la soledad, se saludaba a un romance y se abrazaba la felicidad. En esa versión Miguel Bosé daba paso a la gran actriz vestido de chaqué y ante un enorme micrófono radiofónico. Finalmente bailaban brevemente mientras el plano se ampliaba y nos dejaba ver al público de la sala de fiestas en la que transcurría el número al tiempo que un lujoso coche llegaba al escenario. 


La segunda versión nos presentaba a Miguel y Shirley sobre las alas de un aeroplano interpretando el mismo tema pero con un ritmo entre country y soft jazz. Como la verdadera estrella era ella, se marcaba un breve baile sobre las nubes demostrando su excepcional forma física. Tenía 49 años pero en aquel tiempo ya era considerada una veterana e incluso una superviviente de los grandes musicales de Hollywood que, eso sí, había sabido reconducirse hacia otros géneros con gran éxito. 


El tercer spot transcurría en un glamouroso hangar en el que el aeroplano convivía con un zeppelín y un coche que bien podría ser un Rolls. Shirley aparecía con un body de bailarina complementado con una falda roja llena de dorados (cómo no) y un pañuelo al cuello del mismo tejido. La canción tenía esta vez un ritmo más lánguido, romántico. 


Todos los anuncios finalizaban en el camerino de la actriz con los dos anfitriones brindando por la Navidad. Entre el anecdotario relatado por la prensa de la época rescatamos un dato curioso, Shirley no bebía alcohol así que brindaba con ginger-ale. 


domingo, 19 de diciembre de 2021

La serie con la que Hanna-Barbera dio un paso más


1962. La productora Hanna-Barbera está saboreando su quinto año de triunfos televisivos. Tras una brillante carrera en los cortos cinematográficos de Tom y Jerry (Oscar incluido) tuvieron que buscarse otros negocios tras el despido de la Metro Goldwyn Mayer en 1957 y el cierre de su sección de animación. La TV está viviendo una etapa de oro en muchos aspectos pero no en los dibujos animados y estos dos socios deciden lanzarse al nuevo medio, asumiendo sus limitaciones como una virtud. "The Ruff and Reddy Show" debutó en la NBC el 14 de septiembre de 1957 y su éxito sirvió de entrada a un nuevo mundo en el que H-B reinaría durante décadas. La siguiente serie, "The Huckleberry Hound Show", se estrenó sólo un año después e incluía las aventuras de un perro azulado que en España no caló tan hondo como los cortos de sus compañeros, Pixie y Dixie y, sobre todo, el oso Yogui que se independizó y triunfó con su propio programa. Volvemos a 1962 para hablar de un nuevo contenedor de cortos para TV que supuso un hito para la propia productora pero también para la pequeña pantalla. 


Aquel año se estrenó "The Hanna-Barbera New Cartoon Series", con tres series protagonizadas por nuevos personajes. No estaba destinada a una cadena en concreto, se vendería con el sistema de la sindicación, es decir, eran distribuidas en las cadenas locales que así no tenían que atenerse al horario de emisión de la costa Este o la Oeste. Además, podían emitir el programa completo, con los tres cortos, o bien "trocearlo" a su antojo y colocar cada una de las breves historias en huecos de programación o dentro de espacios infantiles producidos por ellos mismos y que incluían otros contenidos. Esto suponía que, en teoría, los personajes podrían adquirir la misma relevancia, sólo dependería de la respuesta del público. La audiencia decidió enseguida quiénes eran sus favoritos pero... no fue igual en todos los países. 


Las tres series en cuestión incluidas bajo el amparo del nuevo título de la productora (ya el cuarto directamente producido para la tele) eran el Lagarto Juancho, Leoncio el León y Tristón y La Tortuga D'Artañán y su perro Dum Dum. Juancho (Wallygator) era un lagarto (más bien un cocodrilo o un caimán, a saber) que vivía en un zoológico, como Yogui pero a diferencia de su primo de pincel éste quería escapar de allí y regresar a su entorno natural. El Sr. Horacio, el guardia del zoo, conseguía impedirlo en cada capítulo. Leoncio (Lippy) era un león aventurero y muy seguro de sí mismo al que le acompañaba una hiena siempre quejumbrosa, Tristón (Hardy Har Har). Ambos eran vagabundos y mientras el primero siempre estaba dispuesto a lanzarse a cualquier andanza, el segundo intentaba convencerlo para quedarse quietecitos, propósito que nunca conseguía. En la tercera serie una tortuga espadachina solía rescatar a princesas secuestradas por malandrines o dragones al grito de "¡Al ataqueeee!". Nada tenía que ver con el personaje de Dumas excepto el nombre que le impusieron los traductores al español y digo español y no castellano porque se doblaban en Sudamérica para distribuirse por todos los países de habla hispana, incluido el nuestro. Touché Turtle era su nombre original. 


