A finales de los 60 un grupo de alumnos de la Escuela Oficial de Cine (EOC) se fogueó en los estudios de TVE, eran los primeros que tenían estudios audiovisuales de los que trabajaban en la tele y querían hacer algo distinto, mucho más comprometido y artístico, más arriesgado visualmente y eligiendo obras de autores hasta entonces malditos, fueron los llamados "teleastas", el equivalente del cineasta a la pequeña pantalla. De entre ellos destacó un sevillano de precipitado final que en su corta carrera dejó algunas joyas: Claudio Guerín Hill.
Este realizador ya había llamado la atención en la Escuela y, de hecho, fue el número uno de su promoción. Como trabajo de fin de carrera dirigió un mediometraje en el que tuvo como ayudantes a Josefina Molina (Goya de Honor 2012) y Pilar Miró, por entonces su pareja sentimental.
Su ingreso en televisión era algo cantado pero no entró por la puerta grande, sus primeros proyectos fueron para la UHF (la 2), documentales de originalísima factura visual como la premiada y sorprendente "Noche en los jardines de España".
Pero Guerín empezó a ser un nombre conocido por el público gracias a sus dramáticos. Su "Ricardo III", del que ya hablamos aquí, le brindó la oportunidad de acceder a la primera división. Aquel espacio de "Teatro para siempre" se emitió en la Segunda Cadena originalmente pero el poderoso crítico del ABC (diario pionero en la información sobre televisión en nuestro país) exigió públicamente que se repusiera en la Primera para tener la difusión merecida.
A nuestro protagonista le interesaban autores como Beckett, del que dirigió una versión en soporte cine con Fernán Gómez de "La última cinta" en el 69 todavía para la 2, o Harold Pinter ("El portero"). Su creatividad no se quedaba en la elección de las obras sino en su forma de presentarlas al público. Por primera vez pidió a los escenógrafos un decorado completo, sin espacio para las cámaras. Su realización era arriesgada, sí, pero muy eficaz. Por eso un público más joven, urbanita y universitario se sintió más reflejado en sus adaptaciones.
En 1970 realizó un Hamlet con Emilio Gutiérrez Caba para "Estudio 1", ya era un profesional reputado y los productores cinematográficos comenzaron a solicitar sus servicios. Un año después se estrena "La casa de las palomas" con Ornella Mutti y Lucía Bosé y en 1973 su último e inacabado trabajo "La campana del infierno". Digo inacabado porque murió durante el rodaje de uno de los últimos planos, al precipitarse desde un falso campanario en la iglesia de Noia donde transcurría parte de la acción. La película la terminó Bardem y se estrenó con la leyenda negra del fallecimiento de su director detrás, leyenda que todavía continúa y es aprovechada con cierto sensacionalismo en algunos libros y programas de televisión.
Claudio Guerín merece una edición en DVD de sus trabajos televisivos, TVE no aprovecha su sello comercial para estas joyas, debería imitar a cadenas hermanas de países como Reino Unido o Francia.
Para más información sobre la película "La campana del infierno" podéis consultar este artículo en mi otro blog y verla completa.
Excelente reportaje. Por cierto,tiene algo que ver con el cineasta Jose Luis Guerín.
ResponderEliminarQue yo sepa no, al menos no es hijo.
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