En marzo de 1972 comenzaba la emisión de una de las grandes apuestas en ficción de la TVE de la época, "Plinio". Basada en las populares novelas de Francisco García Pavón, relataba las investigaciones de un policía municipal de Tomelloso, un hombre de edad rayana en la jubilación, gesto adusto, pocas palabras, mirada inquisitiva y maneras antiguas pero un auténtico lince en el comportamiento humano que le permitía resolver crímenes no sólo de su zona sino también de la capital de la provincia, requerido por sus jefes, muy conscientes de su buen hacer.
El autor junto al protagonista durante el rodaje en Tomelloso |
El personaje había aparecido por primera vez en 1953 en un relato de la revista "Ateneo". Su autor, García Pavón, no era consciente entonces del juego que le iba a dar y, de hecho, tardaría 12 años en retomarlo en la novela corta "Los carros vacíos". En esa década de los sesenta es cuando desarrolla el carácter de este policía en distintos relatos y novelas cortas hasta que en 1968 la crítica se rinde a sus esfuerzos y queda finalista del Premio Nadal con su primera novela larga de Plinio, "El reino de Witiza". Será sólo el comienzo, al año siguiente consigue el Premio de la Crítica de Narrativa por "El rapto de las sabinas" y el Nadal por "Las hermanas Coloradas". Y todo con unos textos de género policíaco, algo muy poco habitual, lo que confirmaba que aquellas historias de Tomelloso eran mucho más que eso.
Giménez Rico dirige a sus actores protagonistas |
No es por lo tanto extraño que TVE eligiera estas aventuras para realizar su primera serie rodada en cine, en 35mm ¡y en color! Aunque ya había habido varios experimentos probando distintos sistemas de color, sobre todo destinados a concursos internacionales o a emisiones para toda Europa (como el festival de Eurovisión del 69) en nuestro país no se abandonaría totalmente la producción en blanco y negro hasta finales de los setenta y en muchas casas no llegarían los primeros receptores "a colorines" hasta la siguiente década. Lo que parecía un privilegio para esta serie se convertiría en un regalo envenenado, y no sólo por la lucha interna de sistema elegido (PAL o SECAM) sino por cuestiones mucho más prácticas para la audiencia. El director de cine Antonio Giménez-Rico adaptaría visualmente las historias de García Pavón y él mismo escribiría el guión junto a José Luis Garci.
Antonio Casal, un actor de cine de sobradísima experiencia, galán desde finales de los treinta hasta los cincuenta, especializado en comedia pero muy hábil cambiando de registro hacia el drama en una misma escena, sería Plinio. Alfonso del Real, ubícuo en producciones teatrales y televisivas desde los sesenta, Don Lotario, el veterinario del pueblo, fiel amigo del policía y ayudante en sus pesquisas, una suerte de Watson con más sorna y bastante más respetado por su amigo que el doctor británico.
La serie se rodó en escenarios naturales, principalmente en Tomelloso. Producía José María González Sinde y dirigía la fotografía José Luis Alcaine, un genio de la luz premiado con 5 Goyas y requerido para producciones internacionales. Todo parecía indicar que la serie se convertiría en un éxito y que la decisión de rodarla en cine y en color permitiría que se repusiera constantemente y además facilitara sus ventas al exterior. Pero no fue así, la serie fue considerada un fracaso absoluto y la crítica la masacró. Sirva como resumen lo que dice el gran cronista de nuestra television, Baget-Herms, en su Historia publicada en 1973, todavía reciente la cicatriz: "La expectación que rodea esta adaptación de las novelas de García Pavón se convierte muy pronto en una gran decepción. Carente de todo ritmo cinematográfico, e incluso de interés, las aventuras de Plinio pasan sin el menor éxito por la pantalla y hacen realmente un flavo favor a García Pavón y a la ciudad de Tomelloso. Tampoco se salva la actuación de Antonio Casal, en quien el público no sabe "reconocer" el héroe de estas novelas". El propio director, Giménez Rico, realiza declaraciones a finales de los setenta culpándose por no haber sabido llevar a buen puerto este proyecto. Sin embargo, en 2003, en una entrevista que me concedió durante el rodaje de "Hotel Danubio" me confesaba que, con el paso del tiempo y su emisión en Canal Nostalgia, sentía que quizás habían exagerado con el vapuleo general y que quizás no estaba tan mal como decían en aquella época.
¿Qué pasó realmente? ¿Por qué una serie tan mimada en su concepción desilusionó a tanta gente? La respuesta es muy sencilla: era imposible verla bien. Así de simple. Una serie rodada en color, en cine, con mucho contraste y con multitud de escenas nocturnas no era la adecuada para su emisión en pantallas televisivas en blanco y negro. Lo que el espectador se encontraba en pantalla casi todo el tiempo era una mancha oscura. Afortunadamente hoy podemos hacer justicia a este serie avanzada a su tiempo gracias a la edición en DVD de 39 Escalones (la misma compañía que ha editado otras series históricas de nuestra tele como "Este señor de negro", "El conde Montecristo", "Los tres mosqueteros" o "El quinto jinete"). Remasterizada, "Plinio" es otra cosa. Posiblemente quienes la vieron en su momento no la reconocerían, y para los nuevos espectadores supone una agradable sorpresa. No todos los capítulos son brillantes, ni mucho menos, y el ritmo a veces se nos antoja un poco lento, sí, pero no olvidemos que ha cumplido los 43 años y que ha envejecido mucho mejor de lo esperado teniendo en cuenta su recepción inicial. Merece la pena recuperar la interpretación de Casal, tan criticada en su momento y que hoy se ve muy moderna, contenida y realista. Muy recomendable para curiosos del género policíaco televisivo.