Las combinaciones de polos (aparentemente) opuestos siempre han funcionado en pantalla, primero en el cine y luego en la tele y no sólo en la ficción, también en formatos de entretenimiento. Partiendo de esa premisa básica, aparece en La 2 el magazine "Peligrosamente juntas" que desde su título dejaba claro que la unión de Marisol Galdón e Inka Martí podía resultar explosiva y así fue. Para el espectador aquellos dos estilos tan alejados entre sí formaban una pareja que enganchaba. Tras las cámaras parece que la explosión se produjo en otro sentido y no tan divertido. Nos lo ha contado Marisol Galdón y, como es habitual en ella, sin cortarse un pelo: la relación con su compañera no fue precisamente idílica. Pero empecemos por el principio, estamos a finales de 1991 y tras una larga etapa en el irreverente y rompedor programa musical "Plástic" (la definición en realidad se queda corta) a Marisol le llega una interesantísima propuesta que podía suponer una evolución brutal en su trayectoria televisiva: "Peligrosamente Juntas surge en el departamento de programas de TVE-Catalunya (Sant Cugat) como una opción refrescante e innovadora de programa cultural vespertino diario para la inmensa minoría de La 2". El objetivo del programa estaba claro: "Ofrecer contenidos culturales sólidos de forma amena. Para eso contamos siempre con un elenco de colaboradores excepcional: Berlanga (que hablaba de erotismo), Luis Carandell, Néstor Luján, Margarita Rivière; Jorge Wagensberg (que difundía ciencia de forma magistral), Alaska... Una selección de invitados ecléctica y heterogénea, que podía ir desde el director de orquesta Ros Marbá, hasta Rosario Flores, Jordi Villacampa, Alejandro Jodorovsky, La Fura dels Baus, Antonio Banderas, Pilar Miró, Vázquez Montalbán o Sánchez Dragó, por ejemplo. Cada día había una actuación en vivo de todo tipo de artistas y, semanalmente, el plató ejercía como una galería en la que se exponía la obra (pinturas, esculturas, fotos...) de alguno o varios artistas."
La implicación de las presentadoras en los contenidos era total y no se limitaba simplemente a aprenderse guiones escritos por otros: "Tanto Inka Martí como una servidora éramos subdirectoras y Xavier Gassió (que venía de dirigir La Palmera), director. Formábamos un triunvirato inicialmente muy bien avenido. Consideraron que optar por dos presentadoras tan contrapuestas físicamente, aunque no intelectualmente, tendría un gancho de cara al espectador." Y, efectivamente, así fue. Quizás esa mezcla de estilos muy distintos entre sí aportaba variedad y personalidad propia al formato y también, por qué no decirlo, cierto aire de realidad porque eran dos chicas que te podías encontrar en la calle, en el trabajo, cada una con su propia manera de expresarse (en todos los sentidos). "El programa fue bastante bien de audiencia, a pesar de que lo hicimos en 1992, el año de las Olimpiadas, y, en alguna ocasión, los eventos deportivos nos obligaron a acortar el programa o alterar el horario." Galdón estaba tan inmersa en la redacción del espacio que dos de los signos de identidad más evidentes fueron cosa suya: "Tanto el título del programa Peligrosamente Juntas, como la sintonía, "Quatre roses pour Marie", de Pascal Comelade (que estuvo actuando en el programa), tuve el placer de escogerlos yo misma."
¿Y qué pasaba en esa redacción y en el plató? ¿Cómo se llevaban Inka y Marisol? Esa fue una pregunta frecuente en las revistas televisivas de la época y, para qué negarlo, entre la audiencia. Producía morbo pensar que entre las dos volaban cuchillos, era lo que se esperaba pero ellas lo negaban constantemente. Ahora, veintisiete años después, Marisol nos confiesa que "la relación con Inka parecía ir por buenos cauces, siempre y cuando cada una efectuara sus propias entrevistas e interacciones con los colaboradores; ese fue un requisito impuesto por Inka, que nunca quiso de ninguna manera que entrevistáramos a dúo, por más que Gassió y yo insistiéramos al respecto. El único momento en que aparecíamos juntas era en el inicio y la tertulia final con colaboradores e invitados. Aparte de eso, todo parecía fluir bien hasta que descubrí que su buen trato no era más que un postureo aparente ya que, un buen día, Gassió me informó de que ella se había quejado de mi excesiva desenvoltura ante la cámara y que, siempre según Inka, mi actitud la hacía parecer más parada y aburrida. Yo me quedé a cuadros."
Galdón pensaba que todo iba bien porque, aparentemente, era así, en aquellas entrevistas del momento no mentían, la relación era cordial y (posiblemente) había respeto y admiración mutuas... pero también inseguridades. Cuando finalizó la temporada y con la renovación sin confirmar se enteró de algo más: "Debo decir, con total franqueza, que nunca se me ha dado bien alternar en los despachos, ni urdir proyectos a escondidas. "Peligrosamente Juntas" terminó sus emisiones justo antes de los JJOO y la vuelta quedó en el aire. Más tarde, me enteré de que Inka había conseguido hacerse con un espacio de seguimiento de los acontecimientos olímpicos, para el que no se contó conmigo. Como he dicho, la relación personal entre nosotras, una vez descubierto su juego, se deterioró."
Si se le pregunta a Marisol qué opina de un hipotético retorno del formato a la cadena responde entusiasta: "¡Claro que sería posible! Posible y necesario. Hallar formatos que ayuden a difundir cultura y contenidos edificantes a los espectadores, de forma amena y con buen rollo, debería ser un objetivo primordial de toda buena televisión pública que se precie. Divulgar conocimiento y divertirse en el intento es uno de los mayores placeres que he tenido el honor de desarrollar en el mundo mediático."
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