domingo, 25 de abril de 2021

Hugo Stuven, perpetuo innovador

Hugo Stuven en la presentación del "Imprescindibles" dedicado a su amigo Chicho Ibáñez Serrador en 2017

Hugo Stuven, director y realizador de televisión. Esa podría ser su definición profesional si tuviéramos que resumirla en una escueta línea pero esa síntesis sería injusta porque no muestra su verdadera dimensión, la del hombre curioso, apasionado por el medio, pendiente siempre de las últimas tecnologías para aplicarlas a sus programas. Ayer falleció este chileno afincado en España desde mediados de los sesenta y que desde la tele supo traernos nuevos aires, renovar la anquilosada realización musical a finales de los setenta y que, además, nunca quiso asentarse en un mismo puesto (que hubiera sido mucho más cómodo y práctico) porque él necesitaba estar en continuo movimiento e investigando nuevas fórmulas. Para él no había proyecto pequeño, su capacidad de trabajo y su pasión trascendían cualquier género y plataforma, podía colaborar al mismo tiempo en una cadena nacional y una autonómica, en un musical o en un documental. Stuven es sinónimo de televisión pero era, sobre todo, un compañero divertido y un maestro humilde. 

Stuven y Jiménez del Oso en un descanso en la grabación de "Más allá" en 1976

Comenzó en TVE como regidor de programas de Enrique Martí Maqueda en 1965, no tardó mucho en acceder al control de realización como ayudante. En ese puesto asistió a Pilar Miró nada menos que tres años, ¡un master! En aquella época también escribía guiones, por ejemplo para el dramático "Pequeño Estudio". Eran, precisamente, los espacios teatrales los que ocuparon la primera etapa de su carrera como asistente de realizador. Después, a principios de los setenta, inició un nuevo período en los entonces llamados "ómnibus", los magazines dominicales en directo que se alargaban toda la tarde. Un reto en aquella época en la que organizar un programa de más de dos horas era una aventura técnica. De "Siempre en domingo" a "Todo es posible en domingo", alternando entrevistas, concursos y musicales. Fue en 1976 cuando firmó su primer título como realizador, "Más allá", el mítico programa sobre ciencias ocultas y fenómenos paranormales del doctor Jiménez del Oso pero también ayudaba al director en la elección de asuntos e invitados porque Hugo era un gran aficionado al tema. 

Stuven en 1978 en los exteriores de Prado del Rey

A continuación, su larga fase en los musicales con "Voces a 45" y no sólo controlando las cámaras sino también dirigiendo en la temporada en la que Pepe Domingo Castaño lo presentaba en directo. Ahí ya se empezó a vislumbrar su estilo, más directo, mucho más movido que el de sus compañeros con mayor experiencia. Se notaba que viajaba y que había visto, por ejemplo, lo que la BBC hacía con su popularísimo "The Top of The Pops" y lo adaptó a las necesidades españolas. Después le encargaron el piloto de "Musiqueando" con Eva Gloria y José Luis Moreno (sí, el de los muñecos), uno de sus primeros proyectos en color. No sé si para huir de lo que se avecinaba no se encargó de la serie (que no duró mucho) porque se piró a Las Vegas para realizar un especial, el primero de muchos, casi se convirtió un especialista en realizar conciertos o espectáculos musicales exclusivos para TVE y no sólo desde España. A su regresó le tocó ocuparse durante un breve período de "300 millones" y en el verano de 1978 apareció una gran oportunidad que, por entonces, no lo parecía. Un programa que iba a ser un simple sustituto durante el estío y que se convirtió en un clásico, el famoso "Aplauso" dirigido por José Luis Uribarri. 

El fenómeno fan en "Aplauso", los Pecos con Stuven y el famoso micrófono que se colocaba estratégicamente en las gradas para captar los gritos de la chavalada

Fue Stuven el que aportó modernidad a la imagen de un musical que marcaría época, por supuesto en perfecta connivencia con un director que no era nada tonto y que supo adaptarse a los tiempos, Uribarri. Aportó innovaciones que había visto en el extranjero y otras se las inventó él mismo aunque ya las había ido ensayando sutilmente en sus espacios anteriores. Aquí se encontró con la horma de su zapato y con mucha libertad para trabajar. El "ralentí" (el uso de la cámara lenta) fue uno de sus sellos en aquella época y decía por entonces a la revista "TeleRadio": "El problema es que a un realizador se le reconozca por algo. Una pequeña innovación contribuye a dar un sello personal a la realización y me parece justo que así sea. Aparte de esto creo que hay varias razones que pueden justificar el ralentí. La estética, por ejemplo, porque el ralentí puede ser un descanso para la vista. Hay movimientos del ballet, además, que no se pueden apreciar bien a velocidad normal". 


Hugo era un profesional muy sensible, sabía como tratar a los artistas porque, en realidad, él también lo era. Por eso todos querían trabajar con él, eran conscientes de que las grabaciones iban a ser duras, que se repetiría la actuación varias veces pero que el resultado iba a beneficiarles. Él pasaba casi tanto tiempo en el plató como en el control, hablaba con los cantantes y bandas, les preguntaba qué iban a hacer, qué querían expresar, los obsevaba con atención en un primer ensayo, luego se acercaba, les explicaba cómo colocaría las cámaras, cuál usaría para el plano general y cuál para planos más cerrados, luego se subía al control (o se iba a la unidad móvil) y allí... improvisaba sobre esa base inicial. Y surgía la magia. Además, siempre grababa los ensayos, por precaución y porque además eso le permitiría usar imágenes que complementaran la grabación "oficial". Abandonó "Aplauso" en medio del éxito y cedió los trastos a Mauricio Romero. Los primeros ochenta fueron años de mucho viaje, mucha investigación y muchos conciertos de grandes artistas como Serrat, Miguel Ríos o Camilo Sesto. En 1985 se sumó a su amigo Pedro Ruíz en un programa totalmente distinto a lo que se había visto entonces, "Como Pedro por su casa". Exitazo. Y, al mismo tiempo, prestaba sus servicios a las teles autonómicas, como TVG, donde dirigiría el concurso escolar "Saber e xogar". 

