Lorenzo Milá

En el día en que Lorenzo Milá informa desde Washington del asesinato de Bin Laden, de las palabras de Obama y de la reacción de los norteamericanos, recordemos la trayectoria de este profesional que ha demostrado su integridad y su sentido de la ética periodística en unas cuantas ocasiones.
Este catalán del 60 fue consciente desde sus inicios profesionales de que la sombra de su hermana Mercedes iba a ser muy alargada así que se especializó en periodismo deportivo desde principios de los 80, de hecho durante un período en Londres trabajó para Eurosport (que en aquel momento se llamaba ScreenSport).
A su vuelta a España retomó su trabajo en Sant Cugat del Vallés donde previamente había sido redactor de programas como "El tiempo es oro". En 1993 hizo un alto en sus crónicas deportivas para presentar el debate juvenil "Al grano" en la 2 donde realizó una labor tan destacada que al año siguiente fue reclamado desde Torrespaña en Madrid para el proyecto que le daría fama y prestigio.
En sus 9 años presentando "La 2 noticias" consiguió premios que acreditaban su labor. Su forma de explicar la actualidad destacaba por encima del empeño de sus colegas en no mostrar ninguna emoción durante los informativos. Además, durante esa década se formó el tándem Milá-Fran Llorente que tras la caída de Urdaci se pasaría a los Telediarios de la Uno.
Justo antes de presentar el TD estrella se pasó un año en Washington, acompañando a su esposa, Sagrario Ruíz de Apodaca, nombrada corresponsal allí. En 2004 regresan al país al aceptar la propuesta de la entonces directora de TVE, Carmen Caffarel, de ponerse al frente del noticiario de las 21h y ahí comienza una nueva etapa en la carrera de Lorenzo. Los primeros meses fueron de lucha estilística, ¿con corbata o sin ella? Finalmente, y tras hacerse fotos promocionales de ambas formas, la corbata ganó la batalla aunque su forma de expresarse seguía siendo la misma, que era lo importante.
Hasta 2009 compaginó el Telediario con "Tengo una pregunta para usted" y los especiales electorales pero ese año decidió dar un giro sorprendente al abandonar la tensión cómoda del plató por el regreso a Washington, esta vez como titular. Un gesto que, para cualquier periodista, resulta valiente, osado y admirable.
Por cierto, sus crónicas siguen siendo diferentes y eso es un alivio para sus seguidores.