Tres cámaras, sólo tres cámaras se utilizaron para la primera retransmisión del Sorteo Extraordinario de Navidad. En 1962 TVE estaba prácticamente en pañales pero cada año sus profesionales se retaban a sí mismos para conseguir sorprender a sus escasos televidentes (como se les llamaba entonces). Aquella temporada la tele patria ya tenía unos cuantos éxitos en su parrilla: "Gran Parada" y "Amigos del lunes" se disputaban el título de "mejor programa de variedades". "Ésta es su vida" tenía enganchados a los espectadores los miércoles y las series "Bonanza" y "Perry Mason" encantaban a la chavalada y a los adultos respectivamente. Los jefazos decidieron que era hora de ofrecer en directo y para toda España el Sorteo Navideño y lo hicieron como pudieron. Hoy en día tres cámaras nos pueden parecer insuficientes pero la mayoría de los programas que se realizaban en directo desde el Paseo de la Habana usaban dos. Sólo los grandes formatos nocturnos tenían tres operadores, uno de ellos manejando una grúa, epítome del lujo técnico televisivo.
La unidad móvil se apostó a la entrada en el primigenio salón de sorteos lo que acaparó la atención de los curiosos. En la programación enviada a las revistas no se había anunciado la retransmisión, algo habitual en la época donde se tomaban decisiones de este tipo con cierta improvisación, así que la campaña dentro de la propia TVE fue primordial en los días previos. Al año siguiente se inauguraría el nuevo edificio de Loterías y los propios locutores se preguntaban si el nuevo sistema del que tan misteriosamente se hablaba por entonces significaría la desaparición de los niños de San Ildefonso en el Sorteo, afortunadamente no fue así.
Jesús Álvarez, la estrella asentada y todoterreno de la Casa, y José Luis Uribarri, el joven profesional que ya apuntaba maneras, fueron los locutores elegidos para retransmitir este evento por primera vez. Sería el comienzo de una larga (y muy fructífera) relación entre la tele y la Lotería. Tanto Álvarez como Uribarri repetirían en esta tarea en varias ocasiones. En aquel año hubo 29 premios mayores y más de 2.000 menores. El primero y el último que sonaron en las voces de los niños canoros se llevaron 20.000 pesetas por tal honor. El sorteo duró algo más de tres horas y fue considerado un éxito técnico. Decía un cronista de la revista "TeleRadio" dos semanas después: "La gente, la poca gente que asiste personalmente a los movimientos de bombos, saltos de bolitas, está más atenta a las enormes cámaras de Televisión Española que al sorteo en sí. En la calle, el coche, unidad móvil de TVE, con una gran maraña de cables que trepan edificio arriba, es objeto de la curiosidad de los tranquilos viandantes de la mañana madrileña".
Fotos: Calderón para "TeleRadio"
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