El título lo dejaba claro, en el programa habría música y la colaboración de estrellas del espectáculo. Quizás deberían haber concretado un poquito más para que algún despistado no se llevara un chasco al comprobar que, en realidad, este era un vehículo de lucimiento para una Marujita Díaz que ya había vivido tiempos mejores. "Música y estrellas" se emitió en el verano de 1976 y pretendía ser una recuperación de los temas que la revista había popularizado en teatros de toda España entre los 20 y 40, tal y como contaba la mismísima Maruja a la revista TP: "Dar a conocer las canciones que estaban algo aletargadas, para que la juventud conozca esta música nuestra tan importante, después, lógicamente, reverdecer con ellas, ya que hay que saber mucho canto para atreverte con todas ellas. Hay muchas vedettes que no saben cantar y que lo han hecho consiguiendo con eso casi asesinar las canciones". ¿A qué rival se refería la Díaz?
Sin complejo alguno se presentaba la artista ante la audiencia en el que sería su primer y último programa televisivo. Y no sólo con el descaro habitual en su verbo sino con unos modelitos que, quizás y sólo quizás, eran un poco atrevidos (por no decir casi ridículos). Eso sí, no permitía que sus invitadas lucieran más espectaculares que ella y por eso se tuvo que repetir un programa en el que intervenía una por entonces esplendorosa Ágata Lys. Según Maruja: "La verdad es que llevaba un bikini excesivamente pequeñajo y aunque a mí me parezca bien eso de la apertura en el cine y el teatro, veo más lógico que se tenga cuidado cuando es para televisión. Ten en cuenta que a los niños no se les puede impedir ver un programa y no está bien que lo vean". Ya, como si ver a una señora vestida con una especie de bañador con lucecitas, plumas de marabú saliendo del trasero, medias de compresión y chistera no les fuera a crear traumas de por vida a los infantes...
Romano Villalba dirigió el asunto con la colaboración (o vigilancia) de la mismísima cantante que intervino en cada uno de los procesos del show o de eso presumía: "Es un programa en que hay de todo, desde lo dramático a lo cachondo. Fundamentalmente es variado. Además aquellos autores eran maravillosos, porque escribían para que las artistas supieran interpretar. Y, además, las letras decían cosas. Realmente, Romano y yo hemos hecho una recopilación muy importante de comedias famosas. Tenemos más de ciento cincuenta canciones archivadas". La dirección musical corrió a cargo de Alfonso Santiesteban, pluriempleado en aquel momento, y muchos espectadores de mediados de los 70 tienen grabada (a fuego) la sintonía de "Música y estrellas".
Junto a canciones como "La viuda alegre" o "Eugenia de Montijo", el fuerte del programa eran los sketches en los que intervenían galanes del cine, la tele y el teatro, haciendo la corte a la propia Maruja (¡cómo no!): "Será la primera vez que Juan Luis Galiardo cante en público y, por cierto, lo hace muy bien. Luego está el divino Pepe Rubio, yo le adoro. Es un maravilloso actor que sabía darme pie a la hora de trabajar. Todos tienen una parte importante en el programa porque, mira, yo soy de las que opinan que las revistas o se hacen bien o no se hacen, He tenido problemas con los empresarios porque yo exigía buenos profesionales y me los negaban diciendo: "Pero, Maruja, si estás tú, el éxito está asegurado". Pero no, yo opino que todo debe estar bien, que yo arrope un espectáculo pero que también me arropen". No es lista ni nada la Maruja.
Y siguiendo con las declaraciones a la periodista Sol Fuertes, la show-woman patria se quejaba de la falta de presupuesto para sus trajes: "Así que me los he pagado de mi bolsillo. ¡Sólo con decirte que las plumas que saco en un traje espectacular, plumas de faisán, me han costado treinta mil duros!". Tampoco hubo dinero para grabar en color y aunque en aquel 1976 todavía se emitía en blanco y negro más de la mitad de la programación y que el programa al que sustituía ("Directísimo" de Íñigo) tampoco se hacían en colorines, la Díaz tenía mucho que decir: "Lo pedía a gritos pero tuvimos que rodarla en blanco y negro porque no había una unidad disponible. Me parecía fundamental, ya que yo tengo guardadas filmaciones en ocho milímetros para mí y es preciosa, gana muchísimo más".
No obstante y a pesar de tanta exigencia, Marujita tenía muy claro el objetivo del programa: "Que nadie se espere algo intelectual porque para ello antes me tendría que haber intelectualizado yo. Es como un aperitivo de lo que se puede hacer con este género y quiero aprovechar desde aquí para decir a todos los telespectadores que les guste que escriban cartas pidiendo que siga la serie. Yo creo que el género se lo merece". No fue así, con el otoño el espacio cayó de la parrilla a pesar de que su índice de aceptación (no había medición de audiencias pero sí encuestas de valoración) había rondado el 7. Teniendo en cuenta que los programas que estaban en lo alto de la tabla rondaban el 8,7 ("Un, dos, tres", "Informe Semanal" y la serie "En ruta") no era un mal resultado. Su mejor nivel lo alcanzó a finales de agosto: un 7,7.