Hugo con Nuria Carreras y Lydia Bosch, azafatas del "Un, dos, tres", en 1986. Foto @Prointel

Cuando decía al principio que para Hugo no había proyecto pequeño hay que añadir que siempre estaba dispuesto a "socorrer" a un compañero cuando era necesario. Un ejemplo: en 1986 Chicho Ibáñez Serrador había decidido dedicar su "Un, dos, tres" a varios países incluyendo amplios reportajes grabados in situ con dos azafatas. Ante la falta de tiempo Chicho le pidió a su amigo (al que conocía bien desde la etapa de "Todo es posible en domingo") Hugo que grabara alguno y así fue. Especialmente recordado es el viaje a Hungría con Lydia Bosch y Nuria Carreras que debido al mal tiempo se tuvo que alargar. Esa dificultad permitió que se grabara más material con un resultado impecable. 

Stuven con Guillermo Montesinos y Jacqueline de la Vega en "Pero... ¿esto qué es?" en 1990

El final de la década de los ochenta fue una época apasionante, de muchísimo curro, de proyectos encadenados o simultaneados. En 1987 Pilar Miró, en su condición de directora general de RTVE, nombró a su viejo compañero Jefe de Diseño y Promociones de la tele. Él mismo contaba que quiso revolucionar la sección y con un equipo en el que se encontraba, entre otros, Dani Écija como montador, lo consiguió. Se podían pasar toda la noche grabando anuncios aprovechando los últimos inventos como el "lápiz mágico". De aquel departamento podían salir entre 40 y 50 promociones a la semana, lo nunca visto. Entre otras cosas, encargó una revisión de la familia Telerín para mandar a los niños a la cama, los Telín, Telán, Telón. 
Y, por si eso fuera poco, dirigió y realizó los programas de Nochevieja sucediendo a Fernando Navarrete en el embolado. "Súper 88" fue el primero y codo a codo con la Miró pergeñó un especial que marcó época y no sólo por la teta de Sabrina durante su canción "Hot Girl". Como esa anécdota se ha contado mil veces y él la explicó pormenorizadamente en su libro "Quién te ha visto y quién T.VE" además de en varios reportajes que se pueden consultar en la red, no me voy a a extender. Pero sí es importante reseñar que para aquel programa se empeñó en traer una cámara carísima y que había visto en EE.UU., la "cabeza caliente", una grúa ligera que permitía movimientos rapidísimos. 


Con todo lo aprendido en esos años de experimentación y la tecnología que TVE había ido adquiriendo para ese especial y el "Hola, Hola 89" (con Martes y 13), Hugo decidió que se podía embarcar, de nuevo, en un programa semanal, un espectáculo a lo grande, un programa de "Nochevieja" cada siete días. Uniría música, humor, dibujos animados, mini-series... el propio equipo directivo de la Casa le preguntaba en las reuniones qué iba a ser aquello y así se quedó con el título "Pero... ¿esto qué es?". Audiencias millonarias y mucho agotamiento fue el resumen de aquel proyecto que se alargó de 1989 a 1991 con no pocas dificultades, algunas internas. Contaba el propio Stuven en 2015 en "He venido aquí a hablar de lo mío" de RNE: "Paul McCartney vino el primerísimo día de grabación. Ese día había asamblea informativa de TVE y no sé si porque me tenían tirria o porque les dio la gana se fueron todos los cámaras comandados por uno solo a la asamblea, ¡que no era obligatorio ir!. Después del ensayo se fueron y no volvieron. Lo que se emitió fueron los ensayos. Grababa los ensayos porque así me hacía una idea de lo que quería hacer. Luego metí efectos para disimular los fallos. Él estuvo muy receptivo porque ya tenía experiencia con los sindicatos y se quedó hasta que se tuvo que ir (para no perder el avión)". 

Con el equipo de grabación del "Un, dos, tres" en Hungría en 1986. Foto @Prointel

"Pero... ¿esto qué es?" fue un espacio en continua renovación, de presentadores, de técnicas, de espacios... y de humoristas. Ahí se estrenaron a nivel nacional Ángel Garó, Cruz y Raya y Pepe Viyuela y potenció la carrera de otros como Los Morancos. En el verano de 1991 dirigió y realizó "Caliente" desde el Aquapark con Ana Obregón, Rody Aragón y Fofito y después aceptó las ofertas de las recién llegadas cadenas privadas. Se desligaba de TVE para desentumecerse y se especializó en galas y programas de gran formato, algunos tan famosos como "Uno para todas". Con la llegada del nuevo milenio comenzó una larga relación profesional con Jesús Quintero. Realizó sus programas de Canal Sur y TVE y recibió el premio a mejor realizador otorgado por la Academia de las Ciencias y las Artes de Televisión en 2008 por "Ratones coloraos".  

