domingo, 2 de octubre de 2022

Àngel Casas, la palabra al servicio del espectáculo

Àngel Casas a mediados de los 90 en "Tal Cual". Foto cedida por Museo RTVE en Sant Cugat. 

Tenía 76 años y su "mala salud de hierro" le ha fallado definitivamente. Ayer nos dejó Àngel Casas tras años de lucha. A sus problemas de corazón, que se remontaban a los noventa, se unió una calciofilaxis que tuvo como consecuencias un trasplante de riñón y la amputación de sus dos piernas. A pesar de todo eso nunca perdió su acerado sentido del humor, una de sus características más destacadas. Cuando el 16 de octubre del año pasado TV3 le dedicó un homenaje con la emisión de un documental y, a continuación, un programa en directo, no tuvo problema en que un imitador apareciera en su lugar al principio y también en silla de ruedas. Así se rebajaba el impacto para su público habitual. Pero es que Casas no sólo había batallado en los últimos años, su vida fue una continua pugna, si bien él no lo hacía notar. 

Casas en el mítico "Un día es un día"

Desde pequeño tenía claro que quería ser periodista pero también desde el principio fue consciente de las dificultades que eso conllevaría. Su primer gran referente fue Del Arco, que realizaba una entrevista diaria para la contraportada de "La Vanguardia". Era rápido, directo, conciso y además firmaba con una caricatura del entrevistado. A Casas el dibujo no se le daba bien así que se fijó en otro profesional, este de la radio, Joaquín Soler Serrano. Cuando el profesor de lengua de Bachillerato, uno de sus favoritos, le preguntó qué quería ser de mayor, lo tuvo claro: locutor de radio. "'Mira, Casas, yo no sé si con el problema que tú tienes con la erre podrás trabajar en la radio. Yo creo que tú deberías ser periodista'. Y pensé: Muy bien, pues seré periodista". Lo contaba en "Memorias de otros" editado por Belaqva en 2008, un libro en el que recordaba algunas de sus entrevistas a los más famosos y, de paso, dejaba algunas perlas sobre su personalidad y forma de entender el trabajo que hoy cobran un valor especial. 

Constantino Romero y Àngel Casas en "Trotadiscos" de Radio Barcelona a principios de los 70. Foto cedida por Museo RTVE en Sant Cugat. 

En 1967 Andreu Avelí Artís "Sempronio" le dio su primera oportunidad en el semanario "Tele-estel", el primero en catalán después de la Guerra Civil. De ahí pasó a "Fotogramas" y, según decía ayer Jaume Figueras (Mr. Belvedere) en su twitter, fue el inventor del término "destape" para referirse a aquel cine de los desnudos "porque el guión lo requería". Los setenta fueron un no parar, una continua experimentación en distintos medios y géneros. Comenzó a trabajar en la radio, una de sus grandes pasiones, primero en Radio Juventud (como tantos otros comunicadores de la época) y después en Radio Barcelona, de la Cadena SER, donde llegó a ser jefe de programas musicales. Fue en esa emisora donde consiguió su primer Ondas con el programa "Trotadiscos" en 1972, un espacio hoy mítico presentado, atención, por Constantino Romero y con la participación de Casas y Rafael Turia. La radio siempre estuvo ahí y volvería a los micrófonos varias veces durante su largo romance con las cámaras. 

Carlos Tena y Casas con Mercedes Milá e Isabel Tenaille en "Popgrama"

A la tele llegó también en esa época, como guionista, pero sufrió censura y no se entendía con los jefazos. Sin embargo, en 1977, cuando ya era un experto musical de prestigio gracias a cabeceras como "Vibraciones, que él mismo había fundado, es reclamado por TVE en Madrid para un nuevo espacio musical que pretendía ser rompedor... y a buena fe que lo consiguió. "Popgrama" era una locura semanal, desorganizada, caótica... y con muchas ganas de libertad. La UHF era su cobijo, por supuesto, y Casas compartía pantalla y decisiones con Carlos Tena, Diego Manrique, Paco Lafuente, Ramón Trecet... Fue un éxito entre la progresía y alguien de Miramar le echó en cara que no hiciera tele desde su tierra, Barcelona. "Es que no me lo habéis propuesto" respondió. De esa conversación surgió uno de los más grandes programas musicales de la historia de la televisión europea... y no exagero. 

Àngel Casas en "Musical Express". Foto de Gabriel Sendra @arxiusendra

"Musical Express" nació en 1978, sólo para el circuito catalán. Hasta 1980 lo compaginó con "Popgrama" y fue entonces cuando saltó al territorio nacional. No sería la última vez que uno de sus trabajos para Cataluña "ascendiera a primera división" (como se consideraba entonces) y la segunda ocasión también sería con otro programa que adquiriría categoría de "mítico". "Musical..." tenía como objetivo llevar al pequeño plató de Miramar grupos, solistas y compositores de primera línea para que tocaran en directo. Parece simple pero no lo era. Un equipo entregado de TVE consiguió que aquello sonara como tenía que sonar y se viera como se tenía que ver. Hoy es un documento excepcional para cualquier aficionado. Casas incluso fue más allá, periódicamente unía a artistas de distintos lugares y épocas para conciertos casi improvisados, denominó esos especiales con el título de "Amigos" y el resultado fue sorprendente. "Hoy todavía, cuando alguien te cuenta un momento de 'Musical Express' como cosa propia, una presencia, una canción en vivo, un encuentro irrepetible entre dos músicos allende los años, por ejemplo, y lo vincula a su vida, tal que una banda sonora a una secuencia cinematográfica indeleble, piensas que valió la pena" ("Memorias de otros"). 

