lunes, 28 de octubre de 2019

Celebrando los 40 años de TVE en la Mañana de Valenzuela


28 de octubre de 1996, se cumplen 40 años de TVE, es un día especial y la Casa ha querido que toda su programación esté llena de guiños. La anunciada gala que celebrará a lo grande el aniversario ni siquiera se ha grabado, se emitirá doce días después, y en realidad es la 2 la que conmemora la fecha emitiendo desde primera hora y hasta la madrugada programas históricos de la Casa: "Un, dos, tres" con Kiko Ledgard, "La bola de cristal", "Los Chiripitifláuticos", "El arca de Noé", "La cabina", "Historia de la frivolidad" o "Curro Jiménez". ¿Y en la Primera? ¡Qué pasaba en la cadena principal del grupo! Serían los espectadores del programa matinal los que asistirían a una serie de reencuentros entrañables e inéditos, una reunión de grandes profesionales que pasó desapercibida para la mayoría. 


"Mañanas de Primera" era la nueva apuesta de la pública para cubrir la franja que iba desde las 11.30 hasta las 14 para cubrir el importante hueco dejado por María Teresa Campos que había sido fichada por Telecinco. Este espacio suponía el regreso de Laura Valenzuela que no tenía programa propio en TVE desde los lejanos tiempos de "Canción 71" (si exceptuamos los especiales del 25 aniversario y alguna otra colaboración puntual). Estaba acompañada por su hija, Lara Dibildos, Teresa Viejo y Tate Montoya. Había comenzado su emisión el 9 de septiembre y apenas dos meses después al equipo le tóco improvisar (sí, improvisar) un especial para festejar las cuatro décadas de tele en España. 


Mientras que el resto del equipo se encargaba de las secciones habituales Laura se ocupaba de ir entrevistando a los invitados relacionados con el aniversario. Tenía su lógica porque ella era la primera locutora oficial de la Casa aunque a lo largo del programa se hizo evidente que quizás esa labor tenía que haber sido compartida con Teresa Viejo, periodista de grandes reflejos y capaz de asimilar rápidamente la extensa documentación necesaria para esta tarea. Valenzuela estaba tan emocionada como despistada, confundía nombres, no era capaz de hacer preguntas concretas y se dejaba llevar por la buena disposición de los profesionales que habían acudido a la repentina llamada de los productores para acudir a Prado del Rey. Ignoro si había un guión cerrado, lo que quedaba claro es que Laura no se lo había aprendido e intentaba pasar de una conversación a otra con la mayor elegancia posible y con su sempiterna sonrisa como arma de disimulo. 


¿Qué nos aporta, pues, aquel programa? Una serie de reencuentros que hoy en día son, en buena parte, irrepetibles y que nos dejan con una agridulce sensación de nostalgia entrañable pero incompleta. Desde un emocionante saludo entre las dos primeras presentadoras de la Casa, Laura y Blanquita, ("la cara más bonita, más guapa y los ojos más preciosos que aparecieron por primera vez en televisión" decía Valenzuela de su compañera de andanzas en 1956) y el homenaje sentido al pionerísimo Jesús Álvarez a través de su hijo hasta la reunión de hombres clave en informativos como Pedro Erquicia, Eduardo Sotillos, Pedro Macía, Miguel de la Quadra-Salcedo o José Luis Balbín y de divulgativos como Soler Serrano, Ramón Sánchez Ocaña y Alfredo Amestoy. 


Y entre ambos grupos, vimos a participantes de Eurovisión (Conchita Bautista y Salomé), realizadores y directores (Lazarov y Chicho Ibáñez Serrador, este último desde un estudio de RNE) actores como Julita Martínez, Sancho Gracia y Mari Carmen Goñi (la Valentina de los Chiripitifláuticos), hombres del deporte como Matías Prats, Juan José Castillo, Pedro Ruiz (que comenzó su carrera junto a Prats retransmitiendo partidos y fue el primer director de "Estudio Estadio" aunque muchos lo hayan olvidado) o el propio tenista Manolo Santana.También estaban las viudas de Joaquín Prat y Félix Rodríguez de la Fuente y los veteranos locutores José Luis Barcelona y Marisa Medina que aprovechó para aclarar que no estaba retirada sino apartada. 


Por supuesto no podía faltar una tarta pero no con cuarenta velas, sólo había una. Tate Montoya explicó que la dirección había decidido que eso se debía a que querían que fuera la propia Laura la que soplara la candela de forma simbólica, como la más veterana, junto a su hija como representante de la nueva generación. Valenzuela, que no tiene un pelo de tonta, se dio cuenta de que aquello podía sonar a agravio para todos los que allí estaban y tuvo los suficientes reflejos para solicitar la ayuda de Amestoy, al que antes había confundido con su compañero José Antonio Plaza. Fue precisamente Alfredo el que pronunció las últimas palabras, ya con la sintonía de fondo y con el copyright de TVE sobreimpresionado: "lo hemos hecho todo esto y lo seguiremos haciendo por los mismos por los que trabajábamos cuando teníamos 20 años, por los espectadores. Esta es la auténtica verdad, que lo sepan los que están al otro lado de la pantalla, que todo ha sido hecho por ellos. Así nos han salido las canas y es el momento de que todos echemos una cana al aire". 


martes, 22 de octubre de 2019

Gran Festival Musical Philips 1961


Era un sábado 22 de octubre. Año 1961. La marca Philips, una de las más interesadas en publicitarse en la propia televisión que ellos comercializan organiza un nuevo festival. A las diez y media de la noche (suponemos que la puntualidad era teórica) comenzaba en el Palacio de Deportes de Madrid un espectáculo para los doce mil espectadores que allí se encontraban y (quizás) el millón que lo vería a través de sus pequeños monitores en casa o a través del escaparate de una tienda de electrodomésticos.


Tres escenarios para albergar los diferentes números preparados para entretener al personal y, de paso, hacerse una autopromoción no disimulada. La Orquesta Filarmónica dirigida por Odón Alonso y con Jesús Tordesillas al piano, malabaristas, Los Tres de Castilla (imprescindibles en cualquier musical de TVE de la época, eran fijos), el Ballet Olaeta, Los Paladines de París, los Coros de Concierto de RNE y un desfile de carrozas en el que se soltaron mil globos de colores (sólo visibles para los que estaban en el propio Palacio) constituyeron el programa de este especial.


Estas emisiones especiales servían para sacar pecho, demostrar que esa tele casi de juguete podía permitirse ciertos lujos para su audiencia fiel pero en realidad estaban más destinadas a aquellos españoles que todavía no habían adquirido un receptor. Con programas tan apabullantes se intentaba convencer de la comodidad de acudir a una gala exclusiva desde el sofá y con la bata puesta, por eso las empresas fabricantes de televisores, como la Philips, estaban especialmente interesadas en promocionar eventos que se pudieran retransmitir a pesar de que, como advertía la página de autocrítica de la revista TeleRadio (la publicación oficial del Ente): "Un espectáculo que no estaba destinado únicamente a los espectadores de TVE y que, sin embargo, se plegó a las exigencias técnicas de la televisión".


Esa misma crítica (sin firma) nos dejaba jugosas perlas: "Seguramente quienes vieron el espectáculo en el Palacio de Deportes encontrarían más brillante y más a tono con el ambiente del gran local el desfile de bandas militares, los cuadros de gimnasia y la presencia de más de un centenar de señoritas ataviadas, según se nos ha explicado, de manera multicolor. Pero a través de las cámaras nos gustó más el resto de las actuaciones, menos espectaculares, menos multitudinarias, más de acuerdo con el carácter íntimo que reviste siempre cuanto vemos a través de la pantalla. Fue una lástima que el final de la retransmisión quedara deslucido por el desfile de carrozas que, tomado en planos generales, dejaba ver algo que tenía la apariencia de desorganización". Como ven, en esos primeros años los propios profesionales de la Casa no se cortaban en analizar sus errores. 

domingo, 20 de octubre de 2019

El decorado eterno de "CBS Sunday Morning"

 

Cuando en 1979 Charles Kuralt presentó por primera vez el madrugador "CBS Sunday Morning" no podía imaginar (posiblemente los jefes de la cadena tampoco) que este espacio que trasladaba a televisión los contenidos de los dominicales de la prensa (especialmente del "New York Times") iba a perpetuarse en pantalla. En realidad, en EEUU que un programa permanezca años y años en antena no es tan raro ("Today Show" ha cumplido ya los 67 años en la NBC) pero sí que resulta peculiar que su decorado no cambie. Y eso sucede con este matinal. 


Cuando Kuralt se retiró y fue sucedido por Charles Osgood (no creo que fuera condición sine qua non llamarse Charles para cubrir el puesto) en 1994, se mantenía esa escenografía que, por sencilla, no había pasado de moda. El ciclorama, las columnas transparentes con palabras y los soles del logotipo impresos y el suelo multiplataforma que permitía la integración de los colaboradores en distintos niveles potenciando una realización casi dramática, todo seguía incólume. Lo único visiblemente distinto era el tablero en el que el presentador apoyaba el guión, primero de madera luego de metacrilato (o un material similar). También había variado la iluminación y de los tones ocres se había pasado a los azules. 


Jane Pauley (famosa por su etapa  de trece años en el "Today Show" y de doce en "Dateline" ambos en la NBC) tomó el relevo de Osgood en 2016 y un año después se anunció el primer cambio de escenografía del programa en casi cuatro décadas. No fue algo traumático, se actualizó la idea original, se cambiaron los materiales pero... lo básico seguía ahí... y continúa funcionando. 

sábado, 12 de octubre de 2019

No te olvides el cepillo de dientes


"No te olvides el cepillo de dientes" fue una de las grandes apuestas para el primer trimestre de 1995 de Antena 3. Este formato venía avalado por el éxito en países como Reino Unido (el de origen), Alemania, Italia y Francia y su título ya daba una pista clara de la locura que se iba a adueñar del plató. En realidad ese rocambolesco nombre aludía a uno de los requisitos para participar y el presentador Àlex Casanovas (chico Almodóvar en "Kika") lo preguntaba al comenzar cada emisión: "¿Habéis traído la maleta? ¿Y el pasaporte? ¡Espero que no os hayáis olvidado del cepillo de dientes!" a lo que un público enfervorizado respondía mostrándolo. 


Esas eran las tres condiciones imprescindibles que debían cumplir las 250 personas que ocupaban las gradas y que eran concursantes en potencia: llevar una maleta con el equipaje imprescindible, el pasaporte en regla y, por supuesto, el cepillo de dientes. De entre todos, se elegía una pareja que si superaba todas las pruebas conseguía un viaje a un destino exótico para ellos y además otro a Canarias para todo el público. Eso sí, no habría tiempo para pasar por casa, del plató eran trasladados directamente al aeropuerto, la pareja ganadora en limusina y el resto en autobús. 


Las pruebas eran surrealistas (y por eso muy divertidas) y cambiaban cada semana, de ahí que el concurso fuera una sorpresa continua. Casanovas estaba acompañado de Paula Vázquez. En la temporada anterior no sólo había sido una de las azafatas más llamativas del "Un, dos, tres" presentado por Josep María Bachs sino que además había co-presentado con Ángeles Martín "La vuelta a la fama", un concurso diario para TVE relacionado ligeramente con La Vuelta Ciclista a España. Era, en definitiva, una profesional en pleno ascenso. 


Formato de éxito en Europa, presentadores jóvenes y eficaces, un plató espectacular, pruebas divertidas, ritmo desenfrenado... pero "No te olvides el cepillo de dientes" no llegó a completar temporada, de los trece programas firmados sólo se emitieron ocho. Quizás fue un fallo de programación, su primer día de emisión coincidió con el estreno de "Pepe y Pepa" en la Primera que superó el 30% de share. Ante eso los programadores decidieron trasladarlo al viernes ya la segunda semana pero entonces tenía que enfrentarse con "¿Qué apostamos?", otro exitazo de la pública. Poco después fue recolocado en la tarde de los domingos donde, desgraciadamente, parecía perdido; este era un show de prime-time y ahí, definitivamente, no encajaba. Aunque la media que alcanzó nos parecería hoy alta, algo más del 20%, en aquella época no era suficiente, Antena 3 aseguraba que por debajo del 25 no resultaba rentable. Se anunció una pausa en la emisión para replantearse el programa pero al poco tiempo se cancelaron las grabaciones, tan sólo ocho entregas de un concurso que aún permanece en la memoria de aquellos que eran chavales en 1995. 

viernes, 4 de octubre de 2019

"Letra pequeña" con Isabel Tenaille


¿Qué pasa en la tele con esos temas que en la prensa aparecen en letra pequeña? Esas historias de la vida cotidiana que, sin ser trascendentales, tienen su importancia en el día a día pero que nunca serían titulares de un informativo. Con intención de solucionar la ausencia de esos temas "modestos" en la parrilla televisiva nació en septiembre de 1984 "Letra pequeña", un programa semanal dirigido por Clara Isabel Francia y presentado por Isabel Tenaille. Dos mujeres que en los setenta habían vivido una etapa de oro en sus respectivas carreras y que a mediados de los ochenta seguían muy presentes en proyectos interesantes pero alejados del prime-time. 


"El espacio no pretende ser más que un reflejo de la vida diaria, una ventana abierta a la sencilla importancia de lo habitual" según constaba en el Anuario 1986 de TVE. Se aseguraba que cualquier historia podría caber en la escaleta con tal de que fuera parte de la cotidianidad. Con esa amplitud de miras, unos temas podrían ser totalmente frívolos pero otros tenían cierta trascendencia: relación entre padres e hijos, el papel de la mujer en el arte, los problemas generados en el colegio, la ley de familia y sus consecuencias para la mujer, la ropa interior (con el sugerente título de "Noches de suave satén"), todas las propuestas eran válidas para armar un programa interesante y, al mismo tiempo, práctico para el espectador. A lo largo de sus dos años de historia tuvo varias ubicaciones en la parrilla, comenzó con sesenta minutos de duración en horario de tarde pero poco después se redujo en media hora y se colocó justo antes del TD los martes (una franja habitual para los divulgativos en aquella época). Finalmente se asentó en torno a las 18 h los miércoles. En el Anuario citado se especifica algo que hoy resulta especialmente significativo por su redacción: "Junto a la directora trabaja un equipo casi íntegramente formado por mujeres, aunque esta es una circunstancia casual que no significa en absoluto que el programa tenga un cariz feminista". Excusatio non petita...