Stuven en el control de realización de la productora gallega CTV en 2014. Foto Alejandro Macías ©

En 2013 tuve la suerte de trabajar con él en un programa de TVG, "Desexos cumpridos", una versión low cost de "Sorpresa, sorpresa" con gotitas de "Hay una cosa que te quiero decir". Llegaba a la productora horas antes de comenzar su jornada, "para leer los tebeos" en la cafetería, decía, es decir, para estudiarse los periódicos nacionales y locales. A cualquiera que en aquel momento pasara por allí le invitaba a sentarse a su mesa y comentar la actualidad. Después iba pasando por los distintos departamentos hablando, literalmente, con todo el mundo. Quizás no recordaba los nombres pero sí que sabía quién era cada uno y le encantaba tanto escuchar como compartir viejas anécdotas. Y lo hacía sin ánimo de presumir, él mismo se sorprendía del reconocimiento que había comenzado a recibir en internet. Cierto día que estábamos en redacción (él tenía su ordenador frente a mí, a unos tres metros) me dice: "Mira, alguien ha escrito sobre mí en un blog y estas fotos no las tengo". Me acerco y compruebo que aquello que miraba era, precisamente, esta web. "Hugo, esto es mío, te paso luego las fotos". Su cara de sorpresa fue impagable, en aquel momento le entró un cierto sentido del pudor que me resultó entrañable. 

Realizando el programa "Desexos cumpridos" para TVG en 2014. Foto Alejandro Macías ©

Verle realizar era un gustazo, lo suyo era una coreografía. No gritaba, sus órdenes eran claras, concisas, sus chasquidos de dedo llegaban en el momento preciso. A veces no entendía a alguno de los invitados, lógico por otra parte porque era un programa (obviamente) en gallego pero sabía percibir cuándo lo que estaban contando era importante, emotivo, divertido, trascendente y acompañaba sus palabras con el plano correspondiente. Su planificación era elegante, con las cámaras en continuo movimiento. Un lujo para ese espacio, en definitiva. Cuando venía una estrella que él conocía se producía un reencuentro cariñoso que merecía ser grabado. Karina, por ejemplo, se ilusionó casi más al ver allí a Hugo que con la sorpresa que los guionistas le habíamos preparado. 

Stuven estuvo trabajando hasta el final, en 2020 estrenó en TVE el documental "La voz de la cañada" grabado con un equipo voluntario formado por alumnos del IORTV. Nunca dejó de tener proyectos. En el citado programa de RNE respondió a esa afirmación que los jefazos han convertido en mantra de que la música en TV "no funciona": "Creo que la música no gusta a los directivos porque no saben cómo venderla pero la música sí que funciona, la gente lo está deseando." Y, por supuesto, no pensaba en el retiro: "Si te gusta esto y mientras tengas deseo de hacerlo, no debes jubilarte. ¿Para qué? Si aún tengo muchas ganas de contar cosas que no me han dejado". Hoy sus diez hijos pueden sentirse orgullosos del legado de su padre. Además, uno de ellos, con el que comparte nombre, ha demostrado ser un digno sucesor con la película "Solo" y el documental "El desafío: ETA" en su cartera. 

Si ayer los medios no se ponían de acuerdo en su edad es porque Hugo era coqueto. A nosotros nunca nos la confesó, sabía librarse de la pregunta con mucha gracia. Creo, sinceramente, que a ninguno le hubiera importado que tuviera 70, 75 u 80. Era el más vital de todo el equipo. Un aprendizaje profesional pero, sobre todo, personal. 

Rindamos homenaje al maestro con algunos de sus programas colgados en la web del Archivo RTVE: 


domingo, 11 de abril de 2021

"X-0 da dinero", el primer concurso de TVE

Juan Viñas formula una pregunta ante la atenta mirada de su copresentadora, Isabel Bauzá. Foto de uno de los programas realizados desde Madrid

"X-0 da dinero". Nos encontramos ante el que podríamos considerar primer concurso stricto sensu de la historia de TVE. Si bien es cierto que desde que se inauguraran las emisiones regulares en octubre de 1956 los pequeños juegos habían constituido una parte importante de los programas de variedades, este es el primero con entidad propia, sin más aderezo que el de la propia competición. Tampoco incluimos en esta clasificación los programas de cantantes noveles porque aunque todavía no se había dado nombre a ese género, "talent show", eran considerados "musicales". En definitiva, tuvieron que pasar casi tres años para que se apostara por  el género definitivamente y el atrevimiento vino desde los estudios Miramar de Barcelona. Durante décadas los catalanes fueron los mayores productores de estos formatos y hoy, desde Sant Cugat, sigue emitiéndose cada día "Saber y Ganar", heredero directo de  "X-0 da dinero". 

Equipo de "X-0 da dinero" en el que distinguimos de pie a la izquierda a Juan Viñas, presentador, y Estanis González (agachado a la derecha), actor que presentaría el siguiente concurso,"Adivine su vida"

Su fecha de estreno fue el 24 de julio de 1959 a las 22.30 H, tan sólo tres días después de la inauguración de Miramar. En la revista "TeleRadio" dedicaron un amplio reportaje tras su primera emisión y aludían al éxito en otros países como EE.UU, México, Cuba y Alemania Occidental (sic). Según ese mismo texto los primeros concursantes habían sido un mecánico, una oficinista, una ama de casa, un estudiante de Medicina y un abogado. "Está aquí ahora, en España, tentándonos con el suspense de sus preguntas y la atracción de sus bolsas conteniendo 100 duros cada una de ellas". El formato era simple pero eficaz, la traslación del famoso tres en raya a un estudio televisivo y con el aliciente, por vez primera, de una cantidad considerable de dinero gracias al patrocinio de Nescafé, con una fórmula que Miramar importó de EE.UU., era la marca la que "compraba" ese tiempo en pantalla y se encargaba de producirlo, de ahí el slogan "X-0 da dinero y Nescafé lo paga". También fue pionero este espacio en premiar la cultura general, además de la estrategia a la hora de elegir las casillas, la base radicaba en acertar preguntas de distintas categorías: España, literatura, hombres célebres (no sé si había también mujeres), cine, deportes, música, toros... Ramón Solanes dirigía esta adaptación del "Tic-Tac-Dough" de la NBC estadounidense. Solanes fue un todoterreno en estos inicios de Miramar y se atrevió también con los dramáticos. Hace poco recuperábamos su "Romeo y Julieta" de 1967 grabado en el Barrio Gótico de Barcelona. 

