sábado, 31 de diciembre de 2022

Feliz 1971, cotillón desde Madrid y Barcelona

José Luis Barcelona, Luc Barreto y Truss en el especial Feliz Año Nuevo desde Barcelona

¡Gran cotillón para inaugurar 1971 en TVE! Así se anunciaba el especial que daba final a la década y comienzo a la siguiente aunque, en realidad, la tele había celebrado el año anterior la llegada de los setenta (y lo comentamos aquí), algo que incluso en el cambio de milenio seguía generando debate. El caso es que se decidió repetir la fórmula que tan bien había funcionado el año anterior: repartir las grabaciones entre los dos grandes centros de producción: Prado del Rey en Madrid y Miramar en Barcelona así que la fiesta se dividía en dos "garitos". Aquel año se prepararon nada menos que tres programas distintos e independientes entre sí que comenzaban tras las Campanadas desde la Puerta del Sol de Madrid. 

Torrebruno en el primer especial de la primera noche de 1971

El primero lo realizaba Fernando García de la Vega en los estudios de Prado del Rey y lo presentaba Torrebruno antes de convertirse en el favorito de los niños y niñas. Actuaban, entre otros, Luis Aguilé, Elsa Baeza, Los Payos, Rosalía (pionera yeyé sin ninguna relación con la actual, por si acaso hay dudas), Andrés do Barro (que llevó el gallego a los primeros puestos de la lista de ventas), Elsa Baeza, Basilio y Luciana Wolf. 

José Luis Barcelona e Irene Mir

De una a dos de la madrugada era el turno de Barcelona. En el estudio más grande de Miramar se preparó una "boîte" que es como se llamaba entonces a las salas de fiestas molonas donde se reunía gente de postín para tomar una copa mientras la música sonaba de fondo y el ambiente se llenaba de humo de tabaco. El concepto discoteca, tal como lo conocemos hoy, es posterior. Allí los anfitriones eran sus dos presentadores más famosos: José Luis Barcelona (el pionero) e Irene Mir. Esta queridísima locutora ha querido compartir con nosotros su experiencia en este programa especial del que guarda un cariñoso recuerdo. Estos días he podido hablar con ella vía telefónica y su voz denotaba la emoción al rememorar un momento crucial en su carrera. "Fue una alegría que me eligieran, aquel fue un año muy bueno para mí porque además del Fin de Año hice una gira por Europa para presentar un programa de Navidad para todos los españoles que trabajaban fuera y que nos veían en esos países. Incluso estuvimos en la Embajada en Bélgica saludando a Balduino y Fabiola; la gira fue por ese país, Suiza, Holanda y Alemania. Fue muy bonito, muy emotivo. Nos recibieron con mucho cariño, fue un éxito total." 

La Terremoto canta el Achilipú en el decorado de "El último café"

Y, por último, hasta las tres de la madrugada, Madrid había montado el cotillón en el decorado de la serie "El último café" que había "robado" (esa es otra historia) el hueco en la parrilla de la famosísima "La casa de los Martínez" y parte de su popularidad. Los actores habituales de la serie eran los anfitriones de la fiesta madrileña: Antonio Garisa, Tip y Coll, Joaquín Roa, Aurora Redondo, Diana Sorel, Joaquín Pamplona... a los que se añadían otros actores invitados que interpretaban pequeños sketches que se unían a través de una trama intrascendente: Antonio Casal y Mercedes Sampietro eran dos de ellos. Valerio Lazarov fue el realizador. 

Irene Mir

Cada espacio se grabó de forma independiente y sin relación entre ellos a pesar de que los dos últimos tenían en común el punto de partida, un fiestón. Así lo recuerda Irene Mir: "Nosotros no vimos lo de Madrid hasta que se emitió, no había una comunicación directa en ese sentido. Grabamos lo nuestro sin contar con lo que se estaba haciendo allí, no veíamos imágenes ni nada de eso." Desde Barcelona se encargó Julio Herrero, un realizador con experiencia en estas lides y mucha solvencia. La grabación duró sólo dos días y eso obligaba a tenerlo todo organizado con antelación y cumplir los horarios a rajatabla. "Los primeros recuerdos que me vienen a la cabeza es que empezábamos a grabar a las tres de la tarde y acabábamos a las diez de la noche. Antes de esa hora estábamos con la preparación en maquillaje, en vestuario, hablábamos con los artistas. Eso sí, a las 15 h ya estábamos en plató con todo dispuesto para grabar y la verdad es que no recuerdo que hubiera repeticiones. En realidad, fue como si grabáramos un directo, fue muy ágil. José Luis y yo llevábamos el guión muy bien preparado." 

Juanito Valderrama y José Luis Barcelona

El plató de Miramar albergaba los dos sets del decorado, uno el que representaba una pequeña sala de fiestas y su barra servía para las presentaciones y breves entrevistas a algunos invitados. Al otro lado, un gran ciclorama con farolas festivas era el escenario para la mayoría de las actuaciones. En el caso de Madrid los artistas tenían que conformarse con la pequeña escenografía de la mencionada serie y entre el reparto, los cantantes, los bailarines y los extras allí no cabía nadie más. 

Machín y sus maracas en el decorado de Miramar

Entre los artistas invitados en Madrid destacaban Lola Flores, Carmen Sevilla, Perlita de Huelva, Donna Higthtower, Pedro Ruy Blas, La Terremoto y Peret. Desde Barcelona actuaban también primerísimas figuras como Antonio Machín, Juanito Valderrama y Dolores Abril (por separado), Maruja Garrido, Los Mismos, Los Tres Sudamericanos, Los Diablos, Conchita Bautista, Rudy Ventura y su prodigiosa trompeta y Rosa Morena que por entonces triunfaba con su pasional versión del clásico "Échale guindas al pavo" (al pavo échale). Mención aparte merece Luc Barreto que se había hecho célebre en la lucha libre y aprovechó esa popularidad para hacer lo que realmente quería, ser cantante. Aquí interpretó uno de sus mayores éxitos, "María José" y recibió la sorpresa de la cantante belga Truss que la versionaba en flamenco. 

La conga con todos los artistas que participaron en el especial realizado en Barcelona

Irene tiene vívidos recuerdos de las dos jornadas de grabación compartidas con todos ellos: "Machín era encantador, cariñoso, dulce… a Valderrama no lo traté mucho pero tenía otro carácter. Los Mismos eran también muy cercanos, agradables… nos hicimos muy amigos. Algunos guardaban más las distancias pero en general eran todos fantásticos. A raíz de esto hice mucha amistad con Rudy Ventura y le invité a mi boda y tocó la trompeta, por supuesto. Era una maravilla de persona." Aunque, posiblemente, lo más divertido para la presentadora fue la conga comandada, precisamente por Ventura. "Me animé a bailarla con los artistas. Me hizo tanta ilusión… No sé por qué José Luis no se animó, yo lo pasé pipa. Además, como era muy amiga de todos se convirtió en un fin de año muy bonito."