"Àngel Casas Show" con el actor Robert Mitchum

En 1983 inicia sus emisiones regulares la televisión autonómica catalana, TV3, y su primer director, Alfons Quintà, intenta convencerle de que se sumara al carro inmediatamente. Jordi Amat lo cuenta en el libro "El hijo del chófer" y José Pablo García lo puso en viñetas, Casas prefirió esperar a que la cosa estuviera más rodada, no se fiaba mucho de Quintà (razones tenía). Finalmente, en enero de 1984 comenzó "Àngel Casas Show" y con eso, sin que él lo imaginara, una nueva etapa en su carrera. Fueron cuatro años de televisión moderna, que trascendía su objetivo inicial, que miraba desde Cataluña al exterior y conseguía que el exterior también mirara Cataluña. Se montó un talk-show cuando nadie sabía que eso se llamaba así. Ya lo había hecho Íñigo en "Estudio Abierto", por supuesto, pero él consiguió modernizarlo y darle aire de fiesta a la que el espectador había sido invitado privilegiado. Como había hecho antes el vasco, se trajo a las grandes estrellas de Hollywood e invitaba a grandes músicos pero... esta vez tocaban en directo y no en playback. Casas unió su valiosísima experiencia en musicales para ofrecer un espectáculo inigualable. Además, sus preguntas no eran "amables". Era directo, a veces cómplice, caústico ... pero nunca cruel. Y no lo fue con los años, no mitificaba a sus invitados pero tampoco era injusto con ellos. Por ejemplo, sobre la famosa caída de Charlene Tilton, actriz de "Dallas" durante su actuación: "No iba bebida, en contra de lo que todo el mundo cuenta, iba nerviosa, histérica y, más bien, pasada de vueltas. Invitados bebidos, alcoholizados o ex alcohólicos mal curados he padecido unos cuantos en el plató, en directo, que es lo que suele darse en la meca del cine y en el cine en general." ("Memorias de otros"). 


El programa consigue la Antena de Oro y un Ondas y, mientras tanto, regresa a la radio, a la Cadena SER con "El Sermón", un magazine diario con colaboradores de fuste que demuestra su gran capacidad de trabajo. En 1990 traslada su exitoso formato de TV3 a TVE, primero para el circuito catalán y unos meses después para todo el país. Precisamente hablamos hace unas semanas aquí sobre "Un día es un día", sus nueve millones de espectadores cada jueves, su elegante decorado con tres escenarios musicales, sus charlas con grandes actores y personajillos de medio pelo. 

La actriz sueca Britt Ekland en "Un dia és un dia" de TVE Catalunya. Foto de Gabriel Sendra @arxiusendra

Si Íñigo entrevistaba a Gina Lollobrigida y unos minutos después a un señor que era capaz de arrastrar un arado con los dientes, Àngel podía unir a Peter O'Toole con el amante de una princesa, se había acabado el reinado de lo popular y el papel couché movía millones de pesetas, había que actualizarse. Y en esas conversaciones sí que podía ser mucho más sarcástico. Dejaba en evidencia a los mentirosos con una sonrisa, a los pícaros con un brillo en los ojos y a los ignorantes... les dejaba en paz. "En este oficio mío de entrevistador se comparten instantes de la vida con otros. Unas horas, unos días. Son en pantalla encuentros breves pero intensos, para dejar huella en el espectador.  Y en ellos, lo que uno dice no tiene sentido sin el contrapunto del otro. De hecho, lo que el otro dice es lo que cuenta. Uno tan sólo hace de trampolín para que el otro salte. A ver cómo le sale la pirueta. A ver si se la pega. A ver si consigue caer de pie. A ver. El truco consiste en fijarse mucho, estar al quite e intervenir lo mínimo. No ya en el encuentro estrictamente profesional, en los veinte minutos o media hora de pantalla, sino en el antes, el después, en el durante" ("Memorias de otros"). 

Casas entrevistando a Mia Farrow en "Tal Cual" en plena polémica por su separación de Woody Allen

Fue una fórmula que mantuvo en 1992 con su regreso a la pública, pero esta vez en La 2 con "Tal Cual" que se convertiría en emblema de la cadena. En principio era un espacio más modesto y que se centraría en las entrevistas y tertulias. Sharon Stone o Jeremy Irons coincidían, de nuevo, en la sala de espera con personajes peculiares. "A su lado, ¿qué pintan accidentes de la popularidad local como Jesulín de Ubrique o algunos compañeros macarras de Estefanía de Mónaco? Lo mismo que la sal, la pimienta y la salsa Perrins en el aliño" explicaba en el libro ya mencionado. Poco a poco, este nuevo espacio recurrió a la música y no sólo a la de la orquesta de su amigo y socio de años y años el maestro Bardagí y vivía, otra vez, uno de sus grandes placeres: "Lo bueno de tener un programa de música es que, si estás por la labor, lo disfrutas como un enano porque tienes a los músicos soñados tocando a dos metros, como en el salón de casa". Por eso Casas no se perdía los ensayos. 

