En 1977 una serie norteamericana alcanzaba el honor de ser portada en la revista "TeleRadio", "Lucas Tanner". Completamente olvidado en nuestro país hoy, este telefilm semanal comenzó de forma tímida pero al final de su temporada llegó hasta el número 2 del panel de aceptación (la medición de audiencias de la época). Durante sus casi 6 meses en antena había ascendido lentamente en la lista de los favoritos del público y a partir de noviembre oscilaba entre el 4º y 5º puesto. Su trama tenía algo de novedad: un ex jugador de béisbol reconvertido en profesor de instituto de un suburbio de Sant Louis se alzaba como referencia en su comunidad, no sólo como maestro poco convencional sino como consejero de alumnos, padres, compañeros y cualquier persona que se le pusiera por delante, vamos un listillo con moralina de esos que tan bien encajaba en aquella tele setentera en que "Con ocho basta" era el epítome de la felicidad familiar con permiso de la más pastelosa aún "La casa de la pradera". El caso es que si bien aquí fue un exitazo (sorprendente para los propios directivos de TVE), en su cadena original, la estadounidense NBC, perdió la batalla contra el orondo "Cannon" y fue cancelada a los 22 capítulos sin finalizar la temporada 1974-75. Los espectadores españoles (y seguramente también los programadores de la Casa a tenor de su inesperado triunfo) se quedaron con ganas de más pero no había posibilidad de renovación.
Y no sólo porque las cifras hicieran inviable su retorno dos años después sino también porque David Hartman ya estaba muy liado en aquel momento con otro proyecto que realmente sería el que cambiaría su vida. Apenas unas semanas después del final de "Lucas Tanner" en la NBC estaba presentando la nueva apuesta matinal de la cadena rival ABC, "Good Morning America" junto a Nancy Dussault. La NBC llevaba años siendo la primera en la audiencia matutina con su histórico "Today Show" (nacido en 1952) y la CBS y la ABC lo habían intentando todo desde entonces sin mucho acierto. En realidad "Good Morning America" (más adelante conocido por sus siglas "GMA") se había probado de forma experimental para sustituir a la gran apuesta de aquel año, "AM America" que fue otro fiasco. Con la inusual opción de un actor al frente y con propuestas informativas distintas a las de su competidor más fiero, este programa creció y creció hasta alzarse con el primer puesto en el codiciado mundo de la audiencia de primera hora (muy importante para los anunciantes).
No era la primera vez que un actor presentaba un programa matinal, personajes del espectáculo tan conocidos como Betty White o Dick Van Dyke lo habían hecho en los 50 y 60 pero eran formatos totalmente distintos. "GMA" era un informativo al estilo del "Today" pero con más énfasis en las entrevistas y los temas de consumo. David Hartman, que había estrenado "Hello Dolly!" en Broadway, que había sido nominado a un Globo de Oro por su papel en la serie "The Bold Ones: The New Doctors" y aparecido como personaje recurrente en "El Virginiano", adquirió enorme popularidad y, sobre todo, prestigio por su nuevo papel en la televisión: el de anfitrión de un magazine informativo.
Durante 12 años Hartman lideró las mañanas en EE.UU. y realizó unas 12.000 entrevistas, muchas de ellas a políticos y estadistas internacionales de primer nivel. Por supuesto, en aquel 1977 en que "Lucas Tanner" llegaba el 2º puesto del ranking de los programas más valorados en España, los televidentes patrios no podían imaginar que aquel actor que encarnaba a un amable profesor había dejado atrás su carrera artística para apostar por una nueva profesión aunque fuera en el mismo medio.
Hartman sigue en activo a sus 81 años, presentando documentales con su profunda voz para la PBS (cadena publica norteamericana) y programas en una radio de música clásica. En los últimos 20 años sus proyectos para Discovery Channel y PBS han conseguido varios Emmy y él mismo consiguió uno personalmente en 1987, su último año en "GMA" por su reportaje "East Africa: Changing" aunque, posiblemente, su trabajo más recordado en este sentido sea el que grabó en la Rusia comunista durante 12 días. El año pasado regresó a su programa para celebrar el 40º aniversario y demostró que sigue en plena forma.