Fotografía recuperada por el Museo de RTVE realizada a un televisor 

Unas fotografías realizadas directamente a un monitor televisivo, recuperadas por el Museo de RTVE, nos dan una idea de la sencillez de la puesta en escena: unas cortinas como único fondo con un cartel colgado sobre ellas indicando el nombre del programa. Los concursantes situados tras unos atriles con la X y el 0 del título y una mesa de la que se extraían las preguntas. Hoy nos parece simplón pero en aquel momento la crítica dio su aprobación entusiasta aunque no tanto a la realización: "El decorado nos pareció espectacular, llamativo de acuerdo con lo que en sucesivas emisiones esperamos que sea este programa. En esta primera emisión las cámaras no nos proporcionaron una visión concreta, clara de lo que en el estudio iba sucediendo. Los planos generales hacían que continuamente se diluyeran las expresiones de los concursantes y, por el contrario, los primerísimos planos de los personajes sobreimpresionados con el minutero que iba marcando implacable la marcha del tiempo, dado en demasía, hicieron que en instantes verdaderamente oportunos perdiera toda su emoción. El ritmo, lo sabemos perfectamente, no se consigue ofreciendo un plano tras otro sin orden ni concierto, el ritmo está en saber por qué una imagen sucede a otra y precede a la que sigue, el ritmo está en cómo nos sea contada una historia y si esta historia es un sensacional concurso como "X-0 da dinero" las imágenes deben dar la fuerza de expresión que a veces no tienen los personajes que vemos en la pantalla para que el programa no sea una lentísima exposición de una extraordinaria idea" (María del Carmen Blanco en "TeleRadio").

Juan Viñas desde la mesa de la que se extraían las preguntas

Juan Viñas presentaba el invento y era lo que hoy podríamos considerar un auténtico fichaje. Estrella de RNE, fue él quien puso en marcha la emisora en Barcelona en 1949 y era, además, el jefe de programas. Famoso por sus espacios infantiles, tanto en radio como en televisión, fue él quien acompañaba a la después popularísima Herta Frankel en sus primeros pasos en Miramar con "Fiesta con nosotros" y "Día de fiesta". Sus campañas benéficas de todo tipo a través de los micrófonos le hicieron merecedor de un Ondas en 1955 que se sumó al que había conseguido el año anterior. En 1999 recibió uno más como tributo a su larga trayectoria. Falleció en 2002. 

Isabel Bauzá y Juan Viñas en el Teatro del Fomento de las Artes de Madrid

Durante una conversación con Nicolás Albéndiz, director del Museo de RTVE, nos dimos cuenta de que unas fotos rescatadas del archivo personal de la presentadora Isabel Bauzá no coincidían con la escenografía de las primeras emisiones. La propia Isabel, que ejerció de ayudante en la presentación, nos confirma que su trabajo en aquel espacio fue desde el Teatro del Fomento de las Artes de Madrid, el mismo escenario que TVE usaba para sus grandes programas ante el público como "Gran Parada" o "Primer aplauso". Sin embargo, no recuerda el por qué se trasladó el programa hasta la capital, ¿quizás fue para las semifinales y la final? Lo que está claro es que fueron varias emisiones de las que la revista TeleRadio no informó.
   "X-0 da dinero" fue un gran éxito entre los escasos televidentes que tenía por entonces TVE y Miramar, al comprobar que la fórmula funcionaba, ofreció más adaptaciones de concursos al finalizar la temporada. No era costumbre alargar los formatos a pesar de la aprobación de la audiencia así que en los siguientes años presentarían, sucesivamente, "Adivine su vida" o "Ayer noticia, hoy dinero"

Fotos cedidads por Museo de RTVE e Isabel Bauzá. 

domingo, 4 de abril de 2021

Los decorados de María José García Molina (Segunda y última parte)

"En buena hora" dirigido y presentado por Joaquín Arozamena (a la dcha). Marisé (segunda por la izda.) no sólo era la decoradora, también colaboraba puntualmente en pantalla

En la anterior entrega de esta entrevista con Marisé García, así era como solía aparecer en los títulos de crédito, nos hablaba de sus inicios televisivos como actriz e incluso como azafata del Un, dos, tres (entonces denominadas "secretarias"). También recordamos a su padre, Diego García Solórzano, pionero en la producción de TVE. Hoy nos centramos en su trabajo como escenógrafa y decoradora aunque sus comienzos en el departamento fueron como figurinista. Los pioneros de los decorados televisivos, los problemas que daba el primer sistema de color y cómo los solucionaban, los paneles de doble uso para reaprovecharlos para varios programas, las grandes series... y las pequeñas. Recuerdos de una profesional de la Casa que tocó muy diversos palos y que supo disfrutar de los retos diarios de una televisión a pleno rendimiento, en la que un día te tocaba un dramático y al día siguiente te pedían que buscaras una solución práctica para un número musical de un programa de variedades.

Marisé (segunda por la izda.) al lado del director de "Al otro lado del espejo. La vida probable de Maria Callas" en 2002. El decorado simulaba una calle griega en el exterior de los Estudios Buñuel.

 - Quizás deberíamos diferenciar entre decoración y escenografía...

 Sí, efectivamente no es lo mismo, porque el Escenógrafo tiene la misión de coordinar decoración, ambientación, vestuario, peluquería y maquillaje, aunque en televisión no se coordina y tiene un nivel superior al decorador, que solo se encarga del decorado y atrezzo.

