domingo, 25 de junio de 2023

75 años del primer show de Ed Sullivan

Sullivan con las bailarinas, las Toastettes. Sólo se pudo permitir contratar a seis.

Fue un 20 de junio, era domingo, el reloj marcaba las 20 h y en la CBS comenzaba un nuevo espectáculo, su título era "The Toast of the Town" que literalmente se traduce como "el brindis del pueblo" pero que realmente sería más apropiado interpretar como "la comidilla del pueblo". En realidad este nombre da igual porque aunque esta semana se han cumplido 75 años de su puesta en marcha, este programa realmente se hizo popular como "The Ed Sullivan Show", nombre que adquirió oficialmente en 1955 aunque ya todo el mundo se refería a él de esa manera. Sullivan era por entonces conocido por sus columnas sobre el mundo del espectáculo en el "Daily News" donde, por cierto, no guardaba el estricto respeto a los famosos del momento que era norma en su programa de televisión. Siguiendo la moda impuesta desde años atrás por Hedda Hopper, Louella Parsons y Walter Winchell (del que se declararía enemigo públicamente y al que llegó a agredir), este columnista al que en su juventud confundían con Bogart, llevaba desde finales de los años veinte (primero a través del "Graphic") criticando con sarcasmo pero sin piedad. Cuando llegó a la televisión (entre otras cosas porque el dinero le venía muy bien) dulcificó su imagen y no permitía subidas de tono a sus humoristas, temas controvertidos a los músicos ni nada que pudiera ser calificado como falta de respeto a la audiencia. 

Foto de familia del primer programa en 1948

Con un presupuesto de 375 dólares semanales y en un estudio minúsculo en el Maxine Elliot Theatre comenzó un mito televisivo en EE.UU. que hasta su final, 23 años después, se mantendría en los primeros puestos de audiencia y que apuntalaría carreras artísticas (y destruiría otras puntualmente). Si no aparecías en el programa de Sullivan, no eras nadie en el show business. En aquella primera cita los invitados estrella eran Jerry Lewis y Dean Martin en su debut televisivo. Más adelante intentarían hacer la competencia a Sullivan desde la NBC con "The Colgate Comedy Hour" sin conseguir batirlo pero mantendrían siempre una buena relación. El reconocido dúo de compositores de musicales Rodgers y Hammerstein, la cantante Monica Lewis, el pianista Eugene Liste, la bailarina Kathryn Lee, el cantante bombero (sic) John Kokoman y el boxeador Ruby Goldstein completaban la lista de actuaciones y entrevistas de esa emisión inicial. Además, con el exiguo presupuesto habían conseguido contratar a seis (no más) de las June Taylor's Dancers rebautizadas aquí como Toastettes. 74.000 personas vieron aquel programa, nada que ver como los 80 millones que llegó a alcanzar en sus emisiones más vistas años después. 

Ed Sullivan a mediados de los sesenta

¿Cuál fue el secreto del éxito y la longevidad de "The Ed Sullivan Show"? Lo más importante es que Ed era, ante todo, un productor. Está claro que no era un buen presentador, lo cual se convirtió en un chiste recurrente que él supo utilizar invitando a sus propios imitadores. A partir del grave accidente de coche que sufrió en 1956 (y que le impidió presentar su programa el primer día de Elvis Presley en él) sus gestos se hicieron más bruscos por los continuos dolores. La dentadura que le colocaron parecía no encajar bien en aquella mandíbula, como a punto de salir a buscar un mejor hogar, pero no hay mal que por bien no venga y se convirtió en un objeto más de las caricaturas que lo hicieron aún más famoso. Pero ese era el menor de sus problemas, a lo largo de los años una úlcera le provocaba espasmos y tenía que estar medicado continuamente, ya en los setenta se le diagnosticó un cáncer de esófago. Falleció en 1974 con 73 años aunque aparentaba muchos más. Cuento todo esto porque ahora sabemos que parte de esa "fisicidad" y gestualidad tan extraña e imitada era consecuencia del sufrimiento. 

