miércoles, 30 de enero de 2019

Hermida y Chicho, una admiración mutua



Dos genios de la televisión, cada uno en su campo pero con varios puntos de coincidencia. Han sido reconocidos como dos de los grandes descubridores de talentos de nuestra pantalla y por eso no es de extrañar que ambos se admiraran profundamente. Aprovechaban cualquier ocasión para reconocer públicamente su respeto mutuo. Si Don Jesús siguiera vivo estoy seguro de que sería el primero en celebrar el Goya de Honor a su venerado amigo con un "Ya era hora" aunque con su habitual verbo florido y desbordante. Esta fascinación recíproca venía de lejos. Hermida contaba en mayo de 1979 en la revista TeleRadio una anécdota de 1967 que le había dejado totalmente epatado: "Yo, mientras me traen un café que Chicho endulza con sacarina, me pienso en un momento de hace doce años o más, un momento de una noche que iba yo por los pasillos de Prado del Rey, donde los controles, y allí estaba Chicho y yo me hacía cruces deverlo. Porque allí estaba Don Chicho, delante de un micrófono, con un cucurucho de papel en la boca. Y soplaba, y cómo soplaba Chicho: "Fu, fu, fu, fu..." Y cuando ya descansó de soplar le pregunté: "¿Qué haces?" Y Chicho dijo: "Ya ves, nada... Un sonido que me falta en el programa". Y Fue entonces cuando me dio un pasmo y una admiración y una humildad grandísimos". Aquella era la introducción a una largamente acariciada entrevista al maestro que tardó años en producirse. El excorresponsal en Nueva York aprovechó su sección de charlas con compañeros para intentar abordar al inabordable. Aquel primer encuentro entre dos ases de la pantalla nos dejó una conversación para la historia, un diálogo brillante, desde la curiosidad del profesional, con respuestas sinceras, lentas y dubitativas pero acertadísimas del maestro.

- Siempre haces el programa que te gustaría ver no como Chicho el realizador, sino como Chicho el televidente...
- Exacto. Pero además, me pongo, trato de ponerme en el papel de un espectador medio.
- Bueno, defíneme el espectador medio, anda... O mejor, por ejemplo, ¿es culto, no es culto...? Todo eso, ya sabes...
- No, no, no, no... El televidente medio es, simplemente un señor que está viendo una cosa en su casa... Sí, sí, porque el aparato condiciona mucho, la pequeñez de la pantalla condiciona mucho. Lo que te rodea no es un grupo silencioso de espectadores, como en el cine o en el teatro. Entonces, para llegar a ese señor... a ese señor... bueno, a es señor le estás hablando en su propia casa y con ese señor tienes que conectar, tienes que ser muy sincero y, si pudieras sacar tu mano por la pantalla, tendrías que palmearle la espalda...


Por entonces Jesús había regresado de Estados Unidos y estaba presentando un programa semanal sobre información internacional que no aprovechaba en absoluto sus posibilidades. El comunicador se veía totalmente encorsetado así que esta conversación publicada en la revista oficial de la propia TVE no era un disparo al aire: 

- Cuando tú haces un programa o cuando alguien se sienta ante la cámara, yo mismo... ¿debemos seguir nuestros instintos o debemos aplicar una serie de reglas que antes hemos aprendido?
- Esos instintos son los que se tienen en casa... uh... Me explico: cuando tú preparas un programa, cuando lo prepara Alfredo (Amestoy), cuando yo mismo... debemos, absolutamente, dar rienda suelta a nuestros instintos, que no son otra cosa que la creatividad... para que luego, cuando lleguemos a plató, no nos empiecen a recortar... No, no, lo que sea lo debes expresar como tú lo has sentido.

Y tras definir a Hermida como hombre-imán para el espectador le daba una lección de cómo encumbrarlo o... hundirlo con la realización:

- Te dejaría hablar. Y como soy amigo tuyo, te sacaría con un plano medio, la cámara puesta en ti, sólo en ti, sin nada más. Pero en estos momentos, si fuera enemigo tuyo...
- Dios me coja confesado...
- Entonces, si fuera enemigo tuyo... les haría un plano a la señorita y al caballero...
- Ya te veo venir...
- Porque la señorita y el caballero, por Dios, no se me enfaden ustedes... pues están como...
- Digamos que parecen encontrarse en una situación de hastío, Chicho.
- De hastío, eso es... Entonces yo les hago un plano así, como están ahora, y mientras tú hablas... pues yo intercalo ese plano de ellos que están... pues ya lo hemos dicho, de hastío... Y entonces, Jesusito, yo te tiro abajo, totalmente, lo que estás diciendo...



