viernes, 12 de septiembre de 2025

Sherlock Holmes y la TV

La primera serie sobre Holmes fue realizada por la BBC en 1951

Arthur Conan Doyle no podía imaginar que el personaje protagonista de su historia "Estudio en escarlata", aparecida en una revista navideña en 1887, iba a convertirse en uno de los más famosos de la historia de la literatura y el más adaptado a la pantalla. Si Basil Rathbone y Nigel Bruce reinaron en el cine (catorce películas y una serie radiofónica entre 1939 y 1946), en la TV Jeremy Brett es considerado el Holmes definitivo. Javier Jiménez Barco ha analizado en su segundo volumen dedicado al detective de Baker Street (de nuevo publicado por Diábolo) sus apariciones en el teatro, la radio, el séptimo arte, la pequeña pantalla, el cómic y los videojuegos. Hablamos con él sobre el abultado currículum del detective privado y su eterno cómplice, el doctor Watson, en la televisión. 

- Holmes ya era un personaje popularísimo cuando la TV dio sus primeros pasos. No sólo por la obra original de Conan Doyle sino también por sus adaptaciones en teatro, cine y radio. Hasta que llegó la primera "serie" basada en sus aventuras hubo varios acercamientos aislados ya desde finales de los 30...

Así es. Aunque debemos tener en cuenta que esos primeros intentos televisivos nada tenían que ver con las mega producciones que se llevan a cabo en la actualidad. Durante los primeros años de la televisión, las series eran poco más que breves obras teatro emitidas en directo. Y el primer Holmes televisivo no fue una excepción. Se trataba de una adaptación del cuento "The Three Garridebs", realizado desde unos estudios en el edificio Radio City de Nueva York. Lo emitió la NBC el 27 de noviembre de 1937 y el actor Louis Hector, que había dado voz a Sherlock Holmes en la radio, fue el encargado de interpretar al personaje. Esta primera adaptación televisiva, aunque rudimentaria, estaba hecha con mucho mimo. Había dos cámaras, nada menos, algo inusitado para la época y, aunque los decorados eran minúsculos (habían representado cinco o seis escenarios diferentes en un espacio muy pequeño), el equipo había rodado previamente una serie de escenas con Holmes y Watson viajando en un coche de caballos, y emplearon esas imágenes en los cambios de escena. Las siguientes apariciones televisivas tuvieron lugar más de una década después, con "The Adventure of the Speckled Band" (con Alan Napier como Holmes), emitida por la NBC el 25 de marzo de 1949, y que intentó ser el episodio piloto de una posible serie dedicada al detective. Por último, se produjeron un par de intentos más en 1951, con John Longden, (en "The Man Who Disappeared" emitido en marzo de 1951) y con Andrew Osborn (en "The Adventure of the Mazarin Stone", en julio de 1951), pero ninguno llegó a cuajar.

- Es lógico que corresponda a la británica BBC el honor de haber puesto en marcha la primera serie, aunque fuera breve. ¿Cómo se recibió aquella adaptación protagonizada por Alan Wheatley?

La recepción fue más tibia de lo que uno pudiera augurar, quizá por el aspecto juvenil del Sherlock Holmes de Alan Wheatley, que encantó al público más joven, pero desagradó a los lectores más convencionales del detective de Baker Street (años después sucedería lo mismo con la serie de Ronald Howard). De hecho, el propio Wheatley detestaba al personaje, al que consideraba un pedante insufrible. No obstante, y a pesar de todo, la miniserie fue un hito. Emitir seis adaptaciones de relatos canónicos de Sherlock Holmes durante seis semanas consecutivas abrió la puerta a todo lo que habría de venir después.

Ronald Howard en la adaptación de EE.UU. en 1954

- Los norteamericanos se lo tomaron más en serio muy poco después con una serie más larga ¿rodada en estudios de París?

Sí, y resulta curioso, porque el público estadounidense recibió mejor que el británico a ese nuevo Holmes tan juvenil y simpaticote que interpretaba Ronald Howard. La serie comenzó a emitirse en octubre de 1954, y se exportó a otros países, donde su éxito se consolidó. Si la miniserie de Wheatley había llegado a hacer seis episodios, esta llegó a los treinta y nueve. Aunque, tal como solía ser el estilo americano, la mayoría de las historias eran de nueva factura. Es decir, solo adaptaron siete historias del canon sherlockiano, creando guiones nuevos para los treinta y dos episodios restantes. La idea de rodar esta serie en París, aunque pueda parecer extraña, se debía sobre todo a la necesidad de reducir costes, dado que rodar en Londres les habría supuesto un gasto excesivo. París no solo era más barato por entonces; además, podían aprovechar los estudios que la cadena norteamericana compartía con otras locales, y, a la hora de rodar exteriores, podían encontrar una serie de localizaciones victorianas que la mayoría de los espectadores no serían capaces de identificar con la capital francesa.

- No quiero pasar por alto la despedida del gran Basil Rathbone como Holmes precisamente en TV aunque fuera como un episodio sin continuidad dentro de la serie "Suspense"...

