Lo confieso, cuando era un niño y veía los dibujos animados de Hanna-Barbera pensaba que estaban producidos por una señora, si Walt Disney era un hombre, ella tenía que ser una mujer, así habría una especie de equilibrio cósmico en el mundo de la animación norteamericana, uno se dedicaba al cine y la otra a la televisión. No me fijaba en el guión que separaba los apellidos de Joseph Barbera y William Hanna y cuando en uno de los cortos de Pixie y Dixie vi el rótulo con los dos nombres completos sufrí un shock. Hago esta confesión sin demasiada vergüenza porque sé de buena tinta que muchos otros chavales sufrieron esa confusión. Ahora las distintas generaciones de espectadores de sus cortos o series pueden descubrir todo sobre ellos y sus personajes en el libro editado por Diábolo y escrito por Cruz Delgado Sánchez y Pedro Delgado Cavilla, hijo el primero del famoso animador español de mismo nombre y animador el segundo en su productora (y sin ningún parentesco con ellos).
- Este libro es casi una cuestión de justicia histórica con dos creadores y
productores que han sido una referencia en el entretenimiento audiovisual y de
los que no hay bibliografía en nuestro país, supongo que no ha sido fácil la
recopilación de material, datos, imágenes, declaraciones...
Cruz: Precisamente ese fue el motivo principal que nos hizo acometer la
tarea de escribir el libro, que no hubiera nada previamente publicado sobre el
tema. Todo el mundo cree conocer a Hanna-Barbera y su obra pero a la hora de la
verdad la bibliografía en español es inexistente (como pasa en la mayoría del
cine de animación), así que, lógicamente tuvimos que recurrir a fuentes
extranjeras en su mayor parte.
- ¿Ha supuesto una dificultad especial enmarcar históricamente todas sus
series televisivas teniendo en cuenta su amplísimo catálogo?
C.: La filmografía hanna-barberiana es tan extensa y variopinta que
llegamos a la conclusión de que contarla cronológicamente podía ser un lío para
el lector, y también para los autores, así que nos pareció mucho más lógico
dedicar capítulos a sus series más emblemáticas (Tom y Jerry, Picapiedras,
Yogui…) y el resto agruparlas temáticamente (comedias, super-héroes,
adaptaciones, etc.). De esta manera no se ha quedado fuera del libro ni un solo
título.
- Es curioso que Hanna y Barbera se unieron de una forma casi casual en la
MGM, realmente no tenían nada en común y en sus respectivas Memorias reconocen
que a lo largo de los años ni siquiera tenían un gran contacto entre ellos.
Pedro: La realidad quizás está más marcada por la casualidad frente a lo
que el común del público cree. El trabajo en común tampoco implica
necesariamente amistad. Aunque en nuestro caso concreto la amistad viene de
años. La amistad permite incluso hacer
planes a largo plazo. De hecho, otros proyectos nuestros están aún en el
tintero, como un policiaco donde las claves están en una serie de cómics muy
famosos.
- Tom y Jerry fue el primer producto conjunto seriado de estos dos grandes
productores y ahí fue donde comenzaron a dirigir al alimón, ¿cómo se
complementaban?
C.: William Hanna, con menor base artística, pronto se reveló como muy
hábil para el desarrollo de gags y sobre todo con un especial sentido del timing, es decir, saber cuánto tiempo
debía durar una pose o situación cómica en pantalla y cómo combinarla con la
música. Joseph Barbera, con un bagaje previo en el cómic y la ilustración, era
ya animador cuando conoció a Hanna pero sobre todo su habilidad se centraba en
su eficacia para desarrollar los storyboards. La unión de sus talentos dio como
resultado un tándem artístico irrepetible.
- Con estos personajes consiguieron fama, prestigio y varios Oscar pero
llegó un momento en el que se dejaron de estrenar cortos en el cine y supieron
adaptarse a los nuevos tiempos trasladando su arte a la TV, en ese sentido
fueron unos pioneros visionarios.
P.: El problema no se da tanto por la falta de estrenos y/o reestrenos en
cines como el cierre de la división de dibujos animados de la Metro y el auge
de un medio creciente como era la TV a
finales de los cincuenta. Las circunstancias les obligan a amoldarse a un nuevo
medio que exigía bajos costes y velocidad en la producción para cubrir muchas
horas de emisión.
- Muy pocos recuerdan la primera serie que produjeron para TV pero además
descubrimos en este libro que crearon un tipo de show como el de La Hormiga
Atómica que incluía cortos de varios personajes, algo muy novedoso y dinámico.
C.: La primera serie fue Ruff and
Reddy que, a pesar de abrirles muchas puertas en la televisión, hoy tal vez
sea la más olvidada por la extrema limitación de su planteamiento.
Inmediatamente a continuación lanzaron el exitoso formato de reunir en un show
tres historias independientes protagonizadas por personajes de gran atractivo,
y ahí surgieron Huckleberry Hound, Yogui, Tiro Loco, Magilla…
- El oso Yogui, posiblemente uno de sus personajes más icónicos, aparecía
en uno de esos shows y no era cabeza de cartel, ¿cómo se convirtió en el más
exitoso de la época?