Poco tiempo después Hermida consiguió que le dejaran presentar un programa de entrevistas en una franja muerta, la que seguía al Telediario Primera Edición. El éxito fue inesperado para los jefes y el periodista por fin se sintió más libre ante las cámaras. El 27 de octubre de 1980 invitó a Chicho pero en vez de llevarlo al pequeño plató decidió llevarse las cámaras comandadas por Luis Tomás Melgar  a un control de realización para que el director del "Un, dos, tres" se sintiera más cómodo. Reconocía Chicho que era la primera vez que aceptaba una entrevista larga televisada. Casi un año antes, en la charla de TeleRadio habían hablado sobre la siempre inesperada respuesta del público. 
- Ah, la audiencia...
- Yo, ya te he dicho, pienso siempre en la audiencia y no pienso en el éxito, ¿eh?, no pienso en el éxito fácil. Cuidado, porque... uh... de lo único de que estoy un poquito seguro es de conocer, bastante, el poder de recepción... la receptividad del público... Entonces, creo que lo honesto es hacer programas populares... que puedan llegar al público, que puedan gustar, que puedan... hacer vibrar.

A buena fe que Ibáñez Serrador trabajaba para la audiencia. 


lunes, 21 de enero de 2019

La primera "bola" de Lolo Rico

Lolo Rico con los actores de RNE que representaban cada día "Dola, Dola, tira la bola"

Toda una generación llora desde ayer la muerte de Lolo Rico, la creadora y directora de "La bola de cristal" (junto a un gran equipo, como a ella le gustaba decir). La relevancia que ha tenido este programa en la historia de TVE y la influencia en la vida cultural es tal que podría parecer que este espacio (supuestamente) infantil estuvo décadas en antena pero no, sólo cuatro años fueron suficientes para dejar esa huella. El caso es que estos días los obituarios se han centrado casi exclusivamente en esa faceta de su carrera, lógico pero injusto. Muchos años antes de que los Electroduendes comenzaran a fastidiar a Isabel Bauzá y Gerardo Amechazurra (primeros presentadores de esa parte del programa), Lolo ya había "jugado" con otras marionetas en las que también, oh, casualidad, había una bola por ahí. 

Los títeres de Dola y el ratón Ratufo en plena representación ante el público en la Casa de la Radio

En octubre de 1976 se estrenó "Dola, Dola, tira la bola" en RNE. Durante varios años se mantuvo fiel a su cita diaria (ojo, ¡diaria!) en el Primer Programa (lo que hoy llamamos Radio 1 de RNE) a las 18.45 h. Este fue el primer trabajo de Lolo como directora tras unas cuantas temporadas como escritora y guionista en programas como "Un globo, dos globos, tres globos". Dola, la rana Renata, Cule, Martinote, Carambolo... fueron los primeros personajes verdaderamente populares entre los niños menores de 7 años que salieron de la pluma de Rico aunque tendríamos que destacar especialmente al ratón Ratufo que superó en fama a la mismísima Dola (que daba nombre al programa) y llegó a tener su propia serie de libros. Decía la propia Lolo en 1978 que, a pesar de las dificultades de ofrecer un contenido radiofónico para niños tan pequeños: "a mí la radio me parece el medio de comunicación social más importante, porque ofrece la posibilidad de recrear (cosa que niega la imagen) y despierta respuestas personales. Por otra parte no hay que olvidar que un programa como el nuestro prepara al niño para un futuro encuentro con la literatura, ya que le enseña a distinguir un principio y un final en la narración, la división en secuencias y los diferentes personajes que pueden intervenir".