Es una auténtica pena, porque ese episodio se emitió en directo y, en la actualidad, no se conserva copia alguna y eso que algunos episodios de "Suspense" han sido recuperados pues tuvieron la suerte de ser grabados en su momento... pero la pieza de Rathbone, su última interpretación como Sherlock Holmes, se ha perdido. Curiosamente, aunque el libreto adaptaba un relato, sabemos que no se trató de uno canónico, sino que adaptó uno de los pastiches autorizados escritos por Adrian Conan Doyle (el hijo del creador de Holmes) con la ayuda de John Dickson Carr. Resulta una tortura pensar que se emitió algo tan interesante y que, en la actualidad, no tengamos forma de disfrutarlo.

Douglas Wilmer y Nigel Stock en 1964

- En la década de los 50 hay varios intentos más de trasladar a Holmes a la pequeña pantalla en varios países, pero tendríamos que esperar a 1964 para hablar de una versión más digna. ¿Qué aportó aquel proyecto de la BBC?

Bueno, para empezar, aportó seriedad y calidad. Los intentos alemanes y polacos de esos años distaban mucho de resultar perfectos. Y esa primera temporada del "Sherlock Holmes" de la BBC, además de adaptar trece historias canónicas, presentó a un Watson mítico (Nigel Stock) y a un Holmes (Douglas Wilmer) que mostraba la parte más oscura y desagradable del personaje, apartándose un poco de la imagen plana de las encarnaciones anteriores. Por desgracia, la producción era un desastre, y los guiones no solían estar a la altura, por lo que el propio Wilmer se veía obligado a rescribirlos casi todos, tomando como guía los escritos de Conan Doyle. Al final de esa primera temporada acabó tan agotado que renunció al personaje.

Peter Cushing en la portada de "Radio Times" anunciando la primera serie en color sobre Holmes

- Hubo que esperar un tiempo para la segunda temporada y llegó con dos grandes novedades: el regreso de Peter Cushing al personaje y el color.

Para muchos, esa segunda temporada, estrenada tres años después de la anteriores de lo mejor que se ha emitido sobre el detective, excluyendo, claro está, a la posterior serie producida por Granada TV con Jeremy Brett. Pero son muchos los aficionados que quedaron enamorados de la interpretación de Cushing en la versión de la Hammer de "El Sabueso de los Baskerville" (que, por cierto, también fue el primer largometraje cinematográfico de Holmes a color). Cuando la BBC fichó a Cushing para que sustituyera a Wilmer en la segunda temporada, los espectadores no podían estar más felices. Cuando se dijo que mantenían a Nigel Stock como Watson, también se alegraron. Pero cuando se emitió el primer episodio y resultó que era a todo color, la satisfacción fue completa. Por desgracia, los problemas de guion y producción seguían estando ahí, y el pobre Cushing hubo de hacer frente a los mismos problemas que tanto habían desgastado a Wilmer en la anterior temporada.

Patrick Macnee y Roger Moore en la película para la NBC de 1976 "Sherlock Holmes en Nueva York"

- Durante los 70 hubo un sinfín de adaptaciones en forma de TV Movies, la mayoría protagonizadas por grandes actores de Hollywood en horas bajas. El atractivo de Holmes para un actor es evidente pero... ¿estaban todos a la altura?

Bueno, esto es, claro está, un tema personal de los gustos de cada cual. Lo que sí podemos decir es que, en todos los casos, los intérpretes, como tales, llevaron a cabo un trabajo actoral digno y competente. Pero no todos tenían la presencia adecuada para Sherlock Holmes. Stewart Granger, por ejemplo, además de bastante grueso a esas alturas, tenía el pelo completamente blanco a sus 59 años y no daba el papel. El Holmes de Leonard Nimoy fue más un gag que un episodio holmesiano propiamente dicho. Y el de Roger Moore es, seguramente, el que más vergüenza ajena da en la actualidad. Sin duda, su telefilme "Sherlock Holmes in New York" de 1976 es, con mucho, el que ha envejecido peor.

- Es muy interesante descubrir en tu libro que, amén de alemanes e italianos, los rusos han tenido siempre un especial apego a los caracteres creados por Doyle...

Sí, siempre. Desde la época del teatro y, después, con la aparición del cine mudo, Sherlock Holmes parecía poseer algo que encandilaba a la audiencia rusa. Incluso en la actualidad han producido una serie moderna mostrando a un Holmes joven y atractivo en la Rusia de finales del S. XIX, a donde debe viajar en pos de Moriarty. No obstante, la serie más recordada de la televisión rusa acerca del detective la protagonizó Vasily Livanov y comenzó a emitirse a partir de 1980. No se trató de una serie como tal, sino de varias películas de una hora y cuarto, a razón de unas tres al año, que adaptaban (en ocasiones muy libremente) los textos canónicos de Doyle. Todo era ligeramente diferente, pero, cosa curiosa, todo funcionaba a la perfección. De algún modo, estas películas de Livanov y Vitaly Solomin (su Watson) lograron capturar a la perfección la esencia del personaje. Animo a quien no las haya visto a que las busque en Youtube. Aunque al principio resulta tremendamente extraño oír hablar en ruso a los actores (se pueden poner subtítulos al castellano, obviamente), al final no puede uno evitar meterse de lleno en los episodios.

Jeremy Brett y David Burke en la serie de la británica ITV de 1984 a 1994

- Llegamos a la joya de la corona, el Holmes de Jeremy Brett. ¿Por qué es considerada la mejor adaptación?

La serie de Brett para Granada TV (como productora y franquicia de la privada ITV) supuso un hito en su día, y no es para menos. Brett habían interpretado a Watson en el teatro (junto a un maduro Charlton Heston como Holmes) y, como intérprete teatral, se tomó extremadamente en serio al personaje. Se convirtió en él. No era solo que la serie adaptara con bastante fidelidad (casi) todo el canon sherlockiano (le faltaron muy pocos episodios para completarlo), sino que Jeremy Brett se estudió con minucioso detalle los textos de Doyle para reproducir cada pequeño gesto involuntario del personaje, cada pequeña peculiaridad, guiño o manía. Cuando uno ve un episodio de esa serie tiene la sensación de estar viendo la opción más parecida a lo original que nadie podría realizar. Esa autenticidad y ese completismo no tienen precio.

El innovador "Sherlock" protagonizado por B. Cumberbatch y M. Freeman para la BBC entre 2010-17

- Muchos consideran el "Sherlock" protagonizado por Cumberbatch y Freeman otra excelente adaptación a pesar de que son trasladados a la actualidad. ¿Cómo consiguieron sus creadores modernizar las historias sin cabrear a los fans?

Es curioso, sí, porque lo cambian absolutamente todo, pero, en esencia, todo está ahí. Y a los fans del personaje nos encantó. La clave, supongo, está en el hecho de que los showrunners Gatiss y Moffat no solo conocían a fondo al personaje y su mundo, sino que lo adoraban. Toda saga es susceptible de ser cambiada, adaptada o incluso parodiada, siempre que se todo ello se haga desde el conocimiento y el cariño. Los guionistas imaginaron cómo serían Holmes y Watson si se conocieran y comenzaran sus aventuras en pleno Siglo XXI y llevaron a cabo un verdadero encaje de bolillos para trasladar a la actualidad todo lo que era esencial en la saga literaria. Las historias están plagadas de guiños y referencias para los muy cafeteros, demostrando que Gatiss y Moffat sabían exactamente de lo que estaban hablando. De modo que los fans, al ver a esas nuevas versiones, reconocían perfectamente a los personajes, por muchos cambios sin importancia que pudieran tener. La esencia estaba allí, y de un modo respetuoso. Añade a eso la excelente interpretación y el carisma de Cumberbatch y Freeman y tendrás la pieza que faltaba para un éxito seguro.

Ilustración basada en la serie de Miyazaki

- Hay, además, decenas de series basadas en el universo holmesiano y sus personajes (algunas muy recientes) pero me gustaría destacar la versión animada dirigida (en principio) por el genial Miyazaki. ¿Crees que consiguió atraer a aquella chavalada de los ochenta a la obra original?

Sin duda, para muchos fue su primer Holmes. A mí, concretamente, me pilló ya algo crecido. Aunque adolescente, ya no tenía edad para esos dibujos. Pero, entre mi círculo de amigos sherlockianos (y pertenezco a varias de dichas asociaciones), ese Holmes perruno de Miyazaki fue su puerta de entrada al universo holmesiano. Y es muy curioso, porque esas primeras representaciones visuales que recibimos en la infancia de algunos personajes icónicos se quedan grabadas en nuestra mente para siempre. Hace pocos años, un amigo mío se leyó por fin "Los Tres Mosqueteros" de Dumas, tras mucha insistencia por mi parte. Por supuesto, le encantó, pero me dijo que, en todo momento, no podía evitar imaginarse a los personajes como "D'Artacán y los Mosqueperros" que, durante su infancia, habían sido su primer contacto con esa maravillosa saga de aventuras. No me cabe duda de que con el simpático e imaginativo Holmes de Miyazaki le sucede lo mismo a muchísima gente.

- Por último, como experto en Sherlock, ¿qué debe tener una adaptación para mantenerse fiel al espíritu Doyliano y atraer a nuevas audiencias?

A riesgo de repetir lo que comentaba cuando hablábamos del Sherlock de Cumberbatch (o de Gatiss y Moffat) resulta imperativo que el guionista (o los guionistas) conozcan a la perfección la obra original y entiendan a fondo su esencia. A partir de ahí, cualquier cambio que se puedan ver obligados a hacer, se hará con tino, conocimiento y buen gusto. Una vez resuelto eso, la clave, como sucede siempre con una nueva serie, estará en un buen guion y unos buenos intérpretes. Si la historia es buena, está bien contada, y los intérpretes poseen el carisma adecuado para conectar con la audiencia, muy mala suerte tendrá que tener la serie para no triunfar.

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