Mikaela en el peculiar primer plano del especial desde Madrid 

La mayoría de artistas que participaban en cada uno de los tres especiales estaban ya consagrados, a ellos se les unían otros que estaban en su mejor momento de popularidad (quizás pasajera) y, por último, también había alguno que intentaba hacerse un hueco. Está también el caso excepcional de una cantante que hoy está casi olvidada y que merece una reivindicación, Mikaela. A ella le tocó intervenir en el cotillón de "El último café". Desde hace años el filólogo Álvaro Beltrán Benjumea investiga su figura y le he pedido que nos explique qué lugar ocupaba esta gran artista en 1970: "Mikaela se encuentra en plena madurez artística tras haber abordado dos de sus mejores proyectos musicales: el primero dedicado a García Lorca y un LP con poemas de Rafael Alberti. Igualmente, cabe citar los muchos éxitos cosechados en el plano más folclórico adaptando boleros o rancheras con arreglos de rumba flamenca. Aunque, sin duda, su mayor éxito comercial lo consigue con “La luna y el toro”, alzándose con la Placa de Oro de Radio España y logrando ser el disco más vendido de 1965, permaneciendo numerosas semanas en las listas de ventas."

Imposible lucirse en una actuación tras una puerta pero Mikaela lo consiguió

Por aquel entonces ya había rodado varias películas en distintas partes de Europa y de todo tipo de géneros, no era la típica folclórica que interpretaba dramas a lo Florián Rey. Además, continúa Beltrán, "asiste habitualmente a eventos sociales y culturales, es portada en incontables ocasiones de las publicaciones más señeras de la década de los sesenta, amadrina eventos e incluso es propuesta en 1963 para representar a España en el Festival de Eurovisión. No es de extrañar que en 1967 fuera una de las artistas españolas invitadas a la Coronación del Sha de Persia y Farah Diba o que hubiese actuado por medio mundo: México, Puerto Rico, Argentina, Italia, Portugal, Grecia, Israel e incluso en Tokyo. Durante 1969 y 1970, el caché de Mikaela en Televisión Española –según los contratos conservados– es de 75.000 pesetas (por dos o varios números musicales), de ahí que su participación en la Gala de Nochevieja rondara esa cifra." 

   El porqué un realizador tan habituado al movimiento espasmódico como Lazarov decidiera enfocarla continuamente desde el exterior de la puerta de entrada de la cafetería es algo sorprendente. Esa curiosa elección impedía ver su espectacular vestido y limitaba enormemente su movilidad, además, la nieve artificial que caía continuamente delante de la cámara tampoco ayudaba a verla con nitidez. Contratar a una artista de enorme fama y prestigio para coartar su actuación es algo que me resulta incompresible. 

José Luis Barcelona e Irene Mir en 2007

En 2007 el programa de TVE Catalunya "Memòries de la tele" de Raül Díaz y Nicolás Albéndiz homenajeó al Especial Feliz Año Nuevo 1971 para su último programa del año. Recrearon una parte de la escenografía, la que correspondía a la barra de la boîte, y convocaron de nuevo  a sus presentadores, Irene Mir y José Luis Barcelona. La propia Irene nos cuenta cómo recibió aquella propuesta: "Yo pensé: qué alegría poder volver a hacerlo con José Luis. Estábamos muy ilusionados, muy contentos. Cuando entramos en el plató y vimos la reproducción en pequeño del decorado de 1970 estaba muy feliz, me sentía privilegiada por poder hacer lo que me gustaba en el momento que yo quería y cómo quería y al lado de un compañero que para mí ha sido muy importante. Sólo te puedo transmitir la felicidad. Y después de tantos años seguía la misma química de siempre. No se habían perdido las ganas, ni la ilusión ni la vocación."

Y es que J.L. Barcelona fue mucho más que un compañero para Irene: "Fue un hermano para mí. Desde el momento en que yo entré en TV, que era muy jovencita y él un poco mayor, me ayudaba, me enseñaba, me decía… Tuvimos una amistad tan bonita, tan profunda… yo le quería muchísimo y sentí mucho su muerte (el 9 de enero de 2017) porque, insisto, fue un hermano más que un amigo o compañero." Esa relación especial trascendía y en casa los espectadores lo notaban en cada uno de los muchos programas y festivales que presentaron juntos: "Teníamos mucha conexión, casi telepatía. Conectábamos enseguida sólo con una mirada, podíamos improvisar sobre la base del guión. Es que José Luis era muy buen compañero. Hicimos tantos programas juntos… En aquella época éramos muy vocacionales, teníamos tanta vocación que aunque no nos hubieran pagado, lo habríamos hecho igual."

Irene deseó a los espectadores de TVE 1971 en aquel programa especial y ahora lo hace con el nuevo año para los lectores de este blog, me sumo a sus palabras, ¡Feliz 2023!

domingo, 25 de diciembre de 2022

"Luces en la noche" especial Navidad de 1971

Los Pequeños Cantores en el Belén del decorado del especial "Luces en la noche". El presentador Pepe Antequera en primer término a la derecha.


El 23 de diciembre de 1971 la UHF (actualmente La 2) emitió en su horario estelar una edición especial de uno de sus musicales más señeros, "Luces en la noche", llena de Villancicos. Era el comienzo de la Navidad en la cadena. El programa, que había comenzado en 1967 y se alargaría hasta 1973, tenía una fórmula fija: un cantante o grupo ocupaba su media hora de duración y una voz en off los presentaba y les hacía alguna pregunta entre actuación y actuación. Se producía desde los estudios de Miramar y, aunque era un espacio modesto y con una difusión limitada (hay que tener en cuenta que la Segunda Cadena no llegó a todo el territorio nacional hasta bien entrados los ochenta), tuvo cierta relevancia y hoy en día es un documento extraordinario por la cantidad de artistas que pasaron por allí.