- En los primeros años trabajabas sobre todo en dramáticos, con toda aquella producción, ¿cómo os organizabais?

En los primeros años en los que estuve en ambientación de vestuario donde más disfruté y donde más aprendí fue, después de las Novelas, en la serie Divertido Siglo, que era una historia del cuplé realizada y dirigida por Fernando García de la Vega y que se empezó a emitir el 16 de septiembre de 1972. Fue uno de los primeros programas en color y tuvimos algunos problemas a los que les teníamos que ir pillando el truco hasta que fueran subsanados técnicamente, ya que el recién incorporado a la Casa, sistema PAL, estaba en pruebas. Por ejemplo, las uñas de las señoras no podían ir pintadas en tonos nacarados, porque ese brillo metalizado dejaba rastro en el movimiento de las manos; los violetas y morados viraban hasta el azul eléctrico, dependiendo de la fibra de las telas, si era sintético o no y de la temperatura que iba cogiendo por cámara, este problema todavía existe con este color; el blanco había que matarlo con gris o beige porque saturaba, igual que algunos rojos, la ropa blanca había que meterla en té por el problema de saturación, lo cual hacía que las caras se oscurecieran mucho por saturación de la ropa. Otro ejemplo, si algún invitado aparecía a entrevista con blanco se le maquillaba muy claro y se cambiaba su iluminación bajando la intensidad y el mezclador de imagen también tenía que ajustar, un problema que hacía perder tiempo. Hoy ya eso está controlado.

Una muestra del ingenioso y colorido vestuario de "Divertido siglo" en 1972

Aquí era ayudante del más ingenioso y artista de los ambientadores de vestuario, un "genio muy especial", Matías Montero, que me espabiló de lo lindo en el campo creativo, primero, porque era un pedazo de artista capaz de hacer cada día un vestuario distinto para ochenta personas a base de mangas sueltas, faldas, corpiños, blusas, pamelas, canotiers, y cientos de plumas, lazos y flores todo de diferentes colores con lo que íbamos vistiendo a cada persona de figuración, incluida la bisutería y complementos, como bolsos y guantes,  a toda velocidad a primera hora de la mañana y que teníamos puestas en fila. Así con lo mismo combinábamos el vestuario y parecía que teníamos cientos de trajes y sombreros, cuando en realidad trabajábamos con el mismo reducido material. También me tenía que agudizar el ingenio cuando no se presentaba y encima se le había olvidado traer algo concreto para alguna actriz y ni me lo había dicho porque, como todo genio, era un despistado, así que echaba mano de trapos y montaba un maravilloso traje adecuado al papel. Así era como nos organizábamos en esa primera etapa mía.

Rocío Dúrcal como Cleopatra en la serie "Mujeres insólitas" de 1976

Finalizando esta serie, Alberto Fuertes, uno de los bailarines del ballet de Alberto Lorca, coreógrafo del programa, que me conocía de las grabaciones, me vio bailar en Pizarro 5, donde yo tomaba clases de ballet clásico por las tardes, al tiempo que ellos ensayaban en otra sala, preparándome para concluir mis años de carrera en el Conservatorio; me esperó a la salida y me ofreció ir de primera bailarina clásica en su compañía Arte de España. El plan me sedujo y harta de trapos, de no dibujar, que era lo que me gustaba, y de no ver allí panorama de continuidad estable en nuestro departamento, no me lo pensé dos veces y me enrolé en su ballet. Estuve fuera hasta el 76 al enterarme de que necesitaban ayudantes de decoración para una serie dramática, Mujeres insólitas y siendo consciente de que la vida de bailarín es corta, aproveché la oportunidad de entrar donde yo quería.

 - ¿Qué recuerdas del departamento de decoración de aquellos años setenta? ¿Quiénes eran tus maestros? 

En los setenta y ya con los decoradores estuve de ayudante de los mejores, la primera Rosa Germán en la serie Mujeres insólitas y después en infinidad de teatros y Estudio 1 con otra joya, como decorador y como persona, Miguel Díaz Orts.   

"Los libros" dirigido por Sotillos y Armas Marcelo. En el fondo del decorado había figuras que representaban a grandes escritores como Paco Umbral o Virginia Wolf

- ¿Te has sentido más cómoda en programas o en dramáticos?

 Me he sentido cómoda siempre, pero donde más en dramáticos, musicales y en el programa Los libros, con Fermín Peñafiel de realizador y Eduardo Sotillos y Armas Marcelo como directores. También hice dos programas muy especiales con Javier Díez Moro de la serie Al otro lado del espejo. La vida probable de María Callas y Joaquín Rodrigo; digo especiales porque sus biografías eran representadas con decorados muy fantásticos con ideas de él, pero que supe captar muy bien, porque nos entendíamos, fueron estupendamente ejecutados y el resultado fue magnífico y original porque la evolución de la vida de estos personajes era representada por unas coreografías con unos bailarines que les daban vida.

"Esperando a Godot", un "Teatro Estudio" de 1978 que supuso una gran oportunidad para Marisé

- Si hablamos de dramáticos,“Esperando a Godot" marcó un antes y un después en tu carrera en la Casa...

Me permitió demostrarme que tenía capacidad de crear yo sola, sin que nadie me marcase ninguna pauta, dejando libre mi imaginación y provocando una reacción en la crítica periodística, que fue muy buena, a pesar de la obra tan compleja. Sin embargo, no supieron captar el mensaje que yo quería dar a través del decorado: la creación de la civilización y la destrucción de la misma por el propio ser humano, con la eterna espera, como la de Godot, de que la humanidad fuera salvada en otro planeta, que estaba colgado de la parrilla con unos nylon invisibles, al final de una  perspectiva espacial trucada, por unas líneas en pintadas en el suelo que figuraban la historia, representada desde la época egipcia hasta la hecatombe de la destrucción del planeta con elementos arquitectónicos representativos situados a los lados del decorado detrás de las líneas pintadas en el suelo que marcaban la perspectiva y el camino de la civilización. Si te fijas, premonitorio y muy relacionado con la película del 82 de Ridley Scott Blade Runner. Fue trabajando como ayudante con Miguel Diaz Orts en el espacio Estudio 1.