Un fragmento de la sentimentaloide "Lucas Tanner":
Un programa de "Good Morning America" de 1978, cuando lo presentaba con Sandy Hill:
Si nombramos a Fernando Pieri sólo los más veteranos espectadores achinarán los ojos mientras intentan recordar de qué les suena ese nombre. "Pieri, Pieri... me suena pero no le pongo cara". Bien, para eso estamos aquí, le ponemos cara. Atentos a la foto superior. Tenemos a un hombre con cierta elegancia natural, que huye de la combinación habitual en televisión de traje y corbata para los hombres y luce un jersey de cuello vuelto y una chaqueta que posiblemente haría Moirè (ese efecto que hace que ante la cámara ciertos tejidos o estampados se muevan). Esboza una ligera sonrisa y percibimos en su mirada timidez. Fernando Pieri fue uno de los escasos representantes masculinos en el locutorio de continuidad desde finales de los 60 hasta que en los 80 desaparecieron de pantalla aunque su voz siguió sonando hasta principios de la década siguiente. Pero si por algo va a ser recordado Pieri es por haber prestado la voz a la rana Gustavo desde la llegada de los personajes de Jim Henson en TVE en 1974 y hasta la etapa de Espinete.
Pero empecemos por el principio, Fernando nació el 10 de julio de 1936 en Madrid, tan sólo 7 días antes de que estallara la cruenta Guerra Civil. Comenzó estudios de Arquitectura pero enseguida los abandonó para dedicarse a la radio. Desde luego su timbre era atractivo pero el uso que le daba era impecable, por eso no es de extrañar que fuera fichado por la Voz de Madrid y que trabajara en "Cabalgata fin de semana" junto a Bobby Deglané. En 1965 ingresó en TVE y ahí comienza una nueva (y definitiva) etapa profesional. Su primer papel en la Casa fue como presentador del programa "Cine-Club", rol que repetiría una década más tarde.
En esa misma época comenzó su trabajo como locutor de continuidad. Junto a Rosa María Mateo se encargaría de "La Segunda Cadena informa", siendo pioneros de este canal, conocido popularmente entonces como la UHF. Pieri tuvo dos constantes en su devenir televisivo: el cine y la música. En la radio ya había comandado un programa llamado "La nueva ola" que consiguió fama entre los más jóvenes pero en la tele se dedicaría más a la música clásica con espacios como "Canciones magistrales" o "Auditorium" aunque quizás sea más recordada su labor como introductor de los "Conciertos de Von Karajan".
En el verano de 1976 le encargaron la difícil tarea de sustituir a la sorpresa de la temporada regular: "625 líneas", aquel avance de la programación dirigido y presentado por José Antonio Plaza y Paca Gabaldón (más tarde llegarían Mayra, Santiago Peláez, Juan Santamaría...) que supo aprovechar sus posibilidades a tope. El problema es que a Fernando no le dieron medios, de hecho su programa se producía en blanco y negro mientras que el de Plaza era en color, un claro indicativo de que aquello era casi un trámite.
Aquel año tuvo otra oportunidad que casi parecía un regalo envenenado pero que le relacionaba de nuevo con el celuloide, el programa "El cine", unas presentaciones realizadas al alimón con Blanca Álvarez para introducir la película de los jueves por la noche. El proyecto comenzó de forma errática y la propia Álvarez reconocía que no sabían muy bien qué se esperaba de ellos. Poco a poco la cosa fue tomando forma y además de los comentarios sobre el elenco, el contexto histórico o el argumento reicibían la visita de los directores de los filmes seleccionados. Vamos, un claro precedente de "Cine de barrio". El problema es que esa misma temporada Manuel Martín Ferrand presentaba las pelis de los sábados con un mayor sentido del espectáculo (y más presupuesto) así que ambos espacios competían y no precisamente en igualdad de condiciones.
Ya por entonces Pieri había comenzado su labor como doblador, primero para los redoblajes o doblajes de películas nunca estrenadas en España para su emisión televisiva y, posteriormente, para las compañías específicas que preparaban las películas para su estreno en salas comerciales. Generalmente era la voz de un locutor radiofónico, el narrador (por ejemplo en la escandalosa "Calígula") o personajes secundarios o incluso figurantes con frase pero para TVE tuvo el honor de ser la voz de un auténtico icono de la tele mundial, la rana Gustavo. Comenzó esta labor en 1974 con "Ábrete Sésamo", incluido en "Un globo, dos globos, tres globos", y posteriormente en la versión española protagonizada por Caponata y en la siguiente con Espinete. En definitiva, es LA VOZ de Kermit de referencia en nuestro país y, posiblemente, la más recordada por la audiencia. Para el Ente también prestó su voz a caracteres clásicos de los dibujos animados como Bugs Bunny o Yogi pero en ocasiones puntuales, no de forma oficial.
Durante los 80 Fernando se dedicó casi en exclusiva a la continuidad. Sus compañeros le recuerdan como un hombre serio, sobrio, callado pero de carácter afable. Muchos tienen muy viva su imagen fumando con boquilla en una esquina del sufrido locutorio, esperando turno o pendiente de cualquier fallo en la emisión para salir al aire diciendo aquello de "Rogamos disculpen esta interrupción". Era curioso ver aquel hombre de gesto adusto y sonrisa esquiva apareciendo en pantalla contando las cosas con absoluta sobriedad y después reconocer su voz en el barrio de Espinete o en promos de películas como "Emmanuelle" defendiendo textos imposibles en segunda persona dirigidos a la propia protagonista: "Ay Emmanuelle, Emmanuelle", finalizaba aquel anuncio que hoy es una joya del género bizarro.
Fernando Pieri falleció sin que su desaparición fuera muy anunciada. Es uno de esos presentadores prácticamente olvidados pero que merecen un recuerdo cariñoso de los espectadores.
Así era una de los avances de programación con Fernando en 1987:
Así escuchábamos a Gustavo durante más de 3 lustros:
Y, por último, una joya: uno de los programas de "La semana que viene", cortesía de Archivo RTVE:
Tenía 84 años. Más de ocho décadas aprovechadas al máximo. Ha sido el exponente máximo del aventurero en el siglo XX. Tantas vicisitudes había vivido en su trayectoria que se la jugó en unas cuantas ocasiones y algunas de ellas quedaron impresas en el celuloide que se usaba para los reportajes de la tele de los 60 y 70. Por eso daba la impresión de que iba a durar para siempre, si había sobrevivido a tantas amenazas en sus periplos, por algo sería. Pero no, ayer emprendía su última ruta el reportero que marcó la línea a seguir, el hombre que alentó a jóvenes de medio mundo a emprender sus propias andanzas siguiendo a un pájaro con cola serpenteante. Miguel de la Quadra-Salcedo y Gayarre, madrileño de nacimiento pero navarro por orgullo, perito agrícola de carrera, atleta sin premio reconocido, periodista por azar, inspirador de actitudes... Miguel el bigotón, el que trataba a sus chicos de la Ruta Quetzal como si fueran soldados porque quería que vivieran la aventura tal y como lo habían hecho aquellos cuyos itinerarios seguían... Miguel el compañero cuyos cámaras adoraban hasta el punto de seguirle allá donde fuera necesario para contar las historias que muchos no querían que fueran contadas. Don Miguel. Punto.
"Estuve seis años interno en un colegio de los jesuitas. Fue como una milicia donde aprendí la disciplina. Practicaba deporte como válvula de escape" le contaba al periodista Manuel Azcona en 1980 en una entrevista publicada en la revista "TeleRadio". Y aquel entrenamiento obligado hizo que, tras la fascinación que habían ejercido sobre él las lecturas de los grandes descubridores, viajara a Chile muy joven para, desde allí, partir a la isla de Pascua en un barco que sólo salía una vez al año. En ese paquebote cogió el tifus y al llegar a la isla le dieron la bienvenida con una pala con la que enterrar sus excrementos. Vivió en una casa de leprosos y la vuelta a Chile la realizó en un ballenero. Con estos comienzos, ¡a quién le extraña que desde entonces recorriera el mundo varias veces repitiendo los azares de aquellos exploradores a los que admiraba! Si no se había dado por vencido aquella vez, nunca lo haría.
A Chile regresó varias veces, una de ellas para un reportaje sobre el golpe de estado de Pinochet en 1973. Consiguió permiso para grabar en el estadio donde hacinaban a los detenidos sin causa y no se arredró ante los militares que le apartaban mientras realizaba una entradilla. Aquella imagen, que hoy es icónica, en realidad no se emitió en su momento. "Chile, toque de queda" apareció por primera vez en la pantalla de TVE en 1990, muchos años después de que se cancelara el programa "A toda plana" para que el que se había grabado. Hasta cuando le censuraban creaba imágenes potentes que pugnaban por salir de sus latas para explicar la verdad al espectador. Y lo hacían. Años más tarde, ya en color, rodó en el Líbano otro reportaje que no se emitió en la tele que lo había producido, la nuestra, pero sí en Francia. De la Quadra consiguió varias exclusivas internacionales que después se pudieron ver en toda Europa. El navarro fue un ejemplo a seguir no sólo para los periodistas españoles sino para los colegas de otros países que admiraban (y envidiaban) su capacidad para estar en el momento adecuado en el lugar exacto para ser testigo de la noticia.