Los actores de "Dola, Dola, tira la bola" en plena fiesta por los 500 programas 

Ya en aquel momento tenía muy clara su visión claramente divulgativa e integradora de la programación infantil, fuera en radio o televisión: "Hay que destacar que la radio es lenguaje y que el lenguaje incide en el desarrollo intelectual de los niños de medios más modestos, proporcionándoles una educación compensatoria para su futura incorporación a la escuela. El realizarlo nos pareció un método idóneo para suplir las deficiencias de lenguaje que existen todavía en tantos lugares de España". El 15 de junio de 1978, el mismo día en que se conmemoraba el primer aniversario de las primeras elecciones en democracia tras la Dictadura , el programa celebró sus 500 emisiones con un especial de tres horas y cara al público en la Casa de la Radio. ¿Coincidencia? Aquel día se montó un guiñol con títeres de sus famosos personajes. Un equipo de "Gente hoy" de TVE grabó un reportaje de aquella jornada, fue la primera vez que los jovencísimos oyentes pudieron ver a sus queridos amiguitos a través de la pantalla. Quien sabe si este fue el germen de otras marionetas que trastearían en los almacenes de TVE a partir de 1984...

sábado, 19 de enero de 2019

"Un mundo sin luz", la distopía de Pedro Amalio López


Mediados de los 60. El franquismo quiere usar la tele para promocionar una nueva imagen del país, la de un estado libre y moderno, en absoluto bajo una férrea dictadura. Ahí comienza la "Operación Premio" de la que hemos hablado varias veces aquí y que supone el encargo de "obras únicas" destinadas a festivales internacionales que no se atenían a las normas de la censura imperante ni a los presupuestos habituales. Chicho Ibáñez Serrador, Antonio Mercero y Valerio Lazarov son los grandes artífices de estos triunfos en certámenes de todo el mundo pero también hay otros "teleastas" que consiguieron distinciones prácticamente olvidadas hoy. "Un mundo sin luz" es uno de los ejemplos más flagrantes. Este dramático dirigido y realizado por Pedro Amalio López con guión de Alfredo Muñiz basado en un relato de Carlos Buiza fue galardonado en el IV  Certamen Internacional de Berlín con el Gran Premio Placa de Oro a la mejor producción dramática con el tema "Mundo del futuro" y también con el Premio Internacional del Jurado de la Juventud, Placa de Plata. ¿Quién lo recuerda hoy? Cuatro gatos. No ha conseguido trascender a su época como "El asfalto", "El irreal Madrid" o, sobre todo, "La cabina". 


"La tierra ha llegado a tal grado de egoísmo, pobreza y maldad, que los habitantes de un mundo diferente deciden raptar a todos los niños. No es digna la raza humana de poseerlos. El único que podría salvarse, renunciando a su condición de hombre, es un piloto de aviación que tiene alma de niño... Esta producción es un mensaje urgente para un mundo que vive de espaldas al amor." Con esta breve sinopsis resumía su argumento el Anuario de TVE de 1969, en un catálogo que servía de epílogo apoteósico para presumir de los honores obtenidos en los últimos años a lo largo de toda Europa con las producciones patrias. El piloto estaba encarnado por Fernando Guillén con una economía gestual desprovista de toda afectación que hacía su interpretación creíble y perfecta para no convertir este especial en algo lacrimógeno y risible. Manuel Torremocha, Marisa Paredes, Rosa Luisa Goróstegui y Agustín González, entre otros, le secundaban.


Estrenado el 27 agosto de 1967, cumpliendo al límite el requisito indispensable de su emisión antes de concurrir al festival, una semana después fue premiado. Fue una sorpresa que esta pequeña distopía alcanzara tal éxito en Alemania. El diario "ABC" informaba unos días antes de conocer el resultado de la deliberación del jurado: "No nos ha gustado y lo afirmamos independientemente del resultado que obtenga en Berlín (...) Bien, el guión es una mezcla de realidad y ciencia ficción que casa mal. Le falta garra, emoción y le sobran prejuicios y énfasis. Diríamos que el señor Muñiz ha sido excesivamente minucioso en su empeño, demasiado rígido y conceptuoso. A una idea así le iría mejor un guión más "suelto" y desenfadado, menos terrorífico y literario. Menos infantil, incluso. Porque el grave defecto, a nuestro juicio, es su planteamiento y desarrollo a lo "cómic", como si se tratara de un relato previsto para ese subproducto literario de algunas revistas ilustradas para adolescentes".