Uno de los decorados interiores de "Fortunata y Jacinta"

- En cuanto a momentos importantes en tu carrera (y en TVE), debemos hacer parada y fonda en "Fortunata y Jacinta"...

Como momentos importantes en carrera profesional desde luego uno de ellos fue en Fortunata y Jacinta, donde me incorporé al equipo en mayo del 79, ya empezada la preparación de planos de construcción de decorados y sintiéndome muy orgullosa de trabajar con ellos y con Mario Camus como director. Ayudé a terminar los planos y empezamos el montaje y rodaje. Podría decir que en esta serie y en Sábado noche, ya como decoradora, han sido en los programas que más he aprendido y donde más he disfrutado; el primero por su complejidad de escenarios, aprendí cómo se coordina en una superproducción, dirigidos por Rafael Palmero, escayolado desde su casa, Félix Murcia, que lo relevó activamente maravillosamente bien y Carlos Dorremochea, que se encargaba cuando yo entré de dibujar y organizar a los dos dibujantes contratados y luego a mí, que empezado el rodaje me fui con Félix y después de que él montara yo me encargaba de coordinar a los ambientadores de decorados con el atrezzo y al maravilloso Ángel Sevillano, de medios, que le pidiese lo que le pidiese, por imposible que fuera siempre lo traía y, casi siempre de su casa. Era un gran profesional del cine con muchísima experiencia.

Número musical en "Sábado noche", este barco se convirtió a la semana siguiente en una nave especial. El truco consistió en ponerlo boca abajo, cambiar colores y añadir luces

- A finales de los ochenta tienes un reto importante ante ti, el gran programa de variedades de la época, "Sábado noche”.

Sábado noche fue un reto porque yo era ayudante entonces y solo había tenido la experiencia de hacer un solo decorado sin directrices y, de repent,e me llama el Jefe de Escenografía y me dice: tengo un papelón, el decorador de Sábado noche se ha ido a Mallorca con un espectáculo de Norma Duval y ha dejado el programa, he mandado a otro y ha vuelto al día siguiente porque no sabe cómo solucionar el decorado que se graba esta tarde, lo que el anterior ha hecho no vale porque lo ha entendido mal. Si vas y lo solucionas te doy funciones y serás decoradora. Me fui, lo solucioné y me quedé en uno de los programas en los que más me he divertido, con mi trabajo y por los maravillosos artistas internacionales que pasaron por allí y que conocí. Allí realicé un trabajo de escenógrafa, porque para los números del ballet coordinaba con maquillaje y peluquería el estilo y las tonalidades que quería dar en imagen, todo azules y platas o tonos cálidos anaranjados y tierras, todo coordinado. En este programa hice, como bailarina que llevo dentro, muy buena amistad, que todavía mantengo, con Claudette Walker, la mítica coreógrafa del Folies Bergère de París, porque me explicó por teléfono los ballets que llevaba y quedó encantada por los decorados y por cómo había podido captar la idea por teléfono y es que claro, estábamos en la misma línea y tuvimos una perfecta conexión. Justo antes de empezar esta pandemia me dijo que como ahora me dedico a escribir que quería que le escribiese sus memorias, pero no ha podido ser hasta el momento, porque no he podido viajar a París a por la documentación por los confinamientos y por el riesgo. Espero que sea realizable.

Con el equipo de "Pasa la vida". Marisé está a la derecha (de verde) en la segunda fila desde abajo

- Durante los noventa te encargaste de los decorados de varios matinales, ¿cómo te planteabas aquellas escenografías? 

Durante más de diez años, desde el 89 que volví de los estudios Roma porque fueron vendidos a Berlusconi, hice los diferentes matinales en directo, empecé con Pepe Navarro en El día por delante, con Joaquín Arozamena y su En buena hora, con Javier Vázquez en De par en par, Pasa la vida con María Teresa Campos durante cinco años y en este periodo mientras comía organizaba el decorado para la tarde en el mismo plató de otros programas que iban variando. Mi secreto para poder hacerlo, porque no daba tiempo a desmontar y montar, era hacer decorados con ruedas a dos caras, solo había que dar vuelta fácilmente a los módulos, que solían ser de tres metros por uno de fondo para su estabilidad y ya estada el cambio hecho, solo había que colocar muebles.

De nuevo colaborando en pantalla, como ya había hecho con Arozamena, en "Pasa la vida". En la foto aparece junto a María Teresa Campos (dcha.) y Cuca García de Vinuesa (izda.)

- En varios de esos programas también colaborabas en pantalla, ¿qué hacías? 

En el programa Pasa la vida Teresa me puso un espacio de decoración donde yo solucionaba problemas diferentes de decoración. Eran consultas que me hacía el público en un apartado de correos, como por ejemplo cómo combinar muebles de madera de distinto color, como combinar unas paredes en rojo, algo aparentemente difícil de hacer, cómo hacer con una chimenea y con puertas y ventanas pequeñas para que parezcan más grandes sin obra y cosas así. También hice un pequeño papel como actriz en el último capítulo de la serie Paco y Veva, donde hacía funciones de escenógrafa, representando en la boda a la madre de Borja, uno de los protagonistas.

- Quisiste cerrar tu vida profesional en TVE de una manera especial...