C.: Supongo que ni los propios Hanna-Barbera sabrían explicarlo. Yogui era
un personaje más de los muchos que lanzaron simultáneamente pero conectó
inmediatamente con el público y en seguida voló por su cuenta. Tal vez su
simple pero atractivo diseño, su peculiar manera de hablar y, sobre todo, que
sea una especie de outsider (un oso
que no acata las ordenanzas del parque y que birla la merienda a los
excursionistas) contaron a su favor para el éxito.
- Yogui fue también de los primeros productos en marcar una línea que
después sería imitada y que también sucedería con otros personajes. En ese
sentido HB tenía una máxima: "Antes de que nos imiten, nos imitamos
nosotros mismos" y hay multitud de ejemplos...
P.: Los dibujos animados es verdad que desde sus orígenes han estado
sometidos al copieteo, al plagio puro y duro. Un ejemplo significativo es que
Disney durante la época del cine mudo en sus Alice Comedies introduce un personaje, Julius, que copia a Felix the Cat, pero también lo hacen
Paul Terry… A propósito de lo que dices, Pixie
y Dixie con el gato Jinks son una reinvención de Tom y Jerry con el ratoncito Nibbles. Hanna y Barbera se amoldan a
la TV y marcan toda una época creando
estilo.
- Con Los Picapiedra comienza una nueva etapa, la de las series de media
hora en prime-time y eso sí que fue una conquista en toda regla a principios de
los 60.
P.: Probablemente, la trascendencia histórica sea igual o mayor que la de The Simpsons, serie deudora de The Flintstones, Los Picapiedra. La diferencia fundamental está en que hoy el éxito
de algo se multiplica con las redes sociales y las campañas de marketing de
productoras y cadenas. Comparativamente, pese a que extrañe a muchos, los
singulares Picapiedra fueron mucho más novedosos y en su momento aún más
atrevidos.
- Con el asentamiento de los shows del sábado por la mañana para los niños
prueban otro formato, el de los superhéroes diseñados en algunos casos por
auténticos genios.
C.: Esa es otra de las grandes virtudes del dúo Hanna-Barbera, saber
adaptarse a las modas y dar al público una variedad muy amplia de estilos y
formatos. Aunque ellos no fueron los primeros en hacer series de superhéroes,
acertaron inmediatamente con creaciones originales que, aunque no procedían del
cómic, sí estaban diseñados por talentos de este medio como Doug Wildey o Alex
Toth.
- A finales de los sesenta nacen algunas de las series que se convertirán
en clásicos instantáneos con repeticiones y revitalizaciones continuas hasta
hoy en día. Quizás el ejemplo más característico es Scooby Doo, ¿qué tiene esta
serie para haber alcanzado el éxito y continuar hoy en día en diferentes
versiones?
P.: Juegan con el miedo, algo fílmicamente muy gratificante, pero al final…
sin dar miedo. Y se adaptaron a las necesidades o diríamos a la corrección que
se requería en las cadenas con respecto a los más pequeños.
- En nuestro país HB es un referente de la tele, sus cortos se emitieron de
forma continua (y poco respetada) hasta finales de los 80 y sus shows de media
hora siguen en las parrillas de las cadenas temáticas, ¿cuáles creéis que son
los personajes que más han calado en España en las diferentes generaciones que
han visto sus productos desde los 60?
P.: Esta pregunta la respondemos “a medias” considerando que ambos hemos
sido espectadores de diferentes épocas de Hanna y Barbera (aunque al final
hemos acabado viendo lo mismo). Pero también va en gustos; podríamos hablar de Yogui,
Los Picapiedra, Don Gato, Los Supersónicos, Jonny Quest, La Hormiga Atómica,
Los Autos Locos, Scooby-Doo…
C.: A todas las series mencionadas, yo añadiría Jonny Quest, la primera serie de aventuras de corte realista que
hicieron y que vista hoy día, a pesar de que algunos argumentos puedan resultar
algo obsoletos, sigue manteniendo un ritmo narrativo muy notable. En España
lleva años sin emitirse, pero en su momento alcanzó bastante popularidad.
- En vuestro libro hay un apéndice con los artistas que han formado parte
de HB, un homenaje a dibujantes, guionistas y dobladores, anónimos para el gran
público pero vitales. ¿Algún ejemplo destacable (desde vuestro punto de vista
personal, aquí valen las filias de cada uno)?
C.: Era de justicia mencionar a los principales talentos que contribuyeron
a que la marca H-B sea lo que es hoy. Por destacar solo dos nombres, creo que
el éxito de muchas de sus series no se entendería sin dos diseñadores
excepcionales: Ed Benedict e Iwao Takamoto. El primero fue el que marcó el
estilo de dibujo a seguir con los primeros personajes del estudio como Yogui o
Los Picapiedra. El segundo, de ascendencia japonesa, puso su sello a personajes
como la Hormiga Atómica, Pierre Nodoyuna, Patán o Scooby-Doo.
La primera serie producida por el estudio directamente para televisión:
Don Gato, la segunda serie (tras Los Picapiedra) encargada para el prime-time:
El fantasma del espacio, un diseño del genial Alex Toth: