Una triste casualidad ha querido que el vigésimo primer aniversario del inicio de la novena etapa del "Un, dos, tres" coincida con la muerte el pasado domingo de su presentador, Josep María Bachs. Unos días antes de su emisión, el viernes 19 de noviembre de 1993, la prensa era invitada a la grabación y todos los fotógrafos podían captar la foto de familia del flamante equipo.
Casi sin respiro con respecto a la etapa anterior, dos temporadas presentadas por Jordi Estadella y Miriam Díaz-Aroca, regresaba el más veterano concurso de la parrilla a la Primera pero con varios cambios. El más llamativo fue el nuevo conductor que era anunciado en la cabecera con su nombre en castellano a pesar de que el espectador catalán lo conocía desde los 70 como "Josep María".
Tendrían que pasar unos cuantos minutos hasta que Bachs hiciera acto de presencia. Antes de la cabecera Chicho bromeaba, como era habitual, con el fin de una era (que esta vez sí se cumplió) y tras la sintonía era el ballet quien daba comienzo al programa en un colorido decorado que representaba un parque de atracciones, el tema de aquella primera emisión rompiendo la tónica habitual de "El circo" o "Las mil y una noches".
Tampoco serían las azafatas quienes presentarían a los concursantes, atrás quedaba la famosa coletilla "amigos y residentes en..." que se había convertido en un clásico. Era la propia Ruperta con la ayuda de una voz en off quien se encargaba de ello.
Y por fin aparecía Bachs, con su bigote falso (ya popular en TV3), su máscara para evitar una profunda timidez que disimulaba a la perfección ante el público. Este periodista era un viejo conocido de los espectadores de TVE Cataluña, donde había sido uno de los primeros en presentar informativos en catalán, y, sobre todo, de TV3, de donde fue una de las primeras y más longevas estrellas con éxitos como "Filiprim". Al "Un, dos, tres" aportaba esa ironía y flema británicas que tanto gustaban a Ibáñez Serrador. De hecho, Bachs era el elegido en un primer momento para sustituir a Mayra en el 91 pero el contrato se retrasó un par de años. Por segunda vez en la historia del programa, no había un set específico para la tanda de preguntas, el fondo era el decorado del tema semanal con una iluminación más intimista.
Las azafatas seguían siendo prácticamente las mismas (Carolina, Lucy, Alejandra, Mayte y Nieves) pero con dos incorporaciones: Diana Lázaro, conocida después por su papel de Cybercelia en el "Cyberclub" de Telemadrid) y por sus intervenciones en series como "Hospital Central". Ella ejercería de contable junto a Mayte, primera vez en la historia del concurso en el que esta tarea es compartida.
Y Paula Vázquez, de la que sobra repasar su curriculum porque es harto conocido por los espectadores. Ella es presentada como la sobrina del presentador, ficción que se repite con otros colaboradores del programa y "no por nepotismo" según el propio Bachs.
Esta vez las Tacañonas trasladan su set al final de las escaleras que separan las gradas del público y no será el único cambio que sufran. Debido a un grave accidente Paloma Hurtado no puede reincorporarse a su puesto hasta el año siguiente. Hasta entonces, dos actrices del grupo La Cubana (Mercè Comes y Vicky Plana) la suplen bajo los papeles de Virtudes y María de la Purificación estableciendo una lucha de "catalanas a catalán, usted dará las pesetas y nosotras lo evitaremos". Teresa y Fernanda Hurtado mantenían la tradición y seguían en sus roles habituales.
El pobre Bachs sufría las continuas interrupciones de su supuesto abuelo, Lázaro Escarceller, para dar paso a publicidad y no sería el único que le cortaría; parodiando el microespacio "La noticia 5" de Telecinco, "La noticia 1, 2, 3" solía trufar el programa con informaciones falsas y (aparentemente) cómicas.
Al pobre Bachs no le gustaba la violencia así que le pasaba el marrón de la eliminatoria a su sobrina, una militar con muy malas pulgas que no tenía ningún tipo de reparos en hacerle el paso a la subasta mucho más difícil a los concursantes.
Al principio de aquel primer programa, el presentador avisaba de que su propósito seguía siendo entretener sin molestar a nadie pero que el show sería más divulgativo. Claramente era un paso previo hacia el nuevo sesgo que tomaría diez años después. Dentro de ese propósito, el tema del programa no se presentaría con un gran número musical sino con un monólogo escrito por prestigiosos autores y representado por no menos prestigiosos actores como Adolfo Marsillach, Amparo Baró o María Fernanda D'Ocon, que fue quien abrió la veda.
La subasta continuaba como siempre pero no repetía ninguno de los cómicos y actores habituales. De entre esos nuevos valores destacaban dos: Silvia Abascal como sobrina poseída del presentador y Luisa Martín (sí, la gran actriz antes de ser famosa por su papel de chacha en "Médico de familia") en múltiples roles.
Posiblemente uno de los fichajes que mejores momentos dejó en aquella etapa fue el mentalista Anthony Blake al que Chicho permitía crear el suspense necesario para sus números con minutos de lento ritmo y música ad hoc.
Y para compensar ese tono más divulgativo del programa, un espectacular desfile casi al final de aquel primer día servía para anunciar los programas de las próximas semanas, algo también inaudito en la dinámica del concurso.
Ese viernes el "Un, dos, tres" tuvo casi seis millones de espectadores y un 39,3% de share. A lo largo de las siguientes semanas no se pudo mantener ese excepcional registro y la audiencia se estabilizó en torno al 20%, dato que quedaba lejos de la media de la cadena y que, por entonces, fue considerado un fracaso. Tras 18 programas llegó la despedida con el "El gran Boom" en el que el decorado era dinamitado.
Podéis ver el programa en este enlace de la web de TVE:
http://www.rtve.es/alacarta/videos/un-dos-tres/dos-tres-responda-otra-vez-parque-atracciones-1993/2863791/
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