Pionera de los dramáticos de TVE, Concha Goyanes (durante lustros "Conchita"), falleció el sábado a los 69 años tras una breve lucha contra una enfermedad que había provocado su regreso a Madrid para intentar atajarla. En los últimos años y tras el éxito de la serie de Canal Sur "Arrayán" donde había participado, se reencuentra con sus orígenes malagueños y se asienta de nuevo en su localidad natal, Coín. Su reaparición televisiva con personaje fijo en la serie de Emilio Aragón "Javier ya no vive solo"(2002) había iniciado una nueva etapa de trabajo tras haber permanecido cierto tiempo alejada de la pantalla. En esta recuperación también se incluye su papel en "Herederos", su retorno a TVE, la Casa donde había conseguido realmente su popularidad. Ya en 1963 alcanza la portada de la revista "TeleRadio", indicativo de su enorme fama por sus papeles en la prototelevisión.
Y es que Conchita había debutado prácticamente con el inicio de los dramáticos de la tele. Decía Baget-Herms en su "Historia de la Televisión" que junto a Luisito Varela (ambos en la foto superior) eran los niños prodigio oficiales del Paseo de la Habana. En realidad, ella había debutado sobre las tablas un poco antes en "Fuenteovejuna" y cuando fue contratada por TVE era una de las actrices del cuadro artístico de Radio Nacional. Su primer papel fue en "Un drama sensacional" junto a Jesús Puente por el que cobró nada menos que 500 pesetas. No había cumplido los diez años. Le decía en 1973 a la periodista Camino Ciordia: "Me tenía que llevar el bocadillo de casa porque allí no había un mal bar donde comprarlo. Otras veces nos íbamos a uno cerca de los estudios. A raíz de esta obra empecé a hacer papeles muy variados y me tuvieron que poner un profesor particular para que pudiera seguir con mis estudios. Hice indistintamente de niño o de niña. De Mozart, de niño Jesús, de Pimpinela Escarlata... Y anuncios, también publicidad. Mi primera serie fue "Margarita y Rufinín", dentro de los espacios infantiles, y constaba de 30 ó 40 capítulos".
En aquella época la audiencia de TVE era mínima y se restringía a Madrid y alrededores así que todavía era más famosa por su voz que por su aspecto, las radio-novelas de RNE fueron su primer peldaño a la popularidad. El siguiente fue el cine, sobre todo en las películas de Marisol y Rocío Dúrcal donde era la perpetua amiga de la protagonista. Estos films estaban producidos por su pariente Carlos Goyanes. Y es que Concha provenía de una larga estirpe artística, su abuelo había sido primera figura en la compañía de Margartita Xirgú, su madre era la actriz Mimí Muñoz y sus hermanas Mara y María José también se decantaron por el arte dramático. Sus hijos han continuado la tradición, Rebeca es actriz y Pablo es guionista, como su padre, Juan Tébar.
A mediados de los 60, Concha (bueno, todavía Conchita en los créditos) alternaba el teatro con el cine y la televisión, tanto trabajo hacía que se espaciaran más sus apariciones en la tele pero algunos fueron muy sonadas. Por ejemplo, era una de las "embrujadas" de la adaptación de Pedro Amalio López de "Las brujas de Salem" (en la foto) de Arthur Miller. Corría 1965 y había participado en varias "Novela", en "Estudio 3" y en "Primera fila". En aquel espacio se incluyó la obra "Plaza de Oriente" y recordaba en la entrevista antes mencionada: "Había veinte decorados, todos en semicírculos concéntricos, y sobre la marcha había que ir montando unos y desmontando los usados. A Emilio, el de atrezzo, siempre le llamaban "protagonista" porque entre unas cosas y otras, siempre salía de rondón en todas las obras".
En mayo de 1966 apareció en un capítulo de la serie más popular de la época, "Historias para no dormir", "El aniversario", junto a a Manuel Galiana, Fernando Delgado y Félix Dafauce. Apenas un mes antes había intervenido en la Novela "Orgullo y prejuicio" y en un "Estudio 1". En agosto regresaría al espacio de Luis de Sosa "Tengo un libro en las manos" donde ya había interpretado a la Isabel II niña a finales de los 50. Finalizaría aquel prolífico año con un rol en la serie rompedora del momento, "Habitación 508" de Adolfo Marsillach.
Más series, películas y mucho teatro durante los setenta pero siempre como secundaria. Fue en 1976 cuando tuvo la oportunidad de ser la estrella de una serie, de nuevo un producto infantil, "Las aventuras del hada Rebeca". Su propio marido, Juan Tébar, realizó los guiones con Lola Salvador y el nombre de la protagonista era el mismo que el de su hija. En principio iba a estar dirigida y realizada por Josefina Molina pero desde el comienzo del proyecto en 1973 hasta su emisión en el 76 cambiaron muchas cosas y finalmente sería Miguel Picazo el director. Con este hada traviesa que no conseguía aprender bien sus hechizos tuvo un gran éxito y alcanzó la portada de la revista TP.
La guionista Lola Salvador le escribiría un bonito papel para otro programa infantil, la primera adaptación nacional de "Barrio Sésamo" en 1979 protagonizada por Emma Cohen como Caponata. Concha sería la propietaria de la mercería, una de esas humanas que ayudaba a los muñecos a entender el mundo de los adultos. Para ella, ya toda una mujer, tampoco estaba siendo fácil entrar en ese mundo: "No me arrepiento de aquella época ni de lo que hice, pero hubiera sido mejor estudiar y divertirme con los juegos de los demás niños. No me gusta nada haber empezado de pequeña. Además, luego me ha marcado mucho el haber sido niña prodigio porque me he quedado de niña de por vida. Y cuesta que la gente cambie de esquemas" decía en 1973. Años más tarde confesaría que había sufrido abusos y maltrato en algunos rodajes.
Pero Concha siguió luchando por mantener un puesto en la profesión y alternó papeles serios con los cómicos en teatro y tele. El cine la iba olvidando poco a poco. Entre los 70 y 80 intervino en multitud de series populares como "Crónicas de un pueblo", "Cuentos y leyendas", "Anillos de oro" o "Gatos en el tejado" (con José Sacristán) pero en papeles episódicos. En los noventa desapareció prácticamente de la pantalla y se refugió en el teatro. Su regreso a la tele en esta década fue una agradable sorpresa para muchos espectadores. Era como si una antigua y querida amiga volviera al vecindario. Concha Goyanes se ha ido tras haber disfrutado de una larguísima trayectoria profesional y tener el respeto de sus compañeros y el cariño de la audiencia.
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