Mari Carmen García Vela con José Carlos Gallardo, director de "Informe Semanal", en el Círculo de Bellas Artes de Madrid minutos antes de la entrevista para el especial del 50º Aniversario |
¡Pero esto cómo lo sabes! Es cierto, me llamaron un verano para sustituir a Adela en agosto y a mí casi me da un ataque al corazón porque yo tenía en mente la imagen de un Informe que había visto de toda la vida pero, sobre todo, en esos tiempos memorables de J.A. Silva, Rosa María Mateo… en fin… que a mí me parecía aquello… jamás pensé que podría estar ahí también. Era una oportunidad preciosa, sin más. Sustituí a Adela ese mes y cuando terminó bajó el realizador al estudio a decirme que quería que lo presentara yo y me resultó algo casi violento porque no dejaba de ser una sustitución a una compañera y de una forma muy provisional. Me recordó a aquello del colegio de “quien fue a Sevilla perdió su silla”. Además, creo que era una cosa del realizador, que decidió ofrecérmelo pero no fue algo oficial ni muchísimo menos.
En la Primera Edición del Telediario en 1982. Durante los ochenta combinó ambos espacios. |
- El primer "regreso" al programa es cuando te vuelven a proponer ser la cara del programa, de nuevo como algo provisional.
Fue en el año 82 y también a final del verano. Venía de presentar durante tres años “El canto de un duro”, un programa de divulgación con Rafa de la Torre y Luis Montilla, ellos me habían "captado" en la cafetería de Prado del Rey, no me conocían de nada. Ahí fue donde me debió de ver Ramón Colom y se me acercó, también en el comedor de Prado, con Jesús Ortiz para preguntarme si quería presentar el programa. ¡Calcula la pregunta y la respuesta! Inmediatamente dije que sí, claro. Me advirtió de que se trataba de algo provisional porque querían reestructurar el programa. Respondí que lo que fuera, una semana, cuatro… Empecé a presentarlo y ahí sí que eso se prolongó más de lo que me habían propuesto y de lo que yo había pensado. Estuve tres años y medio o cuatro. Después me anunciaron que podía terminar mi actividad en el programa porque lo iba a presentar Rosa María Mateo o Ramón Colom, no me acuerdo, ¡qué curioso! Pasé a un telediario matinal, “Buenos días”, que también me pareció estupendo. Esta es una profesión y un medio de cambios. Y allí estuve un año y pico o algo así y, nuevamente, alguien que no me conocía en persona (que eso es lo que más me gusta de las ofertas que me han hecho a lo largo de mi carrera) me ofreció volver al programa. Era María Antonia Iglesias, que la habían nombrado directora de I.S. La razón por la que había pensado en mí es porque le había gustado cómo había presentado un par de reportajes suyos en mi etapa anterior. Por eso quería que fuera yo la presentadora. A mí aquello me resultó un privilegio y volví. Ahí sí que estuve hasta el final, 1997.
Yo creo que te adaptas. Además hay algo que tiene esta profesión y, en concreto, la televisión: la cámara. Es algo curioso y hay que sentirlo para entenderlo. Puedes llegar hecho polvo y ajeno a lo que vas a hacer y fuera de lo que es ese ambiente, te sientas ante la cámara y, oye, de repente eres ESO que tienes que ser. Tienes que contar, tienes que comunicar, tienes que enganchar con tu información al que está al otro lado de la cámara. Te voy a hacer una confidencia, soy una persona tremendamente insegura y tímida, hablar ante el público me cuesta sudores y, sin embargo, ¿cómo es posible? La cámara no me cuesta, a ver, te cuesta como a todo el mundo, la responsabilidad, la sensación… pero puedo sentirme feliz y ante la gente… es que no puedo.
En la Gala del XX Aniversario realizada en directo desde el Palacio de Deportes de Madrid |
Ya… Pues no lo sé porque créeme que fue una experiencia demasiado improvisada, se preparó muy poco, casi ni se ensayó y, además, tenía una lumbalgia de mucho cuidado, me tuvieron que inyectar. Aparte de eso, tuve polio cuando era pequeña y en ese momento hacer un espectáculo de ese calibre… "Informe Semanal", aniversario, políticos… pues era algo un poco cortante. Pero al final a mí eso no me preocupaba, lo que quería es que aquello saliera adelante porque no teníamos ni idea. Este medio es así, a veces lo improvisado sale mejor.