Fue portada de la prensa en unas cuantas ocasiones, incluso de periódicos nacionales como el "ABC" cuando su aventura en Eritrea junto al cámara Juan Márquez casi termina en tragedia. El operador había sufrido una aparatosa caída desde un camello en plena noche que obligó a acabar la aventura, sin embargo el regreso no fue inmediato debido a las pésimas comunicaciones.
Cuando estuvo a punto de enrolarse en la carrera espacial para su programa "Mundo en acción", el secreto celosamente guardado no sólo por de la Quadra sino también por la NASA, salió a la luz y tuvo que explicar su propósito: "Al fin y al cabo, los astronautas son los grandes exploradores de nuestro tiempo. Y es algo que no nos podía pasar desapercibido (...) Hicimos los primeros contactos y la NASA respondió positivamente indicándonos que podíamos acudir al centro espacial y someternos a las pruebas como uno más con la ventaja de que, además, podíamos filmar todas esas pruebas"decía en 1977 a "TeleRadio". Finalmente él y su cámara Tacho de la Calle no fueron al espacio pero los espectadores pudieron ver por primera vez, y en primera persona, cómo se entrenaban estos modernos descubridores. Recientemente comentaba que ir a la Luna no le interesaba en absoluto porque no había nadie allí. Su propósito en los viajes era descubrir a las gentes.
Si se le preguntaba qué le aportaba el contacto con otras civilizaciones respondía: "Valorar en las personas su autenticidad, respetar cualquier ideología, comprender la historia. Me ha dado equilibrio para ver el futuro". Y sobre su necesidad de viajar constantemente: "Cuando viajo no huyo de nada. Busco simplemente, sin intranquilidad, no con necesidad de encontrar. Voy planteando la ecuación de mi vida. Creo que la vida de cada uno se construye con el total de los sumandos de las experiencias. Pretendo no encasillarme en la tribu, conocer el mundo, otras mentalidades y así, hermanarnos para estar más cerca de la felicidad. Hoy a la juventud le falta espíritu de aventura, de riesgo. La juventud de hoy vive demasiado bien y muchos han olvidado los sabañones en invierno y las necesidades que pasábamos aquellos años en los que nos calentábamos las camas con botellas de agua hirviendo. Eso no se puede, no se debe olvidar" decía en la citada entrevista de 1980.
Este espíritu de regreso a lo básico, a lo primitivo, lo contagió a sus compañeros de azares televisivos: Juan Verdugo, Tacho de la Calle (en la foto), Juan Márquez, Manuel Ovalle... y todos hablan con fascinación de él. No sólo por su pundonor profesional sino por ese entusiasmo contagioso. Era como un padre, decían. Un padre autoritario pero también bromista, muy bromista.
Su trayectoria televisiva es brillante, abordó temas de actualidad, siguió con denuedo las rutas de los exploradores, primero en "Mundo en acción" en 1976-77 y, más tarde, en su famosísima "Ruta Quetzal" (de la que hemos hablado ampliamente aquí). En 1984 presentó junto a Isabel Tenaille "A la caza del tesoro" (también tratado en este blog), adaptación de un formato francés en el que fascinó a una nueva generación, la de los chavales que veían fascinados como aquel hombre de imposible bigote vivía peligros en directo (o eso parecía). Pero este oficio llegó a él de forma casual: "En 1964 regreso a España y mis esperanzas por seguir haciendo lo que me gustaba se agotaban. Había dos caminos: disponer de tiempo o de dinero. Yo no tenía lo segundo así que busqué una profesión que me permitiera viajar, fue el periodismo y la televisión. En ese año acababa de llegar del Amazonas con una película debajo del brazo que presenté en TVE para que la proyectaran. Pero no la admitieron (en ese reportaje se incluía la famosa escena con la boa constrictor). En esos momentos se recibía por télex la noticia del asesinato de las monjas en el Congo. Entonces yo era un poco autosuficiente. Funcionaba como periodista, realizador, cámara y montador. TVE no disponía de medios para enviar allí un equipo de reporteros así que me fui yo a cubrir la información". Aquella primera incursión televisiva casi le cuesta la vida. Fue detenido y condenado por filmar la barbarie que allí se vivía pero unos soldados cubanos amigos suyos lo liberaron. Esta sería una constante en su historia profesional, el peligro siempre lo acechaba.