Quise cerrar mi vida profesional yendo al Palacio de la Zarzuela a preparar el salón de recepciones con el nacimiento y el árbol de Navidad para el discurso del Rey emérito, nunca me había tocado y me hacía ilusión pasar allí la mañana. Un antojo como otro cualquiera, pero era lo que me faltaba y no me iba a quedar con las ganas.

jueves, 1 de abril de 2021

María José García Molina, escenografías que danzan en la pantalla (Primera parte)

María José García Molina en el Palacio de la Zarzuela en un descanso del discurso de Navidad del Rey en 2006


Su nombre quizás no diga mucho al espectador medio pero su firma está en cientos de programas y dramáticos de la historia de TVE. María José García Molina, también conocida como Marisé García, es una de esas profesionales cuya labor no es reconocida por la audiencia pero que es imprescindible para la televisión. Durante cuatro décadas sus decorados y escenografías han llenado la pantalla complementando a la perfección el trabajo de realización, adecuándose al guión y siguiendo las premisas de dirección. Pero resumir su trayectoría diciendo que es una decoradora sería injusto. Bailarina de formación clásica, actriz puntual, secretaria del "Un, dos, tres"... todo eso y más adorna su currículum. Esta entrevista no sólo sirve de homenaje a María José sino también a todos los decoradores televisivos, artistas que merecerían más atención. De paso, también recordaremos a su padre, Diego García Solórzano, uno de los primeros productores de la Casa, que recaló en el Paseo de la Habana (como tantos otros) desde el cine y que se afianzó en los sesenta y setenta en los rememorados dramáticos. 

- Tu carrera en TV abarca 40 años y es tan versátil que no sé cómo te definirías tú…

Pues respondería que de Técnico Superior de Artes Escénicas, que es como se nos llama a los creadores y proyectistas de los decorados en televisión y oficialmente a mi carrera en el Departamento de Escenografía de TVE, que abarca exactamente desde diciembre de 1971.  Una vez terminados mis estudios de Arte y Decoración me presenté en televisión con mis proyectos a pedir trabajo y se me empezó a contratar a través de una hoja amarilla, al igual que los actores y demás contratados, pero no como decoradora, sino como ayudante de ambientación de vestuario, porque Bernardo Ballester, jefe del departamento entonces, vio entre mis proyectos de decoración de la Escuela unos figurines y me dijo que le hacía falta gente figurinista que supiera dibujar. A partir del 76 hasta que me hicieron fija en el 82 estuve ya en Decoración, con contratos de un mes y con carta de despido una semana antes de terminar dicho contrato. Un suplicio porque cada mes me tenía que buscar programa para que me pudieran contratar pero, para entonces, ya conocía a mucha gente y no me fue difícil, allí me quedé hasta que finalmente entré el 1 de febrero de 2007 en un ERE. 

María José (a la derecha) con la actriz María Jesús Valdés en el programa "¿Cuál es tu final?"


Mi experiencia y presencia en televisión viene desde 1966, tiempos de la televisión en directo, en los que mi padre, que ya trabajaba en el Departamento de Producción, a veces pasaba apuros en un programa matinal del sábado, ¿Cuál es tu final?, que si mal no recuerdo empezaba a las once de la mañana, en directo y, a veces, de los tres colaboradores del coloquio, que eran chicos y chicas universitarios, alguno fallaba y mi pobre padre venía corriendo a despertarme para que le sacara las castañas del fuego y participase. Salíamos despavoridos, porque el directo no espera, e iba leyéndome el guion por el camino para saber de lo que tenía que hablar y según llegábamos, íbamos derechos al plató y me echaba "al ruedo", plantándome de repente ante las cámaras. Entramos aquella primera vez en el plató corriendo y mi padre, que apareció sin presentarme porque no daba ni tiempo, solo dijo: he conseguido suplente. A González Vergel, el realizador, que además tenía fama de hueso, le gusté de entrada porque le hice gracia al entrar muy dispuesta con mi atropellada llegada. Yo era una lanzada inconsciente de catorce años y no iba a desaprovechar, de ninguna de las maneras, la oportunidad de entrar en ese mundo que me fascinaba desde que mi padre me llevó, con cuatro años, al rodaje de la película “Zarak Khan”, donde él trabajaba. Nadie preguntó mi edad y como iba con mi padre no había ningún problema aunque fuera menor. 

En "La loca de la casa", un "Estudio 1" de mediados de los sesenta en el que intervino como actriz, María José es la monja de la izquierda


Luego Vergel le pidió que no perdiera mi teléfono porque decía que era muy espabilada y que daba mucho juego, así que me siguió llamando de vez en cuando para el coloquio hasta que me dio un papel como actriz en su programa y a partir de ahí hice diversos dramáticos con él y con Luis Calvo Teixeira, como Escuela de matrimonios y algún teatro, hasta llegar a un Estudio 1, La loca de la casa, de Pérez Galdós, con Ana María Vidal y Emilio Gutiérrez Caba entre otros. Mi padre y Vergel eran muy amigos, pero él seguía sin saber que yo era su hija, así que en la cena de celebración por la fijeza de los primeros que entraron en plantilla, entre los que estaban, Vergel le dijo a mi padre: ¿te acuerdas de aquella chiquita tal espabilada que empezó en ¿Cuál es tu final? y que me hacía tanta gracia? Sí, me acuerdo, le contestó mi padre; ¿tienes todavía su teléfono?; sí, lo tengo; pues me lo vas a dar porque voy a estrenar una obra de teatro y quiero descubrir a dos figuras jóvenes; al chico lo tengo y la chica quiero que sea ella. Pues a esa la dejas en paz porque es mi hija y quiero que estudie. FIN. Así acabó una de mis ilusiones truncadas, la de ser actriz, cosa que le agradeceré toda la vida a mi padre.    

