En verano de 1977, aprovechando el descanso de grabaciones de su mítico programa "A fondo", el incansable Joaquín Soler Serrano toma las riendas de un informativo semanal que ya estaba en antena bajo el nombre de "Crónica de siete días" para renovarlo y mejorarlo. No sólo dirige sino que se pone frente a las cámaras sustituyendo a José Antonio Silva y simplifica el título para hacerlo más directo: "Siete días". Su emisión es los domingos a las 14h precediendo al Telediario. Una hora y en color, lo que no era tan habitual por entonces. Si a este informativo sumamos "Informe semanal", "Los reporteros" y "Opinión pública" amén de los Telediarios comprobaremos que el espectador estaba ansioso de este género tras años de silencio y censura. "Siete días" en su etapa con S. Serrano consiguió una excelente aceptación, las valoraciones del panel que se usaba como referencia superaban siempre el 7 y en ocasiones llegaron al 8 sobre 10.
El periodista tenía muy claras las funciones del espacio y así lo contaba en agosto de 1977 en una entrevista a Belón Molinero para "Tele-Radio": "Primera: el programa que cuenta lo que pasó en la semana, de tal manera que una persona desinformada que no haya leído prensa, ni oído radio o visto TV pueda con "Siete días" estar al cabo de la calle. Y segunda: el semanario que resume, amplia y analiza la actualidad de la semana para el espectador común que está al corriente de cuanto sucede. Pero en ambos casos, operamos con muchísima más agilidad que las revistas impresas, anticipándonos a ellas, por lo menos, en una semana".
Para conseguir estos propósitos y no aburrir al espectador dominical se usaron todos los recursos disponibles: desde el reportaje a la entrevista o el debate pasando por la interpretación de los especialistas que traducían ciertas informaciones farragosas al entender de la ciudadanía y todo eso sin perder el ritmo: "El programa, con todo su rigor informativo, debe ser también un espectáculo. El telediario, por ejemplo, en razón de su actualidad inmediata, puede ser resuelto con locutores que leen las noticias ante la cámara. Un semanario debe exponer sus contenidos en otro tipo de "show news", de revista con ritmo" decía Soler.
Como hombre viajero, Joaquín conocía muy bien los nuevos formatos que se estaban desarrollando en EEUU o en países más cercanos como Reino Unido y Francia y con la complicidad de su realizador habitual, Ricardo Arias (en el centro de la foto) usó fórmulas visuales muy innovadoras para la época: "Soy partidario de titularlas (las noticias) con rótulos sugestivos, de ponerles corondeles de música, incluso de subrayar su intencionalidad o trascendencia con llamadas, asteriscos, intermitentes, etc. Luego hay que pensar que es imposible condensar tantas cosas en tan pocos minutos sin producir empacho. Hay que seleccionar, quedarse con lo que me más importa. Diría que el estilo de "Siete días" trataría de ser una calculada fusión de noticias, personalidad y espectáculo presentado de tal forma que atraiga el interés y la atención de la audiencia". Y tanto que lo atrajo, durante sus meses al cargo de este semanal consiguió la aceptación del público y de la crítica que valoró muy positivamente esta modernización y puesta a punto. Sin embargo, Soler no se quedó mucho tiempo, la temporada siguiente tomó el mando Fernando Ónega y puso ante las cámaras a Isabel Tenaille y Jesús Álvarez (que ya estaba de redactor en la etapa anterior) con un formato mucho más clásico. Soler Serrano siguió unos cuantos años con su imprescindible "A fondo" pero no contento con eso, al término de su etapa al frente de "Siete días" comenzó "Perfiles", entrevistas a personajes en su entorno.