Sin embargo, un crítico tan lúcido como Baget Herms publicó en su día al informar sobre el premio: "Ha sido, por tanto, el triunfo de unos profesionales "hechos" y crecidos en la televisión española (...) que no han desfallecido en ningún momento, trabajando siempre con entusiasmo y honradez hasta conseguir ese éxito a escala europea que Pedro Amalio ya merecía muy sobradamente desde hace tiempo, desde el día en que montó "Las brujas de Salem" para citar un ejemplo". Y es que "Un mundo sin luz" era un dramático modesto, realizado íntegramente en estudio, supliendo con mucha imaginación y gusto la falta de presupuesto. Cualquiera diría que era una apuesta "de segunda" para comparecer en festivales y que venía a rebufo de otra distopía también basada en un texto de Buiza, "El asfalto" dirigida por Chicho y que un año antes se había llevado la Ninfa de Oro y la Paloma de Plata en Montecarlo además de un reconocimiento especial de la UNDA al mejor guión. Sea como fuere, "el jurado aprecia la audaz tentativa de hacer valer la paz como único futuro viable para la humanidad sin caer en un confuso sentimentalismo. La pureza infantil se enfrenta descarnadamente a un funcionalismo materialista incapaz de toda responsabilidad. La puesta en escena triunfa y convence por su autenticidad (...) Nos hemos esforzado en designar el programa capaz de tocar a cada uno de nosotros... Podemos imaginar un futuro de máquinas pero importa antes la humanidad. En la aportación española encontramos la humanidad que buscábamos. El niño español de esta producción simboliza esta humanidad, el deseo y la esperanza de un futuro donde la dignidad del hombre sea respetada" declaró el presidente del jurado, el danés Laurits Binslôv, durante la entrega del galardón. 

Recientemente fue recuperado por la web Archivo RTVE: 

sábado, 12 de enero de 2019

El día que Emilio Aragón concursó en "Si lo sé... no vengo"


Era un sábado, 10 de enero de 1987, 18.30 de la tarde. Tras la serie Disney "Los Wuzzles" y antes del matrimonio de detectives "Hart y Hart", se emitió el último programa de "Si lo sé... no vengo" o así se anunciaba porque en realidad regresaría poco después y se mantendría en antena una temporada más. Mientras se decidía si regresaría a la pantalla, el concurso presentado por Jordi Hurtado y dirigido por Sergi Schaaff decidía despedirse a lo grande, con un invitado estrella, Emilio Aragón, como "sufrido concursante".  


Esta vez la segunda parte del programa, el "Doble o mitad" donde o bien doblaba los kilómetros que había conseguido en la primera y que después se traducirían en pesetas o perdía la mitad. Al ser un invitado famoso el que participaba, lo conseguido se destinaría al Hospital San Juan de Dios. Sin embargo, si habitualmente el programa era una desenfrenada sucesión de pruebas que se desarrollaban en un amplio plató de Sant Cugat del Vallès, en esta ocasión la cosa adquiría tono de superproducción porque recorrerían "cuatro esquinas del mundo" como decía Hurtado: Nueva York, El Cairo, Londres y Roma. En cada uno de esos puntos tendría que superar una prueba y cada 40 segundos (el doble de lo habitual) tendría que regresar "al centro del decorado" para cambiar de escenario. Para eso usarían "una máquina del tiempo" que les permitiría pasar de un país a otro adentrándose en sendas fotos de esos lugares instaladas en el estudio. 


Grabado a lo largo de varias semanas, el equipo pasó de las tórridas temperaturas de Egipto a las gélidas de Londres o Nueva York en diciembre pero los que más sufrieron, sin duda, fueron Hurtado y Aragón a los que se les notaba ateridos en el entorno del London Bridge, "¡qué frío, eh, Emilio!" decía el longevo presentador entre risas cómplices de ambos. ¿Y por qué no iban más abrigados? se preguntarán algunos. Para mantener la fantasía de la máquina del tiempo y que no hubiera fallos de raccord (continuidad en la imagen) era necesario que llevaran siempre la misma ropa. 


Patinar en la pista de hielo del Rockefeller Centre, conducir uno de los famosos autobuses londinenses de dos pisos, recoger 100 monedas de la Fontana di Trevi y recorrer en un tiempo limitado una distancia considerable por el desierto montado en un camello hasta llegar a una pirámide eran las pruebas que debía superar el intrépido concursante. Superó todos los impedimentos (suponemos que ayudado por los guionistas) y consiguió 360.000 pesetas aunque por decisión de la dirección la cifra fue aumentando con diversas excusas hasta llegar a 1.260.000 pesetas para el citado hospital.


