sábado, 22 de diciembre de 2012
Retransmitiendo la lotería
En días como hoy hay más decepcionados que felices por la Lotería así que hagamos caso omiso de los números premiados, la noticia de la jornada para muchos medios, y centrémonos en los locutores que se encargan de la retransmisión. No hablaremos de los actuales y tampoco haremos un repaso exhaustivo, realmente nos centraremos en dos que estuvieron unos cuantos años.
En 1957, tan sólo un año después de inaugurada, TVE comenzó su historia con la lotería o lo que es lo mismo, con la ilusión. En aquellos primeros años los ubicuos Matías Prats y Jesús Álvarez se encargaban de esa labor y posteriormente varios presentadores de informativos siguieron con la faena.
Nos trasladamos hasta 1984 en que uno de los rostros de los Telediarios de la Transición se encarga por primera vez de informar sobre el sorteo en directo a los espectadores. Manuel Almendros había ingresado en la Casa en 1966 y durante años fue un discreto hombre de informativos hasta que a mediados de los 70 adquirió popularidad al pasar a la primera línea del TD, tanto que incluso apareció en revistas del corazón. Su etapa con la lotería duró hasta 1989.
Al año siguiente sería el equipo de "Por la mañana" quien se encargó del tema, con Nieves Herrero desplazada al Salón de Apuestas y Loterías y Hermida comandando desde el estudio de Torrespaña. Fue aquel año en que un señor que vigilaba que todo fuera correcto le espetó a una de las muchachas que cantaba los números aquello de "¿Pero qué dices, niña, qué dices?" por una pequeña confusión. Hermida se hizo portavoz de todo televidente al decir públicamente que aquella actitud no era la adecuada.
Desde 1990 y durante 17 años hubo una voz para los Sorteos, la de una gran presentadora de la que hemos hablado en este blog varias veces y que en los 70 y 80 puso cara a programas como "Gente Joven", "Cosas" o "Bla, bla, bla", Marisa Abad. Hace años en una entrevista me contó que cuando los jefes de la tele le anunciaron que iba a ser la encargada de la lotería ella respondió "¿Puede pasar de mí este cáliz?" pero no hubo manera. Lo que en principio parecía un marrón se convirtió en su trabajo más estable al que le terminó pillando gustillo y cuando la prejubilaron confesó que echaría de menos a los niños.
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