Diego García Solórzano, su padre, pionero de la producción en TVE


- Háblame de tu padre y de esos años de producción cinematográfica en los que acudías a rodajes importantes

Mis padres vivían en Marruecos, porque mi madre, de Ceuta, era funcionaria del Estado como farmacéutica del Centro Médico de Tetuán. Allí conoció a mi padre, entonces Capitán de Ingenieros, pero no le iba el cuartel, le gustaba la acción, la guerra vaya, y lo enroló su primo Juan Solórzano, jefe de producción, en la película Puerto África, rodada principalmente en Agadir en el 56, con Philip Carey, Pier Angeli y Christopher Lee, entre otros y dirigidos por Rudolph Maté. Al finalizar esa empezaron, también en Marruecos y dirigidos por Terence Young, Zarak Khan, rodada en diferentes puntos, pero principalmente en Tetuán y Cháuen, con Anita Ekberg, Victor Mature y Michael Wilding, recién casado con Elizabeth Taylor, que acompañó a su marido al rodaje en Marruecos. Era una producción de la Columbia, productora con la que solía trabajar mi padre y, algunas veces, con la Metro Goldwing Mayer.

   Nos vinimos urgentemente a la península porque por la independencia de Marruecos los trabajos del Gobierno cesaron el 1 de enero, por tanto, mi madre se quedó sin trabajo y sin casa oficial hasta nuevo destino. A los meses de llegar fuimos a Denia, porque a mi padre le salió una película con Samuel Bronston, El capitán Jones. Acudí varios días al rodaje y presencié una noche, que fue definitiva para mí, la escena de la batalla naval con la quema de galeones a cañonazos junto a Mia Farrow, que tendría doce o trece años. Su madre, Maureen O´Sullivan, y su hermano también estaban allí presenciando aquel impresionante espectáculo que me marcó para siempre, porque aquel día le dije a mi padre que yo lo que quería ser de mayor era decoradora de cine y profesora de ballet por la tarde, mi otra pasión, como así ha sido.

Diego Gª Solórzano (dcha.) junto al realizador Pedro Pérez Oliva en la grabación de "Estudio 1" a mediados de los sesenta

Después hizo varias películas más, la primera Orgullo y Pasión, con Stanley Kramer y como actores Cary Grant, Frank Sinatra, Sophia Loren y Carlos Larrañaga entre otros. Con la Columbia Los viajes de Gulliver, Lawrence de Arabia, La India en llamas, Salomón y la reina de Saba (fue uno de los testigos de su angina de pecho que le costó la vida a Tyrone Power) y Cariño mío entre otras películas. 

- ¿En qué momento tu padre comenzó a colaborar en TVE y por qué?

La inseguridad laboral del cine y sus viajes, y porque mi madre ya trabajaba de Jefe de Farmacia en el hospital del Niño Jesús y en el ambulatorio de Modesto Lafuente como analista,  hizo pensar a mi padre, cuando se enteró de que faltaban profesionales del cine para la televisión, que era un trabajo más estable y así no la dejaría sola con los cuatro hijos que tenían, yo era la mayor. Así empezó en el Paseo de la Habana, cuando el personal de los equipos de cine, de donde él provenía, se empezó a reenganchar en un medio nuevo.

María José como secretaria del "Un, dos, tres" a principios de los setenta


- Uno de tus primeros contactos profesionales con la tele fue en el "Un, dos, tres" ¡y como azafata sustituta!

 Mi padre había trabajado con Chicho en Historias para no dormir, ¿Es usted el asesino?, serie de su padre y en la que él también estaba y Mañana puede ser verdad. Durante estos trabajos se hicieron muy amigos, mi padre era persona de su confianza. Chicho me conoció de pequeña y aunque estaba en  Escenografía, trabajando para el UN, DOS, TRES, que fue uno de los programas de aquella primera etapa mía, me pasó lo mismo que en ¿Cuál es tu final?, volví a ser el comodín al tener cierta familiaridad con él y cuando le fallaba alguien, ya fuera actriz o azafata, ahí estaba yo vestida de lo que me tocase. Vestí el primer uniforme de cuadros blanco, rojo y verde a cuadros minifaldero con las grandes gafas de secretaria, sustituyendo en varios programas a Pilar, en la primerísima etapa en blanco y negro, con Kiko Ledgard y Don Cicuta con los  Cicutillas acompañantes; ya en la segunda temporada de secretaria vestida de romana, con la actriz Blanca Estrada sustituyendo a Pilar de un modo fijo, y de valenciana y de hawaiana entregando regalos a los concursantes con la charla correspondiente al dejarles lo que debían coger o dejar. Pero antes y durante UN, DOS, TRES, hice bastantes novelas de una o dos semanas de duración, siempre de época. 

- Es curioso que muchos años después tú realizaras la escenografía de "El Semáforo", uno de los últimos programas de Chicho...

Es curioso en cierto modo, porque él siempre procuraba tener el mismo equipo, personas de su confianza y con las que se entendía y le entendían, preferiblemente mujeres. Yo era una de ellas, como Ana del Castillo, su segunda escenógrafa, porque Fernando Sáez fue quién hizo el primer decorado, pero después fue Ana hasta el final. Aunque yo estaba como decoradora fija, ella seguía siendo la escenógrafa. Estuvimos en El semáforo y en el Waku-Waku, en el único que no estuve fue en Hablemos de sexo, porque estaba en Estudios Roma con otros programas.


Continuará. 

En la próxima entrega: sus inicios como figurinista en "Divertido siglo", la larga etapa en "Novela", sus decorados para "Sábado Noche", los programas matinales de los noventa y culturales de La 2.