Era una de las entrevistas más codiciadas por José María Íñigo, llevaba tiempo intentando traer a "Gilda" a Prado del Rey y finalmente lo consiguió en 1976. El presentador estaba triunfando en aquel momento con "Directísimo", su primer programa en el horario de máxima audiencia de la Primera Cadena. Tras su enorme éxito en TVE2 (o UHF como se la conocía por entonces) con "Estudio Abierto" entre 1970 y 1974, había saltado a la primera división televisiva con "Hoy 14.15", un magazine diario con los mismos mimbres pero menor prespuesto y que precedía a la primera edición del Telediario. Su buena acogida confirmó que el otrora irreverente disc-jockey era apto para todos los públicos y no sólo para el minoritario del "Canalillo" que ni siquiera se veía en todo el país. A "Directisímo", además de Uri Geller, acudieron grandes estrellas del cine y la música, al público español todavía le sorprendía ver a figurones internacionales en directo y, además, no venían en una gira promocional, el programa les traía en exclusiva a Madrid.
Así fue con Rita Hayworth, se contactó con ella y accedió a volver al país de origen de su padre, el bailarín Eduardo Cansino. En 1964 había rodado aquí "El fabuloso mundo del circo" dirigida por Henry Hathaway y producida por Samuel Bronston. Ya por entonces había mostrado síntomas de una enfermedad prácticamente desconocida entonces y que haría de la charla con Íñigo una experiencia amarga. Él mismo lo contaba en su libro "Ahora hablo yo" editado por Belaqva en 2004: "Guapa, guapísima todavía. No como en la película "Gilda" pero sí con una belleza muy espectacular. Fue una entrevista fallida porque la mujer, a la que se le había diagnosticado Alzheimer, había caído en la bebida. Su mánager nos rogó por todos los medios que la tuviéramos alejada de la bebida, que la entretuviéramos como fuera en televisión para que no tuviera ocasión de beber. Así que la peinaron y despeinaron diez veces. La maquillaron y desmaquillaron otras tantas, con el fin de tenerla entretenida. Ella, que se dio cuenta de la operación, me dijo que necesitaba regresar al Hotel Palace donde se alojaba porque se había olvidado de una cosa muy importante, de algo muy personal, algo muy íntimo (...) me confesó que se había olvidado las bragas (...) Se lo conté al mánager y este me dijo: "No se preocupe. Seguro que eso se le olvida en un ratito". Y así fue. No insistió más después de que le informamos que le buscaríamos un coche para llevarla al hotel."
Una conversación en directo ante las cámaras y en esas condiciones era prácticamente imposible y así fue: "Realmente estaba muy mal. La entrevista fue un fracaso. Duró apenas cinco minutos porque yo le preguntaba una cosa y ella me respondía otra. Se sonreía o reía sin ton ni son (...) Ella retrataba de maravilla pero la entrevista fue un fracaso". El comunicador, experto en lidiar en directo con todo de personajes, famosos y anónimos, se encontró ante una sombra de la actriz que él admiraba. No quiso exponerla más a una audiencia que no era tonta y se daba cuenta de que algo raro estaba pasando. Hayworth no tenía un diagnóstico en aquel momento y su mánager simplemente la consideraba una borracha. Años después se supo que bebía para calmar la ansiedad que le producían esos olvidos intermitentes. Rita, por siempre Gilda, murió el 14 de mayo de 1987, cuidada por su hija Yasmine. Tenía 68 años.
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