El locutor Pepe Antequera en uno de los dos sets de este especial 

En este caso, y de forma totalmente excepcional, contaron con un presentador que no sólo introducía las canciones y entrevistaba a los intérpretes sino que además hilaba los temas con una excusa navideña: ofrecer al telespectador un muestrario de Villancicos de distintas procedencias, del país y de fuera, y de diferentes épocas. Así se aseguraban de que el programa pudiera interesar a toda la familia. Pepe Antequera fue el elegido para esta labor. Era, por entonces, un conocido locutor que comenzó su carrera en Radio España y que después pasó por Radio Peninsular, Radio Barcelona y, finalmente, retornó a COPE Radio Miramar  hasta su jubilación en 2000. Durante muchos años, además, su grave voz se escuchó en doblajes, trailers de grandes películas, anuncios y locuciones en televisión. Sus apariciones como presentador televisivo son contadas, además de este especial navideño de "Luces en la noche", volvió a ponerse ante las cámaras en 1978 en "Escala Internacional", espectacular programa del que ya hemos hablado aquí

Perlita de Huelva preparada para interpretar su versión de "Los Campanilleros"

No era la única novedad en esta cita extraordinaria de "Luces en la noche", en vez de ofrecer un mini concierto de un cantante o banda habían reunido en el pequeño plató a dos grupos pop, una formación infantil, una folklórica, un cantautor, una poderosa voz internacional y un dúo flamenco. Nada mal para pequeño programa de escaso presupuesto y ambiciones justas. Los Diablos con su "Manda Christmas" abrieron el show y les continuaron Perlita de Huelva (famosa por su "Precaución, amigo conductor") con "La estrella del horizonte" (versión del célebre villancico andaluz "Los Campanilleros"), Los Pequeños Cantores con el "Fum Fum Fum" en catalán, el trío Altamira 3 con una lisérgica canción pop con frases en latín ("Gloria in excelsis Deo" a ritmo casi funky) y resonancias judías, "Yankel y Ruth" es el título de la simpática tonadilla; el salmantino Nino Sánchez recuperando un tema típico de su zona, la siempre potente Donna Hightower (no tenían claro cómo se escribía su apellido y la rotularon como "Hithower") con un "Merry Christmas" lleno de coros invisibles y Los Amaya con "Rin Rin" y "Los peces en el río" para rematar. 

Nino Sánchez en una actuación que no se llegó a emitir

Todo en playback, no había presupuesto para más ni tampoco espacio. Un exiguo decorado con dos sets (el salón de una casa y un gran Belén) eran escenario suficiente para estos artistas que actuaron ante tres cámaras dirigidas por Ricardo Soria. Gracias a las fotos que ilustran este post podemos certificar que el programa se grabó el 15 de diciembre porque así se apuntó en el sobre que guardaba los negativos. También sabemos que Nino Sánchez grabó más canciones y con distinto vestuario pero no se incluyeron en el programa, las fotos lo atestiguan. Ese sobrecito había sido guardado con mimo, junto con cientos más, por el fotofija Gabriel Sendra. Estas instantáneas son de formato medio y Sendra no había podido escanear estos negativos, como ha hecho con los miles que comparte en su twitter @arxiusendra, porque no tenía la maquinaria adecuada. Recientemente, tal como contamos aquí, cedió esos negativos al Museo de RTVE en Sant Cugat y su director, Nicolás Albéndiz, ha podido devolverlos a la luz. Esta es la primera vez en más de medio siglo que estas fantásticas fotos son publicadas y hoy son un gran regalo de Navidad. 

En cuanto al programa, fue rescatado por @ArchivoRTVE hace dos años y podéis verlo pinchando aquí

jueves, 22 de diciembre de 2022

Los sobrinos del capitán Grant, zarzuela navideña


El viernes 21 de diciembre de 1973 TVE daba la bienvenida a la Navidad con la emisión en horario estelar, 22.10 h, de la zarzuela "Los sobrinos del capitán Grant" en una curiosísima e ingeniosa versión dirigida y realizada por José Antonio Páramo. Aunque este "teleasta" fue reconocido por dirigir dramáticos de lo más sesudos y series innovadoras como "Personajes al trasluz" o reivindicativas como "Los comuneros" (con guión de Ana Diosdado, de la que también dirigiría su primer guión televisivo, "Juan y Manuela"), también fue famoso su trabajo al frente de la antología de terror "El quinto jinete". No obstante, a pesar de este currículum, no era ajeno a la zarzuela, aquel mismo año se encargó de la adaptación de "Luisa Fernanda".

Uno de los creativos decorados de Jaime Queralt para esta versión de "Los sobrinos del Capitán Grant"

En el caso que nos ocupa, Páramo tuvo la suerte de contar con medios suficientes como para encarar una obra compleja y ambiciosa, con nada menos que 18 cuadros (escenas) con distintos decorados tan difíciles de representar como montañas o fondos submarinos. La solución fue imaginativa: no ocultar su origen teatral y hacerlo aún más evidente con escenografías absolutamente fantasiosas y tendentes al minimalismo obra del siempre eficaz (y poco reconocido hoy) Jaime Queralt. No menos llamativo era el vestuario diseñado por Rafael Borque que se atrevió a darle un puntito de originalidad y colorido a los figurines propios de la época que representa el texto, finales del siglo XIX. Páramo pudo rodar en formato cine 35 mm (¡nada menos!) y color a pesar de que prácticamente nadie tenía televisor adaptado en esa época. Aún así, ya comenzaba a ser habitual producir dramáticos en este sistema pensando en su futura reposición y con la evidencia de que, más pronto que tarde, TVE tendría que apuntarse al carro del resto de Europa en el tema de los colorines. 

En el sentido de las agujas del reloj: Pedro Osinaga, Conchita Goyanes, Pastor Serrador, Conchita Márzquez Piquer y José María Prada

Un reparto espectacular y lleno de contrastes demostró ser la perfecta elección: Conchita Márquez Piquer (aún tenía el diminutivo), José María de Prada (más habitual en obras de fuste como el famoso "Ricardo III" de Guerín Hill), Pedro Osinaga (siempre eficaz en comedias), Conchita Goyanes (niña prodigio de los inicios de la tele proveniente de una larga saga de intérpretes), el elegante Pastor Serrador (tío de Chicho), su ex cuñado Narciso Ibáñez Menta, Fernando Sánchez Polack (hermano de Tip) y Joaquín Pamplona (el primer Sancho Panza de nuestra tele). 

El anuncio de la emisión en la famosa revista TP

Las voces en la parte lírica eran de Josefina Cubeiro, Mari Carmen Ramírez (la madre de las chicas de la oscarizada película "Belle Époque"), Vicente Sardinero y Andrés García Martí en los papeles principales y los protagonistas de esta adaptación televisiva hacían play-back, incluida la Márquez Piquer, cantante profesional pero quizás no con la tesitura adecuada o... que simplemente era más práctico aprovechar una versión ya grabada en disco por la Orquesta Lírica Española y el Coro de Cantores de Madrid.