El cantante Sam Cooke en 1957, Ed de fondo observando atentamente su actuación

Como productor tenía un talento especial para conocer qué le podía gustar al público y, desde los inicios, quiso ofrecer a su audiencia un menú variado: un cantante melódico al estilo Nat King Cole para los padres, un acto circense, atracciones visuales o muñecos para los niños (él mismo era un fan de los ventrílocuos), un fragmento de musical de Broadway para los amantes del teatro, humor ligeramente irreverente para los más intelectuales, famosos entre el público y, quizás, lo que permitió su supervivencia, un grupo de pop o rock de moda para los adolescentes ("for the youngsters!" gritaba él agitando sus brazos). A lo largo de sus dos décadas en antena consiguió grandes exclusivas, Presley y los Beatles las más recordadas, pero también aupó a artistas casi desconocidos y castigó a otros (como The Doors o Bob Dylan que ni siquiera llegó a actuar) por saltarse las normas del programa y no querer cambiar las letras para la emisión en directo. También fue fundamental su lucha antirracista a pesar de las amenazas de las cadenas afiliadas de la CBS en el Sur del país de desconectarse durante el programa. Nunca aceptó presiones. No obstante, no fue igualmente justo con los supuestos comunistas de la lista negra de la caza de brujas de McCarthy en los 50.  

Ed con los Beatles en 1964

En todo caso, Ed Sullivan marcó una época y fue el único de los "variety shows" de la primera Edad de Oro de la TV en EE.UU. que pudo traspasar épocas y evolucionar hasta mantenerse hasta 1971 en el aire y con una excelente salud en los ratings casi hasta el último momento. Su formato fue imitado por cadenas de distintos países y esa mezcla de contenidos permaneció sin apenas variaciones hasta mediados de los noventa en muchos programas de medio mundo. En definitiva, celebremos 75 años del nacimiento de un mito. 

Podéis descubrir más curiosidades sobre "The Ed Sullivan Show" en este hilo de twitter y disfrutar con cientos de actuaciones del programa en su propio canal de youtube

domingo, 11 de junio de 2023

La hora del TPT

A la izquierda José Luis Coll (presentador), en el centro Camen (azafata), a la derecha Ignacio Salas y, agachado, Guillermo Summers. Equipo de lujo para un programa raro, raro.

Quizás gracias a este artículo consigamos desbloquear uno de esos recuerdos televisivos lejanos y muy confusos. En realidad, no está muy distante en el tiempo porque vamos a hablar de un programa emitido en 1988 pero es posible que ocupe un lugar remoto en nuestra memoria, quizás a unos cuantos les sonará alguna imagen pero no consiga ubicarla exactamente. "La hora del TPT", ese era su título, se presentó como una de las grandes apuestas del primer trimestre del año: formato novedoso, caras muy conocidas en la presentación, famosos concursando (algo casi inédito en ese momento) y la interacción directa de los televidentes desde su casa eran los grandes atractivos de la propuesta. O eso parecía...

La mascota del programa, Bulby

José Luis Coll presentaba el invento e Ignacio Salas y Guillermo Summers se encargaban de unos microespacios diarios, los "TelePasaTiempos" (TPT) destinados a los espectadores y que había que ir resolviendo día a día. El domingo a las 19.30 h y por TVE1 se emitía el concurso de plató de una hora de duración en el que no sólo se daba la solución a esos "tepetés" sino que, además, ocho familias apoyadas por famosos competían en otros tres juegos: el videograma, el TPT de las tres caras y el TPT-film. Carmen Carrasco era la azafata (sin voz) y la mascota que protagonizaba unos brevísimos fragmentos animados era la bombilla Bulby. El premio gordo era de un millón de pesetas (unos seis mil euros). 

