lunes, 15 de diciembre de 2014

Gene Kelly y Freixenet

1981, tras la espectacular (y carísima) campaña de Freixenet del año anterior protagonizada nada menos que por cuatro estrellas (Bárbara Rey, Lorenzo Santamaría, Margaux Hemingway y Sydne Rome) el publicista Leopoldo Pomés (a través de su agencia Tiempo) propuso un cambio en la estrategia de la marca, un homenaje al cine clásico musical, por eso el anuncio de aquellas Navidades comenzaba con una de las burbujas emulando a la dama de la productora Columbia.

Sin embargo sería una de las mayores estrellas de la compañía Metro Goldwyn Mayer la que protagonizaría el spot, uno de los mejores representantes de la brillantez de aquel género que entretuvo a medio mundo desde los 30 hasta finales de los 60: Gene Kelly, protagonista de films inolvidables como "Cantando bajo la lluvia", "Levando anclas", "El pirata", "Un americano en París" y director de "Hello Dolly!".

En septiembre se había anunciado el fichaje y la última semana de octubre llegaba el otrora bailarín, cantante (pero menos), coreógrafo y director a Barcelona donde atendía en el aeropuerto a los medios allí congregados. Otro de los objetivos de Pomés había sido conseguido, despertar el interés previo por la campaña y todo eso era publicidad gratuita. El plan inicial era encerrarse en una casa de campo junto al compositor Augustó Algueró para crear la música de cuatro anuncios que se rodarían en noviembre. Pero Kelly era mucho Kelly y aprovechó una cláusula del contrato en la que se reconocía su capacidad para elegir parte de las canciones para desaprovechar el talento de Algueró que se volvió a Madrid compuesto y sin sus temas en el anuncio.

Parece ser que sí se rodaron los cuatro anuncios (representando las cuatro estaciones) aunque sólo se recuerda uno y es el que la propia compañía suele enviar cuando se le pide este material, un autohomenaje a su película más famosa, "Cantando bajo la lluvia". Un talludito (pero todavía en forma) Gene reproducía su escena más mítica bajo una lluvia de gotas doradas. También tuvo tiempo para quejarse de que las bailarinas no tenían el nivel adecuado pero una subida de caché solucionó el asunto. A pesar de todos estos inconvenientes el anuncio se convirtió en uno de los más icónicos de Freixenet y buena parte del público cree que fue el que inauguró la saga.



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