Pedro Osinaga y Pastor Serrador con el vestuario de Rafael Borque

"Los sobrinos del capitán Grant" fue denominada pomposamente en su día "novela cómico-lírico-dramática". Es una zarzuela con libreto de Miguel Ramos Carrión y música del maestro Manuel Fernández Caballero basada en el famoso libro de Julio Verne "Los hijos del capitán Grant" que  exagera las escenas más emocionantes hasta convertirlas en una parodia y además traslada el inicio de la acción a una corrala madrileña. A pesar de que se estrenó en agosto de 1877 en Madrid, se convirtió en una tradición Navideña que se ha mantenido durante décadas y que en en el nuevo milenio regresó con fuerza. Durante varios años Millán Salcedo protagonizó una versión dirigida por Paco Mir (Tricicle) e incluso en 2015 se reencontró en el escenario con Fernando Conde, su compañero de Martes y 13 cuando eran trío. 

La escena del terremoto de "Los sobrinos del capitán Grant"

La emisión en TVE entraba, por tanto, en esa tradición navideña de la misma manera que la tele había adoptado la costumbre teatral de representar el Tenorio el Día de Todos los Santos (o alrededores). Esta versión lujosa y a todo color era un regalo para los espectadores que ahora podemos seguir disfrutando gracias a que está disponible en la web de Archivo RTVE. Podéis verlo pinchando aquí

martes, 13 de diciembre de 2022

Simenon se confiesa

Cuando Bernard Pivot acudió a la casa de Georges Simenon en Lausana (Suiza) ya conocía al famoso creador del comisario Maigret. Lo había entrevistado años antes en el plató de su prestigioso (y popular, una cosa no quita la otra) programa literario "Apostrophes", toda una institución de la televisión francesa. En aquella primera ocasión el escritor belga ya estaba retirado o, al menos, aseguraba que ya no iba a esforzarse en pergeñar nuevas novelas. Sin embargo, allí estaba el periodista, esta vez en el terreno del propio creador, para hablar de la aparición de un voluminoso libro de memorias. Estamos en 1981 y el literato todavía no se ha recuperado del suicidio de su hija Marie-Jo tres años antes, cuando ella sólo contaba con 25 años. Las memorias que ahora analizaría ante la cámara están dedicadas a ella y asegura que era una deuda que tenía con su añorada hija a la que había prometido que algún día escribirían algo juntos. En el libro en cuestión se incluían textos y canciones escritos por Marie-Jo y su espíritu recorre buena parte de la conversación de forma bastante macabra. El punto álgido de ese recuerdo obsesionante es cuando enciende un magnetófono con una grabación de su hija leyendo uno de sus textos. Pivot decide mantener íntegro ese momento en el montaje y el realizador centra toda su atención en el padre traumatizado cerrando cada más el plano. Nunca antes se había mostrado a un Simenon tan frágil y esas imágenes reflejan más su verdadero estado que sus palabras. 

Esa entrevista de hora y cuarto de duración es todo un documento para los fans de Simenon (entre los que confieso encontrarme). No es un programa al uso de "Apostrophes", un semanal emitido en horario de prime-time, realizado en plató y en el que se unían varios autores para hablar de sus libros o de un tema monográfico. No me extenderé en el formato porque ya he hablado aquí de él pero también he de aclarar que la fórmula de entrevista en el hogar no era novedosa en esta serie. Por citar un ejemplo célebre, en 1979 Pivot había charlado con Marguerite Yourcenar ("Memorias de Adriano") en su casa norteamericana de Mount Desert. Este tipo de conversaciones, rodadas en celuloide a dos cámaras, permitían una intimidad imposible de conseguir en un estudio televisivo con cientos de personas presentes: invitados, público y equipo del programa. A cambio, la sobriedad de la puesta en escena es, quizás, excesiva. Varias de ellas fueron editadas en VHS y DVD hace años. 

Pivot, un extraordinario entrevistador, se encontró a un hombre dispuesto a hablar de cualquier tema, sin cortapisas y sin miedo a escandalizar. No tuvo problema en hablar de sus mujeres, las oficiales y las más de 10.000 con las que decía haberse acostado. No era una cifra contrastada ni tampoco un alarde, sólo un cálculo aproximado teniendo en cuenta que durante años había tenido relaciones con unas tres mujeres al día por "necesidad física". Por supuesto reconocía ser infiel pero aseguraba que también había sido siempre había sido honesto con respecto a este apetito. "Nunca me he acostado con la mujer de un amigo o la hija de un amigo..." El sexo, para él, era la más directa forma de entenderse: "La unión mayor que puede haber entre dos seres sigue siendo hacer el amor. No creo que para comunicarse, ahora se habla mucho de comunicación, sirvan las palabras. Con las palabras te comunicas muy mal. Las palabras sirven para todo y, en cambio, ahí realmente hay una comunicación directa." Sin embargo, este tipo de comunicación, para Simenon, sólo se daba entre hombres y mujeres (la otra cuestión en 1981 ni siquiera entraba en juego) así que hemos de suponer que nunca había conseguido una comunicación verdaderamente profunda con otro hombre. 

Un Pivot sorprendido no se amilanaba ante estas y otras confesiones y repreguntaba continuamente porque una de sus mejores virtudes es la de escuchar con muchísima atención y como, además, siempre se presentaba ante sus entrevistados con la lección bien aprendida, con toda la documentación en la cabeza, podía discutir amigablemente con ellos. "Prefiero que me critiquen o incluso que me odien por lo que de verdad soy a que me quieran o me admiren por lo que no soy" zanjaba el escritor. 

Con respecto a su obra, reconoce en esta charla que para él la escritura es una necesidad (¿como el sexo? preguntaría yo). Por eso fue tan prolífico a pesar de haber viajado muchísimo y ejercitar todo tipo de deportes. Casi doscientas novelas de todos los géneros y unas treinta más bajo pseudónimo. Pocos autores han conseguido una cifra similar y con una calidad tan alta en general. A pesar de declarar abiertamente tener mala memoria, "recuerdo hechos y, sobre todo, imágenes. Veo en imágenes los hechos, lo que se dice, pero por ejemplo no recuerdo los nombres ni las cifras", usa lo vivido para sus textos: "Ni en una sola de mis novelas hablo de personajes que no haya conocido. No siempre proceden de un solo personaje, a veces reúno 3 o 4 personajes del mismo tipo, pero los conozco y también el decorado. Jamás he inventado un decorado, un ambiente, como dicen los críticos, el famoso ambiente".

Y no tiene rubor en confesar que, buena parte de sus novelas y relatos, resultaron muy sencillos de escribir, incluidos aquellos que le dieron mayor fama. Fue más adelante cuando comenzó a esforzarse para generar lo que los críticos dieron en llamar "novelas duras" con las que alcanzó no sólo fama sino también prestigio literario. "En los Maigret, en el fondo... salvo al final o, incluso, digamos los últimos veinte años... se han ido acercando cada vez más a mis novelas-novelas. Yo no decía novela "dura", decía "novela-novela". Pero en, digamos, los treinta primeros era una pura diversión. Incluso al final escribía un Maigret sólo si estaba cansado. Como necesito escribir y no tenía fuerza física para meterme en una novela, porque se exige una resistencia física muy fuerte... En dos horas y media, escribir un capítulo de 20 páginas es cansado, en una novela de verdad. Los Maigret me distraían." Ese personaje fue, casi desde el principio, fichado por el cine y la televisión, decenas de versiones en distintos países se han emitido a lo largo de los años, la más reciente una miniserie protagonizada por Rowan Atkinson (Mr. Bean). Su favorita era la italiana de los años sesenta, de la que también hemos hablado aquí

Para finalizar me quedo con esta pregunta y su correspondiente respuesta:

- ¿En qué consiste la moral de G. Simenon?

- No tiene moral. No creo en la moral. La moral es ser sincero, nada más. 

Georges Simenon falleció ocho años más tarde y cumplió su palabra, no volvió a publicar una novela. 


La entrevista completa en su versión original:

domingo, 27 de noviembre de 2022

Los primeros Telediarios

David Cubedo a punto de iniciar el Telediario en 1957

El día que TVE comenzó sus emisiones regulares, el exiguo estudio del Paseo de la Habana estaba al límite de su capacidad. Entre los trabajadores, los artistas invitados, el Ministro de Información y Turismo que inauguraba el invento y sus acólitos y todos los jefecillos que no querían perderse el evento y que iban acompañados de familiares o amigos... el aforo estaba completito. Ese era un día de fiesta, la programación que se convertiría en habitual comenzaría al día siguiente, 29 de octubre de 1956 y entre todo aquel jaleo uno de los locutores pioneros, David Cubedo, se hizo consciente de que nadie había pensado en los informativos. El periodista, proveniente de RNE, lo comentó a los directivos, según el mismo contaba años después, y le respondieron que ya habría tiempo para eso. Se lo tomaron con mucha calma, un año después, en otoño de 1957, se estrenaba el TELEDIARIO. 

Jesús Álvarez presentando el Telediario a principios de los sesenta

Cubedo presumía, con o sin razón, eso parece difícil de probar hoy, de que fue él quien insistió en la necesidad de montar unos servicios informativos para la tele pero el historiador Baget-Herms aseguraba que "los hombres que ponen en marcha el proyecto son Ángel Marrero, José de las Casas, Javier Alonso, Francisco Velázquez, Manuel Díaz y Jesús Álvarez, este último como locutor aunque si se hace preciso también puede "echar una mano" en la redacción" (Historia de TVE publicado en el suplemento "Tele-Día"). A los pocos meses el Telediario tiene ya dos ediciones, la primera en torno a las 15.20 h presentada por David Cubedo y la de las 21.45 h (también hora aproximada) por Jesús Álvarez. En 1958 el propio Cubedo presentaba también los lunes justo antes del cierre de la programación "Edición Especial" que fue el primer ensayo para la tercera edición. 

El primer control del Paseo de la Habana durante la emisión de un TD en 1957

En realidad muchos tenían dudas de que fuera necesario tener unos servicios informativos, total, en plena dictadura poco se podía informar. Hablamos de una época en la que todas las cadenas de radio tenían que conectar con “El Parte” de RNE autorizado por la Censura, no se permitían boletines propios, no fuera a ser que contaran algo no permitido. De ahí que nuestros abuelos sigan diciendo eso de “voy a ver qué dice el Parte”, como si de un servicio militar se tratara. Aquel primer noticiario de la tele era más bien radiofónico porque realmente no tenía imágenes, un motorista llevaba los papeles con la información pautada desde RNE hasta el chalecito del Paseo de la Habana y los presentadores leían “a pelo” esa información. Poco a poco se fueron añadiendo fotos, mapas, algún dibujo o rótulos en el atril que servían para complementar las palabras del locutor de turno. 

¿Quién era esta buena mujer al lado del rótulo del Telediario?
Posiblemente la protagonista de una noticia que era entrevistada en directo. Foto de Bariego.

Para evitar que el programa consistiera simplemente en un señor leyendo de un papel se ofrecían entrevistas en el propio plató a alguno de los protagonistas de las noticias del día (o de la jornada anterior, que en esto no eran muy estrictos) y también "comentaristas" (todos afectos al régimen, casualmente). A esos señores, todos muy serios, se les comenzó a llamar popularmente "bustos parlantes" aunque con el tiempo eso se extendió también a los locutores... que no eran precisamente simpáticos. Es importante recalcar que esa corrección y encorsetamiento eran exigencia de la Casa y que incluso existían multas por “salirse del tiesto”. Si había una equivocación y se consideraba “falta”, multa al canto. No se andaban con chiquitas, por eso cuando vemos fragmentos conservados de aquellos telediarios nos parezcan “casi artificiales”.

Un locutor (¿Jesús Álvarez?) preparado para leer noticias "en off" (sin aparecer en pantalla). 

Al poco tiempo la Casa América les ofreció gratuitamente imágenes pero no siempre eran de actualidad así que las aprovechaban cuando podían aunque fuera con excusas peregrinas. Más tarde se suscribieron a los servicios de alguna agencia y también a los de imágenes de la poderosa CBS, cadena estadounidense que era la referencia informativa en aquella época. Eso en cuanto a lo internacional, que era lo menos controlado por la estricta censura. Lo nacional estaba absolutamente dirigido por la Dictadura así que se usaban las imágenes que mandaba el famoso NO-DO. Tardarían unos años en mandar reporteros a la calle con cámaras de cine de formato casi aficionado y eso precisaba un revelado y montaje, así que normalmente no se emitían hasta uno o dos días después. Se montaban a mano y hacían cálculos de la vieja: unos 10 metros de celuloide equivalían a un minuto de imagen. Si querían sonido tenían que llevar un aparato aparte que pesaba varios kilos y luego sincronizar la banda sonora con la de imagen. 

Una de las primeras versiones de la cabecera del Telediario animada por los Estudios Moro

Poco a poco el Telediario, a pesar de todas sus limitaciones, se iba haciendo un hueco entre la audiencia y la bola del mundo sobre la que giraba el título se hizo popular. Aquella cabecera, una de las primeras filmadas de TVE, fue animada por los Estudios Moro, famosos en toda Europa por sus anuncios y que a mediados de los sesenta conseguirían un enorme impacto con la familia Telerín. Durante varios lustros fue esta compañía la que animó todas las cabeceras del informativo, evolucionando al mismo tiempo que la tecnología lo permitía. 

   En cuanto a la puesta en escena, más simple imposible: una mesa con un micrófono y un panel de madera fue el primer decorado. Enseguida llegó el famoso mapamundi en diferentes formas, pintado, en relieve... 