Cuando apenas llevaba un mes en emisión fue portada de la revista TP, un honor reservado a los que triunfaban... o a los que suponía que iban a hacerlo. La redactora del reportaje (una tal María Teresa, sin apellido) incluso hacía referencia a la similitud (sospechosa) entre el nombre del espacio y la propia revista. También aclaraba (y os aseguro que era necesario) los horarios de los brevísimos concursos diarios que permitían la participación directa del público desde casa: "Pone a prueba la agudeza visual de los telespectadores y se les ofrece la posibilidad de tomar parte en el sorteo de importantes premios. Se trata de un microespacio de 90 segundos de duración que se da da de lunes a viernes y tres veces al día: a las 9.30 h durante "Por la mañana", a las 16.30 h después de "Falcon Crest" y a las 21.10 h después de "El Tiempo"". 

Ignacio Salas juega con el zapato de Carmen (azafata) ante la mesa de los concursantes famosos: Chumy Chúmez, Conchita Montes, Alfonso Ussía y Chelo Vivares (Espinete). José Luis Coll es testigo impetérrito de la escena.

Nada menos que cinco páginas dedicadas a hablar del formato y también a una entrevista a su presentador aunque en realidad del programa no decía prácticamente ni mú. Eso sí, ya se dejaba entender cuál sería uno de los problemas que sentenciaría al concurso: "Como hemos podido comprobar, un solo visionado no suele ser suficiente para solucionar los TPT. De manera que, aparte de "estar al loro" las tres veces que son emitidos, los hay que ya utilizan el vídeo para verlo repetidamente hasta dar con la solución. Además, está previsto que el programa vaya incrementando su dificultad en sucesivas semanas de emisión". 

José Luis Coll con la mascota Bulby

Y es que la cosa era bastante complicada. ¿Cuánta gente podía estar pendiente de la tele tres veces al día para resolver una especie de adivinanza? En cuanto a la parte realizada en el estudio resultaba bastante confusa y, desde luego, Coll no era el indicado para un concurso de estas características. Apenas un par de años después fichó por Tele 5 y encajó a la perfección en "Hablando se entiende la gente" (1990-93) y "Este país necesita un repaso" (1993-95) pero aquí... no conseguía animar al respetable y daba la sensación de que él mismo tenía dudas sobre la mecánica de los juegos. El humorista sería sustituido al poco tiempo por Andrés Caparrós que ya había presentado en la misma cadena el concurso infantil "Los sabios". Tampoco él duró mucho en el TPT. 

Carmen, azafata, rodeada por Salas y Summers

Dirigía el asunto un recién llegado a la tele, Rafael Calvo, y no se entendía muy bien cómo le habían ofrecido este caramelito que, además, había costado un pastizal. Desde luego, era un hombre con una carrera, cuanto menos, curiosa: tras estudiar Filosofía y Derecho fue responsable de formación de unos conocidos grandes almacenes. Fundó su propia consultoría de formación y más adelante se lanzó a la creación de material interactivo. En 1986 (a saber por qué) creó una productora de televisión, TYVE, que en 1995 se reconvirtió en una empresa de ingeniería televisiva. Ya en el nuevo milenio fue fundador de una web y de una editorial religiosas. 

El decorado del programa dominical

En su día hubo cierta polémica por la cantidad de patrocinadores de algunos premios y secciones. Varios miembros del Consejo de Administración del Ente manifestaron su oposición a esta fórmula (que se estaba usando ya en otros concursos como "El precio justo") porque se desdibujaba claramente una línea que, hasta entonces, separaba con mucha claridad los contenidos de un programa con la publicidad. Cuando se anunció su final, el 17 de abril de 1988, se publicó que, precisamente, la inclusión del patrocinador en cada uno de los TPT había sido uno de los motivos del cierre aunque se valoraba la posibilidad de un regreso con cambios unos meses más tarde. El programa nunca regresó a la parrilla y parece que nadie lo echó de menos. 

Si tenéis curiosidad podéis ver su primera emisión pinchando aquí pero, lo advierto, bajo vuestra propia responsabilidad.