Tres meses de ensayo, diez de rodaje en cine, localizaciones en Ávila, Baeza, Burgos, Cáceres, Salamanca, Segovia, Sevilla, Toledo y Úbeda, casi 10.000 metros cuadrados de decorados construidos en los derruidos Estudios Buñuel, un reparto excepcional encabezado por Concha Velasco y Emilio Gutiérrez Caba. "Teresa de Jesús" es la serie de la Semana Santa de TVE por excelencia. Estrenada el 12 de marzo de 1984 consta de ocho episodios. En su emisión original finalizó el 30 de abril.
Este fue un empeño casi personal de la directora Josefina Molina, una amante de la estética que siempre concibió su trabajo televisivo y cinematográfico como una oportunidad divulgativa. Desde que entró en TVE por casualidad proveniente de la Escuela Oficial de Cine fue la ayudante del genial y malogrado Claudio Guerín. Quizás también fue su más digna sucesora en aquella UHF (hoy la 2) con obras como "Metaformosis" de Kafka en 1969 o "Casa de muñecas" dos años más tarde. Con la colaboración indispensable de Carmen Martín Gaite en el guión se dispuso a reflejar las dudas y también el martirio al que se sometió a sí mismo la famosa mística española.
Una asombrosa Concha Velasco protagonizó una de nuestras ficciones más prestigiosas. También la elección de la actriz fue una obstinación de la directora y a tesón no le iba a la zaga la Velasco que, como ella misma reconoce, cuando quiere un papel, lucha por él hasta el final. De aquel tesón compartido nació una serie hoy difícilmente repetible, no sólo por su ambición y medios, sino también por su contenido y forma de enfocarlo. Una ficción personalísima pero pensada para un amplio público heterogéneo. Desde su estreno ha sido repuesta en múltiples ocasiones. La última (si no me equivoco) fue en 2015 para conmemorar el V centenario del nacimiento de la monja santificada. El reparto lo completaban Emilio Gutiérrez Caba como San Juan de la Cruz, Francisco Rabal, Héctor Alterio, María Massip (la voz de Ingrid Bergman en "Casablanca"), Silvia Munt y, curiosidad, Gracita Morales, una sorpresa en un dramático.
Por cierto, todos aquellos críticos que aplaudieron a la estrella vallisoletana por su impecable trabajo y reconocieron que se habían equivocado al prejuzgarla como una actriz incapaz de abordar semejante rol, no tardaron nada en ponerla a parir por aparecer en octubre del año siguiente luciendo piernas y cantando frivolidades en la revista "El águila de fuego" en la misma pantalla. Quizás no se daban cuenta de que para ella había pasado mucho tiempo desde que había finalizado su labor como Teresa. El montaje se había alargado más de lo previsto y su emisión tenía que coincidir con la Semana Santa. En todo caso, ella siempre defendió que precisamente eso demostraba su versatilidad. Y tenía toda la razón.
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