Sharon Stone en "Tal Cual"

En "Tal Cual" faltaba el striptease semanal (aunque lo recuperó puntualmente), otro de sus sellos desde TV3 y que estuvo a punto de no existir. En el último momento y a pesar de lo prometido, Quintà le advirtió que el desnudo no se podía emitir. Casas entró en colera, ya había conseguido una artista del género fichada en París y no estaba dispuesto a sufrir una censura en plenos años ochenta. En el directo se saltó la prohibición del jefe y el striptease salió a la luz entre el escándalo y la sonrisilla. Lo repetía siempre que le preguntaban, al día siguiente todo el mundo hablaba de "la tía buena", daba igual a quién hubiera entrevistado. "Estoy muy orgulloso de hacer el striptease en aquel momento pero probablemente ahora no lo haría porque ha cambiado todo el entorno. Hay canciones de los años 60 que ahora..." reconocía en "Noms Propis" de TVE Catalunya en 2019. 

Fue en 1994, durante su etapa en "Tal Cual", cuando tuvo su primer susto con el corazón, durante dos semanas desapareció de la pantalla, estaba ingresado. No quiso descansar más y regresó a su estresante modo de vida. Poco después, por si fuera poco, retornó a La Primera para moderar desde Madrid el debate "Los unos y los otros". Durante sólo seis semanas presentó "Tal como somos", también desde la capital, un espacio de entrevistas en horario de máxima audiencia con especial predominio de los políticos aunque también apareció allí un genial Mel Brooks. 

Casas con su colaborador cómico Bermúdez y el terceto de jazz de "Esto es lo que hay"

Aquello no funcionó y unos meses después apareció en un late-night diario, "Esto es lo que hay" realizado en Prado del Rey. Curiosamente, antes había aceptado presentar "El semáforo" dirigido por su colega Chicho Ibáñez Serrador pero en el último momento se acobardó. Chicho fue el primer invitado del proyecto que sustituía esa oferta y lo comentaron entre puyas. Desgraciadamente ese encargo de hacer frente al Mississippi que arrollaba todo desde Tele 5 fue un regalo envenenado. La Primera tenía grandes formatos en prime-time que duraban hasta más allá la medianoche así que Casas se veía relegado de forma absurda a altas o altísimas horas de la madrugada, más tarde incluso que el TD3. Finalmente se reconvirtió en un programa semanal para La 2. Como aquello atufaba a "Tal Cual", se decidió retomar el título y Casas volvió a los estudios de Sant Cugat con una versión descafeinada de su icónico espacio que tampoco duró mucho. 

Buenafuente invitado de "Senyoras i Senyors" de TVE Catalunya. Foto cedida por Museo RTVE en Sant Cugat. 

Tras una breve temporada en TV3 con un espacio musical nostálgico, se produce su último regreso a TVE Catalunya con "Senyores i Senyors" entre 2005 y 2007. Orquesta en directo, entrevistas a viejos amigos como Serrat o Miguel Ríos pero también a talentos nuevos como Andreu Buenafuente. En ese espacio apareció, para sorpresa de la audiencia, el President Pujol. Todo hacía pensar que este programa podría saltar de nuevo a la emisión nacional... pero no fue así. Y tras dos temporadas Casas buscó la estabilidad al ganar un concurso público para dirigir Betevé, canal municipal barcelonés. No hubo serenidad porque llegó la nada añorada crisis de 2008. El periodista aguantó seis años, hasta que decidió jubilarse. Se dedicó entonces a lo que más le gustaba: escribir. Tuvo ofertas para volver a ponerse frente a las cámaras pero su salud le había avisado: no más estrés. Y cumplió. 

Àngel Casas en el Museo de RTVE en Sant Cugat durante la grabación de "Recording" en 2019

Àngel Casas revolucionó el prime-time consiguiendo que la palabra y la música se unieran para ofrecer un gran espectáculo. Nunca huyó de las polémicas, también fue valiente en eso, pero supo aprovecharse de ellas con mucha ironía. Casas no se enfangaba, observaba todo con una chispa en la mirada. En realidad, parecía que seguía llevando esa bufanda de dandy que se había convertido en un símbolo desde "Musical Express" y que no había vuelto a lucir desde principios de los ochenta pero es que Casas era ya un símbolo en sí mismo. 

2 comentarios:

  1. Gracias por este recuerdo y reconocimiento. Alejandro, tu labor no tiene precio. Insisto, gracias por contribuir a no perder la memoria histórica audiovisual de nuestro país.

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    1. Nicolás, muchísimas gracias por tus palabras y por tu apoyo constante. Trabajamos en la misma dirección y eso es fundamental en esta labor divulgativa.

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