BBC Proms

Lo que en un principio comenzó como una iniciativa privada para popularizar la música clásica y acercarla a aquellos que no se podían permitir pagar una localidad en cualquiera de las grandes salas de conciertos británicas se ha convertido en una tradición televisiva en toda regla. Los BBC Proms son los herederos de los Promenade concerts que se iniciaron en 1895 en el Queen's Hall. Estos recitales comienzan en julio y finalizan a mediados de septiembre y su última noche es un evento televisivo que retransmite anualmente la BBC, actual impulsora de este programa de actividades musicales.
Desde que el Queen's Hall se destruyera en la Segunda Guerra Mundial es el Royal Albert Hall el que acoge a todo tipo de espectadores que pagan precios muy bajos (se pueden encontrar entradas por sólo 10 libras) para ver a orquestas, directores e intérpretes de primera línea en conciertos de música clásica en los que se prescinde de la etiqueta.
Desde los años 60 los Proms son retransmitidos puntualmente por la cadena pública británica y actualmente se emite casi la totalidad de los conciertos en alguno de sus canales. Habitualmente son presentadores de informativos, todos de gran prestigio, los que se encargan de introducir el programa de actos a los espectadores.
La última noche se convierte en un evento de gran magnitud que consta de dos partes, la primera se puede ver en la BBC2 y la segunda (mucho más espectacular) en la BBC1. Los presentadores se acicalan y sonríen más de lo habitual para darle a la retransmisión un aire más festivo.
En los últimos años se suele recurrir a veteranos de sus canales de noticias que además de explicar lo que ocurre en el propio Royal Albert, impresionante escenario por cierto, conectan con algunos de los parques donde se celebran conciertos paralelos y desde donde se lanzaran fuegos artificiales.
Hyde Park, Glasgow Green, no sólo Londres sino otras localidades inglesas viven esta noche con la pasión propia de la música. Se ha convertido en tradición que ese día los espectadores acudan vestidos de forma llamativa y que se entone el Auld Lang Syne para coronar la celebración.
Como espectáculo televisivo es impecable y como experiencia personal algo irrepetible.