Eduardo Sancho a principios de los sesenta

Enseguida se añadió una tercera edición que se emitiría a partir de las 23.30 h pero dependía de la duración del programa estrella de la noche o la serie de turno. El periodista Eduardo Sancho fue el encargado de ese último Telediario. El tele-prompter o autocue, ese aparatito que nos permite leer los textos directamente de la cámara no se incorporó a los estudios de TVE de forma generalizada hasta… ¡mediados de los ochenta! Todos los presentadores utilizaban la técnica que el propio  Sancho definía como “el bebe-patos”, es decir, leer del papel directamente y levantar la vista tanto como fuera posible para no perder el contacto visual con el espectador. En esto los había mejores y peores y algunos habían perfeccionado la técnica o bien tenían una extraordinaria memoria que les permitía aprenderse una parte del texto hasta que las “colas” decidían entrar en imagen. 

Eugenio Rubio (izda.) y Federico Gallo, los primeros presentadores del TD desde Barcelona

En 1959 se inauguran los estudios de TVE en Barcelona, Miramar, que ayudan a descongestionar la sede madrileña del Paseo de la Habana, que además era minúscula. Con ello nace la conexión con Barcelona para los informativos, gran avance. En realidad funcionaban como dos boletines diferentes, no había una comunicación fluida entre ambos estudios porque la técnica lo impedía así que se daba paso a Miramar donde Federico Gallo y Enrique Rubio esperaban pacientemente a que el enlace hertziano funcionara sin demasiadas interferencias para contar lo suyo. Parece poca cosa pero esta conexión permitía una información más plural (dentro de lo que permitía el Franquismo, claro) y una ampliación del territorio tanto en la difusión de la señal como en la propiamente periodística, ahora era posible ofrecer noticias de Cataluña y alrededores el mismo día. 

   Los primeros tiempos del Telediario fueron realmente heroícos, un pequeño grupo de periodistas luchaban (en general) por ofrecer información a pesar de la censura y los técnicos intentaban solventar con más ingenio que presupuesto todos los problemas tecnológicos que se presentaban y que limitaban enormemente su labor diaria. De todo aquello sólo nos quedan imágenes de reportajes grabados para explicar cómo se hacía un informativo. Eduardo Sancho es el único que queda vivo del trío inicial de presentadores y su testimonio es fundamental para recordar el inicio de todo. 

miércoles, 16 de noviembre de 2022

Carmen Sarmiento ya está en el Museo de RTVE

"Nunca pensé que iba a terminar en un Museo". Estas palabras de Carmen Sarmiento demuestran su buen humor pero también su sorpresa ante el homenaje que se le rindió el pasado miércoles 9 de noviembre en el Museo de RTVE situado (por ahora) en las instalaciones de TVE en Sant Cugat del Vallès. El futuro centro de exposición y referencia de la historia de la radio y televisión en nuestro país dirigido por Nicolás Albéndiz quiso rendir tributo a la primera corresponsal de guerra de la tele patria inaugurando el apartado dedicado a la mítica periodista que se completó con varios objetos cedidos por ella misma. 

Carmen Sarmiento, Nicolás Albéndiz y un servidor durante la visita al Museo de RTVE

Tres elementos muy característicos y representativos de su carrera que ahora forman parte de la exposición: "la carcasa del proyectil que lanzaron los marroquíes sobre el equipo de TVE con el que realizaba un documental sobre el pueblo saharaui" nos explicaba Carmen y enseguida nos confesaba "yo lo utilizaba de florero". El director del Museo asegura que, en su honor, también se le pondrán flores porque es un indicativo de la forma en la que esta profesional de la información se toma la vida, ante los problemas responde con ironía. 

El chaleco de Carmen ya está en el Museo de RTVE 

También ha cedido el chaleco que se convirtió en un símbolo estético de su identidad ante las cámaras. "No está blindado ni nada de eso, antes íbamos así, prácticamente sin protección" contaba Carmen sin dejar de sonreír ante la mirada atónita de los presentes. Ese chaleco servía, fundamentalmente, para cargar con cosas absolutamente necesarias para su trabajo como, por ejemplo, los carretes de su cámara fotográfica que también ha regalado al Museo. Una máquina con la que ha recorrido medio mundo y de la que salieron instantáneas que después han sido publicadas en muchos medios, incluso para promocionar programas como "Los Marginados" o "Mujeres de América Latina" y es que durante sus décadas de labor siempre ha trabajado con equipos muy reducidos así que lo de llevarse un fotofija estaba totalmente fuera de la ecuación. 

Carmen en un capítulo de "Los Marginados"

En la época en la que se rodaba en cine generalmente iba acompañada de un operador de cámara, un técnico de sonido y una productora. Cuando llegó el vídeo la cosa se limitó aún más y se prescindió del encargado de sonido, la tele reducía costes para programas como "Los Excluidos", que después se venderían a televisiones extranjeras, pero no para grandes espectáculos coproducidos por compañías privadas que, curiosamente, tenían alguna relación directa con el partido gubernamental de turno. Pero la Sarmiento no se amilanó nunca y hasta que la salud se lo impidió siguió currando en condiciones durísimas. Una hemiplejia cerebral durante una grabación en Ecuador cercenó su trabajo televisivo en pleno rendimiento y se acogió a una prejubilación. Eso no impidió que siguiera escribiendo, ofreciendo conferencias y luchando por los derechos de los más necesitados y, por supuesto, de la mujer. 

Carmen durante una presentación del espacio de gimnasia en "Buenos días", 1969

Su compromiso con el feminismo ha sido una constante en su vida personal y profesional y eso se notaba en sus obras televisivas. Durante la ruta por el Museo recordamos sus primeros pasos ante las cámaras a finales de los 60 como presentadora de un espacio de gimnasia dentro del primer intento de magazine informativo matinal, "Buenos días". Todos los pasos son necesarios para aprender y darse cuenta de hacia dónde queremos encaminar nuestra carrera y, sobre todo, de lo que no estamos dispuestos a hacer (o seguir haciendo), vino a decirnos Carmen. Hoy sonríe cuando se ve, totalmente irreconocible, en esas imágenes con el pelo cardado y dando paso a una monitora calisténica. 

Albéndiz le muestra el apartado dedicado al oficio periodístico. Carmen nos explicó cómo se trabajaba simplemente con un teléfono fijo y una máquina de escribir. Magia para producir los temas. 

