Lola Flores en el escenario del Teatro del Fomento de las Artes donde se realizaba en directo "Gran Parada" |
El domingo 22 de noviembre de 1959 TVE emitía el segundo programa de "Gran Parada", el espacio musical y de variedades que se convertiría en la estrella de la parrilla esa temporada y que se mantendría en antena hasta 1964. La competencia de "Amigos del martes" (después del lunes) realizado desde los estudios de Miramar en Barcelona y un anquilosamiento de la fórmula inicial ya habían dictado su sentencia tiempo antes pero durante esos casi cinco años presentó ante las cámaras lo mejor de lo mejor. Aquel domingo la audiencia privilegiada que entonces tenía un televisor esperaba con ganas que llegaran las 22 H para ver ese nuevo espacio que les había sorprendido siete días antes con las actuaciones de Antonio el Bailarín, la orquesta de Bernard Hilda y sus cuarenta violines y el payaso francés Achille Zavatta entre otros. En esta segunda cita la gran estrella sería Lola Flores, nada más que añadir.
Lola, tras cambiarse de vestido, bailando con Faíco mientras El Pescaílla toca la guitarra |
Aquel día también intervenían el tenor Alfredo Kraus (que ya había actuado con María Callas por aquel entonces), de nuevo Hilda y su orquesta (un figurón en toda Europa, su fichaje para las primeras emisiones de "Gran Parada" fue muy comentado) y el humor con sketches interpretados por el italiano Gustavo Re (que después acompañaría a Franz Johan en "Amigos del martes") con la colaboración de Irene D'Astrea y Beni Deus.
Lola actuó, cómo no, junto a su marido Antonio "El Pescaílla" y en alguno de los temas fue secundada al baile por Faíco. Es difícil saber cuándo apareció por vez primera en nuestra tele la genial artista pero sí que podemos asegurar que esta de "Gran Parada" fue sonada, no sólo por la repercusión del programa en sí sino porque ella lo dio todo. En ese noviembre de 1959 todavía no se captaba la señal de TVE en todo el país y tener un receptor era un privilegio pero ya se comenzaban a juntar familias y vecinos para ver todos juntos en un abarrotado salón esa débil señal que llegaba a un monitor de pantalla que hoy nos parecería minúscula. Lola se salió de ese margen estrecho del encuadre como haría a partir de entonces miles de veces porque gracias a este invento, Lola pudo llegar a audiencias millonarias.
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