Era 26 de marzo de 2000, Noche de Oscars en Canal Plus. La cadena retransmitía en exclusiva la ceremonia desde 1996 y había creado una pareja estable y creíble en Jaume Figueras y Ana García-Siñeriz. De hecho, la química entre ambos había sido tan buena en aquella primera emisión especial que los directivos decidieron, con muy buen tino, ofrecerles el nuevo programa sobre el séptimo arte, "Magacine", que comenzaría en septiembre y que sustituía a "Primer Plano". Sin embargo, aquel final de década y de milenio vendría con cambios y no estarían los dos juntos en la furgoneta instalada en el exterior de Shrine Audirorium de Los Ángeles. Ana esperaba un bebé así que tuvo que ser sustituida por Edurne Ormazábal, rostro de la ETB y colaboradora del Plus además de presentadora habitual de las galas del Festival de Cine de San Sebastián.
Aquella era una noche muy especial porque el film de Pedro Almodóvar "Todo sobre mi madre" estaba nominado en la categoría de "Mejor Película de habla no inglesa" (así se denominaba entonces) y partía con bastantes opciones. Tal era la confianza en que el manchego consiguiera la estatuilla que se había organizado un evento en el Círculo de Bellas Artes de Madrid con cientos de invitados de renombre (muchos de ellos amigos del director) para celebrar el posible triunfo. Evidentemente la cadena había solicitado a la productora El Deseo tener a Pedro en el set de la retransmisión para una entrevista en el caso de que ganara pero... no iba a ser tan fácil. Según nos cuenta el propio Jaume Figueras en su libro "Adivina quién te habla de cine" (Plaza & Janés, 2004): "Después de la nominación, Pedro Almodóvar comentó a Canal Plus que no se prestaría a ningún diálogo con mi persona antes o después (en el caso de que ganara) del Oscar. Yo sabía de algunos desencuentros que se habían producido entre Pedro y algún colaborador de "Fotogramas", y me constaba que yo también era persona non grata, quizá por el simple motivo de no haber votado alguna de sus películas en la encuesta anual que hace la revista entre críticos y cronistas de cine. Y si había alguna otra razón, se me escapaba."
Aunque en la época de "Laberinto de pasiones" todo parecía correcto y hasta habían compartido apartamento, junto a muchas personas más, durante el festival de Cannes de 1983, la actitud cambió en el estreno de "Átame", quizás porque Figueras no había destacado su "Mujeres al borde de un ataque de nervios" como una de las cinco mejores películas españolas del 88. "El caso es que, y no hay que buscar una palabra más suave, yo estaba vetado por Pedro Almodóvar para tener un tête-à-tête con él, delante o detrás de las cámaras, esa noche de los Oscars 2000. Se pactó que, si ganaba el premio, tal como todo el mundo vaticinaba, Pedro se acercaría a la unidad móvil de C+ y sería entrevistado tan sólo por Edurne Ormazábal. Lógicamente, la entrevista tendría lugar una vez finalizada la ceremonia". Sin embargo, hubo un cambio de planes que hizo que la famosa charla en el carromato del Plus se convirtiera en un vodevil. Llegó el turno de otorgar el premio y al escenario salieron Penélope Cruz y Antonio Banderas (lo que ya hacía intuir que el muchacho dorado se vendría a España). Pé gritó aquello de "Peeedrooo" y él nos ofreció el discurso de agradecimiento más santificado de la historia.
Ese momentazo se produjo cuando aún faltaba más de una hora para el final de la Gala "y su presencia fue solicitada de inmediato por C+ Francia y la Telepiú italiana que emitían desde carromatos vecinos al nuestro. Pedro debía aparecer lo antes posible ante nuestras cámaras. Yo sabía perfectamente que no podía compartirlas con él (...). Se creó una situación digna de película de Lubitsch. Mientras Pedro se preparaba para entrar en nuestro carromato y hablar durante los minutos que duraba el siguiente espacio publicitario, yo debía desaparecer y refugiarme en la unidad móvil central, desde donde podía seguir la ceremonia a través de un monitor." Y así fue, los espectadores trasnochadores vimos como Almodóvar aparecía junto a Edurne y su actriz Marisa Paredes pero Figueras había desaparecido. Mientras tanto, la ceremonia continuaba y no nos enterábamos de qué estaba pasando. Figueras regresó unos cuantos minutos más tarde y nos puso al día pero estaba claro que algo raro estaba sucediendo. Cuatro años más tarde la situación fue aclarada en la autobiografía ya citada y que, aunque descatalogada, es fácil de encontrar en librerías de lance o en ciertas webs. Aprovecho para recomendaros su lectura porque es un viaje apasionante por la vida de un cinéfilo que ha sabido transmitir su pasión a lectores, oyentes y espectadores de distintas generaciones. Y sí, en ese libro es donde confiesa que fue Mr. Belvedere durante muchos años.
En cuanto a su relación con Almodóvar, ignoro si se ha reanudado pero quizás esta noche, cuando han pasado 20 años (menos un mes y medio) de aquella noche histórica, se pueda repetir la hazaña. Ojalá.
Agradezco la colaboración de Javier del Valle que ha conseguido recuperar imágenes de aquella retransmisión.