Los archivos de TVE guardan muchos tesoros y los programas de de la Quadra-Salcedo son auténticas gemas. El hecho de que se rodaran en formato cine ha permitido la conservación de la mayoría de ellos (las cintas se podían reutilizar pero el celuloide no). Durante décadas se creían perdidos muchos de esos reportajes exclusivas mundiales pero la reciente digitalización del Archivo los ha sacado a la luz. Lo verdaderamente increíble de los trabajos de Miguel no es que se jugara la vida ante la cámara (que también pero en eso no ha sido el único aunque probablemente sí el más arriesgado... y afortunado) sino que sus documentales siguen siendo rabiosamente modernos. Muchos son en blanco y negro, vale, la calidad de imagen a veces es deficiente y hasta hay marcas de celofán en la entrevista con Pinochet del 73, de acuerdo, pero su forma de contar la noticia es actual. Fue el primero en usar el sonido directo para programas como "A toda plana", "Datos para un informe" o "Los reporteros". Consiguió que le permitieran hacer las cosas a su manera, huyendo de la musiquita épica de fondo y la narración de locutores (muy profesional pero tremendamente artificial en contraste con las imágenes que había rodado).
Más allá de su influencia en el periodismo, está su legado con la Ruta Quetzal. Lo que comenzó como un encargo del rey emérito para potenciar las relaciones con los países Hispano-Americanos se convirtió en su último gran proyecto. Más de 30 ediciones (con distintos nombres según el patrocinador) y unos 9.000 jóvenes que ayer lloraban su muerte como si fuera la de uno de esos profesores que nos marca de por vida. Aseguraba en 1980, tan sólo un año después de iniciar "Aventura 92" (el primer nombre de la Ruta): "Es un trabajo dirigido a los jóvenes para que rompan fronteras, para que se salgan de ese abigarramiento en el que hoy están inmersos. Intentamos equilibrar el fiel de la balanza, centrarla, que los jóvenes sientan inquietudes y luchen de alguna forma por alcanzar unas metas". El periodista M. Azcona le había preguntado si su trabajo era socialmente necesario, el del reporterismo, pero ya entonces de la Quadra tenía en mente a los jóvenes, siempre los tuvo y por eso ayer su muerte provocó dolor en los abuelos y padres que lo habían visto en los grandes acontecimientos de los últimos 50 años, y también en los treintañeros y veinteañeros que han soñado (o conseguido) hacer la Ruta Quetzal.
Adiós don Miguel, adiós al último aventurero de verdad.
En 1968 Jaime Salom consiguió estrenar su obra "La casa de las chivas" en Barcelona. Ambientada en plena Guerra Civil, esta historia sobre unos militares que requisan una casa de pueblo donde vive un padre con sus dos hijas consiguió un éxito inesperado que se prolongó durante más de mil representaciones con su equipo original y superó las siete mil en sus versiones en el resto del país. Ese ambiente opresivo en el que las dos mujeres son acosadas por los soldados y una de ellas llega a ofrecerse sexualmente como método de supervivencia, encajó perfectamente en el público de la España post-franquista que buscaba valentía y originalidad en las nuevas propuestas teatrales. Una década más tarde, en mayo de 1978, por fin pudo representarse en TVE dentro del espacio "Noche de Teatro.
Franciso Valladares fue el protagonista de esta adaptación de Mara Recatero dirigida y realizada por José Antonio Páramo. El galán la había estrenado en el Marquina en 1969 así que conocía muy bien el papel, de hecho todos pensaban que protagonizaría la versión fílmica del 72 dirigida por León Klimovsky pero el honor recayó en Simón Andreu. María José Alfonso, que también había participado en el estreno madrileño como la Trini, tampoco apareció en la película pero sí en el dramático televisivo. La única conexión entre cine y televisión estuvo en el personaje de "El Nene", encarnado, con 6 años de diferencia, por Pedro Mari Sánchez.
Terele Pávez, Ismael Merlo, Daniel Dicenta, Manuel Torremocha, Enrique Navarro y Lorenzo Ramírez completaban el reparto de este programa que fue repuesto en agosto de 1980 dentro del espacio "Teatro Estudio" del programa "Encuentro con las Artes". Una vez al mes ofrecía un dramático que después era analizado por varios contertulios colaboradores habituales del programa cultural. En aquella ocasión se unió a la tertulia el propio Jaime Salom que intentó comentar su trabajo con cierto distanciamiento. "La casa de las chivas" sigue sorprendiendo por su descarnada naturalidad y esta versión para TVE es más que digna.