Y al final, siguiendo la tradición del programa, todo el equipo brindaba con cava. Allí estaban las "vecinitas" (entre las que destacaban Jair que más adelante presentaría "Directo en la noche" y Janine que sería la inmarcesible azafata de "El tiempo es oro"), los forzudos González y González, el actor Damià Barbany y el "insufrible vecino del piano". Aquel día se despedían con un "hasta siempre" que, como ya hemos contado, resultó ser un "hasta pronto". En todo caso, un excelente cierre (temporal) para un espacio que había alcanzado por entonces las 62 emisiones con gran éxito. A ver qué jefe permitiría hoy en día que un concurso de las tardes de los sábados tuviera grabaciones en cuatro países. 

sábado, 5 de enero de 2019

Los Reyes Magos de 1961 sin cámaras

La programación de los días 5 y 6 de enero de 1961 tal y como se publicó en la revista "Tele-Radio"

La tarde de Reyes de 1961 no hubo retransmisión de la Cabalgata. Algo que parece tan inherente a la tele en estas fechas como el Sorteo de Navidad o el Concierto de Año Nuevo desde Viena se convertiría en tradición mucho más tarde. En estos primeros años sesenta en los que los jefes ya se atrevían a montar unidades móviles en buena parte del país para transmitir eventos importantes, hacer un seguimiento de varias carrozas era algo impensable por lo imposible: no se podía colocar tantas cámaras para cubrir un trayecto largo ni había tantos camiones con enlaces hertzianos disponibles. En realidad ni siquiera habría una programación especial, el 5 de enero caía en jueves y ese día no había clase así que se mantenían los espacios infantiles habituales.

El descarado Pedrito Corchea (a la derecha) vestido de vaquero

La programación comenzaba a las 14.30 y la única mención a la fecha navideña la encontramos en la serie "Una pareja cualquiera" con guión de Jaime de Armiñán y protagonizada por Margot Cottens y Antonio Ferrandis. El capítulo se titulaba "Noche de Reyes" y durante un cuarto de hora veíamos cómo afrontaba esa jornada un joven matrimonio. A continuación, "Walter y la familia Corchea", uno de los infantiles más populares de la época en la que un impertinente niño-muñeco llamado Pedrito Corchea enervaba a un paciente director de orquestina (este sí era humano). En el avance de programación se resume el episodio con estas palabras: "Todos muy contentos celebran el primer programa del año nuevo pero Pedrito sigue como siempre: despreciando a Walter y a sus dotes como violinista. ¿Quién sabe si este año se reconciliarán?". 

Boliche (a la izquierda) con Papá Garzón

A las cuatro se cerraba la programación con la carta de ajuste, hora y media más tarde se reanudaba con otro espacio para los niños, "Ambó Ató" con Boliche y Papá Garzón al frente de juegos, concursos, números circenses, humor y música. De nuevo la carta de ajuste de 19 a 20.30 h y comenzaba "el programa de noche" con la famosísima serie norteamericana "Yo quiero a Lucy". Ignoro si los programadores tuvieron a bien colocar un capítulo navideño. Será a las 22.15, después del Telediario, cuando (por fin), se note que estamos en la noche en la que los Regentes de Oriente llegan al hogar. En "Teatro Breve" se representaba "Cuento de Reyes" de O'Henry bajo la dirección y realización de Domingo Almendros. Esta obra sería un clásico en estas fechas, en esta ocasión los actores principales eran Conchita Velasco y Francisco Martínez. A continuación, "Teatro de la Ópera" con "Amahl y los visitantes nocturnos" de Giancarlo Menotti, de la que ya hemos hablado aquí

Una imagen de "Fantasía", programa con títeres de gran éxito en la temporada 61/62c

Al día siguiente, nada especial. "Los viernes concierto", el concurso "La subasta" con Ángel de Echenique, el "Noticiario femenino" de Maruja Callaved, la serie "Holmes and Company" con Ismael Merlo... Y ya en el prime-time, el concurso "Ayer noticia, hoy dinero", un breve documental sobre "Los Reyes Magos en el Arte" (pura diversión para los niños, vaya), y a las 23 h, (una hora muy adecuada para los pequeños) "Fantasía", una maravilla visual dirigida por Ricardo Arias y realizada por Fernando García de la Vega protagonizada por las marionetas de la compañía Clavileño. El realizador, famoso ya por su "Escala en HI-FI", haría doblete esa noche porque media hora más tarde también se encargaba de "Cuarta dimensión". En definitiva, tan sólo unos pequeños guiños preparaban a la audiencia para una noche importantísima para la infancia y una mañana llena de ilusión.