Pues no lo sé, es posible. He de decir que nunca he jugado con eso, ni siquiera para ayudar a la gente y quizás ha sido una falta mía, un defecto. Hay algo al hilo de esto que me gustaría comentar, cuando me presenté al concurso de locutoras de TVE pasó algo curioso. Fue a través de la revista TeleRadio y tenías que mandar una foto, fui seleccionada y cuando llegué al Paseo de la Habana para hacer la prueba de cámara, un realizador muy destacado me dijo que tenía un problema muy importante para el medio (refiriéndose a la cojera) y yo enseguida le aclaré que quería hacer radio. Sin embargo, me respondió que ya que había llegado hasta la última prueba que la hiciera… ¡y gané! A partir de ahí me quedé y luego me fui a la radio. En definitiva, este problema de la polio ha sido algo de lo que no he sido muy consciente porque como me dio con año y medio, creces con ello. Luego tuve suerte, con novietes, tenía mi palmito y no viví eso como un problema, era algo habitual para mí. A ver, no soy idiota, los defectos nunca son bonitos pero siempre digo que esos “fallos” pueden ser interiores, como el corazón o el hígado, y no se ven. A mí se me ve, ¡qué le vamos a hacer!
Mari Carmen, en el centro, con sus compañeras locutoras en 1964, Isabel Bauzá, Marisa Medina, Carmina Alonso (arriba, de izda. a dcha.) y Pilar Cañada (en el suelo). |
¡Exacto, Alejandro! Eso es, para mí la cámara ha sido algo fácil. Cuando en su día en el informe GECA me ponían al lado de Gabilondo como la profesional más creíble… ¿¡tú te crees que me iba a acordar de la polio!? ¡Pues no! Ni yo ni los espectadores. También te digo, eso de la credibilidad se lo debo a mis equipos. Hay una cosa cierta: el cuerpo de TV es tan grande y tan necesario cada miembro del conjunto, que la importancia que yo pueda haber conseguido como profesional es exclusivamente gracias a ese grupo de gente. Vale que pueda ser natural pero también podría haberme tocado presentar una porquería. Es que había unos reportajes tan fabulosos, tan perfectos, tan interesantes, tan bien tratados en todos los aspectos… que eso es lo que ha dado importancia a mi persona y a mi trabajo.
Es verdad que ya llevaba mucho tiempo en el programa y aquí no tenemos la misma cultura que en otros países donde las figuras se consolidan y es casi un orgullo para la cadena pero no fue algo decidido por mí. Surgió una publicidad y llegué a un acuerdo con los directivos de entonces, María Antonia Iglesias y Ramón Colom, para no salir en el programa mientras se emitiera el anuncio. No me habían dejado nunca hacer publicidad y yo lo había aceptado pero esta era demasiado importante económicamente y estaban a punto de llegar las elecciones generales, se lo comenté a ellos pero me dijeron que a mí no movía nadie del programa. Bueno… ya sabes… el caso es que llegamos a ese acuerdo. Terminó la emisión del anuncio y volví y no hubo problema pero en el segundo anuncio, que ya estaba contratado, había otro partido en el Gobierno, que era el PP, y otro director en Informe y, por un lado, parece ser que yo no era persona grata para el partido y, por otro, el director quería presentarlo. Aprovecharon la circunstancia y surgió el cambio, también lo entiendo. Ahí me designaron al TD Internacional a las 2 de la madrugada… y fue muy bonito. Una etapa preciosa con mis compis allí y no sabes qué cartas he recibido de América Latina. Es que lo de la tele es un medio muy mágico, te puedes manifestar y te pueden recibir como alguien importante en sus vidas, es algo magnífico, una suerte.
Con Olga Lambea durante el programa del 40º aniversario |
- Hace 10 años aceptaste, tras mucho pensarlo, una colaboración especial por el 40 aniversario pero me temo que no quedaste muy satisfecha…
No, me pareció un horror. Efectivamente, mi profesión me gusta por mi trabajo no por lo que la rodea, la parte más festivalera. Me marché de la tele con uno de los famosos ERE y también aproveché para disfrutar más de mis hijos que estaban a punto de irse de casa ya, por fin podíamos cenar juntos. Además, a mí lo de las entrevistas no me encanta, la verdad. Lo que pasó en ese programa del 40 aniversario es que el director que estaba en ese momento me convenció y accedí. En fin, no me gustó nada cómo trató el programa ni cómo me trató a mí, no porque me prohibiera hablar porque dije lo que quise, sino de imagen y de cuidado del programa conmemorativo. No, no me gustó y dije que no volvería a aparecer. Por eso ahora me resistía cuando me llamó un compañero para decirme que una productora quería mi teléfono. No estaba por la labor pero hablé con José Carlos Gallardo (el actual director de “Informe”) y es otro mundo con respecto a lo que acabo de contar. Es un caballero y además ha conseguido retomar la categoría que tenía el programa. Yo llevaba tiempo sin verlo y ahora lo vuelvo a ver. Todo eso suma, esto es un cuerpo místico y ahora Gallardo lo está haciendo espléndidamente, por eso acudí a su entrevista. Por cierto, Álex Barreiro me encanta como presentador.
Durante la entrevista para el especial que se emitirá el 1 de abril |
Para estas cosas ahora sí que estás preparada. Me parece maravilloso cómo lo están haciendo. Es muy, muy bonito porque le dan una importancia a este aniversario y a lo que ha supuesto este programa que no es pasajera y eso se debe a que lo llevan dentro. Pertenecer a ese recuerdo vuestro… me parece la leche.