Enseguida pudo incorporarse a la redacción de internacional y, más tarde, fue pionera del equipo de "Informe semanal", del que llegó a ser subdirectora. Poco a poco consiguió convencer a los jefazos para ser enviada especial y, por fin, reportera de guerra. Y en 1984 llegó la serie documental "Los Marginados" que se mantuvo en pantalla hasta los 90 en distintas etapas. Aunque no se considere como tal, este trabajo forma una trilogía con "Mujeres de América Latina" y "Los Excluidos", una obra coherente y con un mensaje claro de denuncia social. Su trabajo hizo más grande a TVE y por eso su presencia en el Museo era obligada... a pesar de que a ella misma le sorprendiera la llamada inicial del director, Nico Albéndiz. 

Sarmiento con el Director de RTVE Catalunya, Oriol Nolis. En su mano Carmen sostiene la carcasa del proyectil que podía haberla matado mientras rodaba un documental

A lo largo del paseo por las instalaciones de TVE se fueron sumando distintos profesionales que querían saludar a la Maestra. La realizadora Esther Álvarez, hija de otra pionera, Blanca Álvarez (primera presentadora periodista de TVE) o Marta Cáceres, presentadora de "Para todos La 2" y actual responsable de Comunicación de RTVE Catalunya, mostraron su admiración. Y emocionado estaba el director de RTVE Catalunya, Oriol Nolis, que recibió a la homenajeada con palabras de cariño y respeto. Lo comenté en Twitter y lo repito aquí: estaba claro que este no era un acto protocolario más para él. 

Elisenda Roca, Jordi Hurtado, Carmen Sarmiento y Nico Albéndiz, una foto para el recuerdo

Para el anecdotario queda la visita al plató de "Saber y Ganar" del que se confesó espectadora diaria. El saludo entusiasta de Jordi Hurtado y la cálida bienvenida de Elisenda Roca consiguieron que tanto Carmen como la familia que la acompañaba se sintieran acogidas en el decorado. Albéndiz es, además, el realizador del veterano concurso así que ejerció de cicerone también en esta parte de la tele. Allí, de nuevo, la homenajeada se sintió reconocida por los compañeros, desde los técnicos a la mesa de dirección la abrazaron mientras Carmen no dejaba de dar la enhorabuena por el aniversario. 

Carmen entre Oriol Nolis, director de RTVE Catalunya y Nico Albéndiz, director del Museo de RTVE

Carmen Sarmiento forma parte ya del Museo de RTVE pese a su estupor. Sin embargo, a nadie de la profesión le extraña que la primera corresponsal de guerra de nuestra televisión, una de las enviadas especiales más reconocibles de la pantalla, una periodista ética y admirada, en definitiva, reciba este reconocimiento. No es exageración, lo podéis comprobar cada miércoles en la web de Archivo RTVE. Desde hace unas semanas están colgando cronológicamente la serie "Los Marginados". Para muchos será un recuerdo de una tele difícilmente repetible y para los jóvenes un hallazgo que, casi cuarenta años después, sigue siendo una lección de periodismo. 

Las fotos (excepto la última y las correspondientes a "Los Marginados" y "Buenos días") son de Moisés Soler del Dpto. de Comunicación de RTVE Catalunya

domingo, 6 de noviembre de 2022

El color llega a la tele francesa


Eran las 14.15 del 1 de octubre de 1967 cuando la ORTF iniciaba sus emisiones en color. Apenas habían pasado tres años desde la creación de este organismo que regulaba las emisiones de la radio y televisión públicas y que era heredero de la RDF (1945, seguido por la RTF en el 49) y, en un alarde de innovación tecnológica apostaban por este importante avance.
Desde los históricos estudios de Buttes-Chaumont, en concreto desde el plató número 13, el ministro de Información acompañado de Jacques-Bernard Dupont, director de la cadena, y de Henri de France, el inventor del procedimiento Sécam para la transmisión a todo color, comparecían ante la audiencia para tan esperado anuncio, primero en la habitual señal en blanco y negro...

... que, de forma gradual, iba adquiriendo otros tonos hasta convertirse en una imagen en esos colores tan llamativos y sesenteros que hoy nos recuerdan al Technicolor de los primeros tiempos. En realidad el número de espectadores que podían comprobar ese cambio era mínimo, apenas un millar en todo el país, pero era un importante paso en el que eran pioneros junto a la inglesa BBC2 (tal y como hemos contado aquí) en Europa. 

"Le croupier amoreux" realizado por Averty, uno de los programas de la jornada inaugural del color 

Para la inauguración se ofreció un programa variado: un reportaje sobre paracaidistas que se complementaba con la primera retransmisión en directo de un salto en caída libre. A continuación el show del popular cantante y compositor Marcel Amont, la serie "Chevalier Tempête" y un especial del teleasta Jean-Christophe Averty, "Le croupier amoreux". Este director y realizador sería uno de los primeros seleccionados para experimentar con el nuevo sistema y, desde luego, exprimió la oportunidad al máximo en programas que hemos comentado en este blog. Durante los primeros tiempos, la ORTF emitiría doce horas en color a la semana, al principio sólo desde el estudio 13 y después, una vez convenientemente equipado, también desde el 14. No obstante, la emisión generalizada en Sécam no llegaría hasta los setenta. Hoy esos primeros productos televisivos "a todo color" son un divertimento visual de ingenio brutal. 

viernes, 28 de octubre de 2022

El fotofija, más allá del plano televisivo

El director de Museo de RTVE con los fotofijas de la Casa

Esta es una foto histórica, ahí están reunidos los fotofijas de  RTVE en Barcelona, desde el primero en 1959 hasta el actual. Ha sido Nicolás Albéndiz, responsable del Museo de RTVE, el que consiguió esta memorable reunión a finales de septiembre en las instalaciones de TVE en Sant Cugat, donde se encuentra provisionalmente esta exposición. De izquierda a derecha vemos al propio Albéndiz, Gabriel Sendra, Carlos Cid, Horacio Seguí, Josep Echaburu y José Luis Méndez. Todos ellos han contribuido a promocionar los programas y ficciones realizados desde allí gracias a la publicación de sus fotografías en revistas de todo tipo. Pero además, y esto es importantísimo, han impreso en negativo la memoria televisiva, han conseguido perpetuar aún más esos momentos con sus propias cámaras. 

Los tres pioneros de la fotofija en TVE Barcelona, Sendra, Cid y Seguí (sentado). Foto de Gabi Sendra.

Sus fotografías no eran simples "cromos" para que el presentador/a o los actores de una ficción aparezcan monísimos en la TP o la TeleRadio en su época o en revistas de sociedad como "¡Hola!" cada vez que un invitado habitual del papel couché acudía a uno de estos programas. Su trabajo es fundamental para documentar la historia de nuestra tele, no consiste solamente en tener un primer plano de los protagonistas o, en el caso de los dramáticos, replicar el encuadre que después veremos en la pantalla (como se hace en el cine). El fotofija televisivo (también el cinematográfico) debe plasmar el ambiente del plató o de una grabación en exteriores si es el caso.