A España llegaron años más tarde y por separado y se estuvieron emitiendo hasta bien entrados los ochenta. Si me retrotraigo a mi infancia diría que el Lagarto Juancho y Leoncio el León sí tenían una presencia constante en TVE, no tanto D'Artañán. He de confesar que mi favorito, a pesar de su soberbia, era Leoncio porque mi hermano se llama así (herencia familiar) y nos parecía tan raro que un hombre tan peculiar apareciera en la tele y nada menos que fuera el de un personaje de Hanna-Barbera que jugábamos continuamente a sus aventuras. Durante muchos años pensé que en inglés Leoncio se decía "Lippy" y ya os adelanto que no. Confesiones personales aparte, os había dicho al principio que este título fue importante tanto para la productora como para la propia TV y no mentía: fue la primera estrenada en color aunque no en todas las cadenas podían emitirlo en este sistema y, desde luego, sólo una parte de los espectadores tenía un monitor adecuado en esa época. ¿Y Yogui no era en color? Sí, lo era y por eso se continuó distribuyendo por todo el mundo durante más de medio siglo pero... en su andadura original las copias que se repartían a las cadenas eran en blanco y negro por razones lógicas: eran más baratas y prácticamente nadie tenía a finales de los 50 una tele en color. 

En definitiva, quizás esta serie se encuentre en el olvido (o casi) y pocos sean conscientes de su importancia para la historia de la tele pero la tiene y es justo que la reivindiquemos por su valor.

domingo, 5 de diciembre de 2021

Pequeña comedia


Víctor Ruiz Iriarte fue un autor fundamental en la TVE de los sesenta y setenta, sus comedias se adaptaron una y otra vez en espacios como "Estudio 1" pero, y esto es más importante, fue un autor de reconocido éxito teatral (el ejemplo más notorio es, quizás, "El landó de seis caballos") que supo intuir enseguida que la televisión ofrecía muchas posibilidades y la abrazó como medio perfecto para sus ideas. En 1966 debutó como autor de su propia serie, "Pequeña comedia" que se mantuvo tres temporadas entre el 1 de enero de 1966 (buena fecha para iniciar algo) y el 12 de julio de 1968. 

El siempre magnífico José Orjas en el capítulo "El presidente y la felicidad", segundo de la serie

Con una duración que variaba entre los 30 y los 40 minutos, esta serie ofrecía breves historias autoconclusivas, cada episodio era independiente y sus personajes no tenían continuidad a lo largo de los capítulos. Solían transcurrir en la época actual (actual en aquella época, entiéndase) y mezclaban la crítica social humorística con un cierto sentimentalismo y algunos toques de romanticismo. Todo era rubricado con una pizca de moralina. 

Gemma Cuervo en el episodio "En el tren", emitido en mayo de 1966

Una pléyade de actores participó en las 42 entregas de esta comedia sin grandes pretensiones, todos ellos habituales en los dramáticos de la época. Algunos eran primeras figuras del teatro como José Bódalo, Mary Carrillo o Carlos Lemos; otros, grandes secundarios del cine como José María Caffarell, Juanjo Menéndez, José Orjas o Tomás Blanco y también intervenían los jóvenes intérpretes que ya habían alcanzado la popularidad gracias a las cámaras de TVE como Tina Sainz, Ana María Vidal, Fiorella Faltoyano, Manuel Galiana o Jaime Blanch. A mediados de los sesenta era muy habitual verlos varias veces a la semana, un lunes en una comedia, un miércoles en un clásico del Siglo de Oro y un viernes en un dramón decimonónico, el trabajo era constante y su memoria debía de ser increíble... 

Pedro Amalio López fue el realizador habitual de la serie con su solvencia y elegancia habituales. Su segunda temporada llegó tras la pausa veraniega y las críticas fueron positivas. Resulta raro que la tercera se postergase prácticamente un año, comenzó el 31 de enero de 1968 y la segunda se había despedido el 31 de diciembre de 1966. Entre una y otra, dos premios importantes, el Nacional de TV y la Antena de Oro. La tercera entrega ya dejó entrever síntomas de repetición y los críticos lo hicieron notar. Ruiz Iriarte regresó a TVE en 1971 con "Juegos para mayores" (sólo siete capítulos, algo inusual) a la que continuó "Buenas noches, señores" protagonizada por Julia Gutiérrez Caba. "Pequeña comedia" fue recuperada en los 90 por Cine-Classics, de la plataforma Canal Satélite Digital y más tarde por Canal Nostalgia, de su competidor Vía Digital.