Una pequeña muestra de los miles de negativos de medio formato donados al Museo por Sendra

Gracias a esas fotografías hoy tenemos un documento excepcional que abarca más de seis décadas de producción televisiva. Reflejan cómo ha cambiado la técnica, cómo eran los decorados al completo, más allá del plano general que nos ofrecía el realizador, las caras de atención de un actor mientras recibía instrucciones del director, el mimo con el que la maquilladora retocaba a una presentadora o la tensión del regidor justo antes de un directo. En los últimos años muchos tuiteros han descubierto esas imágenes gracias al trabajo conjunto de Gabriel Sendra y su hijo Gabi al recuperar miles de imágenes en su cuenta @arxiusendra. La digitalización de los viejos negativos nos ofrece un espectacular viaje al pasado del que aprendemos mucho. 

Seguí abraza a Sendra ante la sonrisa de Albéndiz. Foto de Gabi Sendra.

Esta reunión era un homenaje a todos ellos y su visita al Museo sirvió para que se hicieran conscientes de que su oficio también está presente en la muestra. De hecho, la idea de su director es que cuando el Museo crezca tengan una sección específica en la que ya trabaja, escaneando negativos cedidos por los propios fotógrafos recientemente. 
Además, se produjo el reencuentro con el decano de todos ellos, Horacio Seguí. Su entrada en Sant Cugat fue un momento especialmente emotivo que desencadenó abrazos, sonrisas y también lágrimas. 

Seguí mantiene una excelente memoria a sus 92 años. Foto de Gabi Sendra.

Seguí ya estaba en la inauguración de Miramar en 1959, suyas son las primeras fotos del Centro de Producción de Barcelona, gracias a él tenemos testimonio gráfico de programas popularísimos entonces como "Amigos del martes" del Clan de los Vieneses. Teniendo en cuenta que la grabación no se regularizó hasta mediados de los sesenta y sólo en el caso de los dramáticos (porque se podían reemitir), estas fotos son hoy la única huella visual que nos queda de esos primeros y heroicos tiempos. Horacio abandonó poco a poco su colaboración en TVE debido a sus múltiples compromisos. Los cromos de los jugadores de fútbol que se coleccionaron durante décadas fue uno de sus trabajos más populares. Viajaba por todo el país para realizar esos retratos y luego hacía un prerrevelado en el cuarto de baño del avión, increíble. Pero su obra abarca muchísimo más, por sus ojos ha pasado la historia de Cataluña y traspasó fronteras, sus fotos del regreso de Tarradellas se publicaron en medio mundo.

En los almacenes se conservan decenas de miles de fotografías que ahora se están escaneando para su conservación. Sendra revisa carpetas mientras su hijo Gabi (dcha) observa algunas de las fotos

Era una fórmula habitual, en esos primeros años, que los fotógrafos fueran freelance, por eso los negativos eran de su propiedad y no de TVE. La colaboración que Nicolás Albéndiz ha conseguido con ellos para recuperar y digitalizar todo ese material es una excelente noticia, no sólo para el Museo sino también para los historiadores y divulgadores de la historia de nuestra tele.

Dos compañeros y amigos, Gabriel Sendra y Carlos Cid. Ellos abarcaron la producción de TVE desde finales de los sesenta a finales de la primera década de 2000

Gabriel Sendra, del que ya hemos hablado aquí varias veces, comenzó en 1968 gracias a su padre que realizaba las fotos de los programas patrocinados (y producidos) por Nestlé a principios de los sesenta: "Reina por un día" o "Ésta es su vida", por ejemplo. Llegó un momento en el que la carga de trabajo era tan grande que pidió a su hijo que le auxiliara. Gabriel se quedó con la tarea relativa a la tele y permaneció casi treinta años. 
En 1977 se incorporó Carlos Cid para cubrir el ingente volumen de producciones que entonces se dividía en varios estudios: Miramar, Hospitalet de Llobregat, Espluges... y ya en los ochenta Sant Cugat del Vallès y Sant Just Desvern. En 2008 finalizó su larga y provechosa etapa en TVE tras haber fotografiado cientos de programas míticos. 

Pasado, presente y futuro de la fotofija en TVE Barcelona.
De izda. a dcha. Sendra, Cid y Echaburu. En la cámara, Seguí. Foto de Nicolás Albéndiz.

José Luis Méndez llegó en los noventa, otra gran época para la producción de TVE desde Barcelona, con programas diarios y semanales en prime time. La faena era, todavía, enorme y la variedad de la parrilla obligaba al profesional a ser versátil pero también convertía su trabajo en un divertimento, en un reto diario. 
Josep Echaburu se incorporó a esta función en 2009 y es el perfecto sucesor de los pioneros de este arte porque sí, es un arte. El fotofija está obligado a hacer converger la funcionalidad de su trabajo con algo que es inherente a la propia fotografía: lo artístico. No todos los fotógrafos son buenos, obviamente, ni todos los fotofijas consiguen esa dualidad pero lo cierto es que Seguí y sus continuadores, entre los que incluyo a Echaburu, han dado (y dan) buena muestra de ello. 

Sendra y Cid observan algunas de las fotos de equipo expuestas en Sant Cugat

Las fotografías que adornan las instalaciones temporales del Museo de RTVE son la prueba fehaciente de que este oficio ha sido Y ES muy necesario en la televisión. Hay cadenas que han decidido ir prescindiendo progresivamente de su labor, algo que lamentamos hoy y, peor aún, lloraremos en el futuro. Algunos jefazos creen que es suficiente con hacer una captura de vídeo. No lo es. Las instantáneas de Echaburu (@josepechaburu en Twitter) en "La Hora Musa", las de Javier Hérraez (de TVE en Prado del Rey) en "Los conciertos de Radio 3" o las de José Irún (@JoseIrunFoto en Twitter) en "OT" o "Tu cara me suena" lo demuestran. Ellos captan algo más allá, son imágenes complementarias a las que vemos en la tele y que añaden algo que, quizás, no hemos percibido durante la emisión. 

Cid se reencuentra con algunas fotografías que había realizado a mediados de los 90 y que Albéndiz está digitalizando para el Museo. Foto de Gabi Sendra.

Nicolás Albéndiz ha reconocido su trabajo en este homenaje en el Museo de RTVE y ampliará su presencia en él gracias a los negativos donados por los propios fotógrafos y algún material histórico que será, sin duda, una sorpresa. Ahora sólo falta que la dirección de RTVE dé el visto bueno para que el Museo pueda salir de los estrechos márgenes impuestos por el momento para convertirse precisamente en eso, un Museo que sea visitable e interactivo. El proyecto merece la pena. 

No será la última vez que hablemos aquí del Museo de RTVE.